jueves, 6 de agosto de 2009

Reflejos retardados


El 21 de octubre de 2008, el diario El País, de Madrid, publicó una entrevista de Miguel Mora con el novelista italiano Andrea Camilleri (1924) a propósito de la publicación en castellano, antes que en italiano, de La muerte de Amalia Sacerdote. Pese a que se reproducen aquí los fragmentos más pertinentes para el objeto de este blog, vale la pena copiar lo que el escritor siciliano dijo sobre el infaltable Silvio Berlusconi. "La Unión Europea no puede decir nada sobre Berlusconi –señalaba Camilleri–, porque ha sido regularmente elegido. El problema son los italianos, que lo votan. Él se limita a interceptar perfectamente el malhumor italiano, el malestar de la gente, y a iluminarlo con su habilidad de vendedor de coches de segunda mano. Los italianos se reconocen en él. Cuando un tipo es imputado tantas veces en procesos y no lo condenan nunca, porque el delito prescribe o él mismo ha cambiado la ley sobre la marcha para impedirlo, la gente piensa: 'Qué listo es, qué grande, qué pícaro'. Querrían ser igual que él. Por eso lo votan. Un hombre honesto y que casi no sabe hablar, como Prodi, no les hace ninguna gracia".

"Hay todo tipo de traductores"

–¿No es raro publicar antes en español que en italiano?

–Soy un tipo de reflejos retardados, por eso nunca logré sacarme el carné de conducir. Me di cuenta de que estaba casado cuando tuve mi primera hija; supe que era escritor al traducirme. Esto es la gran confirmación.

–Pero se han publicado artículos que dicen que las traducciones al español no reflejan su uso del dialecto siciliano.

–Es una polémica eterna, dicen que los traductores castellanos me traicionan. Ha habido dos artículos largos en el Corriere della Sera, el segundo escrito por un conocido imbécil que dice que mi prosa gana cuando se traduce, ya que es tan complicada. Yo creo que hay traductores escrupulosos y menos, eso es todo. El problema no es la traducción, sino las cuentas que el editor echa con sus autores. Si soy un escritor de grandes ventas, ¿para qué perder tiempo en cuidar el lenguaje? Cada página cuenta, hay que ir deprisa. A mí me es indiferente, no siento ni frío ni calor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario