martes, 1 de septiembre de 2009

El oficio de traducir (I)


El domingo 21 de septiembre de 1975, teniendo como marco del suplemento La Opinión Cultural, del desaparecido diario porteño La Opinión, se publicó una encuesta sobre el oficio del traductor, que respondieron los escritores Jorge Luis Borges, José Bianco y Alberto Girri, y el crítico Enrique Pezzoni. Un año más tarde esa encuesta fue recogida por la revista Sur, la cual, con motivo del dossier "Problemas de la traducción" (número 338-339, correspondiente a enero-diciembre de 1976), volvió a publicar esas respuestas. Dada la dificultad de acceder a ese material, a partir de hoy y en días sucesivos, cada una de las entradas será subida a este blog.

Respuesta de José Bianco

En literatura no conozco traducciones literales. Cuando Gérard de Nerval dice que ha traducido "literalmente" algunos fragmentos del segundo Fausto, aclara en el prólogo que ha hecho lo contrario de traducir: ha contado a su manera la acción del drama, nos ha dado su "examen análitico". A estos fragmentos Octavio Paz los llama "imitaciones" y agrega, entre paréntesis, "admirables". En cambio, al Fausto de Nerval no lo llama imitación, por admirable que sea, sino traducción. Hacia el final de su vida, a Goethe no le gustaba leer Fausto en alemán, "pero en esta traducción francesa todo actú8a de nuevo sobre mí con frescura y vivacidad" (Eckermann, Conversaciones con Goethe).

Octavio Paz dice y repite ("Literatura y literalidad", El signo y el garabato) que la traducción literal no es una traducción, que siempre, en prosa o en verso, la traducción implica una transformación del original y que esa transformación no es y no puede ser sino literaria porque utliza los dos modos de expresión a que se reducen todos los procedimientos literarios: la metonimia y la metáfora (Roman Jakobson). ¿En qué se basan los que condenan, por ejemplo, la traducción poética? Admiten que es posible traducir los significados denotativos de un texto, pero no los connotativos (Georges Mounin, Problémes théoriques de la traduction). Así, "hecha de ecos, reflejos y correspondencias entre el sonido y el sentido, la poesía es un tejido de connotaciones y, por lo tanto, sería intraducible". Octavio Paz, al oponerse a esta concepción casi unánime de la poesía, señala que la preservación de la pluralidad de sentidos es una propiedad general del lenguaje; "la poesía la acentúa pero, atenuada, se manifiesta también en el habla corriente y aun en la prosa. (Esta circunstancia confirma que la prosa, en la acepción rigurosa del término no tiene existencia real: es una exigencia ideal del pensamiento)". Más adelante Paz hace notar que el poeta, cuando escribe, no sabe cómo será su poema; el traductor, cuando traduce, sabe que su poema deberá reproducir el poema que tiene bajo los ojos. "Es una operación paralela, aunque en sentido inversoa a la creación poética. Su resultado es una reproducción original en otro poema que no es tanto su copia como su transmutación. El ideal de la traducción poética, según alguna vez la definió Valéry de manera insuperable, consiste en reproducir con medios diferentes efectos análogos".

En estos momentos da un poco de vergüenza mencionar a Borges, pero no mencionarlo da un poco de vergüenza también; parece que uno quisiera difereciarse de todos. Diré pues que, en 1932, apareció en Buenos Aires una edición de Le Cimetière Marin traducido al español por Néstor Ibarra y con un prólogo de Borges. Allí Borges, bajo la advocación de Valéry, esboza algunas de las ideas que Octavio Paz desarrollaría con tanta sutileza. Borges llega a declarar que la traducción le parece una operación del espíritu más interesante que la escritura inmediata, porque el traductor sigue un modelo visible, "no un laberinto inapreciable de proyectos difuntos o la acatada tentación momentánea de una facilidad". Se burla de la creencia normal en la inferioridad de las traducciones. "No hay un buen texto que no se afirme incondicional y seguro si lo practicamos un número suficiente de veces... Yo no sé si el informe: En un lugar de la Mancha, etcétera, es bueno para una difvinidad imparcial; sé únicamente que toda modificación es sacrílega y que no puedo concebir otra inciación del Quijote. Cervantes, creo, prescindió de esa leve superstición, y tal vez no hubiera identificado el párrafo. Nosotros, en cambio, no podemos sino repudiar cualquier divergencia. Sin embargo, invito al mero lector sudamericano –mon semblable, mon frére– a saturarse de la estrofa quinta en el texto español, hasta sentir que el verso original de Néstor Ibarra:

La pérdida en rumor de la ribera

es inaccesible, y que su imitación por Valéry:

Le changement des rives en rumeur

no acierta a devolver íntegramente todo el sabor latino. Sostener con demasiada fe lo contrario, es renegar de la ideología de Valéry por el hombre temporal que la formuló".

Néstor Ibarra tradujo estas páginas liminares de Borges, sustituyó Cervantes y el Quijote por Virgilio y la Eneida, y suprimió o mitigó en ellas algunas afirmaciones demasiado rotundas. Yo las he leído muchas veces en francés, hasta que por fin, este año, las he leído en Prólogos, libro en el cual aparecen por primera vez en español. ¿Necesito decirlo? El original español se me antoja menos terso, menos discreto y persuasivo, me recuerda menos a un determinado Borges, al Borges que prefiero, que la traducción francesa. Borges, como de costumbre, tiene razón.

José Bianco (Buenos Aires 1908-1986) fue colaborador, luego secretario y finalmente jefe de redacción de la revista Sur entre 1938 y 1961, años en que esta publicación alcanzó su mayor repercusión internacional. En 1961 entra a trabajar en la Editorial Universitaria de Buenos Aires (EUDEBA), de donde renuncia en 1967 cuando la intervención de la dictadura del general Onganía.
Su libro de relatos, La pequeña Gyaros , por el que ganó el premio Biblioteca del Jockey Club, fue publicado en 1932. En 1941 aparece Sombras suele vestir (que fue incluído en la Antología de la literatura fantástica, de Jorge Luis Borges, Silvina Ocampo y Adolfo Bioy Casares) y Las Ratas , en 1943, que fuera llevada al cine por Luis Saslavsky en 1963. Su última novela, La pérdida del reino, fue publicada en el año 1972. Ficción y Realidad , recopilación de ensayos aparecidos en Sur y otras publicaciones, aparece en 1977. Su obra ha sido traducida al italiano, francés e inglés, y publicada en los Estados Unidos, México, Venezuela, España, Suiza e Italia.
José Bianco fue, además, un notable traductor. Tradujo, entre otros autores, a Henry James, Ambrose Bierce, Jean Paul Sartre, Tom Stoppard, John Berger, Paul Valéry, T.S.Eliot, Julien Benda, Samuel Beckett y Jean Genet.

5 comentarios:

  1. Hola. ¿Tienen idea de dónde puedo conseguir ese número de Sur (número 338-339, correspondiente a enero-diciembre de 1976)? Yo sé que es difícil pero me interesa mucho. Estoy en Montevideo, pero tal vez me puedan dar alguna pista para encontrarla en alguna futura incursión a Buenos Aires. Gracias, Julia.

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  2. Hola Julia. Aunque parezca increíble (porque el número a priori está agotado), lo tienen en Villa Ocampo, que es la casa que Victoria tenía en Beccar. Es un poco lejos de Buenos Aires, pero el paseo vale la pena. Se toma el tren de la Línea Mitre en dirección a Tigre y se baja en la estación Beccar (pueden ser unos 35 minutos de la estación Retiro). Allí se cruza la vía y se toma la primera calle perpendicular a la estación luego de haber cruzado el puente aéreo. Hay que caminar unas seis cuadras, cruzar la Av. Libertador y entonces se llega a una calle sin salida que se llama Elortondo (no es chiste). Allí está la entrada a la mansión. Entiendo que sábados y domingos son días de visita. Hay una pequeña boutique y todos los números de Sur disponibles; entre ellos, el dedicado a la traducción. Ojalá estos datos te sean útiles.
    Un saludo cordial.

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  3. Ah, me olvidaba. Hasta hace una semana ese número costaba sólo $ 25

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  4. Muchas gracias, Jorge, por la respuesta tan completa. ¡No puedo creer que esté y que salga eso! Ahora me queda esperar una opotunidad de ir a Buenos Aires y con un poco de suerte que la revista siga ahí. Ya contaré en qué quedó la historia.
    De nuevo gracias y muchos saludos,
    Julia

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  5. Ojalá consigas el número en cuestión, Julia. Y si te queda tiemnpo, mucho nos gustaría recibir noticias de qué pasa con la traducción en el Uruguay.
    Cordialmente

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