viernes, 18 de marzo de 2011

¿El papel social de los traductores?

La siguiente columna de Patricia Willson, fue publicada en El Trujamán, el 5 de enero de este año.

Pregunta

Hace varios años, la Asociación Médica Argentina invitó a un prestigioso gerontólogo francés (presidente por entonces de la Asociación Internacional de Gerontología) a dar una serie de conferencias en la ciudad de Buenos Aires. Su presencia en el país debía ser socializada de algún modo: se sabe que, una vez que la celebridad cruza el Atlántico, hay que hacer rendir semejante desplazamiento. Por algún motivo, el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, o su esposa, activista política, consideraron pertinente organizarle al famoso gerontólogo una conferencia en la ciudad de Bánfield, parte del archipoblado y pauperizado Gran Buenos Aires, zona sur, para ser más precisa. 

La gran mayoría del público reunido en la carpa donde tendrá lugar la charla es gente muy humilde, principalmente mujeres; su asistencia está alentada, quizá, por el sándwich en la bandejita de plástico y la gaseosa que se reparten a la salida. Para esa alocución se había previsto la colaboración de una intérprete, entrenada en los temas afines a la especialidad del ilustre científico: mal de Alzheimer, enfermedad de Pick, utilización terapéutica de fosfolípidos… Mientras en la traducción consecutiva francés > castellano se van desgranando estos temas, la intérprete advierte la perplejidad ausente del auditorio. Al final de la alocución, en el tiempo de «debate abierto», las preguntas del público le llegan a la intérprete en pequeños papeles arrugados, escritos en letra apenas legible. Una de ellas sale violentamente de la órbita esperable de indagación y dispara: «¿Cómo hago para no tener más hijos?». La intérprete no lee la pregunta en voz alta ni la transmite al conferenciante; se guarda el papelito en el bolsillo y piensa de qué modo puede resolver, en un aparte, esa situación de (in)comunicación.

La censura de una consulta fuera de lugar y la comprensión misma de ese «fuera de lugar», ponen en la pista de cuestiones éticas y deontológicas específicas en estos casos, diferentes de las que podrían aplicarse en otros modos de interpretación y de traducción. ¿Qué saberes del intérprete moviliza esta pregunta? Ante todo, un saber social, que contradice la idea de que en la situación de interpretación hay una comunidad de temas entre el expositor y el público. Lo que se ha producido es un desplazamiento entre la conferencia de especialidad y la interpretación comunitaria, en la cual el intérprete cumple un rol social. En este caso, el desfase entre el escenario montado y las expectativas del público es de tales proporciones que ningún mediador podría suturar la brecha. La pregunta-demanda queda, lamentablemente, sin respuesta.

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