miércoles, 21 de diciembre de 2011

Espejitos de colores

El valor agregado es la estrategia que hasta el momento están adoptando las empresas discográficas para combatir las bajadas de música digital, tanto legar como pirata. Bonus tracks, remasterizaciones, libros ad hoc y todo recurso que uno pueda imaginarse termina confluyendo en ediciones “de luxe” que, al cabo de un tiempo, comienzan a valer casi lo mismo que las antiguas, todavía disponibles en el mercado.

Aparentemente, el valor agregado es también la estrategia que eligen las empresas editoriales para competir con los e-books. Sin embargo, dada la noticia que se reproduce a continuación, originariamente publicada por Julie Bosman en el New York Times y ahora reproducida en castellano por Ñ, por el momento a los diseñadores del hemisferio norte parece faltarles imaginación… salvo que los que lectores a quienes están destinados esos libros sean unos tarados que sólo se interesen en el dorado de las sobrecubiertas.

En una era de e­books,
vuelve el gusto por las tapas doradas reales

A pesar de que cada vez son más los lectores que optan por la comodidad de los libros electrónicos, las editoriales instrumentan una reorganización de los tradicionales libros impresos.

Muchas nuevas ediciones tienen elementos de diseño que antes estaban reservados para ocasiones especiales: bordes rústicos, guardas a color, papel de alta calidad y exquisitas sobrecubiertas que renuevan el aspecto creativo de la producción de libros.

Si los libros electrónicos pasan por la comodidad y la rapidez, razonan las editoriales, los libros impresos deben relacionarse con la belleza y el placer de su posesión, no sólo de su lectura.

"Cuando la gente hace libros bellos, éstos se destacan", dijo Robert S. Miller, editor de Workman Publishing. "Es como mandar una nota de agradecimiento escrita en un buen papel cuando estamos en una era de correspondencia por email".

La esperada novela de 925 páginas de Haruki Murakami, 1Q84, llegó a las librerías en octubre envuelta en una cubierta translúcida a través de la cual se ve la fascinante mirada de una joven.

Una nueva novela de Stephen King sobre el asesinato de Kennedy, 11/22/63, tiene una cubierta y, algo que no es habitual en la ficción, fotografías.

La tapa de las memorias de JayZ, Decoded, presenta un Rorschach dorado.

En marzo, la tapa de The Song of Achilles, de Madeline Miller, tendrá un casco en relieve con perforaciones, grietas y textura, lo que le dará un efecto 3D.

Algunas ediciones pueden tener precios más altos, como los 35 dólares de una nueva traducción de La Ilíada (al inglés) de Stephen Mitchell, que tiene un señalador de seda roja y papel extragrueso. La edición más barata de Decoded cuesta 25 dólares.

En los últimos años, las editoriales han tenido una actitud austera, pero está cambiando, dijo Julie Grau, vicepresidenta y editora de Spiegel & Grau, que forma parte de Random House.

"Estamos repensando el valor de efectos especiales y pautas de producción más sofisticadas en algunos casos", señaló Grau. "En ciertos casos, ahora crear un objeto más bello es una garantía de éxito".

La estrategia es aumentar el valor de los libros impresos y crear un mercado saludable y diverso que comprenda librerías tradicionales y no esté dominado por Amazon y los libros electrónicos.

En la librería Changing Hands de Tempe, Arizona, una vidriera de ediciones especiales de clásicos de Penguin comprende un cartel que reza: "Esta Navidad, regale belleza clásica".

Hay indicios de que una tapa de diseño exquisito puede mantener altas las ventas de libros impresos y competir con ventaja con los libros electrónicos. En el caso de 1Q84, se vendieron 95.000 ejemplares impresos y 28.000 electrónicos, lo que constituye una inversión del típico patrón de ventas de nueva ficción en Knopf.

En octubre, el novelista británico Julian Barnes instó a las editoriales a no descuidar la estética cuando aceptó el premio Man Booker por The Sense of an Ending.

"Quienes hayan visto mi libro, independientemente de lo que piensen del contenido, probablemente coincidirán en que es un objeto bello", dijo Barnes al público.

"Para que el libro impreso resista el desafío del libro electrónico, debe tener un aspecto que incite a comprarlo y a conservarlo".

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