lunes, 22 de abril de 2013

Random House muy cerca de convertirse en la anfisbema, ese monstruo que se muerde la cola


Tal como se anticipara en este blog (ver entrada del 15 de septiembre de 2012), Santillana se desprende de sus sellos literarios y permite a Random House quedarse con la mayor parte del mercado mundial de libros en castellano. La noticia fue confirmada por El Confidencial, periódico on line español, el 18 de abril pasado. ¿Qué hará Planeta? Afortundamente, no nos importa.

 

Santillana vende Alfaguara

y sus sellos literarios a Random House


Santillana, la joya de la corona del Grupo Prisa, ha vendido su negocio literario a Random House, el gigante editorial propiedad de Bertelsmann. La editora de El País, cuya deuda roza los 3.100 millones y afronta en apenas meses inmanejables vencimientos con la banca, conservará la división educativa, infantil y juvenil de la firma, la más rentable. La operación abre el acceso definitivo del grupo alemán a los mercados hispanohablantes en crecimiento en Latinoamérica, después de que en noviembre ya adquiriera Mondadori. El resultado más atractivo del acuerdo es la creación de una de las carteras de autores más completas del panorama editorial de ficción actual. 

El marchamo de Mondadori ha sido la literatura norteamericana contemporánea, el de Santillana la marca iberoamericana. Y entre ambos mundos, Arturo Pérez-Reverte. La fusión de dos editoriales como Mondadori y Alfaguara concentraría en el mismo sello una escuadra indestructible con firmas como Chuck Palahniuk, Don Winslow, Philip Roth, Cormac McCarthy, Salman Rushdie, Junot Díaz, Coetzee, Michael Chabon, David Vann, David Foster Wallace, V. S. Naipul, Bret Easton Ellis, Javier Cercas o Dave Eggers, a las que se suman –como dos mundos irreconciliables– José Saramago, Mario Vargas Llosa, Javier Marías, Julio Llamazares, Luis Mateo Díez, Santiago Roncagliolo, Manuel Rivas, Laura Restrepo o Juan Gabriel Vásquez, entre tantos otros. Algunos de ellos estarán presentes en la próxima celebración del Sant Jordi catalán, el día 23.

Los dos sellos literarios que se fusionan tienen autores con pegada en las librerías, incluso en estos días, y se complementan en el criterio y la identidad que los definen. El principal interés de la firma del acuerdo es la unión de los catálogos de autores superventas, que dejaría en una posición muy difícil a Planeta, la única competencia de la nueva gran editorial ante este nuevo panorama. La fusión creará un sello redondo. Pero no es el único que concentrará tanta materia prima de primera calidad: Taurus, Aguilar y Suma serán hermanas de Plaza y Janés, Grijalbo, Debate o Lumen, entre otros.     

Alfaguara tiene los nombres y el prestigio de un mercado tan vasto como el latinoamericano y Mondadori el músculo del grupo editorial más poderoso del mundo. La marca de ambas editoriales se fundirá, probablemente, en una tercera, porque Mondadori como marca está destinada a desaparecer después de que Bertelsmann adquiriera en nombre de Random House la participación de Mondadori. Sin embargo, la implantación de Alfaguara (creada por Camilo José Cela, en 1964) es mayor y su red de ventas, mejor.

Latinomérica en el horizonte
Santillana es un activo premium para Prisa. No en vano, la división de educación generó una facturación de 733,65 millones en 2012, lo que supone un 28% del total del grupo. El beneficio bruto de explotación (ebitda) alcanzó los 184,2 millones, un apreciable incremento del 8,2% en plena crisis económica gracias al tirón de países como México, Argentina o Perú. Una evolución que explica que la editorial haya sido en los últimos años uno de los activos más codiciados del grupo, cuya deuda roza los 3.100 millones de euros. Y también que sus gestores se hayan resistido siempre a la venta para no reducir el perímetro de la compañía y limitar su presencia estratégica en el continente americano. 

Como publicó El Confidencial, la editora de El País ya rechazó en 2009 una oferta del Grupo Pearson para adqurir el 100% de la división. Tras el verano de 2011, la propuesta llegó de la firma de capital de riesgo Providence Equity, fondo que gestionaba un capital de 23.000 millones y estaba dispuesto a desembolsar más de 2.000 millones por la empresa. “La filosofía de todo el plan de refinanciación se basa en mantener la estructura del grupo”, explicó entonces Prisa para justificar su negativa. Juan Luis Cebrián sólo aceptó la venta de una participación minoritaria del 25% al fondo DLJ South American Partners, que pagó 280 millones en abril de 2010 y recibe cada año un dividendo preferente. Una concesión de mínimos ante las presiones de la banca.

Las estrecheces económicas vuelven a acuciar ahora a la compañía de los Polanco, que en marzo de 2014 afronta el vencimiento del llamado crédito sindicado, firmado en junio de 2007 con 39 entidades financieras y por el que Prisa aún debe abonar 1.280 millones de euros. En tanto las cuentas de la empresa convierten el abono de esa cantidad en una quimera, la sociedad está abocada a una nueva refinanciación –y poner de nuevo a prueba la paciencia de los bancos- o a la venta de activos. Pese a que la opción de Canal+ es la preferida por la casa, la falta de buenas ofertas por la plataforma de pago parece forzarle a ofertar activos puntuales, hoja de ruta en la que encajarían las desinversiones en Santillana.

Los problemas continúan
Dicho esto, los problemas no acaban con el crédito sindicado. Y es que a renglón seguido Prisa tendrá que afrontar su segundo agujero, el llamado préstamo puente. Se trata de un compromiso suscrito a finales de 2007 para afrontar la OPA por el 100% de Sogecable y que aún la obliga a desembolsar 1.340 millones adicionales. Todo un tour de force financiero que, según diferentes servicios de estudios, hace la situación insostenible. “Considerando que la compañía cerró 2012 con una liquidez de 113 millones de euros y el importe real de los vencimientos, creemos que la proximidad de las fechas deja muy poco espacio de maniobra a la empresa en sus negociaciones con la banca”, exponía el Santander.

El propio presidente ejecutivo, Juan Luis Cebrián (foto), ya admitía durante la Junta General de Accionistas de la compañía celebrada a mediados de 2012 que todos los activos de la firma estaban en venta. “Tenemos a punto un análisis sobre los eventuales precios y condiciones fiscales, así como los potenciales compradores, que podrían justificar la venta de cualquiera de nuestros activos”, aseguró, recordando que las anteriores inyecciones de capital en la empresa ya fueron acompañadas de desinversiones. “Aunque la coyuntura económica no es la mejor para encontrar los precios adecuados, llevaremos a cabo operaciones de este género en el menor plazo posible (…) Estamos negociando desprendernos de actividades de considerable tamaño”, remató. Todo un aviso a navegantes.

1 comentario: