miércoles, 31 de julio de 2013
El «desafío» austral (I)
Doctor
en Filología Inglesa por la
Universidad de
Granada (1983) y M.A. en Enseñanza de Inglés como Lengua Extranjera, por la New York University (1985), Juan Jesús Zaro es catedrático en el Departamento de Traducción e
Interpretación de la Universidad de Málaga. Autor de varios libros, entre los que
destaca uno dedicado a las traducciones de William Shakespeare, ha publicado
recientemente el texto que se reproduce a continuación, incluido como Capítulo
4 del libro Traducción,
política(s), conflictos: legados y retos para la era del multiculturalismo (Granada:
Comares, 2013). de M. C. C. Vidal
Claramonte y M. R. Martín Ruano (eds.). Dadas sus dimensiones, se ofrecerá en
este blog a lo largo de varios días. Esta primera parte pone el acento
fundamentalmente en algunas traducciones latinoamericanas de Shakespeare.
Entendemos que, dada la naturaleza de muchas de las afirmaciones vertidas en
este artículo –detrás de las cuales se adivinan relecturas e
interpretaciones sobre lo que han dicho pública y privadamente muchos de los
frecuentes colaboradores de este blog– habrá mucho para discutir.
El «desafío» austral: las relaciones
entre
las industrias traductoras argentina y
española
Este trabajo está basado en
los sucesivos viajes que he llevado a cabo a la República Argentina
durante los últimos 10 años, en las conversaciones que he entablado a lo largo
de todos estos años con amigos y colegas argentinos traductores, profesores y
especialistas en traducción (sobre todo literaria o ensayística; no me voy a referir
a otros tipos de traducción), y en el seguimiento que procuro hacer a los
medios de comunicación argentinos desde
España.
Parto de la constatación de
que la Argentina
es hoy el cuarto país del mundo con el castellano como lengua oficial en número
de hispanohablantes, a muy poca distancia de España, que actualmente es el
tercero después de México y Colombia. Parto también de la evidencia de que la República Argentina
es un país con una tradición traductora que se remonta al final del siglo XIX (1) y que,
con momentos de esplendor y declive, se ha mantenido hasta la actualidad. Esta tradición
la diferencia en gran medida de México y, sobre todo, de Colombia, los otros
dos grandes países hispanohablantes, y por supuesto de la población
hispanohablante de los Estados Unidos de América, y sin embargo la acerca a
España de una manera muy concreta. Podría decirse, sin temor a equivocarnos mucho,
que España y Argentina son hoy los dos únicos países del hemisferio hispano que
poseen una industria traductora sólida, activa y arraigada en sus respectivas
sociedades.
Una industria de la
traducción en la que, en sucesivos períodos históricos, a uno y otro lado del
Atlántico, han participado conjuntamente traductores argentinos y españoles. Y
una industria, también, como veremos, cuya lengua de traducción ha sido puesta
en cuestión, con mayores o menores matices, en el otro país receptor, esto es,
la argentina en España y la española en Argentina.
Pero también estas dos
industrias de la traducción se han ido desarrollando de manera separada: las
dos han ocupado posiciones de supremacía en épocas concretas, al igual que posiciones
secundarias dentro del extenso universo hispanohablante. Hay que resaltar la
singularidad de este hecho, que no tiene parangón en ninguna de las lenguas
occidentales importantes que conocemos. En el caso del portugués, las dos
principales variedades, la brasileña y la peninsular, se «armonizaron» por
decreto en 2008, viéndose obligado Portugal, que fue el país que más perdió en
la unificación, a aceptar un 1,5% de palabras brasileñas. Y, hoy en día, cuando
el período de transición llegó a su fin aparentemente el portugués utiliza para
traducir un único código escrito, las cosas no parecen funcionar del todo bien.
La serie «Harry Potter», por ejemplo, ha tenido dos versiones, una brasileña y
una peninsular. En el caso del inglés, una lengua que traduce muy poco, no
existe rivalidad entre las pequeñas industrias traductoras del Reino Unido y de
los Estados Unidos, que parecen complementarse casi perfectamente.
Según mi experiencia, los
británicos suelen leer traducciones hechas en su país, mientras que los escasos
norteamericanos que leen traducciones, que son una minoría intelectual, no sólo
no ponen objeciones a leer inglés británico sino que valoran este hecho como un
atractivo adicional que las hace más interesantes. En el del francés, la supremacía
de la industria traductora de Francia sobre los demás países francófonos parece
asegurada para mucho tiempo. Es verdad que territorios francófonos como Québec
han reivindicado, a veces de manera exigente y combativa, un espacio propio en
el mundo de la traducción hacia el francés; lo cierto es que, en términos de
población y de influencia cultural, la traducción en Québec no puede, al menos
de momento,competir con la de la metrópoli.
Pero anticipemos aquí,
brevemente, (y volveremos a ello después) que, a diferencia de Francia o de
Reino Unido, España, por razones históricas, no goza como antigua potencia
colonial en los países hispanoamericanos del mismo prestigio cultural que estos
dos países europeos en Québec o Estados Unidos respectivamente.
Para ilustrar lo que está
sucediendo en estos momentos en el ámbito de la lengua castellana y de la
traducción en Argentina, voy a utilizar cuatro noticias recientes. Una, la
primera, es una novedad bibliográfica, mientras que las otras tienen un
carácter heterogéneo pero nos van a ayudar a percibir el estado de la cuestión.
La primera está relacionada con una nueva traducción de Shakespeare aparecida
recientemente en la
Argentina.
Durante muchos años, la
rica tradición traductora de Shakespeare en Latinoamérica, y en concreto en
algunos países como México, Chile, Uruguay, Costa Rica y, por supuesto,
Argentina, ha sido, y sigue siendo, prácticamente invisible en España. Estas
traducciones, o no eran distribuidas en las librerías españolas, o lo eran en
cantidades mínimas que pasaban prácticamente desapercibidas. En México destacan
por ejemplo las traducciones de la profesora María Enriqueta González Padilla,
publicadas por la
Universidad Nacional Autónoma. En Uruguay, país con una rica
y refinada tradición teatral, merece la pena destacar, entre otras, la
traducción de Twelfth Night (Noche de Reyes) del conocido intelectual y
profesor Emir Rodríguez Monegal, así como las muy notables, más recientes, de
Idea Vilariño, publicadas por Losada. En Chile, además de traducciones menos
conocidas, podemos citar Romeo y
Julieta de Pablo Neruda o Lear Rey & Mendigo de Nicanor Parra, sólo publicada en España
tras la concesión del premio Cervantes de 2011 al escritor chileno (2).
Otros intentos recientes y
loables de popularizar traducciones de Shakespeare realizadas desde
Latinoamérica, como la colección de la editorial panamericana Norma titulada
«Shakespeare por escritores», dirigida por el conocido traductor argentino
Marcelo Cohen, que ha publicado más de veinte obras, tampoco han sido
distribuidas en España, a pesar de encontrarse entre ellas traducciones tan
meritorias e interesantes como Hamlet
del español exiliado en México Tomás Segovia, Macbeth del chileno Armando Roa, Cimbelino del argentino César Aira o la selección de Sonetos traducidos por el colombiano
William Ospina, al lado de otras, a mi juicio menos conseguidas.
La originalidad de este
proyecto estriba en que pretende utilizar precisamente un castellano «neutro» o
«general», alejado de una excesiva literalidad y tan sólo salpicado de matices
dialectales correspondientes a los distintos países de la América hispana de los que
proceden los traductores. Un español «híbrido», «compromiso entre el español
clásico y formas clásicas del respectivo idioma local» (Pomeraniec 1999). Quizá
un ejemplo señero sea la traducción de Omar Pérez de As You Like it titulada Como les guste (1999). Esta traducción
incluye, además de la tercera persona del plural en el título, palabras
americanas como «nomás» (p. 103), «entremetido» (p. 83), «sabrosura» (p. 75),
«papaya» (p. 60 por «vaina de guisantes») o «guisaso» (palabra cubana por
«arbusto», p. 42). Estas palabras no dejan de constituir una anécdota en medio
de una notable traducción que no se aleja, por lo demás, de utilizar un
castellano perfectamente comprensible a este lado del Atlántico.
Volviendo a la Argentina , las primeras
traducciones de Shakespeare se remontan a finales del siglo xix. Como en el
caso de España, Shakespeare se populariza en el país en gran medida a través de
las óperas representadas por compañías italianas cuyos libretos se basan en
obras de Shakespeare. Son dignas de mención las traducciones de Mariano de
Vedía y Mitre (Sonetos y Venus y Adonis), Miguel Cané (Enrique IV), y Patricio Canto (Hamlet) y, mucho más recientemente, las
de los traductores Rolando Costa Picazo, publicadas por la editorial Colihue;
las de Pablo Ingberg, Cristina Piña y Delia Pasini, publicadas por Losada, y
las de Miguel Ángel Montezanti, al que volveré más adelante. Y es precisamente
en Argentina donde encontramos traducciones más «rupturistas» con respecto a la
norma escrita del castellano «peninsular» (3). La primera muestra escrita de
esta tendencia en la historia de las traducciones de Shakespeare en Argentina
parece ser, a falta de más datos, la de Hamlet
efectuada por el crítico y escritor Rafael Squirru en 1976, si bien es
muy posible que, en el marco general de las obras teatrales y de las traducciones
no publicadas y destinadas directamente a la escena, como lo era ésta, esta
ruptura venga produciéndose desde hace mucho más tiempo (4).
Reproducimos a continuación
el comienzo de la obra:
Bernardo: ¿Quién va?
Francisco: No, contestame a mí; alto y descubrite.
Bernardo: ¡Viva el Rey!
Francisco: ¿Bernardo?
Bernardo: Soy yo.
Francisco: Llegás muy puntualmente a tu hora.
Bernardo: Acaban de dar las doce; andá a dormir, Francisco.
Francisco: Muchas gracias por este relevo; hace un frío cruel y me siento
deprimido.
Bernardo: ¿Has tenido una guardia tranquila?
Francisco: Ni un ratón se ha movido.
Bernardo: Bien, buenas noches. Si te encontrás con Horacio y Marcelo, mis
compañeros
de guardia, deciles que se apuren.
Francisco: Me parece oírlos. ¡Alto! ¡Eh! ¿Quién va?
Esta traducción, que está
destinada a la escena y de hecho fue representada en su momento, emplea la
variedad oral del castellano empleada en Argentina y Uruguay y conocida como
«rioplatense», pero únicamente en el empleo del pronombre «vos» y de verbos
compatibles con él. Hago aquí un pequeño inciso para hablar de esta
característica.
Hasta bien entrada la
década de los 70, el voseo era considerado todavía una desviación de la
correcta dicción del castellano y, de hecho, la Academia Argentina
de Letras no recomendó su empleo de forma regular hasta 1982 (Ramírez Gelbes
2011:566). Américo Castro (1971: 122) señaló que el «voseo» surgió en la Argentina de la época
del tirano Rosas, época en la que «Buenos Aires fue dominado por la más baja canalla
y por asesinos de toda clase; se olvidaron las maneras finas y educadas y se arraigaron
formas plebeyas de hablar que duran hasta hoy («vos tenés», «vos sos», etc.)».
La irrupción y legitimación del voseo y de sus formas verbales en la lengua escrita
comenzó por la publicidad, donde hoy es la norma. Se trata, por tanto, de un fenómeno
relativamente reciente, que da idea de un aspecto quizá poco considerado en
España: la drástica separación entre lengua hablada y escrita que lleva
aplicando el castellano argentino, en mayor o menor grado, prácticamente desde
la independencia del país.
En la «Introducción» (p.
13), Squirru no hace la menor alusión a este hecho y sin embargo reconoce
explícitamente su deuda con la versión de Hamlet
del polígrafo español Luis Astrana Marín con las siguientes palabras:
Esta traducción ha utilizado como referencia permanente la de Luis Astrana
Marín, editadapor Aguilar, Madrid, 1949, en su novena edición. Si bien es
cierto que esta traducción resulta un tanto anacrónica y de un castellano que
mal se adapta al oído latinoamericano que yo he procurado servir, también es
cierto que en su literalidad resulta un valioso documento de referencia. Cuando
Astrana coincide con exactitud en un vocablo, no he buscado uno diferente para
ser distinto, sino que he aceptado su palabra y su giro.
Es difícil encontrar el
voseo en otras traducciones de obras teatrales publicadas en Argentina en
fechas cercanas al texto de Squirru, ni siquiera en las traducciones de «Norma»
hechas por traductores argentinos (como la de Cimbelino de César Aira).
Sin embargo, la
publicación, el año pasado, de una nueva traducción del traductor y profesor
argentino Miguel Ángel Montezanti de los Sonetos
de Shakespeare titulada Sólo vos sos vos
ha puesto de relieve de nuevo este asunto. Se trata de otra traducción al castellano «rioplatense»
en versos endecasílabos largamente anunciada, si bien, en esta ocasión, estamos
ante un texto cuyo fin principal es la lectura, y de ahí su novedad.
Montezanti es ya autor de
otra traducción de los Sonetos
publicada por la
Universidad Nacional de La Plata en 1987 y editada de nuevo en 2003 (Buenos
Aires: Longseller) realizada según «cánones más ortodoxos», según él mismo
refiere en el prólogo del libro recién publicado. Es decir, ajustada a la norma
literaria «peninsular», sin apartarse de la tradición que han seguido hasta
ahora la mayoría de los traductores argentinos de Shakespeare (por ejemplo,
Vedía y Mitre o Jofré en los Sonetos y los ya mencionados Cané, Ingberg o Costa
Picazo en las obras dramáticas).
No resulta frecuente que un
mismo traductor produzca dos versiones tan distintas de una misma obra. En
esta, a diferencia de la anterior, Montezanti recurre también al voseo y a las
conjugaciones verbales que implica su uso. Pero no es el único elemento de la
variedad rioplatense que se incluye ni, probablemente, el más importante: entre
otros procedimientos utilizados se encuentran el empleo deliberado de
monosílabos, pronombres pleonásticos, dativos éticos, diminutivos y un gran
número de términos y frases coloquiales. Reproduzco aquí, a título de ejemplo,
la traducción del Soneto 14:
No saco mi saber de las
estrellas
aunque un poquito sé de
astronomía:
no es anunciar la buena o
mala estrella
ni plagas ni mudanzas ni
sequías.
No me le atrevo a profecía
alguna
marcando a cada cual su
trueno o hielo
ni a los príncipes canto la
fortuna
por una asidua observación
del cielo.
Son tus ojos más bien los
que me apuntan
y veo en esos astros tal
constancia
que belleza y verdad
triunfarán juntas
si prestás atención a tu
abundancia
O bien te pronostico, y vos
fijáte,
tu muerte es de las dos fin
y remate.
Montezanti justifica
teóricamente su modo de proceder amparándose en el concepto de «parodia» o
«auto-parodia» que ha guiado algunas traducciones de los Sonetos a otras lenguas; por cierto, ninguna de ellas, que sepamos,
al castellano. Quizá sea una justificación innecesaria, válida exclusivamente
desde el punto de vista universitario y académico. He podido comprobar
personalmente la cálida acogida que el público argentino ha dispensado a esta
versión de los Sonetos (5). Es posible
que, desde España, consideremos esta traducción ante todo como un experimento,
audaz e inédito (no olvidemos aquí la tradicional renuencia del castellano
escrito, a ambos lados del Atlántico, a reproducir el castellano hablado), pero
lo cierto es que en Argentina adquiere otros matices que, desde este lado del
Atlántico, no podemos pasar por alto: allí se subraya el carácter híbrido,
cercano, entrañable y doblemente irreverente del texto, que cuestiona tanto la
supuesta intangibilidad de los versos de Shakespeare como la de la norma
escrita procedente de España. Con decisiones como la de Squirru o la de
Montezanti, el coloquial «voseo» se convierte así en elemento clave de una lengua
literaria «transculturada», siguiendo el conocido concepto del uruguayo Ángel Rama,
a la que Montezanti legitima al utilizarla en la traducción de una obra de un escritor
del prestigio de Shakespeare. Según Rama (1983: 42), esto ya había sucedido antes
en la literatura de creación. El factor lingüístico, junto con la estructuración
literaria y la cosmovisión constituirían los tres elementos que caracterizan a
la moderna novela sudamericana en castellano y la separan definitivamente del
modelo peninsular:
(Esta transculturación) es visible en uno de los mejores exponentes
del cosmopolitismo literario, en el Julio Cortázar que unifica el habla de todos los
personajes de Rayuela, sean argentinos
o extranjeros, mediante el uso de la lengua hablada de Buenos Aires.
La traducción de Montezanti
es, además, una «retraducción activa» (Pym 1998: 82), al haber surgido en
contraposición a otras traducciones del mismo texto contemporáneas o cercanas
en el tiempo, como las muy recientes de Christian Law Palacín o Andrés
Ehrenhaus, ambas publicadas en 2009, pero, sobre todo, a su anterior versión de
1987. El propio traductor ha calificado su nueva versión como «una señal de madurez» (6), frase que
podría parafrasearse diciendo que se trata de una muestra inédita de confianza en las
posibilidades de la variedad rioplatense. Es verdad que esta traducciónpodría compararse, evidentemente con muchos matices, a la que en 1978, Michel Garneau
hizo de Macbeth al quebequés,
ampliamente citada en la literatura de los estudios de traducción, con la
salvedad de que, en este caso, el recurso a la variedad lingüística local fue
uno de los elementos que utilizó el traductor canadiense para «tradaptar» la
obra e inscribirla en la agenda nacionalista de este territorio francófono.
NOTAS
(1) Con destacados nombres como Leopoldo Lugones o Baldomero Sanín Cano, además de los traductores de Shakespeare del siglo xix citados más adelante.
(2) En N. Parra, Obras completas. Barcelona: Círculo de lectores, 2011.
(3) Aunque no es una denominación afortunada, la utilizo aquí por ser aquella que, por lo general, se utiliza para designar a la variedad lingüística española del castellano en Argentina.
(4) Algunos traductores argentinos han expresado abiertamente su oposición a este modo de traducir. Por poner un ejemplo, Mirta Rosenberg y Daniel Samoilovich (2000: 12-13) dicen en el prólogo a su traducción de The History of Henry the Fourth (part 1): «La voluntad de no presentar un Shakespeare arcaizante, ni banalmente modernizado, ni naturalísticamente coloquial, ni artificioso cuando a menudo es asombrosamente directo, ni absurdamente virado a un lenguaje local rioplatense (…): todas esas exigencias sumadaspodrían paralizar a cualquier traductor.»
(5) Véase, por ejemplo, la reseña de Solo vos sos vos de Dolores Gil aparecida en Ñ. Revista de Cultura el 26/03/12: http://www.revistaenie.clarin.com/literatura/resenas/William-ShakespeareSolo-vos-sosvos_0_670733112.html.
(6) Ver
http://www.ustream.tv/recorded/15421623, minuto 12.
martes, 30 de julio de 2013
Dos traductoras traducen conjuntamente literatura brasileña, vienen y lo cuentan
Teresa Arijón y Bárbara Belloc estuvieron en el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires y contaron cómo es traducir a cuatro manos. Quien desee ver y escuchar lo que se dijo puede recurrir a este link:
http://www.ustream.tv/recorded/36573417
http://www.ustream.tv/recorded/36573417
Teresa Arijón (Buenos Aires, 1960) publicó, entre otros, Teoría y práctica de la tragedia (con Manuel Hermelo, 2012), Óstraca (2011), Os (2009), El perro continuo (con MH, 2007), Poemas y animales sueltos (2005), Orang-utans (con Bárbara Belloc, 2000),Teoría del cielo (con Arturo Carrera, 1992). Con Bárbara Belloc, las traducciones del portugués: El método documental, de Ana Cristina Cesar (2013), El collar del perro y Los prisioneros, de Rubem Fonseca (2013), Cerca del corazón salvaje, Felicidad clandestina,Dónde estuviste de noche y La manzana en lo oscuro, de Clarice Lispector (2012), Los Malaquias, de Andréa del Fuego (2012),MedianocheMediodía. 53 poemas, de Ana Cristina Cesar (2012), Cerca del corazón salvaje y Felicidad clandestina, de Clarice Lispector (2011), y Hélio Oiticica. Qual é o parangolé?, de Waly Salomão (2009). También coordinó y tradujo gran parte de Puentes-Pontes (2003), primera antología bilingüe de poesía argentina y brasileña contemporánea. Algunas traducciones del inglés: Un cuarto propio (Virginia Woolf, 2013),Jugador (Alexander Baron, 2011),La muerte de la polilla y otros ensayos (Virginia Woolf, 2011),Roxana (Daniel Defoe, 2009).
Bárbara Belloc (Buenos Aires, 1968) publicó ocho libros de
poesía, entre ellos Andinista
(2009), Espantasuegras (2005), Orang-utans (con Teresa Arijón y
traducción al inglés de Hillary Gardner; 2000) e Ira (1999), Ambición de
las flores (1997), y las traducciones del portugués, con T. Arijón, de
El método documental, de Ana Cristina
Cesar (2013), El collar del perro y Los prisioneros, de Rubem Fonseca
(2013), Cerca del corazón salvaje, Felicidad clandestina, Dónde estuviste de noche y La manzana en lo oscuro, de Clarice
Lispector (2012), Los Malaquias,
de Andréa del Fuego (2012), Medianoche
Mediodía. 53 poemas, de Ana Cristina Cesar (2012), y Hélio Oiticica.Qual é o parangolé?, de Waly Salomão (2009). Por su
parte, ha publicado traducciones de lírica griega clásica y poesía
estadounidense contemporánea en libros y revistas
Fotos: Javier Cánepa
lunes, 29 de julio de 2013
La palabra "tesina" es fea, pero la solicitud es válida
Estimados traductores:
Mi nombre es Noelia Baccaro. Soy Traductora Científico-Técnica y Literaria, y actualmente estoy cursando el último año de la carrera de Traductor Público de Inglés en la Universidad de Morón.
Estoy trabajando en mi tesina, en la cual decidí abordar el tema de la traducción literaria en América Latina en general, en Argentina y en España; y el uso del español neutro en estas distintas regiones. De más está decir que todos los artículos publicados en el blog del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires sobre el tema han resultado un gran material de referencia para mi investigación.
El objeto de este correo electrónico es solicitar, de ser posible, que se publique en el blog del CTLBA una copia de este mismo correo o un enlace al blog que yo creé para volcar la recolección de datos de mi tesina. En la columna derecha del mismo hay una encuesta dirigida a traductores literarios; puede completarse en la misma página sin redireccionar en menos de cinco minutos. Los datos que pueda recolectar de dicha encuesta son fundamentales para el avance de mi investigación
.
El enlace a mi blog es el siguiente:
http:// tesinaum2013.blogspot.com.ar/
http://
Desde ya, agradezco muchísimo toda la ayuda que puedan brindar a una colega, y pido disculpas por las molestias que este pedido pueda ocasionar.
Saludos,
Noelia Baccaro
viernes, 26 de julio de 2013
Japón y la literatura hispanoamericana
Publicada en el blog Ciudad Letralia
por el poeta, narrador, periodista y pedagogo venezolano Alberto Hernández (Calabozo, 1952), la
siguiente crónica da cuenta de la estadía del poeta venezolano Gregory Zambrano
en Japón y del libro que allí publicó a propósito de la literatura
hispanoamericana en ese país.
El horizonte de las
palabras: La literatura hispanoamericana en perspectiva japonesa (Conversaciones
con académicos y traductores)
1
El avión que lleva al poeta y
académico venezolano vira hacia un espacio donde las palabras se reencuentran.
Se ven cara a cara. Se hacen dos idiomas totalmente separados, pero a la vez
hermanados gracias a la poesía, a las voces que cuentan, a las que revisan sus
secretos. Más allá de cualquier raya en la distancia, aparece otro mundo, las
llamadas antípodas, el mundo del otro lado de la tierra. Gregory Zambrano,
viajero impenitente gracias a sus logros universitarios, vuela sobre el globo
terráqueo: lo espera la cultura del Sol Naciente, lo espera la enigmática
Japón, una tierra plena de islas en medio de un mar de ruidos y silencios,
inviernos y veranos que hincan más en el alma que en la piel. Una vez en ese
lugar, gracias al Instituto Cervantes de Tokio y a la Fundación Japón ,
quienes tomaron como becario a nuestro poeta, gracias también a las bondades
del Programa de Estudios Japoneses, Gregory Zambrano se dedicó a estudiar, a
dar clases, pero sobre todo a aprender de aquella gente de ojos rasgados, de piel
clara de sol marcada por los trazos delineadores del talco de la memoria.
De esa experiencia —que duró
un año—, el investigador logró entrevistar a un importante grupo de académicos
y traductores nipones, dedicado a bucear en la literatura y cultura nuestras.
Digamos que Gregory Zambrano fue a revisarse —a pasar por el tamiz de variadas
opiniones que le rozaban el espíritu, los cartílagos de su nacionalidad
americana— las ansias de saberse también mundo, universo, pluralidad. Pues
bien, por esa pasión buscadora Zambrano produjo el libro El
horizonte de las palabras: la literatura hispanoamericana en perspectiva
japonesa (Conversaciones con académicos y traductores), editado
en Tokio en 2009 por el mencionado Instituto de la capital de ese lejano y
bello país asiático.
2
La aventura de este libro
comienza con unas palabras del autor en las que destaca la presencia de la Asociación Japonesa
de Hispanistas, creada en 1955, y que “cuenta con unos 400 hispanistas
japoneses y extranjeros residentes en Japón”. Otro dato nos acerca a la Asociación Japonesa
de Estudios Latinoamericanos, entre otras. De modo que estamos hablando de una
importante población académica dedicada a la cultura de nuestro continente, a
nuestra lengua, a nuestra literatura. Cuenta Zambrano que del trabajo de ambas
instituciones han nacido las traducciones de libros de García Márquez, Vargas
Llosa, Borges, Cortázar, Neruda, Onetti, Fuentes, Puig, Arguedas, entre otros
más. Esta labor comenzó en los años sesenta. De modo que se trata de un largo
trecho que ha dado como resultado el acercamiento entre dos mundos que ya se
reconocen. Por eso dice Zambrano en la presentación: “Estas conversaciones
revelan la disposición y el ánimo tendientes a fortalecer el estudio de la
lengua castellana y a impulsar en las jóvenes generaciones de japoneses el rico
legado de la cultura hispánica”.
3
No supimos la hora de los
encuentros. Ni el lugar o los lugares, pero Gregory Zambrano logró hablar con Tadashi Tsuzumi, un
viejo profesor de la
Universidad Hosei de Tokio, quien ha traducido de Carpentier Guerra
del tiempo, Concierto barroco, Los pasos perdidos; de García Márquez Cien años de soledad, El otoño del
patriarca, La increíble y triste historia de la cándida Eréndira y de su abuela
desalmada. También
ha trabajado a Puig, Borges y Onetti. Zambrano estableció una plática fluida y
abierta con este hombre que sabe mucho de nosotros. Fumiaki Noya es
otro de los contactados para esta obra. Es profesor de la Universidad de Tokio
en la Facultad
de Filosofía y Letras en la
Escuela de Postgrado de Humanidades y Sociología. Ha
traducido a García Márquez (Crónica
de una muerte anunciada), a
Cortázar (Queremos tanto a
Glenda), a Vargas Llosa (La tía Julia y el escribidor), a Borges (Siete noches), a Paz (Águila o sol), a Neruda (Alturas de Machu Picchu), a José Donoso, etc.
En estas páginas también están Yoko Imai, quien trabaja en la Universidad de Kyoto
Sangyo en literatura latinoamericana. Es graduada en Lenguas Extranjeras en
Osaka, Departamento de Español. Esta mujer tiene una relación estrecha con
Argentina, con Madrid y con Chile. Ha escrito sobre Cortázar, Donoso, Isabel
Allende y Juan Rulfo. Con el traductor Akira
Sugiyama el discurso
también es fluido y denso. Este japonés nació en Perú. Vive en Tokio. Ha hecho
doctorados en Japón, México y España. Es profesor en la Universidad Seisen.
Y ha trabajado a Vargas Llosa (La
ciudad y los perros), Rulfo (Pedro Páramo, El llano en
llamas), Arguedas (Los ríos profundos, Yawar
fiesta), Rodrigo Rey Rosa (Que
me maten si..., El salvador de buques, La orilla africana)...
4
Más adelante conversan con
Gregory Zambrano Noriaki Takabayashi Iwasaki, quien
también ha trabajado temas de autores de nuestro patio, corrientes como el
realismo mágico, para ubicar a Asturias en Guatemala, entre otras
personalidades del mundo de las letras. Ayako
Saitou es profesora de la Universidad de Tokio.
Hizo un Máster en Arte en Estados Unidos. Ha escrito sobre la literatura
latinoamericana y ha elaborado antologías de novelas de autoras como Luisa
Valenzuela, entre otras. Cernuda fue traducido al japonés por esta mujer.
Otros entrevistados fueron Takaatsu Yanagihara, Kenji Matsumoto, Makoto Onishi yRyukichi Terao, quienes
también han estudiado y escrito sobre nuestros escritores, secretos y enigmas
culturales.
Muy bien lo dijo Gregory
Zambrano en la entrada a su libro: “Nuevos escritores han visto sus obras
traducidas y han podido visitar el ‘país del sol naciente’ gracias al apoyo de
diversas instituciones, entre ellas muy especialmente la Fundación Japón.
La labor emprendida por tantos académicos y traductores, con soporte
institucional, ha tenido continuidad en el tiempo y se ha visto reforzada en
los últimos años gracias al Instituto Cervantes, cuya sede en Tokio ha acogido
a un conjunto apreciable de escritores representativos de América Latina y ha
propiciado encuentros para la difusión de las letras...”.
Si bien el autor más traducido
en Japón es García Márquez, también es cierto que el resto de América Latina ha
aportado una gran cantidad de nombres notables, ya celebrados en Occidente,
pero también de autores menos consagrados, quienes en Japón han comenzado a ser
pronunciados.
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Traductores japoneses
jueves, 25 de julio de 2013
El Conde de Cheste no es chiste y el marqués de Molins, tampoco
Blas
Matamoro publicó el siguiente artículo en la revista Cuadernos
Hispanoamericanos. Más tarde, recogió ese texto y lo incluyó en Cine y
Letras. Nosotros lo encontramos en el blog The Cult en la entrada
correspondiente al 5 de julio de 2010.
Dante, Pezuela y Mitre
En 1868, el general Juan de la
Pezuela , conde de Cheste, acabó una
traducción en verso rimado de la Divina Comedia.
Por razones probablemente políticas, no se publicó hasta
1879, con un prólogo de Mariano Roca de Togores, marqués de Molíns.
En rigor, el texto contiene una parva biografía de Dante
(de quien apenas se sabe nada), un comentario del Infierno y un encomio a la
traducción.
En 1891, otro general, el argentino Bartolomé Mitre,
también terminó su traducción dantesca, que se publicó tres años más tarde. Don
Bartolo no compartía la admiración del marqués.
Consideraba la versión de su colega «...inarmónica como
obra métrica, enrevesada por su fraseo, y bastarda por su lenguaje.
Sin ser absolutamente infiel, es una versión contrahecha,
cuando no remendona, cuya lectura es ingrata, y ofende con frecuencia el buen
gusto y el buen sentido. Esto justifica por lo menos la tentativa de una nueva
traducción en verso». Ahí queda eso.
En 1946, la editorial Tor de Buenos Aires (Tor no es, en
este caso, nombre de un dios germánico, sino apócope del apellido Torrendell,
correspondiente al dueño de la empresa, catalán de ultramar) reeditó el trabajo
de Mitre.
Como prólogo, el texto de Molíns, aunque aliviado de los
elogios a Cheste, tan vapuleado por el traductor argentino. De tal modo, Molíns
aparece adherido a las consideraciones de Mitre.
El patchwork es digno de Borges, o de
Pierre Ménard, o de Herbert Quain.
El pasado es, en buena medida, como relato, una ficción. El
general Mitre dio buena prueba de ello.
Su biografía de San Martín, por ejemplo, fue traducida a
leyenda por historiadores como Rodolfo Terragno y José Ignacio García Hamilton.
Lo que Mitre no pudo prever fue que el señor Torrendell
pusiera al marqués de Molíns de su lado y que esta proximidad alargara de modo
inopinado la historia de Dante.
miércoles, 24 de julio de 2013
De perros rabiosos, pomeranias y chihuahas
![]() |
Céline (a la izquierda) y un amigo |
El 21/07/2013, Guillermo
Piro, fiel a su estilo, publicó la siguiente columna de opinión en el
diario Perfil, de Buenos Aires. En
ella habla del destino que tuvo en nuestra lengua la que acaso sea la más
importante novela francesa publicada en el siglo XX.
Los traductores de Céline
La primera vez que sucumbí al
influjo de Céline fue por el 81, cuando era feliz, trotskista y documentado.
Internet no existía, de modo que podía pasar largas horas leyendo, en trance.
Adolfo Bioy Casares, que digan lo que digan sus acérrimos defensores era un dandy pero de literatura no entendía
nada, decía que los lectores de Céline eran gente a la que le gustaba que le
gritaran. Una estupidez inolvidable, por más vueltas piadosas que le demos. Lo
cierto es que los amantes de la literatura de Céline pocas veces tienen una
idea clara de lo que es la literatura de Céline (algo extensible a casi toda la
literatura traducida, pero hablemos de Céline). En aquel entonces había leído
por primera vez Viaje al fin de la noche
en la traducción del argentino Armando Bazán. Juan Carlos Onetti se ocupó
oportunamente de destriparla diciendo, palabras más, palabras menos, que Bazán
había conseguido apartar, amansar, adecentar, licuar a Céline. “Cualquier
burgués progresista –decía Onetti–, cualquier buen padre de familia, puede
comprar este Céline-Bazán, leerlo y darle permiso a su señora esposa para que
lo haga.” Tremendo. Y, como si no hubiera quedado claro, se preguntaba cuánto
tendría que ver el sucio perro rabioso llamado Céline con esa traducción, más
parecida a un “bien criado pomerania”. Viaje
al fin de la noche es de 1932 y Bazán traduce a Céline a comienzos de los
años 60, por lo que su traducción cuenta con el gran peso que ejerce el estilo
posterior de Céline. Para dar un ejemplo, la novela comienza con un “Ça a
débuté comme ça. Moi, j’avais jamais rien dit. Rien. C’est Arthur Ganate qui
m’a fait parler”, algo fácil de traducir hasta por alguien que no sepa francés
(“La cosa empezó así. Yo nunca había dicho nada. Nada. Fue Arthur Ganate el que
me hizo hablar”). Pero Bazán traduce: “La cosa empezó así. Yo nunca había dicho
nada. Fue Arturo el que me tiró de la lengua”. Probablemente ése es el comienzo
de la novela que Céline hubiera escrito a comienzos de los años 60, pero no en
1932.
La suerte de las traducciones al
español de Viaje al fin de la noche
es una historia de derrotas, al punto que podríamos asegurar que la novela
todavía está esperando ser traducida. En los años 70 una novelista española,
Carmen Kurtz, pergeñó una abominación que editó Seix Barral y que todavía puede
verse en algunas librerías de viejo. Les recomiendo que le escapen a esa
edición como si todos los ejemplares hubieran sido meados por elefantes. O
cómprenlo y atesórenlo, como yo, para tenerlo a mano como prueba del día que
decidamos mandar a los editores españoles a la hoguera.
Luego de un largo silencio,
durante el que los traductores dejaron a Céline en paz, apareció en los 80 otro
esperpento firmado por Carlos Manzano, editado por Edhasa. Si la traducción de
Bazán parecía un pomerania, la de Manzano parece un chihuahua. De modo que,
ignorantes en torno a lo que de Céline se trata, si efectivamente a ustedes no
les gusta que les griten, vayan y aprendan francés. No es tan difícil y vale la
pena si lo que se proponen es leer un libro como ése.
martes, 23 de julio de 2013
Cómo se ordena una biblioteca/discoteca (IV)
Después de Eduardo Stupía, de Luis Chitarroni y de Sergio Renán, el ciclo "Cómo se ordena una biblioteca/discoteca" continúa el jueves 25 de julio, a las 19 hs, con entrada libre y gratuita como siempre, con la presencia del escritor y crìtico musical Diego Fischerman, lector empedernido y poseedor de una inmensa discoteca, cuyos secretos compartirá con los presentes.
La cita es, como siempre, en CCEBA . Florida 943 - C.A.B.A
Diego
Fischerman es autor de Efecto Beethoven:
complejidad y valor en la música de tradición popular (Paidós, 2004,
reeditado en versión ampliada en 2013), Escrito
sobre música (Paidós, 2005, reeditado en versión ampliada en 2012), Después de la música. El siglo XX y más allá
(Eterna Cadencia, 2011) y, en colaboración con Abel Gilbert, Piazzolla. El mal entendido. Un estudio
cultural (EDHASA, 2009). Publicó el volumen de cuentos El principio del terror (Mondadori, 2010). Se desempeña como
crítico musical y periodista en Página/12,
y en diversas publicaciones argentinas y extranjeras. Fue editor de Revista Clásica entre 1999 y 2001.
Coordinó las ediciones discográficas completas de Astor Piazzolla y Mercedes
Sosa para los sellos Universal, Sony y Lantoower. Conduce los programas
radiales Historias en modo mayor, en
La 2x4, La discoteca de Alejandría,
en Radio Nacional Clásica y Tren de noche
(un programa de jazz con desvios y ocasionales descarrilamientos), en la Radio de la Universidad de Buenos
Aires. Administra el blog Fischerman’s
Tales (www.cuentosdelpescador.blogspot.com).
Ha participado
en congresos sobre periodismo cultural invitado, entre otras instituciones, por
la Fundación Nuevo
Periodismo Iberoamericano, presidida por Gabriel García Márquez. Ha dictado
clases en distintas casas de estudio, entre ellas la Universidad “Adam
Mickiewicz” de Polonia y la Universidad Austral de Chile.
lunes, 22 de julio de 2013
Nuestros amigos del Círculo de Traductores de México cumplen un año y les hacemos llegar nuestros mejores deseos
Queridos colegas,
En estas fechas, el Círculo de Traductores está cumpliendo un año. En este año han ocurrido muchas cosas, planeadas y no planeadas, pero todas buenas. Hemos conocido a muchos colegas nuevos, gente que nos ha escrito a la cuenta desde muy diversos lugares y con quienes hemos podido entablar intercambios de lo más interesantes. Muchas gracias a todos. El Círculo de Traductores es básicamente una red de colegas que comparte información, ideas, invitaciones, convocatorias y oportunidades que puedan resultar útiles e interesantes para el surtido de gente que formamos este gremio, así que a las cuatro que lo animamos nos resulta muy gratificante que crezca y se fortalezca.
Como regalo de cumpleaños para todos ustedes y para ampliar la red, dimos un gran paso tecnológico y estrenamos una personalidad en facebook, como pueden ver en este enlace:
https://www.facebook.com/ pages/C%C3%ADrculo-de- traductores/422052597910785? hc_location=stream O simplemente busquen Círculo de Traductores en el facebook y entablen amistad con un simple clic.
Este es un buen momento para que inviten a más personas a unirse a la red del Círculo. Aquellos de ustedes que son maestros en alguna institución, inviten a sus alumnos a sumarse, ya sea por las redes sociales o escribiendo a esta cuenta de correo, para que les lleguen los materiales y avisos. Si son alumnos, inviten a sus compañeros y profesores. Si son traductores independientes, freelanceros, inviten a los colegas que conozcan. También hágannos sus sugerencias de temas para las charlas, envíen material para circular, etc. Para todo eso es la red.
Una parte central del Círculo son las charlas mensuales sobre temas específicos relacionados con traducción. En este primer año se realizaron doce sesiones presenciales en el Centro Cultural de España, sobre muy diversos temas. Hasta el momento, estamos en deuda con los videos de estas sesiones, que esperábamos ir subiendo sobre la marcha. Es un asunto que está en manos de alguna deidad tecnológica que al parecer no sabemos invocar como es debido, puesto que no nos responde, pero esperamos que esto no tarde mucho más, para que podamos ver y oír nuevamente a quienes este año fueron compartiendo su experiencia, conocimiento y entusiasmo, siempre de manera generosa y solidaria. Sirva este mensaje para reiterarles nuestro agradecimiento. En nuestro blog pueden consultar los datos de las próximas sesiones: circulodetraductores.blogspot. com
Como saben, un importante modelo y fuente de inspiración para el Círculo es el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, diligentemente dirigido por Jorge Fondebrider, así que aprovechamos también para enviarles un saludo a nuestros colegas del otro hemisferio y a la gente del Club. Otra inspiración determinante fue 17, Instituto de Estudios Críticos, en particular Francisco Pérez. Con 17 incursionamos en los cursos y talleres de su área de Extensión, que está siendo una experiencia intensa e interesante. También los próximos cursos y talleres los pueden consultar en el blog.
Como en todo cumpleaños, llegó la hora de la piñata, que en este primer cumpleaños trae un surtido rico de archivos adjuntos que nos han enviado los colegas. Esta piñata no viene muy caramelosa, sino que trae un aire de desafío a las políticas lingüísticas de las instancias españolas que se erigen en dueñas y recaudadoras de una lengua que construimos día a día entre todos. Creo que la van a disfrutar mucho:
1. Silvia Senz y Jorge Fondebrider enviaron un artículo de Juan Jesús Zaro cuyo título ya lo dice todo: "El 'desafío' austral: las relaciones entre las industrias traductoras argentina y española”; es el capítulo 4 del libro de M. C. C. Vidal Claramonte y M. R. Martín Ruano (eds.), Traducción, política(s), conflictos: legados y retos para la era del multiculturalismo (Granada: Comares, 2013). (Se publicará en el blog del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires en los próximos días.).
En estas fechas, el Círculo de Traductores está cumpliendo un año. En este año han ocurrido muchas cosas, planeadas y no planeadas, pero todas buenas. Hemos conocido a muchos colegas nuevos, gente que nos ha escrito a la cuenta desde muy diversos lugares y con quienes hemos podido entablar intercambios de lo más interesantes. Muchas gracias a todos. El Círculo de Traductores es básicamente una red de colegas que comparte información, ideas, invitaciones, convocatorias y oportunidades que puedan resultar útiles e interesantes para el surtido de gente que formamos este gremio, así que a las cuatro que lo animamos nos resulta muy gratificante que crezca y se fortalezca.
Como regalo de cumpleaños para todos ustedes y para ampliar la red, dimos un gran paso tecnológico y estrenamos una personalidad en facebook, como pueden ver en este enlace:
https://www.facebook.com/
Este es un buen momento para que inviten a más personas a unirse a la red del Círculo. Aquellos de ustedes que son maestros en alguna institución, inviten a sus alumnos a sumarse, ya sea por las redes sociales o escribiendo a esta cuenta de correo, para que les lleguen los materiales y avisos. Si son alumnos, inviten a sus compañeros y profesores. Si son traductores independientes, freelanceros, inviten a los colegas que conozcan. También hágannos sus sugerencias de temas para las charlas, envíen material para circular, etc. Para todo eso es la red.
Una parte central del Círculo son las charlas mensuales sobre temas específicos relacionados con traducción. En este primer año se realizaron doce sesiones presenciales en el Centro Cultural de España, sobre muy diversos temas. Hasta el momento, estamos en deuda con los videos de estas sesiones, que esperábamos ir subiendo sobre la marcha. Es un asunto que está en manos de alguna deidad tecnológica que al parecer no sabemos invocar como es debido, puesto que no nos responde, pero esperamos que esto no tarde mucho más, para que podamos ver y oír nuevamente a quienes este año fueron compartiendo su experiencia, conocimiento y entusiasmo, siempre de manera generosa y solidaria. Sirva este mensaje para reiterarles nuestro agradecimiento. En nuestro blog pueden consultar los datos de las próximas sesiones: circulodetraductores.blogspot.
Como saben, un importante modelo y fuente de inspiración para el Círculo es el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, diligentemente dirigido por Jorge Fondebrider, así que aprovechamos también para enviarles un saludo a nuestros colegas del otro hemisferio y a la gente del Club. Otra inspiración determinante fue 17, Instituto de Estudios Críticos, en particular Francisco Pérez. Con 17 incursionamos en los cursos y talleres de su área de Extensión, que está siendo una experiencia intensa e interesante. También los próximos cursos y talleres los pueden consultar en el blog.
Como en todo cumpleaños, llegó la hora de la piñata, que en este primer cumpleaños trae un surtido rico de archivos adjuntos que nos han enviado los colegas. Esta piñata no viene muy caramelosa, sino que trae un aire de desafío a las políticas lingüísticas de las instancias españolas que se erigen en dueñas y recaudadoras de una lengua que construimos día a día entre todos. Creo que la van a disfrutar mucho:
1. Silvia Senz y Jorge Fondebrider enviaron un artículo de Juan Jesús Zaro cuyo título ya lo dice todo: "El 'desafío' austral: las relaciones entre las industrias traductoras argentina y española”; es el capítulo 4 del libro de M. C. C. Vidal Claramonte y M. R. Martín Ruano (eds.), Traducción, política(s), conflictos: legados y retos para la era del multiculturalismo (Granada: Comares, 2013). (Se publicará en el blog del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires en los próximos días.).
2. Estos debates entre España y sus ex colonias americanas se vienen arrastrando más o menos con los mismos argumentos desde el siglo XIX, como muestra el artículo de Graciana Vázquez, “La lengua española, ¿herencia cultural o proyecto político-económico? Debates en el Congreso literario hispanoamericano de 1892”, publicado en Revista Signos 41(66), 2008, pp. 81-106 (disponible en:http://www.scielo.cl/scielo. php?pid=s0718- 09342008000100004&script=sci_ arttext). Va adjunto.
3. También los desafíos a la norma tienen su historia, como lo vemos en el artículo de Gerta Payás que envió también Silvia Senz y que va adjunto: "Tradukzión i rrebelión ortográfika”, publicado en TRANS: revista de traductología núm. 12 (2008), pp. 15-28 (disponible en: http://shial.colmex.mx/docs/ Tradukzion_2.pdf).
4. Y desde la literatura de nuestra frontera norte también vienen desafíos, como en la nota de Heriberto Yépez sobre la nueva postura de Luis Humberto Crosthwaite respecto de las editoriales españolas, una nota que envió Miguel Ángel Leal: http://circulodetraductores. blogspot.mx/2013/07/un- escritor-norteno-contra-las. html
5. Y desde la misma academia actual salen actitudes desafiantes, como lo vemos en la charla que ofreció José Luis Moure, nuevo presidente de la Academia Agentina de Letras, en el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires: http://circulodetraductores. blogspot.mx/2013/06/jose-luis- moure-en-el-club-de.html
3. También los desafíos a la norma tienen su historia, como lo vemos en el artículo de Gerta Payás que envió también Silvia Senz y que va adjunto: "Tradukzión i rrebelión ortográfika”, publicado en TRANS: revista de traductología núm. 12 (2008), pp. 15-28 (disponible en: http://shial.colmex.mx/docs/
4. Y desde la literatura de nuestra frontera norte también vienen desafíos, como en la nota de Heriberto Yépez sobre la nueva postura de Luis Humberto Crosthwaite respecto de las editoriales españolas, una nota que envió Miguel Ángel Leal: http://circulodetraductores.
5. Y desde la misma academia actual salen actitudes desafiantes, como lo vemos en la charla que ofreció José Luis Moure, nuevo presidente de la Academia Agentina de Letras, en el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires: http://circulodetraductores.
Hasta ahí la piñata y el cumpleaños, amigos. Pasen la voz y hagamos crecer la red ahora que comienza el segundo año del Círculo. Va con un abrazo para todos y hasta pronto,
Lucrecia Orensanz
viernes, 19 de julio de 2013
"¿Jugamos como caballeros o como lo que somos?"
Como de costumbre, Marietta Gargatagli pone las cosas en su lugar y, recurriendo a la historia y a documentos que cualquiera que supiera realmente investigar podría consultar (claro, siempre y cuando tuviera voluntad y capacidad de hacerlo y no se limitara a robar ideas ajenas), pone en negro sobre blanco algunas cuestiones que, aunque le pesen a muchos de nuestros amigos peninsulares, deben ser debidamente discutidas a la luz de estas evidencias.
I
Pluto en el Plata
En un trabajo
reciente sobre las primeras traducciones de Albert Camus en España la autora
reflexiona del siguiente modo:
“El hecho de
que se tradujera a Camus siempre en países americanos podría indicarnos que,
en un principio, las traducciones fueron más bien pensadas para el público
latinoamericano, porque de hecho, desde España se sigue percibiendo el
español de América (por poner una sola etiqueta a todas las variantes del
español de los distintos países hispanohablantes), como un español de peor
calidad, comprensible, pero secundario. Pero esto no es en absoluto exacto, ya
que cualquier libro que se editase en lengua española era susceptible de ser
distribuido en cualquier país de habla hispana. En los Congresos de Editores
de la América
Española (sic) y de España, celebrados en Santiago de Chile
en 1946 y en Buenos Aires en 1947, se acuerda considerar todo el ámbito del
idioma español como un solo país en lo referente a las áreas idiomáticas,
por lo que los contratos de traducción se hacen para toda el área
lingüística.”
Invirtiendo el
orden del párrafo, aunque como se verá no el orden de los argumentos, resulta
curioso que los congresos de editores a los que se refiere el texto sean los
descriptos por Daniel Cosío Villegas, el fundador del Fondo de Cultura
Económica, en “España contra América en la industria editorial” (1949).
El primero de
ellos, el de Chile, fue una reunión de editores latinoamericanos que debía
tratar, entre otros asuntos, los varios millones de dólares (de la época) que
España adeudaba a las editoriales de América y las trabas administrativas y,
sobre todo, la censura que imponía el fascismo desde 1938, antes incluso del
fin de la guerra.
Según Cosío:
“El gobierno y los editores españoles no debían tener por entonces su
conciencia muy tranquila, pues sin haber sido invitados a la Reunión de Chile ni
habérseles notificada siquiera que se celebraría, en Santiago se encontraban
por “casualidad” tres importantes editores españoles y el secretario general
del Instituto Nacional del Libro Español, es decir, un funcionario oficial del
gobierno de España. Fueron invitados a asistir a una reunión privada con sus
colegas hispanoamericanos, y aun cuando los españoles tenían derecho a suponer
que éstos debían ser particularmente candorosos, puesto que habían tolerado
durante siete años una situación lesiva a sus intereses y de una notoria
injusticia sin decir una palabra, pronto se convencieron que pisaban un terreno
deleznable, sobre todo cuando vieron reír sanamente a los hispanoamericanos
ante todos los esfuerzos de los españoles para argumentar que en cuanto ocurría
no había ni mala fe, ni culpa ni responsabilidad alguna que colgar a nadie como
no fuera “la maldita suerte de cada quien”. Por eso, los españoles llegaron a
admitir de mala gana que no podía ya diferirse una solución a la falta de pago
de los libros hispanoamericanos.”
En la reunión
del año siguiente, en Buenos Aires, a la que los representantes españoles sí
fueron invitados, se trató el tema de la deuda y sólo se obtuvo la promesa de
un pago diferido dos años. Como el fundador del fce
observó, nadie desconocía que España tenía dificultades con la transferencia de
divisas; sin embargo, tampoco nadie desconocía que no faltaban divisas para
pagar derechos de traducción de autores extranjeros, comprar papel (17 millones
de dólares) o satisfacer los contratos con los escritores nacionales. En
resumen, para mantener una industria editorial que deslocalizada en parte —en
Argentina se instalaron Espasa-Calpe, Juventud, Gili, Aguilar, Labor, Sopena—
no estuvo ni un solo día inactiva pese al conflicto bélico; más aún, siguió
vendiendo libros al 100 % del mundo castellanohablante mientras los editores
latinoamericanos tenían que conformarse con el 60 % de ese espacio lingüístico
porque no podían vender a España y cuando lo hacían no lograban cobrar. El
compromiso firmado en Buenos Aires en 1947 no fue cumplido jamás.
II
Cantinflas
Como
reflexionó Cosío Villegas: “Si los editores hispanoamericanos hubieran
apreciado la honda filosofía que hay en la pregunta que Cantinflas hace a sus
compañeros de juego al iniciar una partida de naipes: “¿jugamos como caballeros
o como lo que somos?”, habrían entendido desde un principio que España lucharía
usando todas las armas no sólo para rehacer una industria que significa
millones de capital, sino la hegemonía espiritual y política sobre la América española. Y si los
gobiernos y los propios editores hispanoamericanos hubieran entendido que la
defensa y el éxito de la industria editorial nuestra no sólo significaba los
millones de pesos invertidos, sino la verdadera independencia espiritual de
América, otro habría sido el resultado”.
El Congreso de Editores de
1947 además de servir para hablar sobre esta deuda, que no se pagó, tuvo otro
centro de interés: el rechazo de toda forma de censura, moción aceptada con la
excepción del representante español, Alfredo Sánchez Bella, un conocido
fascista que despertó las iras de la colonia republicana que vivía en la Argentina. Los
acuerdos de Buenos Aires contienen un último aspecto singular: el secretario de
la Cámara del
Libro de la Argentina
era el entonces poco conocido escritor Julio Cortázar.
Resulta muy difícil sostener
(más bien repetir) que en este congreso de editores se acordó establecer “que todo el ámbito del idioma español sería como un solo país”.
Aquel congreso de editores no representaba más que los intereses económicos de
quienes participaban y no era el lugar para dirimir tales cuestiones ni
establecer cómo se regularían los derechos de autor o de traducción. La
recomendación de Buenos Aires no pasó de ser algo escrito en esos papeles y
estuvo lejísimo de representar verdaderas relaciones contractuales. Basta mirar
los catálogos de las editoriales peninsulares desde la década de 1940 para ver
que no faltan —sin contrato alguno que sepamos—traducciones publicadas en la Argentina y cuyos
derechos debían corresponder a ese país. Esa presencia, en algunos casos, dura
hasta el presente.
La
territorialización, la venta de derechos globales, las diferencias de tapa
dura, tapa blanda, bolsillo y etcétera quedaron aclaradísimos cuando agentes
literarios españoles, en los años setenta, establecieron quién y cómo se
repartían los derechos de autor y de traducción. De esa distribución quedaron
cartas emblemáticas como las que enviaba la agencia de Carmen Balcells a las
editoriales argentinas en 1978, en plena dictadura militar: “Me permito
reiterarles a ustedes, porque al parecer no ha quedado suficientemente claro en
nuestra comunicación anterior, que siguiendo los expresos deseos del señor
Graham Greene se ha procedido ya a la división del mercado para esta obra”[1]?
En el 2010 (sin incluir las
ganancias de las 168 filiales de editoriales peninsulares que hay ahora en América), la cifra
obtenida en España por la venta de derechos de autor se incrementó un 183,5% y alcanzó los
394,1 millones de euros, casi el equivalente de lo que se ingresó por las
exportaciones de libros: 457,79 millones de euros[2].
La suma de las cifras (más las ganancias
desconocidas de las filiales) muestra que aquella restauración neocolonial de
la que hablaba Cosío Villegas no fue una quimera económica: los conglomerados,
las editoriales y agentes literarios españoles gestionan los derechos de autor
de casi todos los escritores latinoamericanos, entre ellos los más importantes
de la lengua castellana del siglo xx;
venden esos derechos de traducción o de edición por el mundo; venden, en el
mercado latinoamericano previamente parcelado, país por país, las obras de esos
autores; venden, en el mercado latinoamericano ya sin parcelar, traducciones
como novedad o como rezago; venden libros, enciclopedias, gramáticas y
diccionarios escolares; vender libros electrónicos y aspiran a crecer en este
sector promocionando a través de redes educativas ad hoc[3] la imperiosa necesidad de la digitalización
en las escuelas; venden libros de autoayuda a los que emigran de América latina
a ee.uu y confían que esos
posibles lectores, sus hijos, nietos y hasta sus choznos no abandonen el
castellano jamás[4] aunque
esa actitud implique escasas posibilidades laborales, aislamiento y fracaso.
III
El turista de la lengua
Decía arriba que iba a
invertir el orden de los argumentos del párrafo inicial porque en realidad las
dos partes querían decir lo mismo. Sí. La “lógica
militar de ocupar espacios, sin importar demasiado con qué”, metáfora que
Horacio Zabaljáuregui[5]
del fce aplicó a los conglomerados
industriales españoles que se instalaron en los noventa, ilumina magistralmente
todas las operaciones culturales de este largo ciclo que empezó hace más de
cien años. Una parte culminante de este sainete es (pre)ocuparse del castellano
de América. Describirlo, interpretarlo y, sobre todo, corregirlo.
La tradición
del paseante español, fuera filólogo o turista, escribiendo sobre la lengua
americana o argentina es tan corriente que alguien debería hacer un libro que
reúna esas interminables reflexiones sombrías. El procedimiento general para
observar a los hablantes del Plata es la aplicación sin reservas de un instinto
básico: la amnesia. Por ejemplo, Américo Castro atribuyó la peculiaridad
lingüística rioplatense (y su destino histórico) a la anarquía reinante. Para
escribir tal cosa, en 1943, Castro tuvo que sufrir un violento ataque de amnesia
que borrara los 25 asonadas militares y golpes de estado que había habido en
España desde mediados del siglo anterior, el último pocos años antes de que
escribiera ese libro. Hoy, otro procedimiento es no consultar la abundante
bibliografía que ya existe y armar una gramática contrastiva espontánea: unos
cadáveres exquisitos combinando a Quinquela Martín con Moreno Carbonero que
siempre se equivocaba de indígenas o de estación del año y tenía que volver a
pintar una y otra vez el día que se fundó Buenos Aires.
En 1940, antes
de que las editoriales españoles instaladas en Buenos Aires comenzaran las
exportaciones hacia los otros países de América, Amado Alonso advertía: “¿Qué
el español hablado en Madrid por las personas ilustradas es hasta ahora el más
satisfactorio en términos generales? Conformes; pero, por un lado, eso es
consecuencia del reflujo de la lengua literaria sobre el lenguaje oral de los
madrileños ilustrados (beneficio que aguarda ahora a los porteños) […] Sería
desastrosa para la calidad de nuestra lengua la eliminación de España en su
gobierno.”
Nadie, que yo sepa, en América o en Argentina,
pretendió siquiera remotamente disminuir la calidad de la lengua común. Tampoco
eliminar a España de ningún gobierno. Más bien esos países contemplaron (y
siguen contemplando) estupefactos lo contrario. ¿Son acaso los únicos
afectados?
IV
Comizi d´amore
Se está haciendo en Barcelona
una exposición extraordinaria dedicada a Pier Paolo Pasolini organizada por la
Cinémathèque Française , el Palazzo delle
Esposizioni de Roma, el Martin Gropius Bau de Berlín y el Centre de Cultura
Contemporània de Barcelona (cccb).
Los dos lugares, el propio cccb y la Filmoteca de Catalunya
están rodeados de excelentes librerías. No están en ellas los grandes libros de
Pasolini: los más importantes están descatalogados y nadie pensó en
reeditarlos. ¿Por marxista?, ¿por libertario? ¿por homosexual?, ¿por poco
rentable? Chi lo sa.
A esos vacíos,
cráteres culturales se diría, les sigue una pregunta. ¿los profesionales de la
escritura —traductores, escritores, correctores— de España, poseedora de esta
industria exportadora de dimensiones colosales, no deberían cobrar en
consonancia con esas cifras?
Quizá si esos honorarios se
hubieran hecho realidad —están congelados hace más de diez años y en vías de
disminuciones escalofriantes— los profesionales de la escritura sabrían dónde
se venden los libros que traducen o escriben o corrigen, cobrarían como
corresponde y nadie pondría como título Chavales
del arroyo a Ragazzi di vita, uno
de los libros más sorprendentes y hermosos que leí en mi preadolescencia,
cuando lo editó Muchnik (Los libros de Mirasol) y se llamaba Muchachos de la calle. Ocurría en un
barrio de Roma no en Pan Bendito.
[2] Datos de El sector del libro en España 2010.
Observatorio de la lectura y el libro. Gobierno de España. Ministerio de
Cultura. http://www.mcu.es/libro/docs/MC/Observatorio/pdf/Sector_libro_2010.pdf
[3] Divulga esa
necesidad, por ejemplo, la
Organización de Estados Iberoamericanos para la educación, la
ciencia y la cultura que tiene su sede en Madrid, propone cursos que se
imparten en universidades españolas y vende bibliografía editada por grupos
editoriales también españoles. http://www.oei.es/noticias/spip.php?rubrique8
[4] http://www.icex.tv/index.php?MetaDataID=12443.
Dirección de Icex. España. Exportación e inversiones.
[5] Citado por
Malena Botto: “La concentración y la polarización de la industria editorial”,
en José Luis de Diego (director): Editores
y políticas editoriales en Argentina. 1880-2000, fce, Buenos Aires, 2006.
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