miércoles, 30 de septiembre de 2015
Para quienes festejan el Día del Traductor
Desde Israel, el traductor argentino Eliezer Nowodworski envía el siguiente mensaje con motivo de la
fecha.
Entre Jerónimo y Tweety
Hay elementos en la iconografía católica que suelen aparecer
en las representaciones de algunos santos, simbolizando los milagros que
llevaron a su conversión en santos, precisamente. En el caso de Jerónimo de
Estridón, a veces aparece un león. Por ejemplo, en el grabado de Albrecht Dürer. En el primer plano vemos a un
antepasado de Simba o de Clarence, tendido mansamente junto a un perro. También
aparece un león en el cuadro de Francesco Bassano il Giovane, contemporáneo de
Dürer, o en el de Francesc Ribalta, en el siglo XVII o en el desgarrador San Jerónimo penitente de Alonso Cano Almansa.
La leyenda cuenta que el santo
se encontraba a orillas del río Jordán, en situación de ayuno y penitencia,
cuando llegó a sus oídos el rugido de un león que se acercaba hacia él. Una
persona normal habría considerado seguir el ayuno en otra parte y huir cuanto
antes. Pero recordemos que no se trataba de un ser normal, un simple ciudadano
de a pie, sino de un traductor con características de superhéroe. Al ver que
los rugidos no eran de hambre ni un llamado a los cachorros a deleitarse con
una ración de monje al natural, sino una manifestación del dolor que le
provocaba una espina clavada en una de sus zarpas. Jerónimo, con actitud de
haber visto un lindo gatito, procedió a extraer la molesta espina. El león, en
señal de agradecimiento, lo seguía donde fuera y años después, muerto ya el
santo, acongojado, murió sobre la tumba de su salvador
Hay también quienes afirman que la anécdota es apócrifa o que
en realidad le ocurrió a otro santo varón, Gerásimo. Tiene cierto sentido desde
el punto de vista geográfico, ya que Jerónimo estaba junto a Belén (hay un buen
trecho para recorrer hasta el río), mientras que Gerásimo construyó sus celdas
al norte del mar Muerto, a muy corta distancia del Jordán.
Sin embargo, si retratáramos hoy en día a beatas y santos que
ejercen el sacrosanto deber de traducir (en muchos casos por tarifas de
penitentes, pero esa es otra cuestión), veríamos en primer plano a un felino o
más. Hay quienes tienen preferencia por los perros, que además no suelen
pasearse por encima del teclado. No serán leones, pero conozco colegas que no
pueden concentrarse si su mascota no está cerca y para algunos hay que aclarar
si CAT suites se refiere a Computer
Assisted Translation, conjuntos de programas que suelen incluir una
memoria, herramientas de gestión de proyectos, etc., o simplemente algo que
tiene que ver con sus mascotas.
Vaya entonces mi saludo para este día del traductor,
extensivo a nuestros animales, testigos silenciosos de nuestra labor cotidiana,
esa que no nos llevará a figurar en el Santoral ni en una historieta de Marvel.
martes, 29 de septiembre de 2015
"Me hubiera gustado que Francia ganara la Guerra de la Independencia"
El cineasta Fernando Trueba, nacido en Madrid en 1955, que el 19 de septiembre pasado recibió el Premio Nacional de Cinematografía, realizó las siguientes increíbles declaraciones, para escándalo de las autoridades que le concedieron el galardón y de muchísimos españoles.
Según reproduce La Voz de Galicia, "El director Fernando Trueba ha
recibido en el marco del Festival de San Sebastián el Premio Nacional de
Cinematografía, con el que el Ministerio de Cultura distingue su trayectoria
profesional y su contribución al éxito del séptimo arte español.
"El ganador de un
Oscar por Belle Époque, agradeció el galardón, que recibió de
manos del ministro Íñigo Méndez de Vigo, y lo hizo con un discurso
reivindicativo en el que empezó desgranando por qué lo primero que pensó es que
no era la «persona indicada». «Y no es por modestia», apuntó en su regreso al
festival que hace tres años lo coronó con la Concha de Plata por El artista y la modelo.
"Según Trueba, que
acaba de cumplir 60 años, los premios «hacen a la gente más débil, más tonta y
más vieja», y por tanto le parecen hasta cierto punto «peligrosos». Pero la
palabra que más conflicto le genera del galardón es «Nacional»: «Siempre he
estado a favor de destruir las fronteras y jamás me he sentido español, ni
cinco minutos de mi vida», afirmó.
"«Culturalmente no
tengo identidad, por mucho que me guste Cervantes, no me gusta más que
Shakespeare, Diderot o Balzac, y lo mismo ocurre entre Velázquez y Rembrandt y
no digamos en la música», dijo este apasionado del jazz. Una pasión que le
valió una nueva nominación al Oscar con la película animada «Chico y Rita».
"No obstante,
reconoció con ironía que sí encuentra «cierto sentido» al verse en la tercera
palabra, Cinematografía. Eso sí, reivindicó que frente a quienes defienden el
origen sagrado del arte, éste es pornográfico. «Pensemos en las Venus del
paleolítico o la literatura, qué sería de ella sin ese componente sexual», se
preguntó.
"Antes de terminar, y
aprovechando la presencia del ministro, el realizador madrileño pidió al
gobierno «libertad y protección».
"«Muchas veces, el
Estado castiga en lugar de crear espacios para la libertad y la creación»,
señaló. Por eso, él sueña «con un Instituto Nacional Audiovisual que no dependa
del gobierno y unas televisiones públicas que lo sean de verdad».
"Sus palabras fueron
recibidas con un sonoro aplauso entre los congregados en el Museo de San Telmo
antes de dar paso al ministro Méndez de Vigo. Éste calificó el cine de
«antídoto contra la indiferencia», puso en valor el trabajo de los directores
españoles y declaró «tolerancia cero» a la piratería."
Quienes deseen oírlo a Trueba y ver la cara del Miinistro de Cultura español, puede hacerlo acá : https://www.youtube.com/watch?v=XCW0KXWWenY
No acallada la polémica, el domingo 27 de este mes, se conocieron los resultados de las elecciones catalanas.
La pregunta es si con este mar de fondo tiene sentido la actual autoridad madrileña pretenda gobernar la Península y, consecuentemente, si la policía de la lengua (cfr: Real Academia) debe arrogarse derechos que nadie le concedió.
lunes, 28 de septiembre de 2015
"Una vida llena de contradicciones, dudas, vacilaciones, inconsecuencias, miedos"
![]() |
Lino Novás Calvo |
Un traductor llamado Novás Calvo
Se cumplieron cincuenta
y cinco años de la primera publicación
en español de El viejo y el mar, la célebre novela de Ernest
Hemingway. El acontecimiento lo propició la revista Bohemia, de La Habana , que insertó de
manera íntegra el relato en su edición correspondiente a 15 de marzo de 1953.
Suceso que se inscribe en la celebración del centenario de Bohemia y en la de los ochenta años de
la primera visita a Cuba del gran narrador norteamericano.
La revista Life había
dado a conocer en inglés la novela en cuestión antes de que se publicara como
libro. Pagó
a su autor a razón de un dólar con diez centavos por palabra, lo que permitió
al escritor honorarios por casi treinta mil dólares. Bohemia le ofreció cinco mil pesos y
Hemingway aceptó a condición de que con ese dinero se compraran televisores
para los enfermos del leprosorio de El Rincón, al sur de la capital cubana.
Puso otra condición más. El traductor debía ser Lino Novás Calvo.
Hoy aquella edición de Bohemia que incluyó El
viejo y el mar es un objeto
de culto para coleccionistas y los que se interesan por la presencia de
Hemingway en Cuba. Bohemiatenía entonces una tirada que superaba
los 259 000 ejemplares y encuestadores independientes estimaban
que cada ejemplar era leído por ocho personas.
Circulaba no solo en Cuba, sino en todo el continente, con excepciones
como República Dominicana, donde el sátrapa Rafael L. Trujillo no la dejaba
entrar.
La edición en cuestión lleva en la
portada un magnífico retrato del escritor realizado por Orlando Yánez,
portadista habitual de la revista. En su interior, numerosas fotografías y
dibujos calzan la novela y parecen anticipar
la película que a partir de ella se filmara. No se da crédito al fotógrafo
ni al ilustrador, pero sí se consigna que la traducción es de Lino Novás Calvo,
lo que no sucede en todas las ediciones en español de El
viejo y el mar. En muchas de ellas se omite su nombre, aunque hacen
constar que se trata de una traducción autorizada por el narrador. Así sucede
en la primera edición cubana de la novela en forma de libro, hoy otra rareza
bibliográfica que los coleccionistas pagan a precio de oro en los mercados de
libros viejos de La Habana.
Fue gracias a la labor de Lino
Novás Calvo que William Faulkner comenzó a ser conocido en español, cuando dio
a conocer su versión de Sanctuary (Santuario)
publicada a instancias del traductor por Espasa Calpe, de Madrid, en
1933. Tradujo
asimismo, entre otros veinte títulos, Kangaroo (Canguro) de D. H. Lawrence, y Point
Counter Point (Contrapunto)de Aldous Huxley, publicados ambos con el sello
de Ediciones Sur, que dirigía Victoria Ocampo, en
Buenos Aires.
En unas confesiones que en 1948
hizo Novás al profesor Salvador Bueno, habla
sobre su relación epistolar con Sherwood Anderson y Eugene O’Neill y de la
influencia que algunos escritores norteamericanos ejercieron en él. Recuerda en
ese sentido a Caldwell y Steinbeck y, sobre todo, a Faulkner. Pero al mencionar
a Hemingway, cuya influencia también reconoce en su obra, hace una precisión:
“Es amigo personal mío”.
¿Cómo se conocieron? ¿En Madrid, en
los días de la Guerra
Civil , o en La Habana ? ¿Cuáles fueron los
detalles de esa relación? ¿Lo escogió Hemingway como traductor solo porque era
su amigo o porque lo reconocía como la persona más idónea para hacerlo?
Queda mucho por precisar todavía en
cuanto a esa amistad, pero algo anticipa Herminia del Portal, la viuda de Lino,
en una entrevista que entre 1992 y 1993 concedió en Nueva
York a Nedda G. de Anhalt para su libro Dile que pienso en ella. Los presentó en 1946 el
crítico y escritor norteamericano Hoffman R. Hays
a su paso por La Habana ,
a donde llegó procedente de Perú con destino a EE UU. Dice Del Portal que Hays
había traducido varios cuentos de Novás al inglés y quiso que conociera a
Hemingway.
En esa fecha, Novás Calvo no era
solo un
traductor reconocido, y un periodista de prestigio, sino un narrador que con su
novela Pedro
Blanco, el negrero (Espasa
Calpe, Madrid, 1933) había aportado, dice el ensayista Ambrosio Fornet, un
nuevo punto de partida a la novelística cubana.
QUEMANDO GASOLINA
Lino Novás Calvo
nació en un poblado de La
Coruña , Galicia, en 1905, y tenía siete años de
edad cuando un tío materno lo trajo a Cuba. Aquí desempeñó los oficios más
humildes. No pudo asistir a la escuela, pero ya en 1928 lograba publicar
algunos poemas en la importanteRevista de
Avance. Obtuvo, en
1930, mención en un concurso de cuentos, y al año siguiente la revista Orbe,
que publicaba el Diario de la Marina , le encargó su corresponsalía en
Madrid. Poco tiempo después desaparecía esa publicación y Novás Calvo, varado
en España, lograba, gracias a la recomendación indirecta de Miguel de Unamuno,
una plaza de bibliotecario en el Ateneo de Madrid. En la capital española,
además de la ya aludida Pedro Blanco, el negreroda a conocer, en
1936, Un
experimento en el barrio chino.
El inicio de la Guerra Civil lo
sorprendió en Madrid. Se incorporó al Quinto Regimiento y llegó a alcanzar el
grado de Oficial de Enlace en la brigada de Valentín González (Campesino). Escribe crónicas y reportajes,
entre ellos uno sobre la muerte en combate y el entierro del periodista
cubano Pablo
de la Torriente Brau ,
y, por sus conocimientos de los temas militares, se le llega a considerar un
analista muy seguro y confiable.
Regresó a Cuba, luego de pasar por
Francia, en 1939. Trabajó aquí en el periódico Hoy,
órgano del Partido Socialista Popular, al que estuvo afiliado durante un
tiempo. Cuando se separó o lo separaron de esa organización política, empezó a
trabajar para Bohemia. Por las confesiones que escribió para
el profesor Salvador Bueno sabemos por el propio Lino que
una de sus tareas en Bohemia era
la de traducir de manera íntegra la revista Times a
fin de que el director pudiera seleccionar lo que daría a conocer en su
publicación. Hacía además otras traducciones que firmaba o no, y escribía las
secciones Así va la ciencia y En pocas palabras, que aparecían sin crédito.
En 1942 su cuento “Un dedo encima”,
obtiene el Premio Nacional Alfonso Hernández Catá, la distinción literaria
cubana más prestigiosa y codiciada hasta 1959. En 1943 su libroLa luna nona mereció
el Premio Nacional de Cuento, que otorgaba el Ministerio de Educación. Obtuvo
además los importantes premios periodísticos Enrique José Varona y Eduardo
Varela Zequeira. Este último con el reportaje “Guerra de nervios en Santa
Lucía”, publicado enBohemia sobre las luchas campesinas y
el asesinato de Sabino Pupo.
Fue profesor de francés en la Escuela Normal para
Maestros de La Habana. En
1954 asumió la dirección de información en Bohemia. En 1960 participó como jurado en el
primer concurso Casa de las Américas. En ese mismo año, Miguel Ángel Quevedo
pide asilo en la embajada del Perú, en La Habana. Al enterarse de la noticia, Lino Novás
Calvo, desconcertado, se comunica por teléfono con Enrique
de la Osa , que
sustituiría a Quevedo en la dirección de la revista.
-El Director se ha asilado –dijo
Lino a Enrique-. ¿Qué haremos ahora?
-Yo me quedo –respondió Enrique-. Haga usted lo que le
parezca mejor.
Nadie lo perseguía, pero Lino Novás
Calvo pidió protección a la embajada colombiana y salió del país. Trabajó hasta
que la salud se lo permitió como profesor de la Universidad de
Syracuse. Murió
en 1983 en Nueva York.
Otros títulos suyos son: No sé quién soy (1945) Cayo
Canas (1946) Cubano
de tres mundos (1956) y El
otro cayo (1959). En 1990 se
publicó en La Habana
su Obra
narrativa, un volumen de casi 500 páginas, y en 1995 apareció en Santiago
de Cuba Ocho
narraciones policiales. Una
pequeña parte de su quehacer para la prensa está en el libro Lino
Novás Calvo: periodista encontrado (2004).
Contiene, entre otros materiales, la crónica titulada “Quemando gasolina:
confesiones de un botero”, que a ratos parece escrita para nuestros taxistas y carreros
actuales.
A BELLERGAL Y
PESADILLA
En su entrevista
con Anhalt, Herminia del Portal recordaba al que fue su esposo. Dice: “Lino no
era un ser normal. Tenía obsesiones. Terrores. Se sentía acorralado.
Perseguido”. Dice además: “Vivía en el terror. Embrujado. Poseído”. Lo cierto
es que después de su regreso a Cuba, tras el fin de la Guerra Civil
española, vivirá en una angustia existencial y creativa inenarrable. Quizás no
podía ser de otra forma en un hombre que, en los días de esa contienda, pasó toda
una noche en un calabozo, en espera de que lo fusilaran, y
se vio libre a la mañana cuando se comprobó que había víctima de una calumnia.
El 9 de abril de 1945 escribía a su
amigo José Antonio Portuondo: “[…] Hay que vivir con los defectos ajenos. La
razón está en que yo vivo, ahora más que nunca, en un perenne mal humor, con
angustias, miedos, afanes, temores, depresiones y baches de todo tipo. Estoy a
Bellergal y pesadilla…”
Nada lo entusiasma. Dice que en
Herminia del Portal encontró la mujer ideal, pero, señala, tiene
sus mismos defectos. La pequeña hija de ambos le causa tanta alegría como
preocupación. Apenas tiene ganas de escribir. Siente que le falta idioma porque
el lenguaje “está manido, viciado, emporcado por el uso; todas las imágenes
están asendereadas y todos los giros gastados”, y siente además que le sobran
técnicas porque las nuevas formas de expresión obligan al narrador a buscar
toda suerte de recursos que al final forman en su
cabeza un dédalo de posibilidades sin una posibilidad real. Los libros que
tiene en proceso editorial, más que alegrarlo, lo inquietan. Sabe que se les
hará el vacío crítico más completo y le buscarán animosidades. “Entre escribir
y romper, dice, en eso se entretiene uno”. Escribe también: “En vez de
hacer novelas, habría que hacer nación. Lo malo es que nadie se pone de acuerdo
sobre cómo se hace eso”.
En realidad, a Lino Novás Calvo le
duele Cuba; le duele la sociedad en que vive. Sabe, con Lezama Lima, y lo dice
explícitamente, que si la cultura cubana no tiene “propósito y misión” es
porque tampoco los tiene el país. “Vuelve uno la vista en derredor y analiza.
¿Y qué encuentra? Encuentra maldad, envidia, deslealtad, veneno, egoísmo,
pretexto, calumnia, mentira, insidia, simulación. Entonces se huye en estampía,
y cada uno trata de salvarse como puede”, dice en otra carta de 1947. Y en
otra, del año siguiente: “Nos estamos encuevando. O quizás sea que nos están
encuevando. Tú sabes, estorbamos. Todo el que quiera hacer algo y decir algo
con sinceridad, estorba. El campo está en poder de los simuladores: los Mañach,
los Ichaso, los Marquina, los Lázaros, las Saras…” En una carta de 1946 concluye:
“Nos falta un ideal, un designio, un destino, un propósito que nos saque de
estos remolinos, rencillas, resquemores, personalismos, narcisismos y crónicas
sociales”.
Conoce Lino el por qué de sus
carencias. Escribe: “Me falta una misión, la misión de estar identificado con
algún sector humano en marcha, con fe, con generosidad, con idealidad, con
amor, con sacrificio, con pasión, y con un propósito y contra algún estorbo.
Esto viene a ser militancia en arte”. Pero él ya no milita. Cree que el partido
al que perteneció tendría una salvación: “repudiar a la URSS y quedarse como partido
de clase puramente cubano, y americano, que mira sobre todo por los intereses
directos o inmediatos de esa clase […] Pero las señales son otras. Ah, y desde
luego, tendría que soltar unos cuantos gomígrafos y discos y clichés y aceptar
la verdad donde quiera que la encontrara. Y jugar más limpio y menos fríamente
con los hombres, y los sentimientos, y los valores morales. Menos estrategia y
menos táctica y menos funcionalismo y más alma y humanidad. Pero también eso es
difícil”.
MÁS DESVALIDO QUE NUNCA
La vida de Lino
Novás Calvo parece una novela. Una vida llena de contradicciones, dudas,
vacilaciones, inconsecuencias, miedos.
Se le tuvo por hijo ilegítimo hasta
que, a los siete años, su madre se enteró de que el padre lo había reconocido
en secreto. En Madrid mariposeaba con los marxistas, pero era un escritor
conservador y católico, José María Chacón y Calvo, quien le pagaba el Ateneo para
que tuviera calefacción y pudiese trabajar en su
biblioteca. En España peleó al lado de la República pese a que, desde
el comienzo de la contienda, estuvo convencido de que los republicanos
perderían la guerra contra Franco. Sin ser comunista, se vio un día afiliado a
ese partido por la mera razón de pertenecer al Quinto Regimiento…
Muy caro le costó, ya en La Habana , expresar en público
su desacuerdo con el pacto Hitler-Stalin. Fue uno
de nuestros grandes periodistas, pero hacía su trabajo con desgano. Se
desempeñaba como profesor auxiliar de francés en la Escuela Normal para
Maestros y los alumnos, que le apodaban Hirohito por su parecido con el
Emperador de Japón, le ponían rabo.
El hombre que para vivir, durante
los primeros años de su estancia en Cuba, fue mandadero y dependiente de
fondas, carbonero y cortador de paños, taxista, contrabandista de alcoholes y
boxeador hasta que lo noquearon, y que convivió en España con la muerte, no
pudo nunca imponerse al alumnado. Lezama Lima le aconsejó que lo enfrentara,
que mentara madres si era preciso. Lino siguió el consejo y le mentó la madre a
un estudiante. Mejor hubiera sido que no lo hiciera. Se echó a llorar y se vio
consolado y compadecido por aquellos mismos jóvenes que minutos después
siguieron haciéndolo blanco de sus burlas.
Aun, sin embargo, no
había vivido lo peor. Sobrevino un cambio de ministro y el nuevo titular de
Educación se empeñó en racionalizar plazas en la Escuela Normal. Y
Novás Calvo, que dominaba el inglés y el francés y había traducido algunas
obras de Balzac, se vio de patitas en la calle,
cesanteado.
Los evaluadores no se contentaron
con quitarle la plaza, sino que lo humillaron al calificarle con dos puntos
sobre cien aquella ingente labor de traducción. Lino tenía todas las de perder
porque carecía de título universitario. Pecado mortal en un país con tantos
títulos sin profesionales. Aún así apeló al Ministro. Le
concedieron la cita. Y ya en el antedespacho del funcionario un ujier le
advirtió que no se entraba en aquella oficina con el sombrero puesto y, sin
darle tiempo a reaccionar, se lo sacó de un manotazo. El incidente precipitó
a Lino
Novás Calvo en el derrumbe total. Terminó
por convencerse, ya de manera definitiva, de que nada valía ser un escritor
de su talla en un país donde un conserje
podía permitirse, impunemente, un atrevimiento semejante.
Diría a Salvador Bueno: “Así
comienza una nueva época para mí, la más desdichada que recuerdo. Por
inesperado, por injusto, por incomprensible, el despojo me dejó gravemente
averiado. Se me han multiplicado los reveses […] //Todos mis planes y trabajos
quedaron paralizados […] //Lo
único que pudo hacer ahora es traducir para Bohemia y
hacer algunas secciones fijas de humor y ciencia. Mi trabajo es ahora mucho más
lento, debido a los calmantes que debo tomar a diario, en grandes dosis. Este
acto me ha demostrado que tampoco valen nada los méritos ni esfuerzos culturales. Tal demostración
me ha dejado psicológicamente más desvalido que nunca. Se me han caído los
últimos asideros. Ahora no me queda nada, salvo Dios, al que he vuelto
silenciosamente”.
FINAL LENTO CON SUICIDIO
Recordemos que
Hemingway pidió que aquellos cinco mil pesos que le ofreció Bohemia por la publicación de su novela
se destinaran a la compra de televisores para
los enfermos de El Rincón. En 1953, esa suma alcanzaría para adquirir en un
comercio minorista unos diez aparatos de televisión.
Norberto Fuentes, en su libro Hemingway
en Cuba, afirma que no está claro que pasó finalmente con esos honorarios,
pero más adelante asevera en la misma página que
“la historia termina con los televisores instalados”. Fuentes asegura haber visto en
los archivos de Finca Vigía, la residencia cubana del escritor, una
docena de documentos que evidencian irregularidades.
En algunas de esas cartas, la administración
de la revista se apresura a informar a Hemingway que los televisores serán
adquiridos en fecha próxima, y en otras, que los equipos en cuestión están a
punto de ser instalados. Se conserva asimismo una carta de Lino a Hemingway en
la que le aclara que no tiene nada que ver con las
demoras de la administración y añade que le preocupa el largo silencio del
escritor para con él y que no responda a sus llamadas. Al final, todo se
resolvió y el hospital de El Rincón dispuso de los televisores.
Bohemia convirtió a Miguel Ángel Quevedo, su
director-propietario, en una figura poderosísima,
alguien con influencia ilimitada en la vida nacional, al punto de que llegó a decirse
que la dirección de Bohemia era
la segunda posición de la
República.
La relación con Francisco Saralegui, el zar
del papel en Cuba y administrador de la revista, llevó a Quevedo a hacer
grandes inversiones en los años finales de la década de los 50.Bohemia estrenó
un nuevo edificio en la
Avenida de Ranchos Boyeros y adquirió las revistasCarteles y Vanidades, propiedad de Alfredo T. Quilés.
Al triunfar la Revolución
tenía deudas que superaban los dos millones y medio de pesos.
Enterado de esa situación, el comandante Fidel Castro mandó a decirle por
intermedio del capitán Antonio Núñez Jiménez que el Gobierno Revolucionario
asumiría ese
compromiso.
Quevedo se negó a aceptar el
ofrecimiento. A mediados de 1960 se fue del país.
Sobreviene entonces un periodo de
su vida que en Cuba se ha conocido de manera insuficiente y tergiversada. Al
llegar a Nueva York encontró que la salida de Bohemia estaba
asegurada, y que tenía además a su disposición una gran oficina y un gran
apartamento. Allí estaba Bebo Saralegui, uno de los hijos de su antiguo socio, y
no tardaría en aparecer Carlos Mauricio Castañeda. El grupo se completaría con
la llegada de Lino Novás Calvo y su esposa, que había dirigido en Cuba la
revista Vanidades.
Le supongo a Quevedo la
inteligencia suficiente para percatarse que aquella
revista de lujo en que se convirtió Bohemia, aquella gran oficina, aquel gran
apartamento, todo aquel aparataje que permitía asumir la revista, estaban
financiados por la CIA. Pero
no se percató que Saralegui, Castañeda y Herminia del Portal y no sé hasta qué
punto Lino Novás Calvo se confabularon en su contra empeñados, como estaban, en
dejar a Bohemia de la mano, cada vez con una
tirada más reducida, y echar a andar y fortalecer otra revista, Vanidades
Continental, lo que consiguieron.
Cuando Quevedo se percató de la
traición nada
podía hacer. Quiso entonces salir de EE UU y para hacerlo debió reconocer a la CIA una deuda de casi cinco
millones de dólares. Se estableció al fin en Caracas. Pensó que la sociedad con
los Capriles y los De Armas, grandes distribuidores de revistas, le asegurarían
la salida de Bohemia. Nuevo fracaso.Bohemia no era ya ni la sombra de lo que fue y
para hacerle el trago más amargo se vio convertido en empleado de los que creyó
sus socios. Era el director nominal de la revista. Pero no se le permitía
decisión alguna y llegó a impedírsele la entrada a su propia oficina.
Circuló por ahí una carta, muy
publicitada por los medios anticubanos, en la que Miguel Ángel Quevedo se
reprochaba el papel que había hecho asumir a Bohemia en
los días de la dictadura batistiana. Es una carta patética, pero hay que decir
enseguida que también es apócrifa. Quevedo nunca se arrepintió de nada. La
escribió, plenamente consciente de su falsedad, Carlos Alberto Montaner padre.
Lo cierto es, me aseguran fuentes autorizadas del entorno íntimo de Quevedo,
que Fidel al enterarse de su angustiosa situación en Caracas le dejó saber, a
través del canciller Raúl Roa, que las puertas de
Cuba estaban abiertas para él.
Como la vez anterior, tampoco
aceptó Quevedo en esta ocasión el ofrecimiento del jefe de la Revolución. Y
terminó suicidándose. Era un mal hereditario. También su padre se había privado
de la vida.
viernes, 25 de septiembre de 2015
Un hallazgo en la Chicago argentina
Con un error monumental
en el primer párrafo (Sigmund Freud como "padre de la psicología" y no del psicoanálisis) , ayer, 24 de septiembre, Marcos Cicchirillo publicó en La Capital ,
de Rosario (Argentina), la siguiente noticia con ribetes francamente
espectaculares. De acuerdo con la bajada: “Investigadores
locales las encontraron cuando digitalizaban el archivo del psicoanalista Angel
Garma. Están escritas en una grafía especial de puño y letra del padre de la
psicología.”
Descubren en Rosario
tres cartas inéditas
que escribió Freud en la década de 1910
En
medio de casi tres mil cartas y documentos del archivo personal de uno de los
pioneros del psicoanálisis en Argentina, Angel Garma, investigadores locales
descubrieron tres textos inéditos de puño y letra del padre de la psicología,
Sigmund Freud, escritos en una grafía particular: sütterlin, que se popularizó
en las escuelas primarias alemanas a partir de 1910.
A comienzos de año, Guillermo Ferragutti trabajaba en la
digitalización del archivo personal de Garma, en el Centro de Documentación de la Unidad de Investigaciones
Socio-históricas Regionales (Ishir-Conicet/UNR/UNju/UNco), y leyó en la parte
superior de una carta: “Prof. Dr. Freud. Wien, IX, Berggassen 19” . Y lo confirmó segundos
después cuando vio la firma: “Freud”. A partir de allí empezó todo un recorrido
con las tres cartas, de las que hasta ahora se desconocía su existencia.
El material estaba siendo digitalizado a pedido de
investigadores del Centro de Estudios Históricos del Psicoanálisis en la Argentina (Cehpa) de la Facultad de Psicología de
la Universidad
Nacional de Rosario (UNR), codirigido por Soledad Cottone y
Ana Bloj. Esta última había recibido los documentos en carácter de préstamo de
manos de la hija de Garma, Carmen, antes de enviarlos a Bilbao como fue el
deseo de su padre.
Las cartas de Freud, fechadas en 1911, 1916 y 1917, abrieron
varios interrogantes, explicó Cottone. Entre ellos si las mismas podrían haber
estado destinadas a Garma, pero era demasiado joven para haber podido mantener
correspondencia con Freud en esos años, dado que nació en 1904. Otro de los
interrogantes era su contenido. Se consultó al profesor titular del
Departamento de Idiomas Modernos de la
UNR , Héctor Piccoli, junto con otros especialistas en
germanística, quienes les hicieron saber a los investigadores rosarinos que
estaban escritas en sütterlin. Se trata de una forma especial de la caligrafía
Kurrent creada por Ludwig Sütterlin que se popularizó a partir de 1911 y hasta
se impuso como obligatoria en las escuelas alemanas, hasta que fue prohibida
por el nazismo.
“La pauta que nos daba esta caligrafía es que las cartas
habían sido enviadas dentro de los límites del imperio y a alguien capaz de
leer sütterlin, porque Freud manejaba muchos idiomas y, evidentemente, si
eligió esa caligrafía estaban destinadas a alguien de esas latitudes”, explicó
José Ignacio Allevi, becario del Conicet y miembro del Cehpa.
Cottone agregó que llegaron a terminar de descifrar lo
escrito con una maestra austríaca de castellano y alemán de 87 años, que había
aprendido sütterlin de su madre. Así se terminaron de traducir las palabras que
faltaban. Las cartas se transliteraron al alemán y a partir de allí se
tradujeron al castellano.
Según explicó Cottone, de las traducciones se puede inferir
que dos de las cartas, las más breves, son respuestas a consultas espontáneas
de personas que preguntaban acerca de algún síntoma puntual. La tercera, más
extensa, puede haber sido la contestación a correspondencia de un ex paciente
que describe cómo siguió su vida luego de terminar la terapia y Freud le hace
una devolución.
Le plantea a ese ex paciente —de manera muy sutil— varias
cosas, entre ellas que no abuse de las aguas termales y respecto de la relación
que sostiene esa persona con una mujer. A partir de este punto se abrieron
varias líneas de investigación, fundamentalmente relacionadas a cruzar esta
información con otros archivos internacionales de Freud.
¿Pero cómo llegaron esas cartas a manos de Garma? Avelli
opinó que “Garma se analizaba con Theodor Reik, discípulo directo de Freud.
Tenemos la hipótesis de que él se las podría haber entregado a Garma como un
regalo, como algo casi simbólico”.
“También puede haberlas encontrado en algún espacio asociado
al coleccionismo y haberlas comprado”, añadió Sandra Fernández, investigadora
del Ishir.
Los originales de las tres cartas inéditas escritas por Freud
estarán expuestos en el marco de la muestra “Construcciones del Psicoanálisis
en Argentina” a partir de mañana en el Espacio Cultural Universitario (ECU),
San Martín 750. Allí podrán verse también programas académicos, apuntes de
clase, actas de la
Asociación Psicoanalítica Argentina y la recreación de un
consultorio de época, entre otros materiales relevantes para la difusión del
psicoanálisis en el país.
El mejor debut para el
centro documental de Psicología
Con este objetivo, en el Centro de Documentación del Ishir se
digitalizan fuentes que luego servirán a los historiadores. “Siempre se cree
que el archivo es un lugar donde se dejan cosas viejas, pero es mucho más que
eso”, afirmó la investigadora del Ishir Sandra Fernández. “En un archivo no
sólo se conserva información, sino también se la mejora y prepara para que
pueda ser accesible de manera rápida y eficiente”. Los investigadores del
Centro de Documentación del Ishir aún no pueden salir de su asombro: qué mejor
debut que hallar a poco de abrir tres cartas inéditas del padre del
psicoanálisis, para constituir archivos como fuente primaria de información y
de cara a la internacionalización de la producción local de psicoanálisis.
Una de las integrantes del Ishir, Soledad Cottone, resaltó
que la profusa documentación de Garma expone un intercambio epistolar desde los
años 40 con personalidades de todo el mundo, con las asociaciones de
psicoanálisis de Brasil, EEUU, así como miradas sobre las rupturas dentro de
las Asociación Psicoanalítica Argentina en los años 70. El Centro de Estudios
Históricos del Psicoanálisis en la
Argentina se creó con el objetivo de recuperar prácticas y
producciones psicoanalíticas. Este proyecto sienta las bases para futuras
investigaciones y discusiones, tanto históricas, profesionales como
institucionales, que permitan la recuperación y enriquecimiento de los debates
en un esfuerzo por hacer de los archivos no sólo una fuente de información,
sino también una garantía de derechos y un ejercicio de la memoria
institucional.
jueves, 24 de septiembre de 2015
Las posibles relaciones entre la traducción y los oficios artesanales
El traductor cubano José
Aníbal Campos publicó en El Trujamán del 15 de septiembre pasado la
siguiente reflexión sobre los problemas que plantea la palabra “traducir” en
alemán.
Intraducibles traducciones de traducir
Quizás
en ningún otro idioma europeo los verbos para referirse a la traducción tengan
tantos matices implícitos y difíciles de traducir como en la lengua alemana. El
verbo más común (übersetzen)
tiene dos variantes, una partitiva y otra no partitiva. Über-setzen (la
variante partitiva) significa cruzar, trasladar, llevar de un sitio otro, de
una orilla a la otra, de ahí que en la imagen del barquero sea una de las más
usadas en alemán para referirse a los traductores (existe incluso un premio
llamado Die Übersetzerbarke, la Barca del Traductor,
otorgado con cierta regularidad por el gremio de los traductores alemanes a
personalidades del mundo del libro o la cultura que han realizado una labor
encomiable en la divulgación del trabajo de los «barqueros de la
literatura».
Otra ingeniosa variación de ese verbo nos la ofrece un
espléndido aforismo: «Übersetzen? Üb’ersetzen!» (literalmente: «¿Traducir?
¡Ejercitarse en sustituir!», pero que yo prefiero traer al español irónicamente
de este modo: «¿Traducir? ¡Ejercitarse en suplir!», por el tañido de «suplicio»
que se oye vagamente en esa última palabra).
Sin embargo, el verbo alemán que más me gusta para referirse
al acto de traducir es übertragen.
El prefijo cumple aquí la misma función que en über-setzen, pero el verbo tragen (portar, llevar, soportar, cargar y un
larguísimo etcétera) alude a ese peso que se echan encima los Sísifos
traductores cuando han de traer a hombros, desde el territorio opuesto, la
boronilla de una lengua que servirá para confeccionar las piedras que levanten
la casa nueva en el terreno propio.
Pero hay más: nachdichten es otro verbo de gran belleza
polisémica. Dichtenes el verbo para
sintetizar, adensar, impermeabilizar y, especialmente, para lacomposición de textos literarios. En alemán, como
en cualquier lengua, una persona alfabetizada puede ser un escritor
(literalmente un «colocador de letras»), autor de uno o varios libros, pero no
todo el mundo alcanza la condición de Dichter.
En este caso, el verbo se usa más para la traducción de poesía, y vendría a
indicar lo que en español, a falta de mejor solución, llamamos «versión».
Lo que, por encima de todo, me atrae de estas formas de
aludir al proceso de traducción es su relación, todavía, con algún oficio
artesanal (oficios, además, que con el desarrollo de la tecnología están casi
en vías de extinción, como el de barquero o el de estibador).
Esa misma tecnología, la que nos ha traído un grado de
democratización de la cultura apenas conocido antes, constituye el instrumento
de un proceso que es tan bienvenido como peligroso. Cualquiera puede
actualmente mostrar su creatividad en público sin necesidad de subordinarse a
los canales «oficiales»; pero también cualquier persona sin oficio, sin apenas
experiencia (o simplemente sin talento), puede evacuar a través de la red los
detritos de su afán de notoriedad (e incluso tener éxito de público entre otro
centenar de internautas con similares trastornos de evacuación).
Y aunque una búsqueda en Google puede ahorrarnos ahora mucho
tiempo (y hasta espacio y polvo en las estanterías de casa), la verdadera
traducción de literatura sigue ubicada –quiero creer– en un ámbito artesanal
que casi recuerda al de los amanuenses medievales: un ámbito de trabajo en el
que la paciencia, la dedicación, el trabajo arduo y hasta la ceguera o la
literal puesta en peligro de partes del propio cuerpo (¡ay, en «nombre de la –puñetera–
rosa»!) dejan su huella en el resultado.
miércoles, 23 de septiembre de 2015
"Se ha ido un hijo predilecto de los biniza"
La noticia fue publicada por Diana Manzo, el
10 de septiembre pasado en La Jornada , de México.
Se refiere a la muerte de Víctor de la Cruz , importante poeta, traductor y lingüísta
mexicano.
Falleció ayer el poeta y lingüista Víctor de la Cruz
Juchitán, Oax. La
tarde de ayer, nueve de septiembre, el poeta, traductor, investigador,
lingüista, historiador y miembro de la Academia Mexicana
de la Lengua
(AML), Víctor de la Cruz ,
falleció a la edad de 79 años, cobijado por sus ancestros, los binizaa
(zapotecas).
Nació en 1946, fue el segundo doctor
en el estado de Oaxaca que ocupó la silla dentro de la AML , después del escritor Andrés Henestrosa también
zapoteco.
De la Cruz vivió sus últimos días
en el municipio de la Ollaga ,
donde disfrutaba de tardes debajo de un enorme árbol, recostado en su hamaca.
Le gustaba observar correr las aguas de su “ojo de agua”, un afluente natural
donde recreaba su mente para plasmar historias de los pueblos indígenas.
El poeta y lingüista cursó la
licenciatura en Derecho y el doctorado en Estudios Mesoamericanos, ambos en la Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM), máxima casa de estudios del país.
En 1974, ingresó al Instituto
Tecnológico del Istmo como profesor de Filosofía, Historia y Redacción en donde
impartió cátedras durante cinco años. En 1979 y 1980 trabajó como profesor en
el programa de formación profesional de etnolingüistas del Centro de
Investigaciones Superiores, del Instituto Nacional de Antropología e Historia
(INAH). También fue asesor del Centro de Investigación y Desarrollo “Binnizá”,
A. C. (zapoteco del Istmo), y del Centro de Investigaciones y Estudios
Superiores en Antropología Social (CIESAS), en Oaxaca.
Su obra de mayor trascendencia fue La flor de la palabra” en donde
recopila datos a modo de la literatura zapoteca, texto reconocido a nivel
internacional.
Sus obras, tanto científicas como de
poesía, han sido traducidas al inglés, francés, italiano y alemán. De su
narrativa destacan Primera voz
(1968), El problema de la
validez del derecho”(1973), 'Diidxa' sti' Pancho Nácar (1973-1982), y Los niños juegan
a la ronda (1974).
Fue uno de los creadores de la
revista zapoteca Guchachi Reza,
de mayor trascendencia entre los literatos indígenas, la cual se distribuyó por
toda la República
Mexicana.
Víctor de la Cruz recibió premios y
distinciones, entre ellos el Premio Nacional de Ensayo para el Magisterio, el
Casa Chata, y un reconocimiento al Mérito en Investigación Científica del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), y el Premio Francisco
Javier Clavijero.
Entre otras obras de su autoría,
sobresalen: Cuatro elegías (1979), Dos que tres poemas (1979), Canciones zapotecas de Tehuantepec (1980-1983), Corridos del Istmo”(1980-1983), Las guerras entre aztecas y
zapotecas (1981) y La rebelión de Che Gorio Melendre (1983), Aspectos históricos de la educación
en Oaxaca, La educación en las épocas
prehispánicas y colonial en Oaxaca (1989), Jardín de cactus (1991) y Antología literaria de Oaxaca”(1993).
La comunidad de poetas y escritores
en el Istmo de Tehuantepec lamentó su partida, tras afirmar que “se ha ido un
hijo predilecto de los biniza´ (zapotecos)”, a quién recordaran y añoraran para
siempre.
Etiquetas:
Traductores mexicanos,
Víctor de la Cruz
martes, 22 de septiembre de 2015
Christopher Marlowe completo en castellano
Con edición de Andreu Jaume y versiones de Aliocha Coll, Andrés Ehrenhaus y el mencionado editor, la editorial Penguin Random House acaba de publicar en su colección Penguin Clásicos la Obra completa. Teatro y poesía, del dramaturgo y poeta isabelino Christopher Marlowe.
El sólido volumen de 587 páginas incluye Dido, reina de Cartago, Tamerlán el grande, El judío de Malta, La trágiga historia del doctor Faustus, Eduardo II y La masacre de París, además de los poemas "Hero y Leandro" y "El pastor apasionado a su amor". Las últimas cincuenta páginas del libro quedan reservadas a las notas.
El sólido volumen de 587 páginas incluye Dido, reina de Cartago, Tamerlán el grande, El judío de Malta, La trágiga historia del doctor Faustus, Eduardo II y La masacre de París, además de los poemas "Hero y Leandro" y "El pastor apasionado a su amor". Las últimas cincuenta páginas del libro quedan reservadas a las notas.
Así, este volumen necesario, viene a sumarse a otras traducciones de Marlowe realizadas con anterioridad por Javier Adúriz y Ana Bravo, así como por Marcelo Cohen o Mónica Maffia, entre otros traductores argentinos, o José Alcalá Galiano, Julio César Santoyo y José Miguel Santamaría, entre los españoles. El cotejo de versiones constituirá seguramente un interesante ejercicio para los especialsitas.
lunes, 21 de septiembre de 2015
El final de una larga sociedad
![]() |
Daniel Divinsky y Kuki Miller |
El Administrador de este blog siempre pensó que la actividad de Daniel Divinsky había sido sobrevalorada, acaso por la manera en que el editor fogoneó su propia reputación a lo largo de su ya dilatada trayectoria. Está, sí, una primera etapa heroica y luego la censura y persecución de la que fue objeto durante la dictadura militar. Sin embargo, podría decirse que terminada ésta, en las últimas décadas, lo principal de Ediciones de
Todo
esto sería apenas una opinión entre un mar de otras opiniones, si Divinsky en
algún momento no hubiese mostrado la hilacha. Esto ocurrió el 15 de agosto de
2009, cuando, en la sección Flora y Fauna de la revista Ñ, no pudo con su genio. En la columna en cuestión se recogieron
los dichos de Divinsky en una mesa redonda que, con el título “Los pioneros de
la edición independiente”, se realizó en la Biblioteca Nacional
de Argentina. Allí, según recuerda el artículo, una señora del público levantó
la mano para manifestar: “Aquí también debería estar (José Luis) Mangieri”. Lamentablemente,
Mangieri había muerto seis meses antes. Pero la señora había querido mentarlo
porque su obra –tanto la visible como aquella que no se puede cuantificar– había
dejado en muchos lectores una impronta imborrable. Divinsky, entonces, con un
gesto que de manera benévola podríamos considerar de mera envidia, no se privó
de señalar: “Sí, fue una buena persona y un gran amigo. Pero pudo editar lo que
editó porque tenía una mujer norteamericana y multimillonaria”. La afirmación
de Divinsky era una infamia ya que Mangieri –que, dicho sea de paso, nunca fue
amigo de Divinsky, sino apenas colega–, a pesar de haber publicado alrededor de 800 títulos en sus cuarenta años de labor editorial, vivió y murió en la pobreza, llegando a
hipotecar su casa en varias oportunidades para publicar libros que consideraba
importantes, dato que contrasta con las muchas historias que giran alrededor
del supuesto altruismo del dueño de De la Flor. Lea Fletcher, la mujer de Mangieri, a pesar
de ser una prestigiosa académica estadounidense, subsistía de su ocasional
trabajo como traductora y ayudaba a su marido componiendo sus libros en una
vieja computadora. Y eso lo sabía todo el mundo. Sobre todo, sus amigos (y de paso, qué curioso que Divinsky, señalándose amigo de Mangieri no lo supiera). Por lo tanto, la reacción no
se hizo esperar y en las semanas siguientes hubo un aluvión de cartas de
escritores, artistas e intelectuales que pusieron las cosas en su lugar. Los
primeros, y con una altura conmovedora, Martín y Andrea Mangieri, hijos del
editor. Luego, como siempre, pasó el tiempo y muchos se olvidaron del incidente. .
Ahora,
Divinsky vuelve al ruedo. Claramente peleado con su ex mujer, le vendió su
parte de Ediciones de la Flor
y lo hizo promocionando el gesto con mails
y entrevistas, sin olvidar ponerse en el sitio de víctima (y no sólo por las
varias colonoscopías que, en la entrevista que se reproduce en esta entrada y dando clase de buen gusto, confiesa haber tenido que hacerse). Por la poca
memoria del público y por la hipocresía de muchos intelectuales, esa estrategia
siempre le ha servido este editor al que la historia, sin duda, alguna vez observará con más detalle.
Lo que sigue es la entrevista que le realizara Silvina Friera en el diario Página 12 del domingo 20 de septiembre pasado. En la bajada se lee: "El fundador de la editorial que desde 1966 publicó a Walsh, Fontanarrosa y Quino, entre otros, le cedió su parte a Ana María 'Kuki' Miler, su ex esposa y ex socia. 'No me sentía con fuerzas ni para continuar en una pelea ni para seguir trabajando tan intensamente', dice.
“El renunciamiento de Daniel” podría ser el título de una obra de teatro que deja un sabor amargo. Ningún final, por más meditado que sea, es feliz. La ironía es un arma afilada en manos del último editor de raza. “Ahora tengo mucho tiempo libre”, bromea Daniel Divinsky, el creador de Ediciones dela Flor –que empezó a funcionar
en 1966– con casi cincuenta años de experiencia y olfato, de convicción y
hedonismo ecléctico que le permitieron construir un catálogo diverso con Quino,
Roberto Fontanarrosa, Rodolfo Walsh, Fogwill, Maitena, Liniers, Vinicius de
Moraes, John Berger y Umberto Eco, por mencionar apenas un puñado de un listado
inabarcable. A los 73 años, Divinsky decidió alejarse del sello. La editorial
quedará a cargo de Ana María “Kuki” Miler, quien fue su esposa durante casi
cuarenta años, hasta que se separaron, en 2009. “El viernes pasado, luego de
complicadas mediaciones, firmé la cesión a precio irrisorio de mi parte en
Ediciones de la Flor
a mi ex socia –cuenta el ex editor en un email que circuló esta semana–.
Decisión dolorosa, que me tiene muy triste, pero al mismo tiempo aliviado: la
convivencia laboral se había tornado imposible y todo proyecto mío se
estrellaba con su enconada negativa.”
Lo que sigue es la entrevista que le realizara Silvina Friera en el diario Página 12 del domingo 20 de septiembre pasado. En la bajada se lee: "El fundador de la editorial que desde 1966 publicó a Walsh, Fontanarrosa y Quino, entre otros, le cedió su parte a Ana María 'Kuki' Miler, su ex esposa y ex socia. 'No me sentía con fuerzas ni para continuar en una pelea ni para seguir trabajando tan intensamente', dice.
Cambio de firma para un sello mítico
“El renunciamiento de Daniel” podría ser el título de una obra de teatro que deja un sabor amargo. Ningún final, por más meditado que sea, es feliz. La ironía es un arma afilada en manos del último editor de raza. “Ahora tengo mucho tiempo libre”, bromea Daniel Divinsky, el creador de Ediciones de
Divinsky, el hombre que dejó la abogacía a los 24 años para
dedicarse a editar libros, cuenta a Página/12 los entretelones de esta
despedida con esa extraña calma posterior a una gran tormenta, una mezcla de
abatimiento y liberación, de resignación y misión cumplida. “Hacía tiempo que
había inconvenientes de funcionamiento, lo que yo llamo ‘incompatibilidad de
caracteres tipográficos’ y decidí dejar la editorial porque no me sentía con
fuerzas ni para continuar en una pelea ni para seguir trabajando tan
intensamente. Entonces, después de largas negociaciones, llegamos a un acuerdo
por el cual cedí mi parte. Todo se complicaba por el hecho de que la editorial
funciona en un inmueble que es de mi propiedad, heredado de unas tías y de mi
padre, y no se sabía si la editorial se iba a tener que mudar. Finalmente, se
firmó un contrato de locación con un alquiler muy por debajo de los valores de
plaza”, cuenta el creador de Ediciones de la Flor , nombre que surgió de una exclamación de la
escritora y periodista Pirí Lugones –la nieta del poeta Leopoldo Lugones–,
desaparecida durante la última dictadura militar, que exclamó: “¡Flor de
editorial quieren hacer!”.
–¿Queda algún margen, una
posibilidad de volver?
–No, por las dificultades de ponernos de acuerdo con mi ex
socia. La editorial seguía y sigue muy próspera y funcionando bien. Este año se
publicaron unos 12 libros en un ritmo normal. Lo único que no aceptó ella es la
publicación de algunos libros que yo quería publicar, y tenía derecho a eso.
–Cuesta imaginarlo jubilado
de la edición de libros. ¿Qué va a hacer ahora?
–Voy a respetar lo acordado: durante tres años no puedo ser
editor con mi nombre ni dirigir una colección. Voy actuar como asesor, dar
charlas, escribir prólogos; seguiré ejerciendo actividades intelectuales
ligadas al libro, pero sin editar.
–¿Imaginaba este final?
–Ni en mis peores pesadillas...
–¿Qué hubiera deseado para
la editorial?
–Hace un par de años tuvimos un almuerzo con Jorge Herralde en
el que nos contó, muy entusiasmado, el acuerdo al que había llegado con
Feltrinelli, la editorial italiana que se quería instalar en España, por el
cual Herralde y su mujer le iban cediendo un porcentaje cada año de Anagrama
hasta terminar cediendo la totalidad de las acciones, conservando la dirección
editorial mientras tuvieran ganas. Herralde nos sugirió que hiciéramos lo mismo
–dado que nuestro único hijo es músico y no tiene ninguna intención de
continuar con la actividad– con alguna de las editoriales independientes
locales. Incluso comentó el tema con el editor de una de esas editoriales, que
me llamó de inmediato sumamente interesado. Me entusiasmó la posibilidad, pero
fue totalmente rechazada por Kuki.
–¿Continúa Kuki Miler sola
al frente del sello?
–Sí, tiene toda la capacidad, la formación, la experiencia y
la relación con los autores. Así que no hay duda de que la editorial va a
seguir igual.
–Hay vida cultural después
de Ediciones de la Flor ,
¿no?
–Yo pensaba escribir una columna de opinión que se titularía
“Mi historia clínica 2015” .
Este fue un año en el que fui sometido a varias operaciones voluntariamente, en
algunos casos con anestesia total, en algunos con anestesia local y en otros
sin anestesia. Me operé de la vista, por lo cual ahora veo sin anteojos, me
sacaron por criocirugía un carcinoma de piel y después me hicieron dos
videocolonocopías para extirparme unos pólipos. Ahí ya tenés cuatro
operaciones. La quinta fue la extirpación de Ediciones de la Flor. Todavía no me
recuperé de los efectos de la anestesia...
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