martes, 1 de septiembre de 2015

"Por ser de donde soy siempre me ponen problemas. La figura del rumano está muy estigmatizada"

El 11 de junio de este año Catalina Gayá publicó la siguiente entrevista con la traductora rumana Ioana Cornea, en El Periódico, de España.

"Migrar es traducir, y traducir es una forma de comunicar"

La encuentro en el Born, en Barcelona, y, sin conocernos de nada, me saluda como mexicana, de abrazo.

–Estoy entre maletas, escogiendo qué vestidos me llevo. He estado siete años en Barcelona y el siete significa cambio, perfección.

–¿Adónde se va?
–El 28 de junio me voy a México. Decidí irme a otro país, y a otro continente, cuando tuve uso del español, que es hace 15 años.

–Vamos por partes. ¿Cómo llega el castellano a una niña en Rumanía?
–Vengo de una ciudad de 10.000 habitantes del oeste de Rumanía, cerca de Timisoara. Nací en 1985 y en los años 90 se abrió un poco el país.

–¿En qué sentido?
–A mediados de los 90 llega la televisión por cable. ¡Y no había ni subtítulos ni doblajes! Por las telenovelas nace mi pasión por las lenguas extranjeras.

–¿Aprendió castellano viendo telenovelas?
–¡Telenovelas mexicanas! Hubo una cadena que se especializó en telenovelas de Televisa y yo las veía durante horas solo por aprender el castellano. Corazón salvaje me marcó y me acercó a Veracruz. A los 12 años empecé a hablar el castellano.

–¿Por qué a los 12 años?
–Durante un partido entre el Barça y el Madrid empecé a traducir al comentarista y mis padres dijeron: «La niña habla otra lengua». A los 14 o 15 años le dije a mi padre que quería estudiar castellano y encontró un libro de gramática española y a una profesora. En un mes estuve al nivel de esa profesora. Entonces ya soñaba con ir a México. Imagínese que hasta entraba en las agencias de viajes para pedir el precio de los boletos de avión.

–Desde Rumanía.
–Era muy difícil juntar tanto dinero. Por eso me dije: «Vamos paso a paso». Hice la carrera de lenguas modernas aplicadas en Rumanía y solicité una beca Erasmus a Barcelona. España está en el medio.

–Viene por un Erasmus y se va con un doctorado.
–Tras el Erasmus acabé la carrera en Rumanía y vine a la UPF para poder estudiar terminología. Hice una maestría en traducción.

–¿Y el doctorado?
–En el 2011 voy por primera vez a México y visito Xalapa y Veracruz. Cuando llegué al país tuve muchos problemas para entrar porque sé mucho de México y también porque soy rumana. Me llevaron al cuartito de migración y no se podían creer que hablara mexicano, que supiera tanto de México. Hay mucha trata de mujeres. Es ahí cuando decido hacer mi tesis.

–Entre policías...
–Por ser de donde soy, siempre me ponen problemas. La figura del rumano está muy estigmatizada, así que decidí hacer una tesis doctoral que sea una propuesta sobre un diccionario bilingüe español–rumano sobre el derecho de extranjería.

–Nace de una de una necesidad personal.
–Como rumana, en España también tuve muchos problemas: negación de la tarjeta sanitaria, no tenía derechos a nada… Cuando llegué, Rumanía ya estaba en la Unión Europea, pero había la moratoria del Estado español.

–¿Qué hará en México?
–Perfeccionarme como persona y como profesional. Estudiaré un posdoctorado en el centro de enseñanzas de las lenguas extranjeras, en la UNAM. Y seguiré desarrollando un diccionario jurídico sobre migración: migrar es traducir y traducir es comunicar al fin y al cabo.


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