viernes, 9 de febrero de 2018

"Existe la creencia de que todo aquel que sabe leer es lector pero, en realidad, estamos todo el tiempo con el teléfono, todo el tiempo con Twitter"

Existe una superstición ampliamente difundida en el mundo editorial a propósito de la ficción. Así, se cree que la novela –no los cuentos–, vende mucho más que cualquier otro género. Como las estadísticas no suelen ser oficiales, el mito se mantiene. Sin embargo, en Gran Bretaña las cifras revelan otra cosa. Con este tema, Alison Flood publicó en The Guardian del 15 de diciembre del año pasado el siguiente artículo sobre la crisis de la ficción y los escritores de ficción en Gran Bretaña. En la bajada se lee: “Las nuevas cifras indican que son cada vez menos los escritores del Reino Unido que ganan lo suficiente para mantenerse, mientras que el Council atribuye la caída de las ventas a la recesión y al auge de los teléfonos inteligentes.” La traducción de este artículo fue realizada por Julia Benseñor.

La ficción literaria, en crisis debido a la drástica
caída en las ventas, informa el Arts Council England

La imagen del escritor empobrecido que escribe con dificultad su obra maestra en una helada buhardilla es tan válida hoy como hace un siglo, según un nuevo informe encargado por el Arts Council England(ACE), que reveló que la caída de las ventas, del precio de los libros y de los anticipos hace que sean pocos los que puedan vivir sólo de la escritura.

De acuerdo con el informe, la ventas de ficción literaria impresa se encuentran sustancialmente por debajo de lo que estaban a mediados de la década de 2000 y el precio promedio de un libro de ficción literaria se redujo en al menos un 15% en términos reales.

Todo esto produce un efecto en la diversidad de escritores: estamos perdiendo voces.

Sarah Crown, Arts Council England
El aumento de las ventas de libros electrónicos de géneros como el policial y el romántico no ha compensado la escasez de ficción literaria, lo que llevó a ACE a diseñar mecanismos para apoyar a los autores afectados.

“A principios de los años 90, sin duda habría sido innecesario que el Arts Council considerara intervenir en el sector literario, pero es mucho lo que cambió desde entonces —Internet, Amazon, el fin del acuerdo británico que fijaba el precio de los libros—, modificaciones que siguen en curso y que tuvieron un efecto profundo”, dijo la directora de literatura de ACE, Sarah Crown. “Hoy en día, hay un sistema mucho más implacable para los autores de ficción. Inevitablemente terminamos en una situación en la que los que están en mejores condiciones de escribir ficción literaria son aquellos que no tienen una necesidad imperiosa de ganarse la vida con eso. Esto ha tenido un efecto sobre la diversidad de quienes escriben: estamos perdiendo voces y no queremos que sea así”.

El informe, realizado por la editorial digital Canelo, analizó los datos sobre ventas de libros que publica Nielsen Book Scany constató que, entre 2007 y 2011, las ventas de ediciones de tapa dura se desplomaron en 10 millones de libras. Las ediciones de ficción en rústica experimentaron una baja más estrepitosa, ya que cayeron casi todos los años desde 2008. En 2011, las ventas de ediciones en rústica fueron de 162,6 millones de libras, mientras que en 2012 equivalieron a 119,8 millones de libras.

Entre las pocas obras literarias que han vendido más de un millón de copias se encuentran Expiación, de Ian McEwan; Cometas en el cielo, de Khaled Hosseini; La mujer del viajero en el tiempo, de Audrey Niffenegger, y La vida de Pi, de Yann Martel. La novela literaria que fue bestseller el año pasado Un Dios en ruinas, de Kate Atkinson, vendió 187.000 copias, aproximadamente la mitad que Elizabeth ha desaparecido, de Emma Healey, la más vendida en 2015.

Los investigadores analizaron los 10.000 títulos de ficción más vendidos en los últimos cinco años y llegaron a la siguiente conclusión: “Más allá de los 1.000 autores principales (como mucho), la venta de libros impresos por sí sola no ofrece un ingreso decente. Si bien hace tiempo que se sospechaba esto, los datos lo confirman de manera inequívoca... Es más, ésta es una evaluación generosa. Una vez que el minorista, el distribuidor, el editor y el agente se quedan con su parte, 3.000 copias del título que ocupa el milésimo lugar en cuanto a ventas no dejarán mucho dinero. El hecho de que estemos retrocediendo a un contexto en el que sólo los escritores más favorecidos pueden mantenerse debería ser una fuente de mucha preocupación”.

La novelista Kit de Waal, cuyo debut My Name Is Leon, publicado en 2016, se convirtió en bestseller, fue una se los muchos autores entrevistados para el informe. “Dedicarse a escribir como carrera es muy pero muy difícil”, dijo. “Para mucha gente, las probabilidades de pasarse dos años de la vida concentrándose en escribir son nulas. La gran pregunta que se hacen los escritores de mi entorno se relaciona con escribir en los ratos libres. Si tenés que dedicar tiempo para escribir, vivís en la línea de la pobreza. Todo aquello que te nutre como escritor —las conferencias o los grupos de escritores— cuesta dinero. Si realmente estás en la bancarrota, cuesta demasiado”.

Una de las causas de la caída en las ventas de ficción literaria, según indica el informe, es la recesión, que coincide en el tiempo con el auge del entretenimiento fácil y barato. “En comparación con nuestros teléfonos inteligentes, la ficción literaria suele ser ‘difícil’ y cara: no es gratis y exige más concentración que Facebook o el videojuego Candy Crush,” escriben los autores del informe.

ACE dijo que “históricamente, se ha supuesto que la ficción literaria forma parte de la categoría de las ediciones comerciales, por lo que requería poca intervención del Arts Council”. Ahora, el Consejo propone apoyar a más autores individuales con su programa de subvenciones para las artes, priorizar el financiamiento que otorga a diversas organizaciones, sobre todo ubicadas fuera de Londres, y aumentar su apoyo a los editores independientes de ficción literaria, con esta última como una de las pocas ideas brillantes destacadas por el informe, que apunta al “desarrollo de nuevas imprentas independientes dedicadas a la ficción literaria”.

Asimismo, tiene la intención de iniciar conversaciones con el gobierno sobre la introducción de una reducción impositiva para las editoriales pequeñas, así como respaldar las oportunidades para desarrollar lectores.

“Existe la creencia de que todo aquel que sabe leer es lector pero, en realidad, estamos todo el tiempo con el teléfono, todo el tiempo con Twitter”, manifestó Crown. “Debemos reconocer que hay otras cosas que le demandan tiempo a la gente, y afirmamos que hay algo tan singular e importante y necesario y fundamental en la ficción literaria en particular que hace que tengamos que centrarnos en ella y apoyarla”.

Sin embargo, el novelista literario Will Self no se mostró optimista sobre el futuro del sector. “La ficción literaria ya está subsidiada: recordemos a todos los autores que siguen ganándose la vida enseñado escritura creativa. Ellos representan un cambio que se está dando en la literatura… Es como hacer una colcha con retazos”, agregó en referencia a los libros escritos en cursos de escritura creativa, a los que llama “emprendimientos colectivos”.

“En mi opinión, los programas de escritura creativa son una fuerza que instala el conformismo y la falta de experimentación”, agregó Self. Predijo que “a medida que quede claro que la enorme cantidad de escritores que están inscribiéndose en estos cursos no llegarán a nada [ficción seria], terminarán siendo una forma de ‘conservatorio’ practicada por hombres y mujeres jóvenes y seguida por un grupo selecto… como sucede con la música clásica o la pintura en caballete”.

La industria de las ediciones impresas se animó en 2015 cuando se reveló que las ventas de libros físicos habían aumentado por primera vez en cuatro años. Este cambio, que continuó en 2016 con una reducción de 4% en las ventas de libros electrónicos y un alza del 2% en las de libros impresos, se atribuyó a un mayor interés de los consumidores en libros de cocina y libros para colorear.

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