viernes, 16 de abril de 2021

Primera traducción argentina de Jamaica Kincaid

Nacida en Antigua y Barbuda en 1949, Jamaica Kincaid (pseudónimo de Elaine Cynthia Potter Richardson) ha ido abriéndose un destacado lugar entre las narradoras actuales. En castellano, hasta ahora, algunas de sus obras habían sido traducidas fundamentalmente por la editorial española Txalaparta y por la editorial chilena LOM, además de ERA (de México) y Alfaguara y Lumen (ambas de España). Ahora, se suma una nueva versión de Autobiografía de mi madre, recientemente publicada por La Parte Maldita, de Argentina, traducida por Inés Garland. Con ella tuvo oportunidad de realizar una breve entrevista el Administrador de este blog.

"Traducir es entender profundamente lo que estás traduciendo"

–¿Qué sabías de Jamaica Kincaid antes de empezar a traducirla?

–Había leído “Lucy” y había traducido, para mis alumnos, un cuento de ella que se llama “Girl”. Sabía que era de Antigua y que Susan Sontag la consideraba brillante. No mucho más.

–¿Con qué problemas te topaste cuando la traducías?

–En algún momento descubrí que detrás de la ficción había una postura muy profundamente pensada acerca de temas que había que tener en mente durante el proceso de traducción. Había algo de ensayo,o más bien de ensayos detrás de la novela. Los temas eran temas que no conocía y no podían ser tratados a la ligera. A veces tenía mucho miedo de equivocarme porque sabía que detrás de lo que iba pasando en la novela había años de estudios sobre la colonización, la opresión, el racismo, cuestiones de género y de raza, temas ancestrales y muyarraigados a las maneras de entender el mundo. Y ella los estudia con una lente muy potente y me obligó a pensarlos otra vez, enlos zapatos de alguien que me resultaba por momentos muy ajena e incómoda y por otros momentos muy cercana. Lo que en la novela se puede leer superficialmente, tiene el trasfondo de una postura clarísima, realmente brillante. Sentí una gran responsabilidad. Hay maneras de decir en la novela que son complejas, oraciones largas y cosas que vuelven una y otra vez. Demanda mucha atención.

–¿Cómo los solucionaste?

–Tuve que leer con Jimena Ríos, mi primera lectora y una ayudante fundamental, el original y la traducción muchas veces y nos sentábamos a conversar sobre lo que Kincaid estaba diciendo tratando de entender todas las capas para no equivocarnos. Creo que siempre el tema de traducir es entender profundamente lo que estás traduciendo, no saltearse, no aceptar a medio camino por desesperación o por pereza, buscar y buscar hasta entender y ser consciente del contexto. Girl, por ejemplo, es un cuento sobre una madre que le habla a una hija que está entrando en la pubertad. En un momento le dice “wash your little clothes”. Después de mucho pensar, decidí traducirlo por “compresas”, las compresas de la menstruación. Vi después que otras traducciones eligieron bragas o ropita. No hablé con Kincaid, puedo estar equivocada, pero en Autobiografía de mi madre, cuando la protagonista tiene su primera menstruación, lava unas bolsas de arpillera para sacarles la tinta de la marca de lo que fuera que traían las bolsas y se cose unas compresas. Eso habla de una época, de un contexto que es el mismo de Girl. Imagino que a eso se refiere la madre con “little clothes”. El desafío que propone Kincaid nos obligó a estudiar el contexto sociopolítico que nos era muy desconocido.

–Noté que la mayoría de tus traducciones son de textos escritos por mujeres. ¿Es una cuestión deliberada o una casualidad?

–¿Le preguntarías lo mismo a un traductor que hubiera traducido sólo a hombres?

 –Sí, claro. De hecho, lo hice. Como sabés yo traduje a hombres y a mujeres, y en algunos casos me pareció que ciertas escrituras se ajustaban mejor a una “sensibilidad genérica” –para llamarla de alguna manera que tuviera mayores coincidencias para expresar algo de lo que sentí yo carecía. Como recordarás, no pude traducir bien a la poeta inglesa Tiffany Atkinson y, en su momento, te pedí a vos y le pedí a Silvia Camerotto que la tradujeran, cosa que hicieron con excelentes resultados...*

–Hay traducciones que elegí yo: Sharon Olds y Mavis Gallant, y otras que me pidieron: Tiffany Atkinson –como me recordás–, Lydia Davis, Jamaica Kincaid, Louise Glück, Julie Hayden. Un buen escritor es un buen escritor, su género me da lo mismo. Habría que preguntarles a los editores por sus elecciones que, obviamente, aprobé porque no traduciría a alguien que no me gusta.


*Conversando con Inés, ya fuera del contexto de esta breve entrevista, concordamos en que la cuestión de género y traducción da para mucho más y decidimos que sería interesante proseguir esta discusión en el blog, cosa que sin duda haremos a la brevedad, invitando a los posibles interesados a participar. 

2 comentarios:

  1. Sí, por favor, sigan con esa discusión. Soy decididamente uno de los interesados. No creo tener mucho para decir al respecto, pero tengo mucho para leer, escuchar, aprender y pensar. No la demoren. Y gracias.

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  2. Me interesaría también que discutan porqué en estos últimos años se publica a tantísimas escritoras. Eso me parece igual de discriminatorio. Es como el tema de las minorías.

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