Yolanda Morató y Mercedes Cebrián son dos muy activas traductoras españolas que, en su momento, fueron invitadas por el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires a participar de unas jornadas por los treinta años de la muerte de Georges Perec, autor a quienes ambas habían traducido.
Una nueva traducción de Cebrián recientemente publicada en España con bombos y platillos, de una obra que Morató ya tradujo hace once años, llevó al Administrador de este blog, también traductor de Perec, a realizar un ejercicio de comparación, con la consiguiente sorpresa.
Un ejercicio de memoria algo desmemoriado
Hace unos años, casi por casualidad, conocí a
Yolanda Morató, investigadora y profesora universitaria, traductora y poeta.
Digo “conocí”, cuando en realidad debería decir me enteré de su existencia a
través de Internet. Fue, precisamente, porque descubrí su muy cuidada edición
de Me acuerdo, de
Georges Perec, en su momento publicada por la editorial Berenice.
Sinceramente ya
no sé cómo, pero conseguí su mail y tuvimos un breve intercambio que, en 2012,
cuando se cumplían tres décadas de la muerte de Perec, se hizo más intenso. El Club de Traductores Literarios de Buenos
Aires había decidido conmemorar esa fecha y, para ello, unió fuerzas con
Magdalena Cámpora, titular de la cátedra de Literatura Francesa en la U.C.A.,
con quien fuimos a ver al Consejero Cultural de la Embajada de Francia en la
Argentina. Éste, con simpatía típicamente francesa, muy amablemente nos dijo que no tenía plata para hacer nada. El dinero vino de la mano Hernán
Lombardi, Ministro de Cultura de la Ciudad en esos años, y de Ricardo Ramón Jarne, por entonces director del Centro Cultural
de España en Buenos Aires y
acaso el último que hizo algo para que esa institución, hoy venida a menos, no pasara al olvido en
que se encuentra.
La “Celebración
de Perec” se realizó en septiembre de 2012 (puede leerse aquí: http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.com.es/2012/09/celebracion-de-perec-dia-1.html).
Para la occasion, con Magdalena Cámpora, decidimos invitar al inglés David
Bellos, titular de la cátedra de Literatura Francesa de la Universidad de
Princeton, además de traductor al inglés y biógrafo de Perec y a Yolanda
Morató, por su traducción de Me acuerdo (2006) para la ya mencionada
Berencie. A Mercedes Cebrián nos la ofreció el CCEBA, que de todos modos la traía para que participara como autora en el Festival Internacional de Literatura de Buenos Aires. Nos pareció bien porque, para entonces, ella ya había traducido Lo infraordinario (2008), Un
hombre que duerme (2009) y La cámara oscura (2010), todas obras de Perec publicadas por la editorial Impedimenta. Fuera de las charlas y mesas redondas,
nos permitimos un gran lujo: tener a la extraordinaria actriz Marilú Marini,
leyendo varios textos de Perec, a quien ella había conocido y tratado en París varios años antes de la muerte del escritor. A
esto se sumó una lectura de “No recuerdo”, una pieza de Esteban Feune de
Colombi, dirigida por el catalán Marc Caellas. Digamos que todos estos datos
constituyen la prehistoria de lo que sigue.
Hace unos días, buscando algo en el sitio web de Impedimenta, descubro que
hay una nueva traducción española de Me acuerdo, de Georges Perec. Lo primero que pensé es que debía tratarse de
una reedición de la version realizada por Yolanda Morató, pero no: se trata de
otra, que esta vez tradujo Mercedes Cebrián. El dato me llamó la atención,
justamente porque Yolanda Morató también trabajó para Impedimenta para la que
tradujo Estallidos y bombardeos de Wyndham Lewis. Y puestos a ofrecer
datos, recordemos que esas memorias de Lewis recibieron el premio anual de
traducción AEDEAN, la asociación de filólogos ingleses y norteamericanos (circunstancia
que, en su momento, recordamos aquí hace ya algunos años: http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.com.es/2010/07/hablando-de-roma-aparecio-wyndham-lewis.html), lo cual, seguramente, habrá prestigiado a la editorial. Por eso, y porque la traducción de Me acuerdo de Morató parece muy difícil de superar, me interesé en el caso y aprovechando las
vacaciones de un amigo en España, le hice el encargo de que me trajera la traducción de Cebrián para ver
en qué difería de la de Morató.
Ya con los dos libros en mano, más el
original francés, me puse a curiosear sobre lo que había adentro de la nueva
edición de Impedimenta. La respuesta no puede ser más
sorprendente: adentro hay mucho de lo que ya hubo en las tres reimpresiones
anteriores de la obra traducida por Morató para Berenice.
En la página de créditos, en un gesto que la honra, la traductora expresa
que “quiere agradecer a Daniel Samoilovich su ayuda en la traducción de esta
obra”. Pero no hay ningún reconocimiento para la traductora anterior, lo cual
sorprende dado el parecido entre ambas ediciones. Ignorar la existencia de esa primera traducción al castellano, tratándose de dos traductoras contemporáneas, que de hecho se conocieron personalmente y estuvieron al tanto de lo que una y otra habían traducido de Perec, arroja una serie de dudas sobre la actitud de Cebrián. Esas dudas, rápidamente se van a disipar con la comparación de una y otra edición. Y a las pruebas me remito. Así, leemos:
11. Me acuerdo del Ciudadano del Mundo Garry Davis. Escribía a
máquina en la plaza del Trocadéro. (Morató)
11. Me acuerdo del Ciudadano del Mundo Garry Davis. Escribía a
máquina en la place du Trocadéro. (Cebrián)
27. Me acuerdo de cuando conseguí, en el Parque de los
Príncipes, un autógrafo de Louison Bobet. (Morató)
27. Me acuerdo de haber conseguido, en el Parc des Princes,
un autógrafo de Louison Bobet. (Cebrián)
34. Me acuerdo de la cinemateca de la avenida de
Messine. (Morató)
34. Me acuerdo de la filmoteca de la avenida de Messine.
(Cebrián)
Hay, sin duda, sustituciones sin importancia, como “cinemateca”
por “filmoteca”. Lo que salta a la vista es el criterio de la traducción de
Cebrián. En algunos casos dejará en francés lugares conocidos como el parque de
los Príncipes y la plaza del Trocadéro, pero traducirá avenidas o referencias
culturales como “ciudadano del mundo”, sin que por ello medie una nota. A veces
resulta también divertido leer la constante necesidad de cambiar alguna
cosa. Por ejemplo, si Morató dice “película”, Cebrián dirá “largometraje”; si
Morató dice “forrado”, Cebrián dirá “con forro”; si Morató dice “después de la
guerra”, Cebrián dirá “tras la guerra”; si Morató dice “por supuesto”, Cebrián
dirá “claro”. Cuando no son calcos, nos encontramos con un magnífico ejercicio
de sinonimia en el que se mantiene el giro y solo cambia la palabra.
Cebrián podría argüir –y sin duda lo hará– que, dada la naturaleza
del libro, en el 80 por ciento de “me acuerdos” no cabía otra posibilidad que
repetir la traducción de Morató. En ese caso estaría compartiendo la
responsabilidad del desaguisado con el editor, porque a sabiendas de que había
una muy buena traducción ya hecha y a sabiendas de que no se podía hacer otra cosa que
repetirla por la naturaleza misma del libro, traductora y editor han preferido
hacer como si esa traducción anterior no existiera. La excusa podría ser que Cebrián ya tradujo otros Perec para Impedimenta. También, que por su condición de autora de poesía y ficción a los ojos del público que lee El País, de Madrid, tal vez se vea más sexy que una investigadora de primer orden, pero investigadora al fin. Sin embargo, por tratarse de un libro
de recuerdos, parece imperdonable que la traductora no se haya acordado de ella y más aún, que el editor no se haya percatado que Morató también era traductora de Impedimenta. En síntesis, que no se acordaran de Morató ni en los créditos es un grosería inexcusable.
En cuanto a las notas (que en la edición de
Impedimenta son una tortura porque están descabalgadas), es llamativo que el libro admita 480,
pero Cebrián incluya únicamente 45. Morató enumera 63 y, cosas de la vida,
pueden leerse en su mayor parte en la edición de Cebrián. Vayamos de nuevo con
un ejemplo:
433. La familia Duraton (1936) era un programa de
Jean-Jacques Vital en Radio-Cité, y también una película de Christian
Stengel, de 1939. (Morató)
40. Título de un programa de radio de la emisora Radio-Cité, así
como de un largometraje dirigido por Christian Stengel en 1939. (Cebrián)
Nótese la repetición de los datos de las
notas. No hay ni siquiera un intento por parafrasear con otra estructura o presenter
alguna otra información, que la hay. Cebrián se limita a cambiar “y también una
película de” por “así como de un largometraje dirigido por”. Pero hay más. En
su poco interés por disimular, llega a introducir elementos personales
aportados por Morató en su edición, donde ésta sí cita a Brasseur como base de
consulta para sus notas. Por ejemplo, si Morató se acuerda de una canción de
Gainsbourg (nota 429), Cebrián también se acuerda. En la era Google, una
búsqueda “marabout” “perec” “je me souviens” no arroja ningún resultado sobre
Gainsbourg más que si se consulta la edición de Morató. Tampoco aparece en la
mítica edición de Brasseur. Pero nota tras nota (y salvo alguna excepción), es
una colección de frases que repiten información en el mismo orden y, en
muchos casos (más de los que cabría esperarse), con el mismo tipo de frase.
Parece harto probable que lo que Cebrián
ha hecho es una corrección de pruebas de la versión de 2006. A veces son
acertadas, como en:
70. Me acuerdo de las secciones en revistas infantiles
«¿Verdadero o falso?», «¿Sabías que…?», «Increíble pero cierto». (Morató)
70. Me acuerdo de las secciones «¿Verdadero o falso?»,
«¿Sabías que…?», «Increíble pero cierto» de las revistas para niños.
(Cebrián)
En este caso, se aprecia una mejora de la traducción gracias a
su naturalidad. Pero también hay otros casos en los que se notan las fallas a
simple vista, como en:
74. Me acuerdo del muñeco de madera de las galerías Barbès.
(Morató)
74. Me acuerdo del señor de madera de las galerías Barbès.
(Cebrián)
Aquí, Cebrián vuelve a jugar
con la traducción de los topónimos (tanto en francés como en castellano,
sin que se sepa muy bien la razón). Resulta entonces obvio que Cebrián no ha
visto el muñeco cubista, que es de todo menos un “señor”, como se aprecia
incluso en un vídeo de Youtube.
Insisto: uno podría remitirse a la
particular naturaleza del libro de Perec para llegar al extremo de justificar tanta
curiosa repetición. Resultan un poco menos claras las razones por las cuales el
editor de Impedimenta decide emplear el título del prólogo de la traducción de
Morató para Berenice –“Viaje a la memoria colectiva de un país”– como forma de publicidad en
la contratapa de la edición de Impedimenta. Por las notas de prensa, uno adivina
que le sirve a la editorial para gritar a los cuatro vientos todo lo nuevo que tiene este
libro anteriormente publicado en otra editorial. Por supuesto, ni una sola mención a la autora de ese prólogo que, oh
sorpresa, es también la autora de esa primera traducción al castellano, la cual
le valió el premio La Tormenta en un Vaso en 2007.
Concluyo con una anécdota: en esa
prehistoria con la que empecé este comentario, publiqué en este blog una
entrada que se llamaba “Georges Perec traducido y discutido” http://clubdetraductoresliterariosdebaires.blogspot.com.es/2010/07/georges-perec-traducido-y-discutido.html).
Allí recogía el intercambio entre el crítico Antonio Jiménez Morato y la
traductora. Jiménez Morato señalaba que las traducciones de Yolanda Morató
tenían un carácter menos sugestivo que las versiones que él empleaba. Por
ejemplo, su versión del “Me acuerdo” número 22: Me acuerdo de que un día mi
primo Henry visitó una fábrica de cigarrillos, y trajo un cigarrillo largo como
cinco cigarrillos le parecía a su autor “más natural, menos alambicada” que
la de Morató: Me
acuerdo de que un día mi primo Henry visitó una fábrica de tabaco y se trajo un
cigarrillo del tamaño de cinco unidos.
Seguramente fuera por lo de introducir la
expresión “cinco unidos”, que no aparece en el original pero que, de nuevo,
reproduce Cebrián: “tan largo como cinco unidos”. Hay muchas alternativas para
traducir la expresión francesa, como “uno detrás de otro”, “en línea”, “en
fila”, etc., por lo que eso de “cinco unidos” resulta más que sospechoso.
Donde no cabe ya sospecha alguna es en la reproducción de la nota del “Me acuerdo” número 28. Es vox populi en las redes sociales donde, por cierto, Morató ha ofrecido aportar ejemplos, sin que ni editor ni traductora se hayan dignado a tomarle el guante. Cebrián explica en sus notas el significado de la expresión “pétalos de rosa”, que no ha utilizado en ningún momento en su traducción. Es una huella, como la de esos dinosaurios de los que sólo queda una pezuña, pero que imprime para siempre un “me acuerdo de que Mercedes Cebrián se olvidó los pétalos de rosa del Me acuerdo de 2006”.
Donde no cabe ya sospecha alguna es en la reproducción de la nota del “Me acuerdo” número 28. Es vox populi en las redes sociales donde, por cierto, Morató ha ofrecido aportar ejemplos, sin que ni editor ni traductora se hayan dignado a tomarle el guante. Cebrián explica en sus notas el significado de la expresión “pétalos de rosa”, que no ha utilizado en ningún momento en su traducción. Es una huella, como la de esos dinosaurios de los que sólo queda una pezuña, pero que imprime para siempre un “me acuerdo de que Mercedes Cebrián se olvidó los pétalos de rosa del Me acuerdo de 2006”.
Jorge Fondebrider
PD: A modo de complemento, recomiendo la lectura del siguiente comentario del escritor español Fran G. Matute, publicado en Estado Crítico: http://www.criticoestado.es/me-acuerdo-de-el-rincon-del-vago/
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ResponderEliminarEste blog está abierto a que todo el mundo que quiera manifestarse lo haga, pero con nombre y apellido. La valentía de los "ya era hora" y "el culpable es tal" no es valentía si no va acompanada de las senas de alguien que pueda hacerse cargo de sus dichos.
ResponderEliminarPor la redacción se entiende que quien envío el comentario que precede es alguien de Espana. Le recordamos que antes de Franco estuvo el Cid, que aparentemente sí era valiente.
Si no hay firma, este comentario será borrado en 48 hs.
Pasadas las 48 hs. de rigor, y sin que el anónimo firmante del comentario realizado el 8 de febrero pasado haya dado la cara, su participación en este blog ha sido eliminada.
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