Recorriendo la web, en busca de materiales que valgan la pena, el administrador de este blog se topó con un texto del blog "Puto el que lee", que firma un tal Dieguez. Allí, entre otras muchas cosas, se lee el siguiente posteo, correspondiente al 19 de abril de 2007.
Las versiones faulknerianas
Queriendo inmiscuirme en el arduo mundo del amigo William Faulkner, me compré una edición de El sonido y la furia que forma parte de una colección de Premios Nobel que sacó La Nación, y que incluye también títulos de Hemingway, Herman Hesse, etc. En la contratapa tiene un pequeño comentario del nunca bien ponderado Ernesto Sabato, pero ello no fue obstáculo para comprarlo. Era barato y no es un libro que se consiga tan fácilmente.
No hizo falta pasar de la primera página para encontrar la indignación: el negro Luster está retando al idiota Benjy Compson y le dice “deje de gimplar”. ¿Que deje de qué? Tuve que ir a la RAE: gimplar no figura, pero sí jimplar; de ahí te manda a himplar, en donde hay dos definiciones. La primera: “Dicho de una onza o de una pantera: Emitir su voz natural”. La segunda, te manda que busques la palabra himpar.
Yo ya me estaba sintiendo como si estuviera haciendo un trámite en alguna dependencia pública argentina, deambulando de ventanilla en ventanilla, monotributistas tercer piso, regimen estatal atendemos los martes. Y todo para encontrar que himpar significa “gemir con hipo”.
Busqué en la web la versión en inglés: “Hush up that moaning”, escribió Faulkner.
Hoy anduve por la legendaria Librería del Colegio, ahí por la Manzana de las Luces, y encontré una edición vieja de El sonido y la furia, impresa en Buenos Aires en 1947. La traducción es la primera en español (épocas de gloria) y la firma Floreal Mazía. El amigo Floreal no se anda con vueltas y pone “llorar”, aunque exagera demasiado, hasta la parodia, el habla sureña de Luster.
Dice Faulkner:
“Listen at you, now.” Luster said. “Aint you something, thirty three years old, going on that way. After I done went all the way to town to buy you that cake. Hush up that moaning. Aint you going to help me find that quarter so I can go to the show tonight.”
Dice el anónimo gimplar:
“Fíjese”. dijo Luster. “Con treinta y tres años que tiene y mire cómo se pone. Después de haberme ido hasta el pueblo a comprarle la tarta. Deje de gimplar. Es que no me va a ayudar a buscar los veinticinco centavos para poder ir yo a la función de esta noche”.
Dice Floreal Mazía:
-Ecucha -dijo Luster-. No te pa’ece que y’é demasiado, teint’y tres años y potándote d’ete modo. Depué’ que fui hata’l pueblo para comprate esa tota. Deja de yorá’. No vasa’yudame a’ncontrá’ esa moneda de veinticico cetavos para que pueda í’ eta noche a la función.
No hizo falta pasar de la primera página para encontrar la indignación: el negro Luster está retando al idiota Benjy Compson y le dice “deje de gimplar”. ¿Que deje de qué? Tuve que ir a la RAE: gimplar no figura, pero sí jimplar; de ahí te manda a himplar, en donde hay dos definiciones. La primera: “Dicho de una onza o de una pantera: Emitir su voz natural”. La segunda, te manda que busques la palabra himpar.
Yo ya me estaba sintiendo como si estuviera haciendo un trámite en alguna dependencia pública argentina, deambulando de ventanilla en ventanilla, monotributistas tercer piso, regimen estatal atendemos los martes. Y todo para encontrar que himpar significa “gemir con hipo”.
Busqué en la web la versión en inglés: “Hush up that moaning”, escribió Faulkner.
Hoy anduve por la legendaria Librería del Colegio, ahí por la Manzana de las Luces, y encontré una edición vieja de El sonido y la furia, impresa en Buenos Aires en 1947. La traducción es la primera en español (épocas de gloria) y la firma Floreal Mazía. El amigo Floreal no se anda con vueltas y pone “llorar”, aunque exagera demasiado, hasta la parodia, el habla sureña de Luster.
Dice Faulkner:
“Listen at you, now.” Luster said. “Aint you something, thirty three years old, going on that way. After I done went all the way to town to buy you that cake. Hush up that moaning. Aint you going to help me find that quarter so I can go to the show tonight.”
Dice el anónimo gimplar:
“Fíjese”. dijo Luster. “Con treinta y tres años que tiene y mire cómo se pone. Después de haberme ido hasta el pueblo a comprarle la tarta. Deje de gimplar. Es que no me va a ayudar a buscar los veinticinco centavos para poder ir yo a la función de esta noche”.
Dice Floreal Mazía:
-Ecucha -dijo Luster-. No te pa’ece que y’é demasiado, teint’y tres años y potándote d’ete modo. Depué’ que fui hata’l pueblo para comprate esa tota. Deja de yorá’. No vasa’yudame a’ncontrá’ esa moneda de veinticico cetavos para que pueda í’ eta noche a la función.
El anónimo gimplar es simplemente patético, los errores son demasiados como para enumerarlos.
ResponderEliminarHay uno que es básico: el tono del párrafo es completamente informal, pasarlo al español usando el tratamiento de usted no tiene justificación alguna.
Traducir un párrafo cómo éste es imposible, pues no hay equivalente español al estilo sureño estadounidense.
Lo de Floreal Mazía es respetable, aunque preferiría una aclaración sobre la forma de hablar del personaje y después un texto 'normal' en vez de este invento.
Igualmente hay detalles descuidados.
El mencionado 'moaning' es mas un gemido o gimotear que llorar.
Otros detalles:
Luster hace incapié en el esfuerzo que hizo yendo al pueblo para conseguir la torta (after I done went ALL THE WAY to town...), esto queda editado de ambas traducciones, sin razón ni excusa alguna.
'so I can go to the show' debería ser traducido como 'asi puedo ir a la función' y no 'para que pueda ir a la función'; la diferencia es pequeña pero fundamental para mantener el tono y el ritmo del párrafo.
Lamentablemente este tipo de errores y descuidos son típicos de las traducciones.
El traductor esta reescribiendo en otro idioma y es fundamental que refleje, en lo posible, todo lo que hace del original una obra valiosa.
saludos
Dario S. Kajt
Es verdad que muchas traducciones adolecen del terrible mal de la omisión, pero no pongamos en un mismo saco a todas ellas. Lamentablemente, las malas traducciones proliferan como mala hierba.
EliminarEs trabajo del traductor empaparse de la información extratextual, del contexto en el que fue escrito el texto: histórico, social, político, religioso, etc.; al igual que desenmarañar lo más difícil, aquello que no se dice: los signos no lingüísticos.
Una vez que el profesional se ha embebido de ese conocimiento, sólo a partir de ese momento, puede traducir. Está haciendo suyo un texto y se convierte en el "nuevo autor" de éste.
Con referencia a "... all the way to...", tienes toda la razón; pero en "... i can go..." podría emplearse, también, el "...para que pueda..." por ser también una forma que se emplea en español con regularidad. Sin embargo, opto más por la que propones "...y así puedo..." -adjuntando el "y" ya que necesitamos una coordinación- por tratarse del sirviente: no utilizar el subjuntivo sino el presente indicativo, ya que es más "simple", como el personaje.
Saludos
Roberto Reffray
A raíz de tu comentario sobre la mala traducción, busque El sonido y la furia, en una edición del Club Bruguera. La traducción está firmada por Mariano Antolin Rato, y respecto del texto Rato traduce: deja ya de berrear. Confieso que no soy traductor, sino escritor, pero por supuesto me interesa el tema. Saludos.
ResponderEliminarSergio Fombona
Muchas gracias a Darío S. Kajt y a Sergio Fombona por sus comentarios. Ahora, sería interesante saber si la edición con traducción ibérica del diario La Nación, de la Argentina, es la misma que la de Bruguera, para entonces reponer el nombre del traductor ausente. Si hubiera coincidencia, entonces se trataría de Mariano Antolín Rato. Saberlo ya sería algo más.
ResponderEliminarHola Jorge.
ResponderEliminarHe comenzado mi propio blog, que entre otras cosas tendra mis pensamientos e ideas hacerca de las traducciones al español.
Para comenzar con un caso concreto publiqué una traducción comparativa que me gustaría que leas.
Si quieres usarla en tu blog, me parece bien, sólo recuerda incluir autor y si es posible link al blog.
Soy nuevo en este asunto, pero creo que podríamos tener links cruzados para que de un blog se pueda visitar el otro.
Yo recién empiezo pero seguiré agregando material.
Si nada de esto te interesa por ahora, igual me gustaría saber tu opinion de mi aporte.
saludos
dario s. kajt
http://artecondientes.blogspot.com/
No creí que el camino que explica Fondebrider que recorrió para saber que queria decir jimplar, que pegó en mi desconocimiento del significado apenas me dispuse a leer "El ruido y la furia" fuera exactamente el que segui yo buscando el término en la web. Pero lo es. Finalmente gracias a esta página he podido saberlo. Igualmente no estuve lejos en la interpretación que hice, pues la leí como "deja de quejarte".
ResponderEliminarAhora pregunto ¿Si "llorar" repone el sentido de lo que escribió Faulkner, porque Ana Antón-Pacheco traduce "jimplar" en la edición de Alfaguara? ¿Que es exceso de purismo o búsqueda de originalidad mal aplicada? ¿Alguien me lo puede decir?
Hay que aclarar varios puntos.
ResponderEliminarEn primer lugar, la selección léxica que hace cada traductor se debe al idiolecto propio, es decir, a las palabras que conoce. Las traducciones que he leído de esa página -las tres que se mencionan-, hacen referencia a llorar, a gemir, a gimplar (?). Para hacer una traducción correcta, hay que ir al contexto histórico. ¿Cómo era el trato de los esclavos hacia los niños o jóvenes -en este caso, podemos considerar a Benjy como un niño, por su retraso-?
Una buena salida para el verbo "to moan" sería gimotear, palabra que se entiende mucho mejor en América, además de poseer la carga semántica respectiva, ya que el esclavo está regañando a su amo y luego consolándolo como a un niño. Sería interesante hacer una encuesta en España y preguntar a varias personas si entienden la palabra gimplar. Asimismo, el uso de dicho término hace falso e inverosímil un diálogo dicho por negro esclavo. Eso sí podría ser considerado como error del traductor, que no refleja el status social del personaje.
La traducción de Mazía, si bien podría tratarse de un recurso literario, en donde se refleja -tal vez de manera casi parodista-, resulta un poco forzado y hasta cansador para el lector. En este caso, lo que sí se refleja en la obra de Faulkner, son los errores de sintaxis y gramática por parte del sirviente. Lo que se debe perseguir en una traducción es la naturalidad. He aquí la gran disyuntiva de la traducción: ¿Hacemos un texto bello pero que diste del original o nos apegamos lo más posible a éste?
Regresamos a "to moan" del original. En inglés significa quejarse demasiado, en un contexto coloquial; también gemir. En este sentido, es el acto de producir ruidos como cuando un bebé quiere llorar, sin hacerlo. Lo que nos lleva al título del libro. Como bien sabemos, Falkner utilizó un verso de Macbeth, en donde se hace referencia al "idiot" -por las características de Benjy, no sabemos si es autista o presenta deficiencia mental-; es por ello que se deja percibir ese acto que puede ser propio de aquellos. No correspondería, a mi parecer, con el verbo llorar, sino gimotear, gemir o sollozar, aunque este último casi tenga un carácter de sinónimo al término propuesto por Floreal.
Alguien me puede recomendar una buena traducción?
ResponderEliminarHola, quisiera saber, si la conocen, qué opinión tienen de la traducción que hace F. E. Lavalle en 1972, quien para empezar traduce "el ruido y la furia"
ResponderEliminarLa mejor traducción que he visto es la de Lavalle, que igual recrea con el lenguaje un tanto caribeño, el de los negros del sur estadounidense. Saludos
ResponderEliminar!hola! Un gusto leer intereses compartidos .Ahora, precisamente, estoy leyendo El ruido y la furia en la edición 2004 de Alianza editorial, traducción de Mariano Antolín Rato.Por curiosidad vi la que comentan del " glimplar" y la mejora bastante. Un saludo Rosa
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