Nuevamente Patricia Kolesnikov, pero esta vez para Ñ digital, informa el pasado 7 de octubre sobre cómo van desarrollándose los negocios en la Feria de Frankfurt.
Entre brindis y fiestas
se empiezan a cerrar tratos
Desde el pasillo, lo que se ve es a un hombre y una mujer charlando, rollitos de jamón crudo y cuadraditos de queso de por medio, por ahí hay también una botella de tinto. Pero el pasillo no está en cualquier lado, está en la Feria del Libro de Frankfurt, donde se negocian los derechos de publicación de libros para todo el mundo. Y los protagonistas –el hombre y la mujer—tampoco son cualquier hombre, cualquier mujer. Ella es Beatriz de Moura, la dueña de la prestigiosa editorial Tusquets. El es Juan Gelman, quizás el principal poeta argentino vivo cuyo nombre ayer, en esta feria del mundo editorial, sonaba fuerte para ganador del Premio Nobel de Literatura, que se anunciará hoy. Traduzcamos: De Moura más Gelman más jamoncito más stand en la Feria de Frankfurt ¿da nuevo libro de Gelman, en Tusquets? Esa podría ser una de las primeras novedades que produce este encuentro internacional de editores, en el que la Argentina este año es el Invitado de Honor. Otra novedad: Más liviano que el aire, de Federico Jeanmaire (la novela que ganó el Premio Clarín 2009) será traducida nada menos que por la editorial francesa Gallimard.
Buen debut para el primer día de trabajo en esta Feria frenética en la que la gente (son todos profesionales) anda con una agenda en la mano cumpliendo cita tras cita, una cada 15, 20 minutos, para ver qué compra, qué vende, qué libros saldrán en 2012 en todo el planeta. Olvídense de la Feria del Libro de Buenos Aires, esto es otra cosa: el público general, los lectores, sólo podrán entrar el sábado y el domingo. El resto son negocios.
Como invitado de honor, la Argentina tiene acá unos sesenta escritores, invitados por Cancillería y mucha gente del ramo y ha organizado una serie de charlas que van de lo político –“Memorias del pasado reciente”—a lo técnico: “La traducción al español. ¿A qué español?”. En todas, ayer, hubo un público interesado. Como lo hubo (estaba lleno) en la entrevista en alemán que le hicieron a Guillermo Martínez. Feria de negocios, es decir, cada cual atiende su juego. Así, anda por acá Guido Indij, editor de La Marca y de Interzona, quien hace unos días decía en su blog: “Es una feria de negocios. Sus clientes son editores y agentes que negocian contratos de traducción y publicación para beneficio propio y de sus autores locales e indirectamente de sus culturas nacionales y regionales. Sin embargo, la política estatal argentina ha sido, hasta donde es público, la de no apoyar económicamente el viaje o la estadía de agentes o editores argentinos”.
Pero no son pocos los editores que andan entusiasmados. Daniel Divinsky, de Ediciones De la Flor, cuenta que ya tiene dos interesados (una casa brasileña y otra, francesa) por la versión de Los dueños de la tierra, de David Viñas, como novela gráfica. Y Leonora Djament, de Eterna Cadencia, no puede ocultar su excitación: avanza su negociación para vender a Finlandia La Virgen Cabeza, de la escritora (y periodista de Clarín) Gabriela Cabezón Cámara.
Entusiasmo, sí, pero los editores argentinos vienen a vender pero, sobre todo, vienen a comprar. Es que no es sencillo vender desde el Sur y menos si lo que editan no es ficción sino teoría. “En ensayo –dice Alejandro Archain, de Fondo de Cultura Económica—los temas suelen ser locales. Y si son universales, cada país tiene sus autores. O buscan autores europeos y norteamericanos: allí están las grandes escuelas de pensamiento”.
Fabián Lebenglik, de Adriana Hidalgo, dice algo parecido: “El ensayo va de Norte a Sur, pero ahora tenemos una editorial alemana interesada en Estéticas de laboratorio, de Reinaldo Laddaga… “ya que es profesor en Estados Unidos…”, consideraron los alemanes.
Pablo Avelluto de Random House Mondadori, cuenta que “estamos vendiendo Horacio Verbitsky a Italia”, pero precisa: “y los libros de muchos de nuestros autores los negocian sus agentes”.
Corre la idea de que en realidad el año para que los extranjeros se interesaran por los autores argentinos fue el año pasado, porque éste ya están mirando a Islandia, el próximo invitado. Así que los que consiguieron editor en 2009 (muchos, con ayuda del programa de subsidio a la traducción de Cancillería), acá están con sus libros en muchos idiomas en la Feria, aunque no estén tan visibles en las librerías. Los demás, paciencia y más trabajo.
Negocio, fiesta, mucho brindis y pies cansados, acá se ven las caras los que hacen el mundo de los libros. Por todos lados la gente mira (y muestra) sus i-Pads y se habla de libro electrónico, de tecnología, del futuro que, como dijeron los Redondos, ya llegó.
Buen debut para el primer día de trabajo en esta Feria frenética en la que la gente (son todos profesionales) anda con una agenda en la mano cumpliendo cita tras cita, una cada 15, 20 minutos, para ver qué compra, qué vende, qué libros saldrán en 2012 en todo el planeta. Olvídense de la Feria del Libro de Buenos Aires, esto es otra cosa: el público general, los lectores, sólo podrán entrar el sábado y el domingo. El resto son negocios.
Como invitado de honor, la Argentina tiene acá unos sesenta escritores, invitados por Cancillería y mucha gente del ramo y ha organizado una serie de charlas que van de lo político –“Memorias del pasado reciente”—a lo técnico: “La traducción al español. ¿A qué español?”. En todas, ayer, hubo un público interesado. Como lo hubo (estaba lleno) en la entrevista en alemán que le hicieron a Guillermo Martínez. Feria de negocios, es decir, cada cual atiende su juego. Así, anda por acá Guido Indij, editor de La Marca y de Interzona, quien hace unos días decía en su blog: “Es una feria de negocios. Sus clientes son editores y agentes que negocian contratos de traducción y publicación para beneficio propio y de sus autores locales e indirectamente de sus culturas nacionales y regionales. Sin embargo, la política estatal argentina ha sido, hasta donde es público, la de no apoyar económicamente el viaje o la estadía de agentes o editores argentinos”.
Pero no son pocos los editores que andan entusiasmados. Daniel Divinsky, de Ediciones De la Flor, cuenta que ya tiene dos interesados (una casa brasileña y otra, francesa) por la versión de Los dueños de la tierra, de David Viñas, como novela gráfica. Y Leonora Djament, de Eterna Cadencia, no puede ocultar su excitación: avanza su negociación para vender a Finlandia La Virgen Cabeza, de la escritora (y periodista de Clarín) Gabriela Cabezón Cámara.
Entusiasmo, sí, pero los editores argentinos vienen a vender pero, sobre todo, vienen a comprar. Es que no es sencillo vender desde el Sur y menos si lo que editan no es ficción sino teoría. “En ensayo –dice Alejandro Archain, de Fondo de Cultura Económica—los temas suelen ser locales. Y si son universales, cada país tiene sus autores. O buscan autores europeos y norteamericanos: allí están las grandes escuelas de pensamiento”.
Fabián Lebenglik, de Adriana Hidalgo, dice algo parecido: “El ensayo va de Norte a Sur, pero ahora tenemos una editorial alemana interesada en Estéticas de laboratorio, de Reinaldo Laddaga… “ya que es profesor en Estados Unidos…”, consideraron los alemanes.
Pablo Avelluto de Random House Mondadori, cuenta que “estamos vendiendo Horacio Verbitsky a Italia”, pero precisa: “y los libros de muchos de nuestros autores los negocian sus agentes”.
Corre la idea de que en realidad el año para que los extranjeros se interesaran por los autores argentinos fue el año pasado, porque éste ya están mirando a Islandia, el próximo invitado. Así que los que consiguieron editor en 2009 (muchos, con ayuda del programa de subsidio a la traducción de Cancillería), acá están con sus libros en muchos idiomas en la Feria, aunque no estén tan visibles en las librerías. Los demás, paciencia y más trabajo.
Negocio, fiesta, mucho brindis y pies cansados, acá se ven las caras los que hacen el mundo de los libros. Por todos lados la gente mira (y muestra) sus i-Pads y se habla de libro electrónico, de tecnología, del futuro que, como dijeron los Redondos, ya llegó.
Gallimard no traducirá, sino que encargará la traducción de "Más liviano que el aire" a un traductor.
ResponderEliminarEntre las múltiples labores que llevan a cabo las editoriales no está, que se sepa, la de sentarse delante de la PC y trasladar un texto de un idioma de partida a otro de llegada. Por el momento, ese trabajo lo hacen los traductores. Marta