El villano de las letras españolas
Algunas editoriales han puesto precio a su cabeza. El villano más popular de la literatura en español se hace llamar Juan Mal-herido, y desde su bitácora (lector-malherido.blogspot.com) lleva cinco años descuartizando impunemente buena parte de las novedades editoriales. Casi todas las quinielas apuntan a un mismo culpable: el escritor Alberto Olmos, responsable de la selección de críticas Vida y opiniones de Juan Mal-herido (Melusina), y tal vez el único ser humano que ha conseguido congeniar con este malvado misántropo.
Para Olmos, la literatura española "es más políticamente correcta que el BOE, no sé por qué este documento no se cita como influencia de algunos autores. Cuando quedo con mis amigos escritores se dicen exactamente las mismas salvajadas y en los mismos grados de agresividad que Juan en su blog".
Hasta Enrique Vila-Matas, que en su web incluye a Mal-herido dentro de sus blogs recomendados, reconoce que "Juan ha hecho todo lo posible para que lo elimine de mi lista". Eso sí: "Si es bueno, ¿qué le vamos a hacer?". Y en esto coincide Llucia Ramis, autora de Egosurfing y una de las escritoras más asediadas por Mal-herido: "Es un crítico brillante que publica lo que nunca te atreverías a decir sobre tus amigos". Ramis recuerda la crítica al texto colectivo Odio Barcelona, donde "decía que quería follarse a Llucia Ramis. Ahora ha retirado aquel post y admite que Egosurfing le ha gustado más de lo que cree".
A Juan se le ha acusado de carácter misógino. La sorpresa llega, en cambio, cuando el lector descubre cómo Vida y opiniones se dedica en buena medida a reflexionar sobre la literatura femenina. "[Mal-herido] ataca a autoras que aprovechan el tirón comercial de lo políticamente correcto para encajarnos un discurso blando y obvio, y se destaca a otras que están diciendo algo solvente sobre ser mujer en sociedad", señala Olmos. Y sin cortarse un pelo, añade: "El dolor de ser mujer no tiene nada que ver con el dolor de llevar tacones".
Curiosamente, Juan tuvo la ocurrencia de situar su mail bajo el lema Para follar conmigo, lo cual inspiró a muchas chicas (y algún chico) a escribirle con ese mismo fin. "Algunas mandaban fotos de trozos de su cuerpo, mail a mail. Suerte tiene, el capullo", confiesa, quién sabe, un celoso Olmos.
Además del interrogante sobre la cuestión feminista, la cruzada de Juan Mal-herido lo ha llevado a abalanzarse sobre todo aquello que suene a "publicidad sin discurso", pero también sobre los escritores que se quejan de su mala fortuna: "Los lloricas son los escritores ?yo soy un buen ejemplo? que siempre se preguntan por qué no salen en EL PAÍS", apunta Olmos. "La literatura es vanidad y competición, y uno no puede gustar del talento de los demás si espera que sea menor que el suyo".
Hay escritores ante los cuales solo podemos intuir sus más sinceras opiniones bajo el rótulo de la "ficción"; algo similar ocurre en el blog de este personaje, mitad monstruo, mitad seudónimo. O así lo ve Matías Néspolo, otro de los escritores afectados por las opiniones de Juan: "Mal-herido es el Jack el Destripador de la crítica literaria, demuestra que la carcajada es un vehículo tanto o más idóneo y efectivo que la crítica tradicional". Añade Andrés Neuman: "Me he reído incluso cuando se metía conmigo. Por otra parte, la coexistencia de ambos blogs, el de Olmos y el de Juan, nos lleva a preguntarnos algo interesante: ¿quién opina sobre nosotros? ¿Cuáles de nuestras opiniones son realmente nuestras?"
Si Olmos es ?o no? el cerebro que maquina las operaciones del psicópata, poco importa. Contrariando los códigos de conducta de Mal-herido, él prefiere quejarse: "Ya lo quisiera yo para mí", dice, en relación al número de lectores que el blog consigue reunir, muy por encima de la media de lectores de cualquier novelista. En resumen, "Lector mal-herido es mejor literatura, más literatura, que el 90% de los libros que se publican en España. Ver eso, querer verlo, o no, no es mi problema".
no sé, hay algo ansiosamente kitsch y adolescente en ese blog, como si fuera el producto de un pinche de cocina al que le huelen los pies, pero aún más kitsch y adolescente es la respuesta de los aludidos, que no tienen reparo en banalizarse todavía un poco más en aras del estrellato a cualquier precio.
ResponderEliminarinternet propicia un poco esa situación de ingenua ilusión de libertad democrática que se daba cuando éramos pibes y nos ponían una honda en las manos y salíamos a romper faroles y voltear nidos de gorriones o panales de avispas.
no digo que esté intrínsecamente mal, pero no dejan de ser aventurillas furtivas y casuales. porque ir soltando verdades desde dentro del armario virtual las convierte de inmediato en medias o un tercio o dos octavos escasos de verdades.
ponga huevo, malherido, y dígale de frente a la gente que es un asco y por qué.
y abandone la traducción eventual, que no es lo suyo.
andrés ehrenhaus