viernes, 31 de diciembre de 2010
jueves, 30 de diciembre de 2010
Breve resumen de lo actuado por el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires en sus primeros 19 meses de existencia
Suma y sigue
Fundado por Julia Benseñor y Jorge Fondebrider en mayo de 2009, el CTLBA tiene por objeto informar y presentar temas de discusión, tanto técnicos como administrativos, ligados a la profesión. En consecuencia, los participantes y destinatarios de sus actividades son todos aquellos interesados en la traducción literaria y de ciencias sociales.
Para establecer una relación más dinámica con el mundo de la traducción, creamos este blog, que, con una frecuencia prácticamente diaria, suma unas 565 entradas hasta la fecha, incluyendo asimismo la posibilidad de ver y oír on line las actividades que realiza dos veces por mes en el ámbito del Centro Cultural de España en Buenos Aires. Éstas se detallan más abajo y pueden ser consultadas en la columna de la derecha.
Mucha de las entradas de este blog se refieren a noticias publicadas en diarios y revistas de todo el mundo. Otras, se ocupan de discutir el estado de la lengua y las políticas referidas a ella. También, a recordar a tal o cual traductor, presentando su trayectoria con el mayor detalle posible. Sin embargo, algunas revisten un carácter excepcional, como por ejemplo las dos encuestas realizadas en 2010 con escritores ( (13 argentinos, 5 mexicanos, 3 colombianos, 3 españoles, 2 uruguayos, 1 chileno, 1 peruano y 1 venezolano) y con editores (21 editores de lengua castellana procedentes de la Argentina, Colombia, Chile, España, México, Venezuela y Uruguay), o la serie de reflexiones sobre la traducción debidas a Yves Di Manno, o las entrevistas realizadas a propósito de la traducción de la saga de Harry Potter.
De más está decir que, gracias a la participación de quienes han respondido a esas entradas, se ha logrado establecer algunos diálogos promisorios y no pocas polémicas que permiten ver con la mayor claridad cuáles son los temas pendientes de discusión, las distintas maneras de concebir la profesión, el estado de ésta en los diversos países y los malentendidos más frecuentes.
Acaso por lo detallado más arriba, el blog ha encontrado lectores en todo el mundo. Hasta ahora oscila entre los 5.500 y los 6.000 visitantes mensuales –depende del mes–, con la Argentina a la cabeza (casi 2.000) y una alternancia entre México y España en segundo lugar (aproximadamente 1.800 y 1.500, respectivamente) seguidos por Colombia, los Estados Unidos, Bélgica, Chile, Brasil, Venezuela, Francia y Rusia, hasta completar unos 60 países de todo el mundo.
Todo este trabajo se ha llevado a cabo con la valiosa ayuda de Gabriela Adamo, Jorge Aulicino, Ian Barnett, Julia Benseñor, Silvia Camerotto, Andrés Ehrenhaus, Celia Filipetto, Marietta Gargatagli y Juan Gabriel López Guix, para mencionar a los colaboradores más constantes. A todos ellos, así como quienes participaron con sus textos, fotos y opiniones, sin olvidar, claro, a los lectores del mundo entero, el Administrador desea hacerles llegar su agradecimiento y los mejores deseos para el 2011.
Actividades realizadas en 2009
Mayo
24: “La traducción de literatura argentina en el exterior”, con Gabriela Adamo
31: “Un taller de traducción de poesía”, con Mirta Rosenberg
Junio
6: “¿Cómo se contrata una traducción?”, con Jonio González
26: "Roma clásica: la primera cultura bilíngüe y sus criterios de traducción", con Antonio Tursi
Julio
24: “Las notas al pie de página”, con Guillermo Piro
Agosto
3: “La palabra en escena: desafíos de la traducción teatral”, con Jaime Arrambide
24: “Traducir lo intraducible: De la música al lenguaje y de unos lenguajes a otros”, con Diego Fischerman.
Septiembre
7: “¿Traducir haikus?: componer textos”, con Alberto Silva
21: “Aproximaciones a la traducción de poesía en la Argentina ”, con Pablo Anadón
Octubre
5: “ 'Come en casa Borges': usos de la traducción en el Borges de Adolfo Bioy Casares”, con Patricia Willson
19: “En el sentido opuesto. Problemas al traducir del hebreo”, con Eliezer Nowodworski y Gerardo Lewin
Noviembre
La utopía del castellano neutro – Coloquio del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires y el Centro Cultural de España en Buenos Aires.
2: Primera mesa: Miguel Sáenz (España), Guillermo Piro y Jorge Aulicino
3: Segunda mesa: Marietta Gargatagli, Patricia Willson y Jorge Fondebrider
4: Tercera mesa: Mirta Rosenberg, Gerardo Gambolini, Juan Gabriel López Guix (España)
23: “Los derechos del traductor”, con Andrés Ehrenhaus
Diciembre
1: “Presentación de Sonetos completos y Lamento de un amante, de William Shakespeare”, con Andrés Ehrenhaus, Ian Barnett, Mirta Rosenberg y Lucas Magarit
Actividades realizadas en 2010
Marzo
1: “Traducir la Divina Comedia ”, con Jorge Aulicino
15: “La traducción de poetas chinos contemporáneos”, con Miguel Ángel Petrecca
Abril
5: “Español, no castellano”, con Leonor Acuña
19: “La Semana del Editor en el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires”, con Carolina Chang (Brasil), Uriel Kon (Israel) y Carles Torner (España)
Mayo
4: “Diario de un traductor”, con Marcelo Cohen
17: “Descifrar jeroglíficos”, con Jorge Salvetti
Junio
7: “El nombre del traductor y otras cuestiones”, con Elvio E. Gandolfo
21: "Escenas argentinas de traducción", con Sergio Waisman
28: “Del otro lado del mostrador. Hablan los editores”, con Miguel Balaguer, Leonora Djament y Julieta Obedman,
Julio
5: “Traducir Villon”, con Rubén Reches
19: “Tradición y traducción en la literatura argentina”, con Ricardo Piglia
Agosto
2: “La traducción de la ciencia y sus problemas”, con Alberto Kornblihtt y Vivian Scheinsohn
24: “La experiencia de ser traducido”, con Rafael Spregelburd
Septiembre
6: “Dos poetas irlandeses”, con Eiléan Ní Chuilleanáin (Irlanda), Macdara Woods (Irlanda), Silvia Camerotto y Jorge Fondebrider
21: “La versión de los correctores”, con María José Rodríguez Murguiondo y Maximiliano Papandrea
Octubre
12: “La enseñanza de la traducción en España”, con Marietta Gargatagli
18: "La traducción en los diarios", con Silvia Susana Simonetti
Noviembre
1: Coloquio del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires
¿Se puede enseñar a traducir?
Ian Barnett (Gran Bretaña)
Julia Benseñor
Juan Gabriel López Guix (España)
Olvidar el original
Andrés Ehrenhaus
Fabio Morábito (México)
Pedro Serrano (México)
2:
Cuestiones de derechos
Ana Alcaina (España)
Mónica Herrero
Mario Sepúlveda (Chile)
Últimas noticias del alemán
Carla Imbrogno
Griselda Mársico
Belén Santana (España)
22: "Traducir a Shakespeare para la página y para la escena", con Carlos Gamerro
miércoles, 29 de diciembre de 2010
La v corta es v corta, así que uve las pelotas
Patricia Kolesnikov escribió el artículo que sigue, publicado por Clarín el 27 de diciembre pasado. Allí se lee sobre los cambios ortográficos propugnados por la RAE y no siempre aceptados por las academias de cada uno de los países de latinoamérica.
La nueva ortografía explica sus razones
Como si nos tocaran algo íntimo nos tocaban algo íntimo cuando la Asociación de Academias de la Lengua Española anunció cambios en la ortografía, ardieron Troya, Buenos Aires, México y algo de Madrid también, hay que decirlo.
Y ardieron porque, en atención a la unidad de la lengua española, el nuevo trabajo de la Asociación formada por academias de 22 países modifica cuestiones arraigadas, como los nombres de algunas letras (que la ve corta se llame uve, como en España) o la acentuación de algunas palabras (que guion no lleve tilde, siguiendo una regla ortográfica que coincide con la pronunciación de gran parte de América).
¿Cómo se llegó a estas decisiones? Primero hay que tener claro que, aunque la Real Academia Española es una especie de hermano mayor (y, lo que no es poco, de Tío Rico), hoy las decisiones sobre el idioma las toman las academias en conjunto. En 2007, encargaron a la RAE que preparara una nueva Ortografía. Tras algunas discusiones, el texto se aprobó en Guadalajara, el 28 de noviembre. Y acaban de llegar al país los primeros ejemplares de una edición de lujo, que cuesta 219 pesos (el año que viene, saldrá una Ortografía Básica a un costo menor).
La ortografía, se explica en el prólogo, debe acompañar los cambios de la lengua. Pero no es sólo eso: en un idioma que se habla en un territorio tan extenso como el del español, la palabra escrita es garantía de unidad (o gatillo para la dispersión).
Y la unidad del español no es cuestión de amor a Cervantes sino de lo económicamente valiosa que resulta la posibilidad de publicar, de subtitular, de hacer doblajes y etiquetas para 450 millones de personas. "La ortografía dicen aquí representa el pilar fundamental de la unidad de la lengua." Mientras que otros elementos lingüísticos varían por región, por clase social, por cuestiones culturales, "la ortografía es un código uniforme en el que todas las variables se diluyen".
¿Eso importa? Las Academias dan un argumento directo al corazón: "Aunque su pronunciación sea distinta, una misma representación gráfica unifica la voz literaria de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Mario Vargas Llosa o Miguel Delibes".
Detrás de este objetivo, la unidad, se fijan criterios de escritura que se despegan de variables locales. Y la pronunciación es local. Así que esta ortografía se presenta como un sistema de representación gráfica que "aun hallándose en relación estrecha con los sistemas de la lengua oral", tiene autonomía.
Producto de negociaciones, de diferencias y de acuerdos, aquí las reglas fresquitas del castellano.
Razonadas, dicen los académicos.
Pero ya se sabe; como el corazón, a veces la lengua tiene razones que la razón no comprende.
martes, 28 de diciembre de 2010
La traducción de Harry Potter (III)
Tercera parte de la serie de entrevistas con traductoras de Harry Potter, realizadas por Pilar Alderete Diez y traducidas por Nancy Elberg.
Entrevista con Emily Huws,
traductora galesa de Harry Potter
–¿Cuándo y cómo se enteró acerca del trabajo?
–Bloomsbury me escribió preguntando si me interesaba y sugirió que le enviase mi currículum.
–¿Cómo la contactó la editorial y cuáles fueron las instrucciones acerca del método, el plazo y el público?
–Hace tanto tiempo que hice ese trabajo que ya me olvidé las instrucciones. Lo que sí recuerdo es haberlo terminado mucho antes del plazo de entrega.
–¿Recibió algún tipo de instrucciones o comentarios de la autora? ¿Sabe si ella tuvo una participación activa en la traducción de su libro a otros idiomas?
–No.
–¿Cómo se sintió al traducir el libro?
–Fue un honor poder hacerlo.
–¿Cuáles eran sus conocimientos previos? ¿Qué tipo de investigación llevó a cabo antes de comenzar a traducir?
–Había leído el libro cuando lo publicaron, antes de que se hiciera tan conocido. Me encantó, realmente lo admiro. Si no, no hubiese aceptado el proyecto.
–¿Desea agregar algo más acerca de la tarea previa a la traducción o sus preocupaciones al respecto?
–Encaré la traducción con inquietud y entusiasmo, y con la esperanza de poder hacer justicia a la riqueza de la prosa de J. K. Rowling.
–¿Como traductora, qué la preocupaba antes de comenzar la traducción?
–Que el libro fuera tan famoso y que muchos de los chicos ya lo hubieran leído en inglés.
–¿Cómo encaró la traducción de la terminología específica y los nombres inventados?
–Si era posible, recurría a la traducción literal; cuando no, traducía el significado.
–En mi análisis de los libros, he notado que en la versión en español, no es posible identificar tan fácilmente a los personajes por su forma de hablar como lo es en inglés. ¿Ha tenido esto en cuenta? ¿Cómo resolvió este problema? ¿Cómo encaró la caracterización a partir de los diálogos?
–Utilicé un dialecto regional para Hagrid.
–¿Cree que el humor tiene un papel importante en el libro? ¿Cómo tradujo los episodios cómicos en los que juegos de palabras o diferencias culturales dificultan la traducción?
–Traduje el significado.
–¿Qué pasa con las diferencias dentro del idioma? No sé demasiado sobre cómo se da en irlandés, pero me gustaría saber si ha hecho diferencia de dialectos o registro en el habla de los personajes. ¿Cómo afrontó las distintas formas de hablar de cada personaje?
–Trabajé mucho, hice lo mejor que pude... Y agradezco haber contado con el diccionario de la Academia.
–¿Adoptó algún método o estrategia general de traducción?
–Me basé en mi experiencia previa.
–¿Tuvo que afrontar problemas inesperados durante el proceso de traducción? ¿Cuáles?
–Como dije antes, pasó mucho tiempo y no me acuerdo... ¡Disculpe!
¿–Tuvo en cuenta los próximos libros de la serie durante el proceso de traducción? ¿O se centró estrictamente en La piedra filosofal?
–Me concentré en La piedra filosofal sin dejar de lado los demás libros, por supuesto. Me arrepiento de no haberlos tenido en cuenta aun más.
– ¿En qué medida influye el público en las decisiones de traducción?
–Siempre lo tuve presente.
¿–Cuánto tardó en traducir el libro?
–Disculpe, pero no me acuerdo, porque una vez terminado el trabajo lo dejé "reposar" y fui alternando la revisión con otras cosas hasta estar satisfecha con el resultado.
–¿Qué fue lo mejor y lo peor de esta experiencia?
–Soy reacia a la publicidad y tenía miedo de atraer demasiada atención. Pero por parte de Bloomsbury fueron muy generosos, no tuve que hacer nada que me resultase incómodo. Lo bueno fue que muchos padres estaban agradecidos porque tenían hijos pequeños que no hubiesen podido leer un libro tan largo en inglés, pero sí pudieron leerlo en galés y así participar en conversaciones sobre HP con sus hermanos mayores. Para mí fue también un placer poder reproducir toda la riqueza de la prosa en mi propio idioma para que los niños de mi país pudieran apreciarla en su lengua materna.
–¿Traducirá los próximos libros? ¿Ya los está traduciendo? En caso contrario, ¿Cuál sería su consejo para el próximo traductor?
–Todavía no se ha fijado fecha para el próximo libro, pero me han asegurado que yo seré quien lo traduzca si es que deciden publicar una traducción al galés.
–¿Alguna otra pregunta o comentario?
–Fue un honor para mí haber sido elegida para esta tarea, hice todo lo que estaba a mi alcance para hacer justicia al libro y a la inventiva extraordinaria de su autora. Estoy esperando leer el próximo libro.
lunes, 27 de diciembre de 2010
La traducción de Harry Potter (II)
Segunda parte de la serie de entrevistas con traductoras de Harry Potter, realizadas por Pilar Alderete Diez y traducidas por Nancy Elberg.
Entrevista con Máire Nic Mhaoláin,
traductora irlandesa de Harry Potter
–Primero quisiera preguntarle acerca del proceso anterior a la traducción, por ejemplo: ¿Cómo recibió el trabajo?; ¿Cuáles fueron las instrucciones de la editorial en cuanto al método, plazo, público; y si J. K. Rowling participó de la traducción o le dio alguna otra indicación?
–Bueno, en realidad, comenzar hablando de cómo conseguí el trabajo es algo extraño, ya que para mí es un poco como las cartas mágicas que recibió Harry Potter donde le informaban que iría a Hogwarts; porque de pronto me llegó una carta a mi casa, absolutamente por sorpresa, en serio. Y lo que pensé fue: "Yo trabajo en una editorial, una editorial irlandesa, y a veces, en realidad bastante seguido, trabajamos en conjunto con editoriales extranjeras, aunque no tanto últimamente..., pero es un procedimiento bastante común, y creí que era una carta de un editor que me intentaba contactar desde afuera. Lo primero que pensé fue: "¿Creen que si me escriben a mi casa van a tener algún tipo de prioridad?".
Entonces, recibí esa carta, la primera, sorpresivamente y ni siquiera sabía que alguien planeaba hacer esto, así fue como me enteré. Lo único que decía era que estaban pensando en publicar una traducción al irlandés y si me interesaba. También me contaba un poco sobre la compañía. Yo había recibido un premio internacional por otra traducción y me había hecho famosa –no debería decir famosa— pero me hice conocida por ese motivo y el Arts Council tenía mis datos porque me habían llamado para darme el premio. Parece que la editorial les preguntó quién podría hacer una buena traducción y ellos dieron mi nombre. Y así fue como me llegó esa carta preguntando "¿Quiere hacerlo?". No decía: "presente una prueba...". Sólo: "¿Quiere el trabajo?". Por eso digo que fue absolutamente inesperado. No tenía idea si podía o no hacerlo. Tuve que pensarlo, porque yo también tenía mi trabajo, y les escribí diciendo: " Me halaga que me hayan tenido en cuenta, pero les debo advertir que sólo puedo comprometerme a hacerlo después de mi horario de trabajo...esta es la situación, no sé cuál es su plazo". Debo recalcar que fueron muy agradables en todo momento. No me dijeron: "Tiene que terminarlo para tal fecha..." sino: "¿Cuánto tiempo cree que le llevará?". Y me puse a hacer cálculos, a ver de cuánto tiempo disponía, y les dije más o menos para cuándo podía hacerlo y me respondieron que les parecía bien. Poco después me hicieron una oferta formal preguntando si aceptaría tal precio y les dije que el monto me parecía bien y que lo iba a pensar. Y finalmente le comenté a mi hija: "Tengo que darle una respuesta a la gente de Harry Potter". Y ella me dijo: "¿cómo puedes dudar en hacerlo?, y yo le dije que no estaba segura y ella me dijo que no podía rechazar esa traducción. Al final todo salió bien y me enviaron el contrato. Y por supuesto tuve que firmar un acuerdo con los autores del guión de la película. Y eso fue todo. No tenía una copia del libro en casa y me dije, bueno, tengo que conseguir el libro. Entonces, empecé a trabajar, pero no me habían pedido que haga un capítulo de muestra, que es lo que se hace generalmente para ver el estilo, y les escribí haciéndoles algunas preguntas. Después de un tiempo me escribió la editora para preguntar si ya había comenzado y para advertirme que no cambiase los nombres de los personajes. Esta información no estaba en el contrato sino que la recibí más tarde. Para mí eso no fue un problema porque ya había buscado en Internet las tapas de las diferentes traducciones y había visto que aparte de cambios menores por la ortografía de cada idioma, Harry Potter seguía siendo Harry Potter, así que mantuve intacto su nombre y los de los demás personajes. En irlandés hay todo un sistema de apellidos que es tradicional, aunque ahora ha evolucionado y en realidad la gente no siempre lo aplica, así que no tuve problema en mantener los nombres. También me aconsejaron no cambiar las direcciones como "Privet Drive" y otras cosas por el estilo...todo lo que sea inventado especialmente por la autora.
–Eso vino de parte de Bloomsbury...
–Si, de Bloomsbury. Yo estaba en contacto directo con la editora, pero ella también me hacía llegar las opiniones de gente con quien yo no tenía contacto. No sé bien quienes eran. Quizás agentes de J. K. Rowling, o de Warner Bross. Y este hombre... Christopher Little, que era... Parece que ellos le comunicaban sus intereses a la editora y me dijeron que si era absolutamente necesario cambiar algo y había una buena razón, lo podían evaluar. Por ejemplo, no me permitieron cambiarle el nombre al juego de Quidditch, quizás por el libro que lleva ese título. Seguro hubiese afectado las ventas. La cuestión es que la "Q" no es una letra irlandesa, es obviamente una letra extranjera, y yo tenía una idea, una rima sobre un juego tradicional irlandés, pero me dijeron que no. Lo que sí me permitieron cambiar fueron los nombres de las distintas posiciones y de las pelotas, incluso las que llevaban "Q", como Quaffle. No cambié los nombres de los personajes, pero sí los de los fantasmas, ya que no son realmente nombres propios, sino descripciones, como el fraile gordo, etc. Más adelante en la novela aparecen tres centauros, uno se llamaba Bean, que no estaba segura sobre cómo pronunciarlo, otro se llamaba Ronan y el otro Firenze. Esos nombres existen también en irlandés; Bean, y Ronan es un nombre de varón bastante común, sólo faltaba agregarle los acentos. Y Firenze es el nombre de la ciudad italiana Florencia. Ah, sí, los nombres de las monedas: al principio no querían que los tradujera, pero los convencí argumentando que sólo eran los nombres de objetos, como el galeón, por ejemplo, usé el nombre en irlandés, que es casi igual. En general me permitieron cambiar bastantes cosas, por eso no tuve problema en aceptar que los nombres de los personajes debían mantenerse tal cual. Y eso fue todo, les envié la traducción terminada antes de la fecha estipulada en el contrato, y le voy a contar algo que me pasó, se me rompió la computadora un par de meses antes y tenía todo el material adentro. Pude recuperarlo con mucho esfuerzo y finalmente lo mandé antes del plazo acordado. Para mí era muy importante no retrasarme ni siquiera un día, hay que dar una buena imagen.
–¿Cuánto tiempo le llevó?
–En total, cerca de nueve meses, similar a su colega, la española, pero no era lo único que estaba haciendo en ese momento. ¿Qué más? Después, cuando les envié el trabajo (como mencioné antes no me habían pedido una muestra, así que era la traducción completa) me dijeron que la gente de ventas iba a evaluar la traducción, que iban a contratar un corrector. Fueron muy francos, me dijeron quien era. Yo reconocí el nombre, era una persona de bastante renombre, buena para ese papel. Entonces... dijeron que se lo enviarían a ella y me dieron sus datos por si quería ponerme en contacto. Pero preferí esperar a ver cómo andaba todo antes de involucrarme a ese nivel. Y después de un tiempo me llamaron para decirme que no lograban encontrar un corrector, parece que no es tan fácil encontrar alguien que tome un trabajo tan grande.
Más adelante recibí un mail del editor diciendo que a la correctora le preocupaba el uso del dialecto del sudeste de Kerry ya que le parecía poco accesible para niños o lectores jóvenes que no fueran de esa zona, y que en algunos casos la ortografía no era la estándar. Los comentarios fueron hechos con mucha corrección, pero me causó gracia porque yo soy del norte de Irlanda...
–Siempre pasa...
–Si, es posible que haya habido alguna frase, porque en la oficina trabajo con algunos irlandeses de la región del sur de Kerry, y supongo que si uno oye seguido algunas expresiones, quizás las repita. Pero a mí me resultaban muy conocidas y creía que eran bastante comunes. En cuanto a la ortografía, usé un dialecto muy conocido, es decir, hay otros dialectos que son más literarios pero no son tan conocidos, se usan más bien en textos clásicos. Así que en cuanto a la ortografía estándar, dije que la oficina en la cual trabajo utiliza el estándar oficial. Y es lo que yo usé, excepto por alguna que otra frase coloquial en diálogos. Entonces me mandaron un capítulo con las correcciones, y traté de ver el lado positivo. Me dije a mi misma: "Es su opinión profesional, quizás deba hacerle caso". Hice algunos cambios y le avisé al editor que haría lo mismo con el resto del texto. En general, adapté levemente el registro para que el texto resultase más accesible. Volví a enviarles el texto corregido según las indicaciones recibidas, pero en algunos casos en que no estaba de acuerdo, mantuve mi versión.
Eso es todo, después se publicaron los libros. Recibí un correo electrónico del editor diciéndome que la correctora también había señalado puntos que le parecían demasiado difíciles por diferentes motivos. Me mandaron las pruebas de lectura para que vea que podía hacer. Entonces, vuelta a revisar... Hoy puedo decir con convicción que es necesario que alguien lea nuestro trabajo y haga observaciones. Y acepté varias de esas observaciones. Creo que algunas hacían falta, aunque yo no lo haya visto así en un principio. En otros casos tenía mis motivos para mantener el texto tal como lo había escrito y no acepté hacerle modificaciones.
Finalmente, lo releímos un par de veces más y el libro se publicó, y ahora que ya está publicado todo el mundo está satisfecho.
–¿Quiere hacer un recreo?
–Con gusto.
(Durante el recreo comenzamos a hablar sobre la edición galesa)
–Bueno, acerca de Emily Huws...
–Si, la versión galesa. Sé galés porque lo estudié en una universidad de Gales, pero es muy diferente del irlandés. Aunque forma parte de la misma familia, es un idioma completamente diferente, con un alfabeto diferente, etc. No me resultó útil para ver cómo se dice algo, pero sí para ver qué habían hecho con los nombres. Fue muy interesante, porque los habían cambiado o transcripto al alfabeto galés, lo que los tornaba muy diferentes, incluso a los tres amigos: Malfoy, Crabbe y Goyle. Tenían otros nombres, quizás comenzaban con la misma letra, pero eran distintos. Eran nombres galeses. Y los nombres de las casas también. Cuando se publicó la versión galesa, creo que fue hace poco, me sorprendió ver todos los cambios que le permitieron hacer a la traductora. Su sistema no es como el nuestro, y quizás insistieron en que se les permita incluir en la ortografía muchas "w", "y" y cosas por el estilo.
Hubo una conferencia muy interesante en París sobre las traducciones de Harry Potter, creo que fue en el 2002 o en el 2003. Por supuesto que no estaban todos los traductores, sino ocho o nueve de los más recientes, entre ellos yo, y debo decir que fue enriquecedor ver las distintas experiencias de cada uno. Consistía en dos partes. Primero había una cuestión comercial: cómo recibió cada uno el trabajo en su momento, o cuál era el tipo de relación con la editorial, etc. Pero yo me encontraba en otra situación, porque los demás traductores estaban trabajando por intermedio de editoriales en sus respectivos países que habían comprado los derechos a Bloomsbury. En cambio yo trabajaba directamente con ellos y creo, por lo que escuché, que a mí me fue mejor, ya que otros traductores no estaban del todo satisfechos con el trato que habían recibido por parte de las editoriales, hubo muchas presiones por el tema del plazo. Por ejemplo, el traductor noruego, al cual le pagaron muy bien, y había traducido todos los libros hasta ahí, tuvo que entregar el último libro en dos meses. Y es un libro largo, de quinientas páginas. Pero creo que era amigo del editor noruego...De todos modos, él no estuvo en la conferencia, no sé bien por qué...Quizás son tantos los noruegos que saben leer inglés, que la editorial temía perder ventas si el libro no se publicaba rápido. Ese fue el caso de una joven que había hecho la versión catalana y también tenía una relación personal con el editor, y había traducido varios de los libros, pero no estaba conforme con las condiciones de trabajo. La presionaron mucho con el plazo...y quizás con otras cuestiones. No recuerdo si estaba conforme con el pago. También estaba desconforme con el contrato que tuvo que firmar con Warner Bross donde se la obligó a renunciar a sus derechos...es decir que la editorial tendría derecho a utilizar cualquier frase de sus traducciones sin pagarle un adicional. A ella le parecía mal desde el punto de vista moral y se lo hizo saber a la gente de la película, o la editorial, y le dijeron que no le darían los próximos libros...Había más gente desconforme, de Europa del Este, de países donde quizás había malestar público o inestabilidad económica. Muchos expresaron estar en desacuerdo con otras pautas fijadas, como la directiva de no traducir los nombres. Otros dijeron haber hecho grandes esfuerzos para convencer a los editores de permitirles hacer tal o cual cambio...Por supuesto que también había traductores que estaban bastante satisfechos.
–El traductor griego había cambiado bastante, creo. La versión en griego antiguo.
– Si, la versión en griego antiguo salió mas o menos al mismo tiempo que la irlandesa, y a él sí le permitieron cambiar los nombres. Pero bueno, entiendo que el griego antiguo es un caso especial y no sé si lo hizo en letras romanas o con el...
–Creo que el alfabeto griego.
–En el alfabeto griego, si. Debe ser como el caso del galés, tienen su manera de hacer las cosas, eso es todo.
–En términos de contenido, ¿hizo algún tipo de investigación? ¿Había leído los libros? ¿Sabía...?
–No los había leído, tuve que hacer algo de investigación... Pero tenía la ventaja de haber sido la editora de un muy buen diccionario inglés-galés. Entonces sabía dónde buscar muchas de las palabras, y había aprendido muchas de ellas...Mucha gente se sorprende y me pregunta: ¿Cómo sabes decir eso en galés? Quizás a otros traductores les hubiese dado más trabajo encontrar ciertas palabras. Por ejemplo el nombre de uno de los maestros en pociones mágicas; era obvio que intentaba utilizar la ciencia para cegar a los alumnos... Y les decía cosas como: "Yo conozco todas estas plantas, y ustedes no saben de qué estoy hablando". No tuve problemas en encontrar el nombre de cada planta en irlandés, a pesar de que no son tan conocidos como en inglés para los hablantes; la gente no habla de eso todos los días, pero si buscan en el diccionario lo van a encontrar. Cuando encontré la palabra "transfiguration", me dije, "yo la conozco, seguro si J. K. Rowling la usa es porque la tomó del contexto religioso, que es de dónde yo la conocía. Pero esa fue una de las correcciones que me mandaron... dijeron que no figuraba en el diccionario. Yo les respondí que el diccionario estaba fallado...
–Genial.
–Si bien es verdad que no está en el diccionario, aparece en muchos otros escritos, y también lo expliqué en el contexto. Y el lector, cuando vea la palabra "cruthail", que significa dar forma, va a entender que hay algo que muta, se convierte en otra cosa. Es imposible no darse cuenta. No hay razón para excluirla de los nuevos diccionarios. Otra palabra fue "bezoar", que parecía bastante exótica, pero no lo es, porque cuando yo era chica vivía en una granja y recuerdo que algunos animales tragaban su propio pelo y se les formaba una especie de bola en el estómago, y eso es lo que significa. Cuando lo busqué en el diccionario me encontré con un catálogo de diferentes tipos de "bezoars"...por suerte no era necesario expandir sobre el tema.
–Otro tema importante en mi trabajo es el humor. ¿Le parece que el humor tiene un papel importante en el libro? Hay gente que no opina lo mismo...
–Así es
–¿Cómo encaró ese tema?
–Bueno, sé que J. K. Rowling ha dicho cosas que causaron gracia. Pero el humor da trabajo... hay que hacer un esfuerzo para decir algo que cause gracia. De todos modos no creo que el humor sea lo primordial...
–En el primer libro no hay demasiado humor.
–Es verdad, pero hay otras cosas...Ironía, comentarios inteligentes. No pensé demasiado en el humor.
–Hablemos del público ¿Qué tipo de público tuvo en mente? ¿Cómo influenció esto su traducción?
–Bueno, no recibí ninguna indicación de la editorial, pero sí de la consultora. No sé si ella o la correctora recibieron indicaciones. Yo reconocía su escritura ¡Todavía somos amigas! Adónde estaba... Ah, si, no tuve instrucciones acerca del público. A pesar de que el libro en inglés estaba dirigido a un público de entre 8 y 11 años, me pareció que a los niños irlandeses de esas edades les iba a costar más, porque muchos no son hablantes nativos o por los diferentes dialectos y la terminología local específica. Entonces pensé en un público algo mayor, de 11 en adelante. Aunque con respecto a ciertos términos, diría que muchos no los comprenderían a menos que los buscasen en un diccionario... lo que no muchos hacen. Pero aunque uno no sepa una palabra, al leer la comprende por el contexto. O quizás ya habían leído el libro en inglés. No me preocupaba por eso, sabía que podrían seguir la historia aunque algunas de las palabras no tuviesen una frecuencia de uso como la de sus equivalentes en inglés. Por parte de la consultora y la correctora, sus consejos eran de simplificar el lenguaje un poco, y eso fue lo que traté de hacer, en lo posible, sin apartarme demasiado de lo que decía la autora. De todos modos, no soy una experta en el habla de los niños de 8 años, ni es mi intención serlo.
–¿Cuál fue el impacto de esta traducción en la literatura irlandesa?
–Ha tenido un gran recibimiento,...Quizás por el sólo hecho de que exista, que se haya publicado. La gente cree que es muy positivo, aunque no lo hayan leído, igual me hacen preguntas y se interesan. Hubo algunos artículos, un chico del "Gaeltacht", no sé qué edad tendría, quizás 11 años, lo había leído y estaba muy entusiasmado. Le preguntaron si le había resultado difícil y dijo que para nada. Es más, había tenido una experiencia sumamente positiva. No sé cuánto le costó en realidad, ¡pero al menos en la entrevista no dijo nada negativo! Y más adelante, una chica algo mayor, del secundario, no hablante nativa, sino alumna de un colegio irlandés, escribió una reseña para una revista. Nuevamente, todo muy agradable, aunque tenía algunas críticas. Por ejemplo que el personaje de Hagrid hablase en un lenguaje perfectamente gramatical. Que no tuviese ningún error. Es cierto, pero por supuesto esa fue mi intención. Hubo otras personas que estuvieron en desacuerdo con mi decisión, pero no quise escribir con errores gramaticales por una cuestión de enseñanza; no quise que los chicos cometieran errores y vayan a decirle a sus maestros: "Pero Hagrid habla así". ¿Qué más dijo? ...Tampoco le había gustado el nombre humano de Voldemort.
–"El que no debe ser nombrado" o "tú sabes quién".
–Bueno, yo encontré una frasecita similar en irlandés; es un poco largo decir todo eso, pero es bastante común. A ella le pareció largo...es su opinión. ¿Qué más? Ah, si, el "Espejo de Oesed". (Erised, en inglés)
– Bien.
–Fue algo complicado, porque la escritura debe ser leída al revés. Tuve que encontrar una frase que pudiera leerse así, pero que también pareciese irlandés a primera vista aunque uno no comprendiera el significado, ya que es algo mágico. Me dio bastante trabajo para que no sonase como tal o cual palabra. Es difícil encontrar algo que parezca una palabra pero que no lo sea, a menos que se la lea al revés. El "Espejo de Oesed" aparece sólo en el primer capítulo. Les di varias opciones; les dije: "aquí hay un problema que puedo solucionar de esta manera o de tal otra". Me ayudaron muchísimo, dijeron: "¡Lo dejamos a criterio de la traductora! La muchacha que escribió la reseña dijo: "La traductora no se dio cuenta que el espejo de Oesed es la palabra Deseo al revés". El problema era que en irlandés había una hache, que es una letra que debe ir pegada a otra consonante, y al dar vuelta la palabra la hache no quedaba bien, quedaba delante de algo, y en irlandés no es así. Algunos lectores dijeron: "¡Esta traducción está llena de errores de tipeo! Fue algo que se debatió en Internet, y me parece bárbaro que los jóvenes se interesen por este tipo de cosas. Con la primera frase del libro estuve mucho tiempo, como lo conté en una entrevista en la radio, y finalmente me dije a mi misma: "Es sólo la primera frase, falta todo el resto del libro y es necesario avanzar". A veces escribía algo y no estaba segura, pero lo dejaba por un tiempo hasta encontrar una opción que me pareciera más adecuada. Finalmente, alguien se dio cuenta que las letras que estaban fuera de lugar eran las haches, así que probablemente no era un error, sino la intención de la traductora. La primera frase es:"The Dursleys were perfectly normal, thank you very much". ("Los Dursley estaban orgullosos de decir que eran perfectamente normales y muy agradecidos por ello". Traducción de Alicia Dellepiane, Emecé). En la radio dijeron algo sobre eso, que no quería decir que estaban agradecidos, sino que es una manera de estar a la defensiva.
–Para finalizar, ¿Qué otros comentarios le gustaría compartir con nosotros? ¿Que nos puede decir sobre el impacto de HP en la literatura irlandesa en general y en la cultura irlandesa actual?
–Una cosa que me preguntó antes y creo que no le respondí, es si J. K. Rowling tuvo algún tipo de participación. No tuvo participación directa. En algún momento pensé en escribirle para consultarle sobre dudas que tenía, pero a medida que avanzaba con la traducción se fueron esclareciendo. Y me dije: "No voy a molestar a la autora por esto". Así que al final nunca le escribí, nunca le pedí que me diera una interpretación del texto. Creo que para mí fue una ventaja que el libro estuviese escrito en inglés, ya que lo entiendo perfectamente y era muy poco lo que podía confundirme. Pero a otros, en el continente, les habrá costado más entender el significado de algunas partes. Sé que algunos le escribieron para consultarle sus dudas, pero no tuvieron una respuesta personal de ella, sino de un secretario o alguien... Y hubiesen preferido recibir una respuesta de la autora. Eso es imposible. Sé que algunos traductores se sintieron poco valorados. Yo, personalmente, no tengo quejas al respecto ya que no necesité de su intervención; pero me imagino que si se están llevando a cabo tantas traducciones al mismo tiempo y cada traductor la apabulla con preguntas, le sería imposible responder a cada uno. Quizás es una táctica para evitarle a la autora todo ese trabajo... No creo que tenga una mala actitud hacia sus traductores, es impensable, ya que son los traductores quienes contribuyen a que su obra se dé a conocer en todo el mundo. Acerca de eso, no es novedad hablar de un fenómeno mundial, pero por ejemplo, yo no sabía que mis hijos lo habían leído, tenían dos o tres ejemplares arriba, en sus dormitorios. Y mi hija, cuando estuvo en Nueva York compró un llavero con una especie de bolita dorada con alas; yo la vi y pensé que era un simple suvenir, y resulta que había una "snitch" dorada en mi propia casa.
–A mí me dio un tema de conversación con mi sobrino.
– Sí, sí.
–Pero he leído algunas reseñas críticas donde dicen que estos libros, como fenómeno mundial, intentan globalizar, homogeneizar a nuestros hijos. ¿Cree que esto preocupe al público irlandés?
–En cierta manera es cierto, por eso no permiten cambiar los nombres. No veo que el simple hecho de que exista la traducción influya especialmente sobre los jóvenes irlandeses, ya que de todos modos lo hubiesen leído en inglés. Pero entiendo su preocupación; hubo gente que me lo comentó... recuerdo un religioso que me preguntó acerca de la magia, quería saber si los personajes tenían poderes mágicos o simplemente hacían trucos de magia. Quizás no fui del todo honesta con él, pero le dije que eran sólo trucos, porque sabía que eso era lo que quería escuchar. También le preocupaba la obsesión de algunos chicos con HP. La magia no encaja dentro del contexto religioso. Por ejemplo, me dijeron: "¿Qué tipo de personas son estas, que viven cientos de años? ¿Y qué pasa cuando mueren? Para mí, es sólo un cuento, una historia, en todo tipo de cuentos existen elementos mágicos, como en los cuentos de hadas, como por ejemplo cuando alguien debe matar al dragón; nadie critica los cuentos de hada por ese motivo...Una señora me dijo: "No es un simple cuento, los personajes tienen nombres satánicos". La verdad es que nunca me di cuenta... Aunque sé que no es la primera objeción de esa índole; la versión en Afrikaans no tuvo un buen recibimiento precisamente por el tema de la magia. Se preguntaban si no iba demasiado lejos, si no era nocivo para la educación de los chicos. En otras comunidades religiosas surgieron otro tipo de preguntas, como cuando se tradujo al turco, ya que Turquía es un país islámico no secular; y sé que se tradujo al hebreo, aunque no sé qué grado de aceptación tuvieron. HP come tocino, o jamón, o algo por el estilo; quizás eso les preocupe, y todas estas son dudas legítimas. Pero al traducir nunca sentí que el libro podía ser una amenaza, sólo me molestó tener que simplificar tanto el lenguaje y no poder usar más expresiones tradicionales.
–Entonces se puede decir que más que "extranjerizar" intentó "domesticar".
–Sí, sí, sí.
–Bueno, Go rahib maith agat, Máire.
–De nada.
ADDENDA
En un momento de la entrevista se apagó el grabador mientras habló de los siguientes temas:
1) Los diálogos de Ron: le parecía más coloquial que los demás personajes.
2) Terminología religiosa: Dijo haber notado que J. K. Rowling evitó usar términos religiosos. Al estar los elementos religiosos muy presentes en el idioma irlandés, tuvo que esforzarse para no incluirlo. Por ejemplo, los personajes nunca dicen "Dia Dhuit" dentro del instituto Hogwarts.
3) El habla agramatical de Hagrid, una especie de acento escocés: ella decidió no reproducir la agramaticalidad ya que es un libro dirigido a los niños. Tampoco le dio un acento regional porque traería aparejadas implicancias culturales.
4) Quejas de los traductores: La mayoría de las quejas eran sobre la falta de contacto con la autora. También se hablo en la conferencia de París sobre las traducciones a culturas no europeas.
5) El impacto de HP en la cultura irlandesa: al final de la entrevista, mencionó que el irlandés es más lengua de llegada que de partida en traducciones. También que algunas obras irlandesas se traducen a terceros idiomas a partir del inglés, y que a veces el texto de llegada en el tercer idioma copia estructuras del inglés. A veces se crea confusión y los lectores piensan que esas estructuras provienen del irlandés cuando en realidad sólo reflejan una elección del traductor.
domingo, 26 de diciembre de 2010
La traducción de Harry Potter (I)
El Administrador de este blog tuvo el enorme placer de conocer a la española Pilar Alderete Diez durante una presentación del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, realizada en la National University of Ireland, Galway, en septiembre de este año. Allí, entre muchas otras cosas, Pilar es profesora de castellano, pero también se dedica a la investigación. De todas, hay una que merece destacarse por su originalidad. Se trata de un pormenorizado análisis de las traducciones de la serie de Harry Potter a distintos idiomas, trabajo que se complementó con una serie de entrevistas con los traductores. A modo de ejemplo y gracias a la generosidad de Pilar, en los próximos tres días se ofrecerá en este blog la traducción de algunas de esas entrevistas –originariamente hechas en inglés–, que realizó también ad hoc la traductora argentina Nancy Elberg.
–¿Cuándo y cómo se enteró acerca del trabajo?
–Yo misma leí Harry Potter y la piedra filosofal y me pareció apropiado para niños. Recomendé el libro a la editorial Nanmeebooks y acordamos que yo sería quien lo traduzca.
–¿Cómo surgió el contacto con la editorial y cuáles fueron las instrucciones acerca del método, el plazo y el público?
–Ya había trabajado con Nanmeebooks anteriormente en otros proyectos de libros infantiles. En general, traducía los libros que elegía el editor. Luego el equipo de la editorial corregía y editaba el manuscrito para garantizar que la traducción no tenga errores y que fuera adecuada para jóvenes lectores. No había apuro. Sin embargo, con el proyecto de Harry Potter, el editor me dio un plazo más corto debido a la gran popularidad de la serie.
–¿Recibió algún tipo de instrucciones de la autora? ¿Sabe si ella tuvo una participación activa en la traducción de su libro a otros idiomas?
–Mantuvimos contacto con la autora a través de su agente.
–¿Cómo se sintió al traducir el libro?
–Me gusta mucho HP, me resulta placentero y divertido poder traducir libros que yo misma disfruto de leer.
–¿Cuáles eran sus conocimientos previos? ¿Qué tipo de investigación llevó a cabo antes de comenzar a traducir?
–A medida que avanzaba la traducción tuve que investigar sobre fragmentos, costumbres o palabras que no comprendía. Consulté a amigos ingleses, busqué palabras en textos de referencia y también ingresé a sitios de internet sobre HP.
–¿Como traductora, qué la preocupaba antes de comenzar la traducción?
–Me preocupaba que los lectores tailandeses no comprendieran los nombres que tenían un significado cómico. El método de traducción tailandés es similar al de la escuela inglesa, es decir que generalmente se transcriben (se mantienen tal cual) los nombres de personas y lugares. Por este motivo, los significados de muchos de los nombres hubieran carecido de sentido para aquellos lectores que no comprendieran su significado en inglés. Decidí traducir los nombres de ciertos personajes ya que consideré importante que los lectores comprendan su significado, por ejemplo Fluffy, Fang, Leaking Cauldron.
–¿Cómo encaró la traducción de la terminología específica y los nombres inventados?
–En algunos casos, traduje o inventé nuevas palabras. Transcribí muchos otros, por ejemplo los nombres de animales mágicos, para que el lector tailandés los conociera por los mismos nombres que el lector inglés. También transcribí los hechizos, aunque sí traduje sus nombres para que los lectores supieran el significado de cada uno de esos hechizos.
–En mi análisis de los libros, he notado que en la versión en español, no es posible identificar tan fácilmente a los personajes por su forma de hablar como en inglés. ¿Ha tenido esto en cuenta? ¿Cómo resolvió este problema? ¿Cómo encaró la caracterización a partir de los diálogos?
–Este es un tema realmente delicado. En mi país, el acento de Tailandia Central se considera estándar. Otros acentos regionales se hablan de manera no oficial en diferentes regiones. El problema es que si elijo el acento de una región específica para identificar a un personaje de bajo nivel educativo, podría ofender a los habitantes de dicha región. Finalmente, no elegí un acento regional en particular para los diálogos de estos personajes, sino que adopté un nivel de tailandés coloquial y simple.
–¿Cree que el humor tiene un papel importante en el libro? ¿Cómo tradujo los episodios cómicos en los que juegos de palabras o diferencias culturales dificultan la traducción?
–Hace mucho tiempo acepté que ciertos valores literarios se pierden en la traducción, ya sea por la complejidad de juegos de palabras o diferencias culturales. Me esforcé para transmitir el significado de los episodios cómicos al tailandés. En la era de la globalización, los lectores tailandeses gozan de mayor acceso a la cultura occidental / inglesa y las diferencias culturales se tornan más comprensibles.
–¿Adoptó algún método o estrategia general de traducción?
–Generalmente, primero leo el libro entero. Luego escribo todas aquellas palabras en inglés (nombres, vocabulario, palabras inventadas) cuyo significado exacto necesite buscar y las palabras en tailandés. Repito esto para cada capítulo. Esta lista de palabras me sirve de referente durante el proceso de traducción. Me resulta especialmente útil cuando trabajo en una serie. Luego comienzo a traducir. Reviso dos veces. Envío el manuscrito a la editorial. Releo las correcciones. Reviso por última vez, y listo.
–¿Surgieron problemas inesperados durante el proceso de traducción? ¿Cuáles?
–Primero, un error cultural. En tailandés existen palabras diferentes para referirse a la abuela materna o a la paterna. En La piedra filosofal, traduje a la abuela de Neville como abuela materna, ya que en Tailandia es común que los niños huérfanos se críen con sus parientes maternos. Recién en el cuarto libro me enteré de que en realidad la abuela de Neville es su abuela paterna. Segundo, la pronunciación de los nombres de los personajes, especialmente Hermione y Voldemort. Pregunté a mis amigos ingleses cómo pronunciarían esos nombres. Una vez publicados los libros supe a través del equipo de la editorial que la autora prefería pronunciar los nombres de una manera diferente a la que me habían indicado mis amigos. Tuvimos que cambiar los nombres en el cuarto libro, lo que causó un gran revuelo. Tuve que explicar la razón de estos cambios durante la promoción del libro. A partir de ese momento transcribo los nombres de los personajes según los libros de lectura de Steven Fry.
–¿Tuvo en cuenta los próximos libros de la serie durante el proceso de traducción? ¿O se centró estrictamente en La piedra filosofal?
–Cada vez que me toca traducir un nuevo libro de la serie, releo todos los anteriores. Debo verificar que la traducción sea la misma, ya que es importante la coherencia.
–¿En qué medida influye el público en las decisiones de traducción?
–Pienso en los lectores jóvenes, si van a comprender las palabras que elijo. Por lo general utilizo un lenguaje simple, coloquial, aunque en ciertas ocasiones, elijo palabras muy precisas, desconocidas para ellos, con la intención de ampliar su vocabulario y también para reflejar el cuidado que la autora invierte en la elección del vocabulario. Durante encuentros con los lectores, me han preguntado acerca del significado o la pronunciación de palabras que no conocían.
–¿Cuánto tardó en traducir el libro?
–Los dos primeros me llevaron un mes y medio cada uno. El quinto libro me llevó tres meses. Tuve que traducir al menos diez páginas por día.
–¿Qué fue lo mejor y lo peor de esta experiencia?
–Lo peor es el esfuerzo prolongado, al cual no estaba acostumbrada. Tuve poco tiempo para traducir cada libro. La mejor parte de esta experiencia es releer los libros, saborear el humor sutil y sentir la satisfacción de recibir elogios cuando los lectores me cuentan cuánto disfrutaron al leer los libros.
–¿Traducirá los próximos libros? ¿Ya los está traduciendo? En caso contrario, ¿Cuál sería su consejo para el próximo traductor?
–Si, lo haré.
Entrevista con Sumalee Bumroongsook,
traductora tailandesa de Harry Potter
–¿Cuándo y cómo se enteró acerca del trabajo?
–Yo misma leí Harry Potter y la piedra filosofal y me pareció apropiado para niños. Recomendé el libro a la editorial Nanmeebooks y acordamos que yo sería quien lo traduzca.
–¿Cómo surgió el contacto con la editorial y cuáles fueron las instrucciones acerca del método, el plazo y el público?
–Ya había trabajado con Nanmeebooks anteriormente en otros proyectos de libros infantiles. En general, traducía los libros que elegía el editor. Luego el equipo de la editorial corregía y editaba el manuscrito para garantizar que la traducción no tenga errores y que fuera adecuada para jóvenes lectores. No había apuro. Sin embargo, con el proyecto de Harry Potter, el editor me dio un plazo más corto debido a la gran popularidad de la serie.
–¿Recibió algún tipo de instrucciones de la autora? ¿Sabe si ella tuvo una participación activa en la traducción de su libro a otros idiomas?
–Mantuvimos contacto con la autora a través de su agente.
–¿Cómo se sintió al traducir el libro?
–Me gusta mucho HP, me resulta placentero y divertido poder traducir libros que yo misma disfruto de leer.
–¿Cuáles eran sus conocimientos previos? ¿Qué tipo de investigación llevó a cabo antes de comenzar a traducir?
–A medida que avanzaba la traducción tuve que investigar sobre fragmentos, costumbres o palabras que no comprendía. Consulté a amigos ingleses, busqué palabras en textos de referencia y también ingresé a sitios de internet sobre HP.
–¿Como traductora, qué la preocupaba antes de comenzar la traducción?
–Me preocupaba que los lectores tailandeses no comprendieran los nombres que tenían un significado cómico. El método de traducción tailandés es similar al de la escuela inglesa, es decir que generalmente se transcriben (se mantienen tal cual) los nombres de personas y lugares. Por este motivo, los significados de muchos de los nombres hubieran carecido de sentido para aquellos lectores que no comprendieran su significado en inglés. Decidí traducir los nombres de ciertos personajes ya que consideré importante que los lectores comprendan su significado, por ejemplo Fluffy, Fang, Leaking Cauldron.
–¿Cómo encaró la traducción de la terminología específica y los nombres inventados?
–En algunos casos, traduje o inventé nuevas palabras. Transcribí muchos otros, por ejemplo los nombres de animales mágicos, para que el lector tailandés los conociera por los mismos nombres que el lector inglés. También transcribí los hechizos, aunque sí traduje sus nombres para que los lectores supieran el significado de cada uno de esos hechizos.
–En mi análisis de los libros, he notado que en la versión en español, no es posible identificar tan fácilmente a los personajes por su forma de hablar como en inglés. ¿Ha tenido esto en cuenta? ¿Cómo resolvió este problema? ¿Cómo encaró la caracterización a partir de los diálogos?
–Este es un tema realmente delicado. En mi país, el acento de Tailandia Central se considera estándar. Otros acentos regionales se hablan de manera no oficial en diferentes regiones. El problema es que si elijo el acento de una región específica para identificar a un personaje de bajo nivel educativo, podría ofender a los habitantes de dicha región. Finalmente, no elegí un acento regional en particular para los diálogos de estos personajes, sino que adopté un nivel de tailandés coloquial y simple.
–¿Cree que el humor tiene un papel importante en el libro? ¿Cómo tradujo los episodios cómicos en los que juegos de palabras o diferencias culturales dificultan la traducción?
–Hace mucho tiempo acepté que ciertos valores literarios se pierden en la traducción, ya sea por la complejidad de juegos de palabras o diferencias culturales. Me esforcé para transmitir el significado de los episodios cómicos al tailandés. En la era de la globalización, los lectores tailandeses gozan de mayor acceso a la cultura occidental / inglesa y las diferencias culturales se tornan más comprensibles.
–¿Adoptó algún método o estrategia general de traducción?
–Generalmente, primero leo el libro entero. Luego escribo todas aquellas palabras en inglés (nombres, vocabulario, palabras inventadas) cuyo significado exacto necesite buscar y las palabras en tailandés. Repito esto para cada capítulo. Esta lista de palabras me sirve de referente durante el proceso de traducción. Me resulta especialmente útil cuando trabajo en una serie. Luego comienzo a traducir. Reviso dos veces. Envío el manuscrito a la editorial. Releo las correcciones. Reviso por última vez, y listo.
–¿Surgieron problemas inesperados durante el proceso de traducción? ¿Cuáles?
–Primero, un error cultural. En tailandés existen palabras diferentes para referirse a la abuela materna o a la paterna. En La piedra filosofal, traduje a la abuela de Neville como abuela materna, ya que en Tailandia es común que los niños huérfanos se críen con sus parientes maternos. Recién en el cuarto libro me enteré de que en realidad la abuela de Neville es su abuela paterna. Segundo, la pronunciación de los nombres de los personajes, especialmente Hermione y Voldemort. Pregunté a mis amigos ingleses cómo pronunciarían esos nombres. Una vez publicados los libros supe a través del equipo de la editorial que la autora prefería pronunciar los nombres de una manera diferente a la que me habían indicado mis amigos. Tuvimos que cambiar los nombres en el cuarto libro, lo que causó un gran revuelo. Tuve que explicar la razón de estos cambios durante la promoción del libro. A partir de ese momento transcribo los nombres de los personajes según los libros de lectura de Steven Fry.
–¿Tuvo en cuenta los próximos libros de la serie durante el proceso de traducción? ¿O se centró estrictamente en La piedra filosofal?
–Cada vez que me toca traducir un nuevo libro de la serie, releo todos los anteriores. Debo verificar que la traducción sea la misma, ya que es importante la coherencia.
–¿En qué medida influye el público en las decisiones de traducción?
–Pienso en los lectores jóvenes, si van a comprender las palabras que elijo. Por lo general utilizo un lenguaje simple, coloquial, aunque en ciertas ocasiones, elijo palabras muy precisas, desconocidas para ellos, con la intención de ampliar su vocabulario y también para reflejar el cuidado que la autora invierte en la elección del vocabulario. Durante encuentros con los lectores, me han preguntado acerca del significado o la pronunciación de palabras que no conocían.
–¿Cuánto tardó en traducir el libro?
–Los dos primeros me llevaron un mes y medio cada uno. El quinto libro me llevó tres meses. Tuve que traducir al menos diez páginas por día.
–¿Qué fue lo mejor y lo peor de esta experiencia?
–Lo peor es el esfuerzo prolongado, al cual no estaba acostumbrada. Tuve poco tiempo para traducir cada libro. La mejor parte de esta experiencia es releer los libros, saborear el humor sutil y sentir la satisfacción de recibir elogios cuando los lectores me cuentan cuánto disfrutaron al leer los libros.
–¿Traducirá los próximos libros? ¿Ya los está traduciendo? En caso contrario, ¿Cuál sería su consejo para el próximo traductor?
–Si, lo haré.
sábado, 25 de diciembre de 2010
¡A festejar, que se acaba el mundo!
Que en estas fiestas, predomine la espiritualidad. Muchas felicidades para todos los lectores del blog.
viernes, 24 de diciembre de 2010
Anagrama se vende de a cachos porque Herralde está viejo y no tiene herederos
En España, aparentemente, que una editorial sea independiente es una excepción. Así por lo menos lo dice J. M. Martín Font en el artículo que firma en el diario El País de ayer. Según parece, Jorge Herralde (en la foto, leyendo a Jorge Herralde) está viejo y, como no tiene a quien dejarle la editorial porque en 40 años no tuvo tiempo de formar a nadie ni de transformar lo hecho en legado, se la irá vendiendo de a poco al italiano Carlo Feltrinelli, quien, según sus propias declaraciones, parece ser el alma gemela del editor español. Recordamos una vez más para quien no tenga el dato que Anagrama cumplió en los años ochenta y noventa del siglo XX un papel similar al que en las décadas de 1950, 1960 y 1970 representaron los Muchnik en la Argentina con Fabril Editora o Joaquín Mortiz en México.
Feltrinelli herederá Anagrama
La editorial Anagrama, uno de los referentes básicos de la modernidad cultural en España, dejará de ser la empresa familiar fundada por Jorge Herralde hace más de 40 años y dirigida por él, de forma independiente, sin compromisos y como una extensión de su visión personal como –una insólita excepción siempre asediada por los grandes grupos editoriales–, para situarse en la órbita de la italiana Feltrinelli, que entrará de forma paulatina en el accionariado a lo largo de los próximos cinco años hasta completar el 49%. Durante este periodo Herralde seguirá llevando la dirección personalmente, como siempre ha hecho y luego cederá las riendas a Carlo Feltrinelli.
Herralde insiste en que es sólo una cuestión de edad. "Soy de 1935 y no tengo herederos. La solución para la continuidad era Carlo Feltrinelli, le gusta Anagrama y siempre me dijo que si yo quería el estaba dispuesto", ha dicho en declaraciones a este periódico.
Al compromiso, según se explica en un comunicado firmado a medias por el editor catalán y Carlo Feltrinelli, se llegó "en la Feria de Frankfurt de 2009", justo cuando Anagrama cumplía cuatro décadas. Básicamente consiste en "una progresiva entrada de capital de Giangiacomo Feltrinelli Editore. Tras las negociaciones que se iniciaron la pasada primavera el acuerdo se firmó a principios de este mes de diciembre. En el momento de dicha firma, Feltrinelli adquiere el 10% de Anagrama. A lo largo de los siguientes cinco años irá aumentando su participación hasta llegar al 49%.
"Después de 41 años de satisfactoria navegación independiente, se planteaba, por razones obvias, la búsqueda de la continuidad de Anagrama y, teniendo en cuenta los largos años de amistad, sintonía y complicidad con Feltrinelli y las características de dicha editorial, estoy convencido de que la decisión tomada es la más deseable para el futuro de Anagrama", señalaba Jorge Herralde en el comunicado. Pero el editor de Anagrama insiste en que todavía no se jubila, porque durante el próximo lustro, tal y como establece el acuerdo, el control y la dirección editorial seguirán a cargo de Jorge Herralde y su esposa Eulalia Gubern. Una vez cumplidos los cinco años, Feltrinelli adquirirá el total de las acciones de Anagrama, excepto una participación muy minoritaria de Jorge Herralde.
Por su parte, Carlo Feltrinelli afirma: 'Me siento muy feliz y honrado de poder colaborar con un editor que aprecio mucho y de que el primer paso de la Editorial Feltrinelli fuera de las fronteras de Italia sea con una editorial histórica e independiente como Anagrama". Feltrinelli es el tercer grupo editorial de Italia, tras los dos grandes: Rizzoli y Mondadori. Posee 103 librerías y una larga historia que incluye a un fundador cuya huella en la Europa del siglo XX está fuera de toda duda.
Giangiacomo Feltrinelli (Milán, 1926 - Segarte, 1972), fundó la editorial en 1954, en pleno éxito, su militancia política le llevó a formar parte de un grupo de extrema izquierda autodenominado Gruppi di Azione Partigiana (GAP), activo durante los denominados Años de plomo junto a las Brigadas Rojas. En 1969 pasó a la clandestinidad y en 1974 fue encontrado muerto al pie de una columna de soporte de una línea de alta tensión, en la pequeña localidad de Segrate, cerca de Milán, probablemente a causa de la detonación de los explosivos que intentaba colocar junto a un poste de alta tensión. Su hijo Carlo escribió recientemente Senior Service (Tusquets), sobre su padre.
jueves, 23 de diciembre de 2010
Paradojas del liberalismo: ¿ISBN privado para no quedarse sin números?
La noticia fue publicada el 20 de diciembre pasado en CincoDías.com, de España, y lleva la firma de Julián Díez. Pese a su naturaleza aparentemente técnica es de interés porque plantea hasta qué punto, bajo la premisa de una supuesta libertad, los países europeos –en este caso España– dejan de ser independientes en sus decisiones económicas y administrativas por pertenecer a la Comunidad Económica Europea.
La discreta privatización del ISBN
No todas las privatizaciones de organismos del Estado suponen millones de euros. El impacto de que pase a manos privadas el control en España del Sistema Internacional Standard Book (ISBN) quizá no llegue de entrada ni al millón. Pero convierte a la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE) en el árbitro de la catalogación de libros, una competencia hasta el momento manejada por la Administración y que, por tanto, se mantenía a priori ajena a los intereses de la industria.
La medida se concretará en los próximos días, pese a que se publicó en el BOE en agosto. El Ministerio de Cultura y la Generalitat, a la que están transferidas estas competencias, acordaban ceder la gestión de los ISBN a la FGEE "en su condición de asociación profesional con mayor implantación en el ámbito estatal que representa y defiende los intereses generales del sector editorial español".
A partir de ahora, la FGEE cobrará tres euros por ISBN que otorgue a las editoriales para la publicación de sus libros -antes era gratuito-, se encargará de distribuir los números y gestionará los archivos de consulta, que son empleados como fuente bibliográfica fundamental por bibliotecas y librerías. Durante un año, esos archivos seguirán dependiendo de Cultura; no hay certeza sobre qué ocurrirá después.
El proceso en rigor reproduce el de otros países, como recuerda el director de la agencia del ISBN en España, Miguel Jiménez: "El modelo de gestión del ISBN por editores profesionales, similar al que se va a implementar aquí, existe por ejemplo en países como Reino Unido, Alemania, Italia, Estados Unidos, Australia o Países Bajos. Lógicamente hemos visitado varias agencias para conocer su experiencia y tomar las decisiones de funcionamiento adecuadas".
Según explica Jiménez, la gestión pretende poner fin a cuestiones como la de la falta de números consecutivos para las pequeñas editoriales, a las que se les conceden en cantidades reducidas, obligando en cada ocasión a la apertura de nuevas fichas de cliente en los puntos de venta: "Vamos a abordar ese problema en las próximas semanas y buscar una solución que no podrá ser absoluta, debido a la propia mecánica de la asignación de los prefijos editoriales. Éste es un problema común a todos los países sin resolver al ciento por ciento". En este punto el sistema favorece a las grandes editoriales; otra ventaja para ellas es que habrá descuentos en la compra de números, respecto a los tres euros mencionados, para quienes se lleven paquetes grandes.
Y es que los números se otorgan con mimo: la abundancia de publicaciones obligó hace tres años a elevar las cifras de cada ISBN de diez a trece dígitos para tener más números asignables. España, con 75.000 libros publicados al año, es una de las potencias mundiales.
Los cambios han encontrado detractores en el sector, como Jorge Ruiz, responsable de la editorial Sirius, especializada en divulgación científica y literatura de ciencia ficción y muy activo en publicaciones digitales. "Cualquier privatización innecesaria me parece una mala noticia. Pero, además, se abre la puerta a posteriores cobros, por ejemplo, al cobro por consulta o exigir 160 euros por cada ISBN, como sucede en Alemania", explica. Asimismo, apunta que el posible interés de los gremios editoriales, a los que él mismo pertenece, sea el de poner obstáculos a la autoedición.
La medida se concretará en los próximos días, pese a que se publicó en el BOE en agosto. El Ministerio de Cultura y la Generalitat, a la que están transferidas estas competencias, acordaban ceder la gestión de los ISBN a la FGEE "en su condición de asociación profesional con mayor implantación en el ámbito estatal que representa y defiende los intereses generales del sector editorial español".
A partir de ahora, la FGEE cobrará tres euros por ISBN que otorgue a las editoriales para la publicación de sus libros -antes era gratuito-, se encargará de distribuir los números y gestionará los archivos de consulta, que son empleados como fuente bibliográfica fundamental por bibliotecas y librerías. Durante un año, esos archivos seguirán dependiendo de Cultura; no hay certeza sobre qué ocurrirá después.
El proceso en rigor reproduce el de otros países, como recuerda el director de la agencia del ISBN en España, Miguel Jiménez: "El modelo de gestión del ISBN por editores profesionales, similar al que se va a implementar aquí, existe por ejemplo en países como Reino Unido, Alemania, Italia, Estados Unidos, Australia o Países Bajos. Lógicamente hemos visitado varias agencias para conocer su experiencia y tomar las decisiones de funcionamiento adecuadas".
Según explica Jiménez, la gestión pretende poner fin a cuestiones como la de la falta de números consecutivos para las pequeñas editoriales, a las que se les conceden en cantidades reducidas, obligando en cada ocasión a la apertura de nuevas fichas de cliente en los puntos de venta: "Vamos a abordar ese problema en las próximas semanas y buscar una solución que no podrá ser absoluta, debido a la propia mecánica de la asignación de los prefijos editoriales. Éste es un problema común a todos los países sin resolver al ciento por ciento". En este punto el sistema favorece a las grandes editoriales; otra ventaja para ellas es que habrá descuentos en la compra de números, respecto a los tres euros mencionados, para quienes se lleven paquetes grandes.
Y es que los números se otorgan con mimo: la abundancia de publicaciones obligó hace tres años a elevar las cifras de cada ISBN de diez a trece dígitos para tener más números asignables. España, con 75.000 libros publicados al año, es una de las potencias mundiales.
Los cambios han encontrado detractores en el sector, como Jorge Ruiz, responsable de la editorial Sirius, especializada en divulgación científica y literatura de ciencia ficción y muy activo en publicaciones digitales. "Cualquier privatización innecesaria me parece una mala noticia. Pero, además, se abre la puerta a posteriores cobros, por ejemplo, al cobro por consulta o exigir 160 euros por cada ISBN, como sucede en Alemania", explica. Asimismo, apunta que el posible interés de los gremios editoriales, a los que él mismo pertenece, sea el de poner obstáculos a la autoedición.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Tatiana Gnedich, traductora empecinada
Braulio García Jaén publicó el siguiente comentario en la edición de Público.es, correspondiente al 19 de agosto pasado. Pese a los meses transcurridos, la noticia de la existencia de la traductora rusa Tatiana Gnedich merece recordarse.
¿Puede la poesía salvar al hombre? Pocas veces una pregunta tan abstracta hallará un ejemplo tan concreto como el de Tatiana Gnedich, poeta y traductora rusa, por respuesta. Nacida en 1907, acusada de alta traición y condenada, siendo inocente, por un tribunal estalinista, ingresó en prisión a finales de la década de los cuarenta. Cuando regresó de Siberia nueve años después, traía la mejor traducción rusa del Don Juan de Byron (más de 30.000 versos) que se ha hecho nunca, según George Steiner. En su caso, el espíritu fue un hueso duro de roer.
Su traducción, de hecho, disparó el interés por el inacabado poema de Byron en Rusia (parte de cuyos cantos sitúan la acción en el reinado de la emperatriz Catalina II). La sátira de Byron, en la que es el arquetípico Don Juan el que es fácilmente seducido en los brazos de las mujeres, había sido traducida al menos en diez ocasiones. Pero ninguna le había dado el vuelo y el poderío que imprimió a la suya Gnedich, hija del gran traductor de la Ilíada, Nicolay Gnedich. Gnedich tradujo el primer canto del Don Juan de memoria, sin tinta, papel ni diccionario
A su regreso, ya bajo el régimen de Nikita Jruschov y con la ayuda de uno de sus antiguos alumnos, por entonces eminente académico, consiguió un editor para su traducción. Como no había dispuesto ni de los diccionarios adecuados, ni de ningún tipo de discusión ni comentario sobre su trabajo durante la reclusión, el texto necesitó una revisión cuidadosa por parte de sus editores. Una de ellas, Nina Diakonva, es la que luego ha contado su historia en uno de los capítulos de The Reception of Byron in Europe, de Richard A. Cardwell: "La traducción finalmente apareció en Leningrado en 1959. Su publicación se convirtió en una sensación. Salieron al menos diez ediciones del libro y ha acabado siendo el texto definitivo. Don Juan, tal y como lo volcó T. Gnedich, es ahora parte de la poética rusa y objeto de numerosos estudios".George Steiner: "Ello demuestra que la poesía puede salvar al hombre. Hasta en lo imposible"
Tatiana Gnedich, que dominaba el inglés y el francés, aunque nunca salió de Rusia, y que tradujo también versos de Shakespeare, murió en 1976. Para ella, "una traducción tenía que ser fiel como una esposa y hermosa como una amante".
El caso de Gnedich suele rescatarlo en ocasiones George Steiner para ilustrar algunas de sus conversaciones y conferencias, con historias, "porque contando historias es como uno intenta comprender", dice en La barbarie de la ignorancia, un libro de conversaciones con Antoine Spire. Ante Gnedich, concluye: "En primer lugar, que la mente humana es totalmente indestructible. En segundo lugar, que la poesía puede salvar al hombre. Hasta en lo imposible. En tercer lugar, que una traducción, incluso con la imperfección humana, traduce lo que traduce, lo cual es otra manera de decir que hay una relación entre lenguaje y realidad. Y en cuarto lugar, que debemos ser muy felices".
La indestructible traductora de Byron
¿Puede la poesía salvar al hombre? Pocas veces una pregunta tan abstracta hallará un ejemplo tan concreto como el de Tatiana Gnedich, poeta y traductora rusa, por respuesta. Nacida en 1907, acusada de alta traición y condenada, siendo inocente, por un tribunal estalinista, ingresó en prisión a finales de la década de los cuarenta. Cuando regresó de Siberia nueve años después, traía la mejor traducción rusa del Don Juan de Byron (más de 30.000 versos) que se ha hecho nunca, según George Steiner. En su caso, el espíritu fue un hueso duro de roer.
Su traducción, de hecho, disparó el interés por el inacabado poema de Byron en Rusia (parte de cuyos cantos sitúan la acción en el reinado de la emperatriz Catalina II). La sátira de Byron, en la que es el arquetípico Don Juan el que es fácilmente seducido en los brazos de las mujeres, había sido traducida al menos en diez ocasiones. Pero ninguna le había dado el vuelo y el poderío que imprimió a la suya Gnedich, hija del gran traductor de la Ilíada, Nicolay Gnedich. Gnedich tradujo el primer canto del Don Juan de memoria, sin tinta, papel ni diccionario
Fiel y hermosa
Tatiana Gnedich empezó su versión rítmica del poema, que se sabía de memoria, en los calabozos. El hombre encargado de interrogarla quedó tan impresionado al saber que había traducido de cabeza el primer canto entero, que cambió las condiciones de su encarcelamiento para que pudiera pasar los dos años siguientes en una celda de Leningrado (hoy San Petersburgo) en solitario. Le proporcionó un volumen del Don Juan, un diccionario de inglés-ruso, papel, tinta y un escritorio. Cuando la terminó fue enviada a un gulag de Siberia, donde estuvo internada hasta 1955.A su regreso, ya bajo el régimen de Nikita Jruschov y con la ayuda de uno de sus antiguos alumnos, por entonces eminente académico, consiguió un editor para su traducción. Como no había dispuesto ni de los diccionarios adecuados, ni de ningún tipo de discusión ni comentario sobre su trabajo durante la reclusión, el texto necesitó una revisión cuidadosa por parte de sus editores. Una de ellas, Nina Diakonva, es la que luego ha contado su historia en uno de los capítulos de The Reception of Byron in Europe, de Richard A. Cardwell: "La traducción finalmente apareció en Leningrado en 1959. Su publicación se convirtió en una sensación. Salieron al menos diez ediciones del libro y ha acabado siendo el texto definitivo. Don Juan, tal y como lo volcó T. Gnedich, es ahora parte de la poética rusa y objeto de numerosos estudios".George Steiner: "Ello demuestra que la poesía puede salvar al hombre. Hasta en lo imposible"
Tatiana Gnedich, que dominaba el inglés y el francés, aunque nunca salió de Rusia, y que tradujo también versos de Shakespeare, murió en 1976. Para ella, "una traducción tenía que ser fiel como una esposa y hermosa como una amante".
El caso de Gnedich suele rescatarlo en ocasiones George Steiner para ilustrar algunas de sus conversaciones y conferencias, con historias, "porque contando historias es como uno intenta comprender", dice en La barbarie de la ignorancia, un libro de conversaciones con Antoine Spire. Ante Gnedich, concluye: "En primer lugar, que la mente humana es totalmente indestructible. En segundo lugar, que la poesía puede salvar al hombre. Hasta en lo imposible. En tercer lugar, que una traducción, incluso con la imperfección humana, traduce lo que traduce, lo cual es otra manera de decir que hay una relación entre lenguaje y realidad. Y en cuarto lugar, que debemos ser muy felices".