Entrevista con Sumalee Bumroongsook,
traductora tailandesa de Harry Potter
–¿Cuándo y cómo se enteró acerca del trabajo?
–Yo misma leí Harry Potter y la piedra filosofal y me pareció apropiado para niños. Recomendé el libro a la editorial Nanmeebooks y acordamos que yo sería quien lo traduzca.
–¿Cómo surgió el contacto con la editorial y cuáles fueron las instrucciones acerca del método, el plazo y el público?
–Ya había trabajado con Nanmeebooks anteriormente en otros proyectos de libros infantiles. En general, traducía los libros que elegía el editor. Luego el equipo de la editorial corregía y editaba el manuscrito para garantizar que la traducción no tenga errores y que fuera adecuada para jóvenes lectores. No había apuro. Sin embargo, con el proyecto de Harry Potter, el editor me dio un plazo más corto debido a la gran popularidad de la serie.
–¿Recibió algún tipo de instrucciones de la autora? ¿Sabe si ella tuvo una participación activa en la traducción de su libro a otros idiomas?
–Mantuvimos contacto con la autora a través de su agente.
–¿Cómo se sintió al traducir el libro?
–Me gusta mucho HP, me resulta placentero y divertido poder traducir libros que yo misma disfruto de leer.
–¿Cuáles eran sus conocimientos previos? ¿Qué tipo de investigación llevó a cabo antes de comenzar a traducir?
–A medida que avanzaba la traducción tuve que investigar sobre fragmentos, costumbres o palabras que no comprendía. Consulté a amigos ingleses, busqué palabras en textos de referencia y también ingresé a sitios de internet sobre HP.
–¿Como traductora, qué la preocupaba antes de comenzar la traducción?
–Me preocupaba que los lectores tailandeses no comprendieran los nombres que tenían un significado cómico. El método de traducción tailandés es similar al de la escuela inglesa, es decir que generalmente se transcriben (se mantienen tal cual) los nombres de personas y lugares. Por este motivo, los significados de muchos de los nombres hubieran carecido de sentido para aquellos lectores que no comprendieran su significado en inglés. Decidí traducir los nombres de ciertos personajes ya que consideré importante que los lectores comprendan su significado, por ejemplo Fluffy, Fang, Leaking Cauldron.
–¿Cómo encaró la traducción de la terminología específica y los nombres inventados?
–En algunos casos, traduje o inventé nuevas palabras. Transcribí muchos otros, por ejemplo los nombres de animales mágicos, para que el lector tailandés los conociera por los mismos nombres que el lector inglés. También transcribí los hechizos, aunque sí traduje sus nombres para que los lectores supieran el significado de cada uno de esos hechizos.
–En mi análisis de los libros, he notado que en la versión en español, no es posible identificar tan fácilmente a los personajes por su forma de hablar como en inglés. ¿Ha tenido esto en cuenta? ¿Cómo resolvió este problema? ¿Cómo encaró la caracterización a partir de los diálogos?
–Este es un tema realmente delicado. En mi país, el acento de Tailandia Central se considera estándar. Otros acentos regionales se hablan de manera no oficial en diferentes regiones. El problema es que si elijo el acento de una región específica para identificar a un personaje de bajo nivel educativo, podría ofender a los habitantes de dicha región. Finalmente, no elegí un acento regional en particular para los diálogos de estos personajes, sino que adopté un nivel de tailandés coloquial y simple.
–¿Cree que el humor tiene un papel importante en el libro? ¿Cómo tradujo los episodios cómicos en los que juegos de palabras o diferencias culturales dificultan la traducción?
–Hace mucho tiempo acepté que ciertos valores literarios se pierden en la traducción, ya sea por la complejidad de juegos de palabras o diferencias culturales. Me esforcé para transmitir el significado de los episodios cómicos al tailandés. En la era de la globalización, los lectores tailandeses gozan de mayor acceso a la cultura occidental / inglesa y las diferencias culturales se tornan más comprensibles.
–¿Adoptó algún método o estrategia general de traducción?
–Generalmente, primero leo el libro entero. Luego escribo todas aquellas palabras en inglés (nombres, vocabulario, palabras inventadas) cuyo significado exacto necesite buscar y las palabras en tailandés. Repito esto para cada capítulo. Esta lista de palabras me sirve de referente durante el proceso de traducción. Me resulta especialmente útil cuando trabajo en una serie. Luego comienzo a traducir. Reviso dos veces. Envío el manuscrito a la editorial. Releo las correcciones. Reviso por última vez, y listo.
–¿Surgieron problemas inesperados durante el proceso de traducción? ¿Cuáles?
–Primero, un error cultural. En tailandés existen palabras diferentes para referirse a la abuela materna o a la paterna. En La piedra filosofal, traduje a la abuela de Neville como abuela materna, ya que en Tailandia es común que los niños huérfanos se críen con sus parientes maternos. Recién en el cuarto libro me enteré de que en realidad la abuela de Neville es su abuela paterna. Segundo, la pronunciación de los nombres de los personajes, especialmente Hermione y Voldemort. Pregunté a mis amigos ingleses cómo pronunciarían esos nombres. Una vez publicados los libros supe a través del equipo de la editorial que la autora prefería pronunciar los nombres de una manera diferente a la que me habían indicado mis amigos. Tuvimos que cambiar los nombres en el cuarto libro, lo que causó un gran revuelo. Tuve que explicar la razón de estos cambios durante la promoción del libro. A partir de ese momento transcribo los nombres de los personajes según los libros de lectura de Steven Fry.
–¿Tuvo en cuenta los próximos libros de la serie durante el proceso de traducción? ¿O se centró estrictamente en La piedra filosofal?
–Cada vez que me toca traducir un nuevo libro de la serie, releo todos los anteriores. Debo verificar que la traducción sea la misma, ya que es importante la coherencia.
–¿En qué medida influye el público en las decisiones de traducción?
–Pienso en los lectores jóvenes, si van a comprender las palabras que elijo. Por lo general utilizo un lenguaje simple, coloquial, aunque en ciertas ocasiones, elijo palabras muy precisas, desconocidas para ellos, con la intención de ampliar su vocabulario y también para reflejar el cuidado que la autora invierte en la elección del vocabulario. Durante encuentros con los lectores, me han preguntado acerca del significado o la pronunciación de palabras que no conocían.
–¿Cuánto tardó en traducir el libro?
–Los dos primeros me llevaron un mes y medio cada uno. El quinto libro me llevó tres meses. Tuve que traducir al menos diez páginas por día.
–¿Qué fue lo mejor y lo peor de esta experiencia?
–Lo peor es el esfuerzo prolongado, al cual no estaba acostumbrada. Tuve poco tiempo para traducir cada libro. La mejor parte de esta experiencia es releer los libros, saborear el humor sutil y sentir la satisfacción de recibir elogios cuando los lectores me cuentan cuánto disfrutaron al leer los libros.
–¿Traducirá los próximos libros? ¿Ya los está traduciendo? En caso contrario, ¿Cuál sería su consejo para el próximo traductor?
–Si, lo haré.
pues es verdad ke no se puede anonimo
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