Carlos Fortea.
Nacido en Madrid, en 1963, es Doctor en Filología por la Universidad Complutense. Ejerce la traducción literaria desde 1986 acercándose a la obra de autores como Günter Grass, Stefan Zweig, Heinrich Heine, E.T.A. Hoffmann, Anna Seghers, Wolfgang Koeppen, Thomas Bernhard o Alfred Döblin. Es autor de las novelas Impresión bajo sospecha (Anaya, 2009) y El diablo en Madrid (Anaya, 2012). Actualmente compagina la traducción con la docencia de Traducción literaria en la Facultad de Traducción y Documentación de la Universidad de Salamanca, de la que hasta hace ocho meses fue Decano. Es Vicepresidente de ACE Traductores.
1) ¿En que se parecen la traducción y la escritura? ¿En qué se diferencian?
En mi opinión no es que se parezcan, es que son una misma cosa. La traducción es escritura literaria, de un género literario al que denominamos traducción. De ahí se deriva que las diferencias sean diferencias de género: la traducción, aun siendo creación, puesto que es creación de lenguaje, no es creación libre, sino que se atiene a unas pautas fijadas por el texto dado. Se atiene además a unas convenciones de género (las convenciones de la traducción). En todo lo demás, traducir es escribir.
2) ¿Debe notarse u ocultarse el hecho de que un texto sea traducción de un original?
Ocultarse no sería nunca la palabra. La traducción es un original nuevo, que conserva en su seno los rastros del lugar del que viene. Y son rastros que, en mi modesta opinión, sí deben verse, porque fertilizan la lengua que los recibe: una sintaxis que, moviéndose dentro de los márgenes del castellano, transmita su origen, unas metáforas que traigan el sabor de la otra lengua, unas referencias culturales que recuerden al lector que aquello no sucede en la Puerta del Sol de Madrid ni en la Avenida de Mayo de Buenos Aires, sino en Berlín, París o la campiña inglesa.
3) ¿Debe ser más visible el traductor que la traducción?
La visibilidad de uno y otra es distinta. La traducción debe ser visible en tanto que obra literaria del sistema que la recibe. Debe funcionar como un libro de tu propia lengua. Y hablar por sí misma. El traductor debe tener la visibilidad de quien crea esas obras en su lengua, de quien da voz a otros que sin él jamás serían oídos. Es, en este caso, un problema de visibilidad profesional.
Ángela Olivia De Miguel Crespo
Nacida en Logroño y residente en Barcelona, es Licenciada en Filología Anglogermánica, por la Universidad de Zaragoza (1978) y Doctora en Teoría de la Traducción por la Universidad Autónoma de Barcelona, (1997), con un la tesis titulada: Antología y traducción de la poesía de Marianne Moore: una propuesta para la reescritura del discurso modernista norteamericano. Además de desempeñarse como profesora titular de la Facultat de Traducció i Interpretació de la Universidad Pompeu Fabra (1997 al 2011) es directora y profesora del Diploma de Postgrado en Traducción Literaria, directora y profesora del Master en Traducción Literaria y directora y profesora del Diploma de Postgrado en Traducción Literaria on line en todos los casos de IDEC/ U. Pompeu Fabra. Con una trayectoria larguísima, que incluye trabajos para las editoriales El Acantilado, Siruela, Alba, Tusquets, Destino, Hiperión, Galaxia Gutenberg, Edhasa, Ediciones del Bronce, Random House Mondadori, Lumen y Global Rhythm, ha traducido, a Marianne Moore (Poesía completa. Barcelona, Editorial Lumen, 2010), e.e. cummings, Oscar Wilde, Henry James, George Orwell, G.K. Chesterton, Willa Cather, W. H. Auden, Joan Didion, Kate Chopin, Edward Said, entre muchísimos otros.
1) ¿En que se parecen la traducción y la escritura? ¿En qué se diferencian?
La traducción es escritura de una historia ya dada. No hay invención. En lo demás, no hay diferencia.
2) ¿Debe notarse u ocultarse el hecho de que un texto sea traducción de un original?
No hay que ocultar ni mostrar explícitamente nada. Cuando uno compra en Buenos Aires o en Barcelona un libro cuyo autor se llama George Orwell, por decir algo, sabe que está comprando una traducción y establece un pacto con el texto que le permite leerlo como un original. Una traducción es otro original.
3) ¿Debe ser más visible el traductor que la traducción?
La traducción es lo que debe ser visible. El traductor estará en el texto traducido con su estilo, su léxico, su idiolecto, su sensibilidad y conocimiento literario. Hemos quedado que la traducción es una escritura y es inevitable que el traductor esté en su escritura. Lo demás es el traductor
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