Publicada el día de ayer por la Agencia Telam, la siguiente entrevista entre Pablo Chacón y Jorge Aulicino tiene por objeto la nueva edición argentina de La Divina Comedia, recientemente publicada por la editorial Edhasa.
“En la traducción, el concepto de fluidez es el de la época”
El
libro, tres tomos preciosos, publicado por la editorial Edhasa,completa un formidable trabajo de investigación,
comparación y concentración de un poeta nada menor en el campo contemporáneo.
Aulicino nació en Buenos Aires. Periodista durante
años, hasta 2012 dirigió la revista de cultura
Ñ del diario Clarín. Publicó más de veinte libros de
poesía y formó parte del comité de redacción del Diario de Poesía.
Esta es la conversación que sostuvo con Télam.
T : Habías publicado tu versión del Infierno. Las versiones del Paraíso y
el Purgatorio, ¿son contemporáneas de aquella versión o el trabajo entero
implicó una revisión?
JA : La primera versión de Infierno sufrió ahora
pocas modificaciones, muy menores. Estaba en vías de terminar Paraíso cuando
apareció aquella primera versión de Infierno. En fin, sí, al terminar el
trabajo volví a revisar Infierno, y, como digo, introduje cambios, aunque muy
pocos.
T : Estoy
casi obligado a preguntarte en qué difiere tu versión del Dante de las dos que
tengo entendido ya existían. Por ejemplo, ¿usás coloquialismos, es una
traducción más argentina, por decirlo así, que las anteriores?
A :
Hay más de dos versiones anteriores en la Argentina. La
primera es la de Mitre, objeto de burlas por parte de quienes no le tenían
simpatía política, aunque jamás hubiesen leído la Comedia en
el original. Hubo una traducción de Francisco Soto y Calvo en los 40, que
realmente era en buena parte cómica, por lo pretenciosa y desubicada. Borges
solía decir de Soto y Calvo: Entre los dos no hacen uno. Tengo un ejemplar de esta traducción pintoresca con notas
de puño y letra de Luis Beruti, que a su vez había traducido sólo el Infierno
en los 30, creo. Este ejemplar fue un hallazgo milagroso en una librería de
viejos de nuestra gran compatriota, profesora en Barcelona, Marietta
Gargatagli, que me lo regaló. Beruti no escatima críticas y pavores a los largo
de esas páginas. Cosas tales como esto es atroz o es la peor traducción que he leído de la Comedia. En fin, este libro es una joya para mí. Luego tenemos
la traducción de Ángel Battistessa y, más recientemente, la del psiquiatra
Jorge Milano. Como la de Battistessa, ya canónica, la de Milano está traducida
en endecasílabos sin rima. No sé de todas cuál es más argentina. A su manera es
argentina la de Mitre, que usó el español culto de su tiempo, algo
tardo-romántico, algo castizo, desistiendo sobre la marcha de su propósito de
traducir al castellano del siglo de Oro por considerarlo más
próximo al original. Battistessa usa un lenguaje poco
coloquial, por cierto, pero más contemporáneo, aunque por momentos se
manda compadreadas como usar palabras del original que antiguamente
significaban algo en castellano, como por ejemplo leticia, que viene del latín laetitia, regocijo, y que Dante usa naturalmente, pero que en
castellano actual no se usa. En ambos idiomas se escribe igual y significa lo
mismo, sólo que en épocas de Dante era usual y hoy es una simple compadreada
académica. Mitre y Battistessa tienen algo en común: convierten en elevado un
lenguaje que no lo es. Dante maneja distintos niveles de lengua: el toscano
común, el toscano culto y algo de latín entremezclado, por no hablar de
lenguajes muy específicos como el de la filosofía escolástica. Usa neologismos
y latinismos. Inventa verbos que luego no volvieron a ser usados. Ejemplo: el transhumanar (trascender
lo humano) que desempolvó Pasolini para título de su libro Transhumanar
y organizar. Todo esto no es
muy tenido en cuenta. Tanto Mitre en su afán declarado de elevar ese
canto tosco a la majestad que merecía, como
Battistessa en su claridad o normatividad académica, unificaron
el discurso en un solo registro. Del libro de Milano no puedo decir nada, no
tuve oportunidad de confrontarlo. Intenté por mi parte un lenguaje fluido, y,
como suelo decir, creo que el concepto de fluidez está relacionado directamente
con la época, con el lenguaje de la época. Latinismos, arcaísmos, neologismos,
coloquialismos, trate de que funcionaran en ese contexto, el de la fluidez de
época, la velocidad, el ajuste, de la época.
T : Si la Divina Comedia es un eslabón entre
A : Es medieval en su anárquica y libre
imaginación. El prodigio de Dante es mostrar cuán libre podía ser una mente
católica en un contexto inquisitorial como el de la Edad Media. Porque las
estructuras de cada libro y la estructura general de los tres libros no estaba
escrita en libro canónico alguno. Si en el interior de estas formas está el
humanismo, está, sin más, el Decamerón
de Boccaccio en casi todo el Infierno, la picaresca. El retablo medieval de la
estructura, que representan muy bien los dibujos por todos conocidos que
pretendieron ilustrar la forma del Infierno y del Purgatorio, sus niveles y
geografía, está en contraste con las descripciones particulares, escena por
escena, de Dante. Para narrar las escenas de ese retablo, Dante apela siempre a
paisajes de la tierra o situaciones de la tierra. Pero no paisajes o
situaciones infernales de la tierra, sino escenas y situaciones del trabajo
rural y urbano, de la vida cotidiana, de la topografía de la Toscana. Esto no se
le escapa, por así decirlo, una vez, sino que es un método permanente: en cada
canto hay al menos una comparación con la tierra. Como si quisiera ser
didáctico, ser más gráfico, más visual. El Infierno deviene así, a veces,
suave, por la evocación de la tierra. Erich Auerbach no tituló por nada su
libro sobre la Comedia como Dante,
poeta del mundo terrenal. Pero
además Auerbach señaló que ese poner lo divino en lo cotidiano está en el
lenguaje también. En elección de una lengua tosca para temas elevados. Ya el
humanismo está allí, en una obra religiosa escrita en idioma no oficial, y que
a la vez es fábula, peripecia, libro de pasaje o iniciación e historia de amor.
Beatriz es el prototipo de la dama idealizada del canto provenzal, que será
cantada de nuevo en el Renacimiento a imitación de los trovadores, y luego en
el romanticismo, etc.
T : El poema del Dante, ¿qué dificultades objetivas presenta al traductor? ¿Y cómo impacta en la propia obra de Aulicino poeta?
A :
La dificultad principal no es sino una imposibilidad, en este como en cualquier
poema: reproducir su trama sonora, eso que acaso exageradamente se llama música
del poema. Los sonidos no pueden repetirse, porque si lo
hiciéramos escribiríamos de nuevo el original. Descartado esto, adoptado un
criterio para lograr un equivalente de esa música o ninguno (esto es, la prosa) o un
camino intermedio de ritmo propio (propio del traductor), lo que queda
es una ruda tarea con el lenguaje. Palabra por palabra. Casi una investigación
por cada una. Esto es lo que más me interesó. Traduje pues en verso libre,
oscilante entre 10 y 12 sílabas (no tan libre, bah), con aliteraciones y rimas
a veces, con coincidencias de una o dos vocales en los finales de verso, en
fin, con una serie de recursos rítmicos, incluida la rima ocasional. Pero el
trabajo principal fue con el sentido, con la intimidad de cada palabra, escrita
hace 700 años por Dante. En mi propia obra Dante impacta en el sentido de
comprender que su poema no es narración sola, no es antiguo canto narrativo: es
un entero procedimiento poético para poner lo inmaterial y lo sobrenatural en
términos concretos. Escribir, diría Auerbach, lo alto en lo bajo fue para mí aprender
e lparlar coperto del que habla Dante, que no es la
parla alegórica ni en clave, sino el de una realidad por otra, una cosa por
otra. Símbolo y materia, la misma cosa. Yo creo que la Comedia
es una dilatada metáfora. Para mí, confirma lo que pensé casi siempre: mito e
historia son un único género; relato y poesía son la misma cosa; la extensión
de una verdad no comprobable. La
Comedia me
trasmitió, como poeta, esa sensación insustituible para mí de que el mayor
realismo es la mayor ficción y la mejor poesía. Dante no alegoriza más que unas
pocas veces: lo que quiere es convencernos de que está contando algo que vio.
T : ¿Podría hablarse de la traducción como un género literario? Si es así, ¿de qué estaríamos hablando?
A :
Es el arte de llevar a un idioma las palabras de otra lengua, pensando cómo las
habría escrito el autor en tu lengua. En cierto sentido el autor es una sombra
que se mueve entre los textos de uno y otro lado. Y hacerla visible es la
apuesta.
T :
Considerando los diversos cánones que se han establecido a lo largo de la
historia de la literatura, la Comedia , ¿podría entenderse, además, como una pieza de teología?
A : Creo que es una pieza lírico-épica, una obra
de imaginación, con contenidos más políticos que teológicos. La teología es un
plus que le agrega Dante casi siempre declamativamente, para discutir con Roma
acerca de cuestiones políticas, especialmente la simonía, la corrupción, la
política de alianzas del Vaticano, el laicismo. Roma termina aliada con los
reyes de Francia para enfrentar a los gibelinos y güelfos blancos, es decir,
los que apoyaban al Sacro Imperio, esto es a los emperadores alemanes. Dante
quería una Italia unificada, y cuando Roma le falla, piensa en la
unificación bajo un príncipe. Ya en el exilio, apoya a algunos de ellos contra
Roma. Su libro fue un libro de un solo idioma, del idioma de su tiempo, no del
latín eclesiástico, y eso, de entrada, congeniaba con su ideal político: una
Italia que hablara su propia lengua. La rueda de la Fortuna , apenas aludida en
el libro, es la figura principal de la gran metáfora política dantesca: los que
están arriba, quedan abajo. Y de hecho, los Papas corruptos están en el
Infierno cabeza abajo, metidos en agujeros. La Comedia
es además una enciclopedia de conocimientos de la época. Es un censo asimismo
de familias e historias del norte de Italia. Y el hilo conductor es novelesco,
es la novela de los otros mundos, una novela de peripecias, o, como dije
recién, una novela de iniciación en los secretos en general, del más allá y de
la vida terrenal.
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