Quién es el dueño de la lengua y cómo es
el contrato de alquiler
Hace unas semanas los
interesados y especialistas en cuestiones de planificación y política
lingüística del castellano se enteraron de que la Universidad de Buenos
Aires, luego de años de defender sus propios intereses, había cambiado la
postura que mantuvo desde 2001 y había adherido al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española o,
por su sigla, SIELE. El ámbito para
presentar esta novedad fue la inauguración del VII Congreso Internacional de la Lengua Española
en San Juan de Puerto Rico (15 al 18 de marzo de 2016), el mamarracho alentado por los impresentables miembros del Instituto Cervantes..
El SIELE es otra de las ya
muchas iniciativas del Cervantes para avanzar sobre las distintas
realizaciones de la lengua castellana, tratando de imponer una única norma (la
suya), como si fuera mejor que las demás. Aunque lo nieguen (no podrían admitirlo), lo que están haciendo es instalar un caballo de Troya en cada uno de nuestros países, repitiendo a gran escala lo de los espejitos de colores.
Tantos esfuerzos se basan en una
cuestión netamente económica. Por ejemplo, en la oportunidad, en la certificación
del castellano, integrada, en este caso, por instituciones de tres diferentes
estatus: la creadora (el Instituto Cervantes), las participantes privilegiadas
responsables del desarrollo del examen (las universidades de Salamanca,
Autónoma de México y la de Buenos Aires, que ya empezó a desabrocharse el cinturón para bajarse el pantalón) y las asociadas, unas 30 universidades
de distintos países de habla hispana cuyos logos giran en un banner de la página.
Parece útil hacer un repaso
de las propuestas lingüísticas que se desprenden de este proyecto que vuelve a
la cuestionadísima idea del panhispanismo, anomalía que parecía haberse diluido
alrededor de 2008. La obsesión por proteger la unidad del español fue la excusa
con que el Instituto Cervantes intentó desalentar la iniciativa del CELU en la Argentina. A partir
de 2007, el Sistema de Certificación del Español Lengua Extranjera (SICELE)[1], cuya
secretaría ejecutiva ejerce el Instituto Cervantes, fue proponiendo en
sucesivas reuniones una cantidad enorme de estándares y funcionó en la práctica
como un inhibidor de certificados del español. En la actualidad, y al igual que
hace 11 años cuando se iniciaron las discusiones, solamente la Argentina y España
poseen sendos certificados oficiales de la lengua, avalados por sus respectivos
ministerios de Educación: el CELU y el DELE.
Los puntos más llamativos de
la propuesta del SIELE, podrían resumirse así:[2]
1) Se
define al certificado como internacional “porque, coordinado desde México y
España, incorpora las variantes cultas del gran mapa lingüístico del español.
Cada prueba del SIELE combina, obligatoriamente, un mínimo de tres variedades
diferentes del español.”
2)
Pueden hacer [sic] el SIELE “todos aquellos que deseen acreditar su dominio de
la lengua española, ya tengan el español como lengua extranjera, segunda o materna.”
3)
“SIELE es un sistema de referencia entre
todas las corporaciones del mundo para medir el nivel de dominio de español
entre sus empleados.”
“Es
también una excelente oportunidad de negocio para empresas y organizaciones
especializadas en selección y formación de capital humano.”
“SIELE
se utiliza para certificar los niveles de español según el Marco Común Europeo
de Referencia para las Lenguas (MCER) y mejorar la empleabilidad de los
estudiantes. Es el certificado de dominio de la lengua española más reconocido
en el mundo.”
SIELE
es una “evaluación de admisión en programas en los países de habla española,
donde las instituciones de acogida reconocen las puntuaciones de SIELE.”
4) El
SIELE posee una vigencia de dos
años.
Estas cuatro características
del SIELE muestran además de su imposibilidad lingüística, una mirada política
grosera, una ambiciosa meta de recaudación y una sorprendente capacidad de
adivinación.
¿A qué ser refieren estas
promesas de contemplar todas las “variantes cultas”? ¿El SIELE posee una
descripción exhaustiva de todas las variedades lingüísticas del español sobre
las que ha hecho el anticuado y políticamente incorrecto recorte “culto”?
Parafraseando a Borges –quien ya sabemos lo que opinaba de la Real Academia y sus
secuaces del Cervantes y otras fealdades– se promete algo que no existe: la
versión lingüística del mapa del imperio chino que tenía la misma dimensión del
imperio.
Por otra parte, las llamadas
lenguas “cultas” son las variedades menos marcadas dialectalmente, por lo
tanto, es extraño que se prometa esta combinación de tres variedades de español
en cada examen. ¿Cómo se garantizará la aparición de chilenismos, cubanismos,
peruanismos en las propuestas del examen?
¿De qué le serviría además a
un alumno un certificado de estas características? ¿Constará en el certificado
que el interesado posee, por ejemplo, un nivel A2 en la comprensión oral y
escrita de las variedades cultas venezolana, uruguaya y peninsular (¿norte o
sur?, porque no hay que olvidarse que un madrileño no hablá como un andaluz, a
quien, por lo general, justamente por sus particularidades lingüísticas suele
despreciar)? Y si es así, ¿le servirá para presentarlo ante una empresa
colombiana o mexicana? ¿Aceptará una universidad colombiana un examen que,
aunque contempló tres variedades, no incluyó la suya?
A este dislate lingüístico
digno de chiste de gallegos pueden presentarse además los hablantes nativos.
¿Por qué alguien haría una cosa así? ¿Qué finalidad, qué promesas se le hacen a
un nativo con el SIELE? ¿Se certifica un inglés con el First Certificate? O
sea, otro chiste de gallegos porque, nuevamente según Borges, “a los españoles
el castellano les parece difícil porque lo viven como una lengua extranjera”.
No ayuda que: “En
representación de la
Universidad de Buenos Aires (UBA), su secretario de
Relaciones Internacionales, Gabriel Capitelli, hizo énfasis en el potencial de
ésta –con sus 350.000 alumnos de grado- como referencia de SIELE en el Cono Sur
americano.” [3]
Aunque el SIELE todavía no
está en marcha, ya la pitonisa de su página anuncia que se trata del
certificado más prestigioso y requerido a nivel internacional. En síntesis y,
apelando a la alta literatura, una pelotudez mayúscula.
Finalmente, ¿por qué una
universidad que otorga títulos de médicos, ingenieros, filósofos, químicos
“para toda la vida” se suma a un proyecto que entrega un certificado de
“proficiencia” lingüística con una vigencia de dos años?
Hace años que desde los más
diversos foros se cuestiona esta insistencia del Instituto Cervantes de
planificar la lengua con pretensiones de
propietario. Parece que ahora, a través del SIELE, nos presentan el contrato de
alquiler.
Tal vez corresponda entonces manifestarse contra este atentado contra la soberanía lingüística de la Argentina. Este blog se ofrece para ello.
[1] “El SICELE es una iniciativa multilateral de una red de
instituciones de enseñanza superior de países de habla hispana y del Instituto
Cervantes que se comprometen a la armonización, la transparencia y la
coherencia en el reconocimiento mutuo de las certificaciones del dominio de la
lengua española a hablantes de otras lenguas.” (https://sites.google.com/a/sicele.org/sicele/)
[2] Referencias tomadas de www.siele.org
[3] www.cervantes.es › Quiénes somos › Sala de prensa › 2016 SIELE, el nuevo certificado electrónico de español, es ya una
realidad.
Excelente nota.
ResponderEliminarMuy clara y rotunda, gracias.
ResponderEliminar¿Entiendo mal o el SIELE vendría a ser un equilvante español al MELAB/TOEFL o DELF?
ResponderEliminarEfectivamente, el SIELE pretende ser eso. Y los españoles quieren hegemonía absoluta sobre la cuestión, eliminando lo que hasta ahora fue la única oposición que tuvieron en Latinoamérica. Y lo peor es que lo hace la UBA, de espaldas a sus propios especialistas que no fueron consultados. Algo así como que una serie de ingenieros, contadores y dentistas terminen ocupándose de un tema tan delicado, sin preguntar a quiénes sí entienden.
ResponderEliminarConcuerdo con la postura del artículo. Sin pretender relativizar el intento glosohegemonista del SIELE, el idioma pertenece a quienes lo viven a diario: la gente, el pueblo. Y ni mil SIELES podrán domar sus usos y costumbres con nuestro idioma. Horacio Taboada,DNI 8533647
ResponderEliminarmuy interesante y realmente hay que estar alerta
ResponderEliminarVan a presentar algo formal ante la uba o el cervantes o estan discutiendo algo relacionado? Somos muchos en contra de esta practica nefasta. Y que insistimos inutilmente en ayudar al celu (frente a alumnos que solo conciben la practicidad del dele, malinformados en sus escuelas y universidades con propaganda lisa y llana con objetivos de recaudacion). Si estan pensando algo en conjunto con el Lab de idiomas haganlo saber. Varios firmaremos al pie apoyando.
ResponderEliminarLa U.B.A. o el Cervantes no son las razones de esta solicitada. Lo que queremos es instalar este tema en la sociedad para su debate.
ResponderEliminarQué disparate!! Muy clara la nota. Gracias por el aporte
ResponderEliminar¡Gracias por alertar y por explicar!Es especialmente irritante lo de la certificación cada dos años, ¿no? Bah, todo es irritante y ridículo, todo el proyecto, la idea en sí. ¿Nos van a dar un certificado de que "hablamos en prosa"?
ResponderEliminarA mí lo que me asombra en este tema, es que no se llegue a entender que, después de casi 524 años, se siga hablando de la pureza del castellano. No entiendo. Ningún país fuera de España, y aún dentro de España misma - Catalunya, Galicia, Eukeda... - tiene un castellano puro. Todos se encuentran influenciados, o mezclados o mixturados, como se quiera decir, por las lenguas de los pueblos originales y por las de los emigrantes. Esto es natural y lógico. América fue ocupada por pueblos de todas las regiones del planeta, que trajeron su idioma, costumbres, color, religión y todo lo que marca la ascendencia y descendencia de los diferentes grupos étnicos. Esto se sumó a lo que ya existía de los pueblos originarios, creando en cada región una riqueza única. Entonces no pretendamos hablar un castellano idéntico en todas las partes en que este sea lengua dominante. Con incluir un glosario de los regionalismos del cuento, novela, poema, ensayo o lo que sea, es más que suficiente para poder leernos con el debido respeto por todos los hispano parlantes del mundo. Además, son muy raros los regionalismos que sean desconocidos. Gracias al cine, primero, a la TV más adelante y a Internet en nuestros días, puedo decir que casi todos comprendemos perfectamente lo que nos dice alguien de otro país. Y si no, repito, con un glosario basta y sobra.
ResponderEliminarGracias por el espacio para emitir nuestro pensamiento.
Con cierta ignorancia... ¿Que diferencia a este método de certificación, con otros que se aplican a idiomas como el inglés o el francés?
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