“240 empleados de la
biblioteca, lo que representa alrededor de un cuarto de su plantilla, han
perdido su trabajo en la
Biblioteca Nacional de Buenos Aires, tras una decisión
sumamente criticada por las organizaciones defensoras de la libertad de
expresión.” Tal es la bajada de la nota publicada por Alison Flood, el 31 de
marzo pasado, en The Guardian, de Londres, que se ofrece aquí en traducción de
Julia Benseñor.
Los
despidos en la
Biblioteca Nacional argentina
Los despidos masivos que se produjeron la
semana pasada en la biblioteca nacional, donde 240 empleados perdieron su
empleo, desataron la crítica de
intelectuales y organizaciones defensoras de la libertad de expresión.
Los recortes a la Biblioteca Nacional ,
dirigida alguna vez por Jorge Luis Borges, fueron anunciados el martes pasado y
recibidos con “llantos y e indignación”, de acuerdo con un periodista de La Nación ,
que informó que durante todo el día las autoridades llamaron por teléfono a
cada uno de los empleados para anunciarles su desvinculación, lo que causó
“desmayos y crisis de nervios”. La decisión partió del gobierno del nuevo
presidente Mauricio Macri, que ya ha despedido a miles de trabajadores del
sector público como parte de las medidas de reducción de costos.
El recorte alcanza aproximadamente a la
cuarta parte del personal de la biblioteca, según el Buenos Aires Herald. El Ministerio de Cultura atribuyó la causa de
los recortes al “crecimiento desproporcionado” de empleados de la biblioteca
durante la gestión de su último director Horacio González, informó La
Nación. De acuerdo con un comunicado del Ministerio, en
2005 la biblioteca contaba con 306 trabajadores, mientras que ahora el número había llegado a
los 1.048.
Pero María Pia López, ex directora del Museo
del Libro y de la Lengua ,
que funciona dentro de la órbita de la Biblioteca Nacional ,
dijo que el aumento del plantel de empleados era resultado de la expansión de
las actividades de la biblioteca, entre las que cabe mencionar la creación de
una biblioteca digital y el museo del libro. “Los despidos afectan nuestro
funcionamiento y, en algunos casos, lo hace imposible”, concluyó.
López contó que el lunes la policía rodeó la
biblioteca para impedir toda manifestación de protesta por parte de los
despedidos. La directora interina Elsa Barber ha sido denunciada por sus
colegas, agregó López, y Alberto Manguel, el célebre escritor de reconocimiento
internacional que ocupará el cargo de director de la biblioteca en julio,
“permanece en silencio frente a estos hechos lamentables”.
De acuerdo con López, un grupo de trabajadores
de la biblioteca está llevando adelante negociaciones con miras a lograr la
reincorporación de los empleados despedidos. El Buenos Aires Herald informó que los sindicatos están manteniendo
conversaciones en nombre de los trabajadores.
El gobierno argentino emitió un comunicado en
el que afirma que el personal de la biblioteca registró un crecimiento “desproporcionado”
durante el mandato de Horacio González, su anterior director, “hasta llegar a
los actuales 1.048 trabajadores”. El gobierno explicó que “el gran número de irregularidades
registradas en expedientes relacionados con la ‘selección/contratación’ de
personas” impulsó esta decisión, y que
una auditoría realizada había detectado 50 casos de personas que “percibían
remuneraciones sin asistir a trabajar a la biblioteca ni cumplir ningún tipo de
horario”.
Samantha Schnee, directora del English PEN ante
el comité de traducción, solicitó que se revisen los despidos. “El hombre de
letras más importante de la
Argentina , Jorge Luis Borges, dijo una vez: ‘Siempre imaginé
que el Paraíso sería algún tipo de biblioteca”. Desde una perspectiva más
mundana, las bibliotecas son los repositorios del conocimiento de la humanidad.
Por lo tanto, es alarmante y preocupante que custodios de este conocimiento en la Biblioteca Nacional
de Buenos Aires hayan sido despedidos de manera repentina,” dijo. “Es preciso
que las autoridades argentinas reconsideren esta decisión”.
El Centro PEN de Argentina solicitó que “se
examine caso por caso los despidos, entre los que se cuentan investigadores de
larga data, técnicos de digitalización y microfilmación, doctores en filosofía,
en artes, en historia”.
El Centro PEN dijo que la comunidad local de intelectuales,
lectores y usuarios de la
Biblioteca está “alarmada y movilizada” por la noticia de los
despidos. Escritores e intelectuales como Beatriz Sarlo, Luisa Valenzuela,
Ricardo Piglia, Andrea Giunta y Néstor García Canclini firmaron una solicitada para
exigir que se preserve la biblioteca “como un espacio de pluralismo y libertad
de expresión”, y que el Ejecutivo proceda “con cautela”, informó el Buenos Aires Herald.
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