Entre el calor y el hambre, es probable que las palomas de la Plaza de Mayo pronto terminen metamorfoseadas en suprema de pollo en algún restaurante de la zona. Están avisados.
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Mientras en Buenos Aires no queda ni el loro (bueno, sí, apenas las palomas), les avisamos a nuestros lectores que volvemos el 1 de febrero de 2019.
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