Esta semana
vamos a hablar de “sexo”, palabra que ya no define la sexualidad porque, aunque
los académicos no se enteren, ateniéndose apenas a la genitalidad, poco a poco
está siendo reemplazada por la más abarcativa “género”. El DRAE define “sexo” en estos términos:
sexo
Del lat. sexus.
1. m. Condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas.
2. m.
Conjunto de seres pertenecientes a un mismo sexo. Sexo masculino, femenino.
3. m. Órganos sexuales.
4. m. Actividad sexual. Está obsesionado con el sexo.
Luego,
atento al gracejo que lo caracteriza, el DRAE
se descuelga con lindezas de locutor:
bello sexo
1. m. sexo débil.
sexo débil
1. m. Conjunto de las mujeres. U. con
intención despect. o discriminatoria.
sexo feo
1. m. sexo fuerte.
sexo fuerte
1. m. Conjunto de los varones. U. en
sent. irónico.
Y
uno se pregunta si insistir con eso de “bello sexo”, que inmediatamente se
define como “sexo débil”, que a su vez, se advierte que es despectivo o
discriminatorio, no está un tanto de más. Sobre todo porque, a pesar de existir
una expresión similar (“fair sex”) el diccionario Merriam-Webster tiene el buen
gusto de omitirla. Otros diccionarios ingleses nombran la expresión, señalándo
que es anticuada. En cuanto a los diccionarios franceses, como el Larousse o el
Robert mencionan “sexe faible” como forma obsoleta. Para el DRAE, al menos
hasta 1970, la expresión no tenía nada de ofensivo y sólo por las protestas de
las mujeres, se ha agregado recientemente su condición de expresión despectiva
o discriminatoria. Luego, lo del sentido irónico de la expresión “sexo fuerte”
es prácticamente un chiste (cfr.
Arturo Pérez Reverte).
Ahora
bien, si España atrasa en su manera de definir, ¿toda la lengua tiene que
tolerarlo? ¿No será mucho?
No hay comentarios:
Publicar un comentario