El pasado 12 de marzo, Luciano Sáliche publicó la siguiente nota en InfoBAE Cultura. Al leerla, uno advierte que poco importa en definitiva lo que haya escrito el semianalfabeto gangoso que fuera presidente de Argentina Lo interesante, en todo caso, es la política que tienen las multinacionales –en este caso, el Grupo Planeta– para con las pequeñas librerías de barrio y las condiciones a las que las somete. Sin embargo, los medios, montados en la posibilidad de crear un escándalo –que, convengamos, mucho tiene de campaña publicitaria–, apelan en sus títulares a cuestiones de índole política e ideológica, como si tuvieran algo que ver con el caso.
Por qué
algunas librerías no van a vender el libro de Macri
La primera tirada de Primer tiempo, el libro de Mauricio Macri, que funciona no solo
como “crónica política”, sino también como su reinserción en la coyuntura, fue
de 25 mil ejemplares. Hoy se lanzó la preventa y fue un
verdadero éxito comercial: se agotó en un par de horas. Planeta, la editorial
que publica el libro, ya mandó a reimprimir 30 mil más. “La velocidad de la
preventa es un termómetro de lo que será la venta total”, le dicen a Infobae Cultura desde la
editorial. Son números que necesariamente tienen como referencia a Sinceramente,
el bestseller de Cristina
Fernández de Kirchner que rompió récords en 2019, publicado por el
otro gran grupo editorial y la competencia de Planeta: Penguin Random House,
bajo su sello Sudamericana. Quien rompió el mantra celebratorio fue Cecilia Fanti, escritora y dueña de la
librería Céspedes, que escribió Twitter: “Qué libre se siente poder decir ‘Por
favor no nos envíen ese libro, pues no lo pondremos a la venta’”.
Luego desarrolló su planteo:
“Esto es algo que hacemos todos los meses. Cuando envían una grilla, la
devolvemos en cero, y cuando mandan un único título, lo pedimos en particular.
El gasto logístico de la editorial y el gasto en tiempo y trabajo
administrativo que nos ahorramos redunda en beneficio para todes. ¿Por qué? Porque somos una librería
de barrio, pequeña y literaria. Consideramos que no hay nada que actualice ni
sea más actual que la literatura. A eso nos dedicamos. A cruzar libros y
lectores. A aportar nuestro conocimiento en el nacimiento y cultivo de ese
gusto. A que ese libro viva para siempre sin volverse obsoleto en una librería.
A mirar catálogos en detalle y encontrar libros olvidados en depósitos para
traerlos a las mesas. A reclamar reediciones de libros fundamentales de la literatura
que están agotados. Para todo lo demás existen Mastercard, Mercado Libre y las
grandes superficies”.
Por su parte, Rubén Acosta, de la librería En el viento, dice, en diálogo
con Infobae Cultura: “No es una cuestión ideológica, sino netamente comercial”.
Y agrega: “El problema es la no relación de las librerías independientes con el
Grupo Planeta, que no nos abre cuentas”. El punto de inflexión es junio de
2020, cuando se aliaron Planeta y Mercado
Libre. En medio de la cuarentena, cuando las librerías estaban
cerradas, el grupo editorial abrió un canal de venta directa en la plataforma
de Marcos Galperín, que aún continúa. Las librerías tienen dos formas de vender
los libros de Planeta: a consignación o “en firme”. A consignación es la forma
tradicional que manejan todas las editoriales: recibís una cantidad de
ejemplares y a los meses rendís cuenta de lo vendido, pero “Planeta no le abre
cuentas en consignación a librerías pequeñas”. Y hacerlo “en firme” significa
recibir un catálogo de novedades y comprar los libros a una distribuidora para
venderlos en el local.
La industria editorial tiene su ley de precio único,
eso significa que el “precio de tapa”, el que paga el lector, es siempre el
mismo. Comprando en consignación, explica Acosta, la ganancia de las librerías
es del 40% del valor del libro, pero “comprando ‘en firme’ el margen decrece al
25%, y si el cliente lo paga con tarjeta, baja al 15%”. Agrega: “Planeta lo que
hace es depreciar a las librerías chicas. Desde que existen las cadenas
privilegiaron las ventas ahí, y es lógico, porque tienen mayor llegada. Pero el
hecho de que abran un canal de venta minorista a las librerías pequeñas nos
perjudicó. Si un lector me pide el
libro de Macri, se lo conseguiré. Dentro de este marco de pandemia
y recesión, cada uno decide dónde apuesta el dinero, que es mínimo. La política
de la librería es que le devolvemos la confianza a los que sí confían en
nosotros. La prioridad siempre van a hacer las editoriales que quieren trabajar
con nosotros.”, sostiene el librero de En el viento.
En esa misma línea, Martin Latorraca de Sudestada
—librería ubicada en el Microcentro porteño, que también tiene su propia
editorial y su revista— le dice a Infobae
Cultura: “Nuestra librería no es una librería convencional, es la
librería oficial de la revista y de la editorial Sudestada. No tenemos
mercadería de Planeta y Random. En todo caso, de las novedades que nos mandan
en el catálogo, elegimos”. Latorraca sostiene que no vender el libro de Macri
“es una decisión editorial y también una decisión comercial”. “Como compramos
‘en firme’, tenemos que elegir. Por ejemplo, en nuestra librería no vas a
encontrar libros ni de Majul,
ni de Fernández Díaz. Son
libros que no nos interesa tener, más que nada porque nuestros lectores no vienen a buscar esos
libros. Como en la editorial publicamos los libros que nos gustaría
leer, en la librería vendemos los libros que nos gustaría tener. Para lo demás
están las cadenas”, agrega.
A poco de hablar con Infobae, la cuenta de Twitter de la
librería fue más allá en sus declaraciones y justificó con un hilo de tuits su
decisión. El primer tuit fue acompañado de la imagen violenta en la que se ve
el libro y un tomatazo que da de lleno en la cara del ex presidente. “En
Librería Sudestada elegimos qué vender y qué no. Desde hace 20 años elegimos el
camino de la autogestión, somos de la escuela de #OsvaldoBayer, de
#FabiánPolosecki, de las #Madres y #AbuelasdePlazadeMayo.”
“La política no es un juego de
primeros y segundos tiempos, es mejorar las condiciones de vida de la gente que
en nuestro país bajo el Gobierno de Macri llegó al 50 por ciento de pobreza. El
país de los Macri es un país para pocos, un modelo que arruinó a miles de
comercios y emprendimientos y cooperativas por falta de apoyo, que pensó que
con la inédita y millonaria deuda usurera del FMI iba a poder seguir jugando a
la política. No tienen nada que aportar. No vamos a difundir sus mensajes de
mentira y pose pro. Con ellos no tenemos nada que ver, no cuenten con
nosotros”, señalaron.
Aunque no tiene alianza con
Mercado Libre como Planeta, el otro gran grupo editorial, Penguin Random House,
también se niega a abrirle cuentas en consignación a librerías de barrio. Así
lo cuenta Rubén Acosta:
Random es diferente. En su página, cuando ingresás tus datos, te manda a
comprar el libro a la librería de tu barrio. No tiene canal de venta minorista,
como sí tiene Planeta. Aunque hay una particularidad: las librerías que
aparecen en esa página como recomendadas son las que tienen cuenta con ellos.
Es decir, a Random también hay que comprarle ‘en firme’. No nos queda otra
opción”.
Ya sea por una decisión ideológica o comercial, son
varias las librerías que no van a vender el libro. Otras, como Hernández,
Arcadia, Guadalquivir y De la Mancha, lo venderán, pero no lo pondrán en la
vidriera. Sandro Barrella de
librería Norte, habló con Infobae
Cultura: “Estamos en un terreno absurdo de rencillas y polémicas
permanentes. Con lo de Sarlo, Carlos Díaz, un gran editor y una gran
persona, Soledad Quereilhac y
el gobernador Kicillof, por
ejemplo” dijo en referencia al episodio de “la vacuna por debajo de la mesa”.
“Todo es un radio pasillo constante y agotador en Argentina. Y me temo que el
libro de Macri puede abonar un capítulo más”, reflexionó. Luego manifestó la
posición de la librería Norte: “Nosotros lo venderemos. No es Mi lucha de Hitler... ese es un límite. Esto no
tiene nada que ver con lo que yo opine de Macri y de su construcción política.
Esto es una librería. Después, sobre Macri estarán las urnas, en el caso de que
quiera volver a postularse”.
En ese
sentido, siempre aparece la pregunta por la censura. ¿Las librerías pequeñas
tienen la responsabilidad de vender todos los libros, incluso los que, como el
de Macri, puede conseguirse en cualquier librería de cadena, pero sobre todo en
Mercado Libre? Algunas voces en las redes sociales cuestionaron e ironizaron
sobre estas decisiones, como el escritor Andrés Hatum, que dijo: “Voy a empezar a ir a las librerías
y preguntar si tienen el libro de Mauricio Macri. Si no lo tienen, voy a
preguntar el porqué. Si lo censuran, meto en las redes el nombre de los
censuradores, y hago campaña en contra de esas librerías. Ya me parezco a los pibis de La Cámpora”. Otro autor, Osvaldo Bazán, tuiteó que “lo
interesante de la curaduría de los libreros”, a la que más adelante llamó
“curaduría fascista” es “que se excluyen de vender algo que todavía ni vieron.
Hablame de prejuicio”.
Hoy, Mauricio Macri, desde su cuenta de
Twitter, anunció “muy contento” que Primer tiempo salía a la
preventa. “Desde hoy en Mercado Libre”, escribió y etiquetó al dueño de la
plataforma de venta online, Marcos
Galperín. En junio de 2020, cuando se concretó la alianza entre
Mercado Libre y Planeta, hubo un gran debate. Para la mayoría del sector
editorial, esa unión perjudicaba a las librerías. En ese entonces, editores,
libreros y especialistas conversaron con Infobae Cultura y plantearon, en medio del escenario
apocalíptico que proponía los inicios de la pandemia, una fuerte necesidad de
organizar mejor el sector. “O es el Far West y cada uno hace lo que se le canta
o pensamos todos juntos cuáles son las mejores reglas de juego para que a todos
nos vaya bien”, había dicho el editor de Siglo XXI Carlos Díaz. “Debemos pensar cuidadosamente qué tipo de mercado
editorial queremos construir y aprender de las experiencias en otros países”,
dijo entonces Víctor Malumián,
de Ediciones Godot.
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