lunes, 25 de julio de 2022

Panorama editorial: lo de siempre, pero peor

El pasado 21 de julio, Daniel Gigena dio cuenta en un artículo de La Nación, de Buenos Aires, la situación que actualmente atraviesa el sector editorial. En la bajada se lee: “Por la crisis económica y la falta de papel, se imprimen menos ejemplares y se postergan pagos a autores o agentes extranjeros; cámaras editoriales y empresas papeleras señalan la responsabilidad del Gobierno nacional”

Aumento del dólar, alta inflación y escasez de papel. “Panorama negro” y “total incertidumbre” en el sector editorial


Por los desaciertos de la política económica del Gobierno nacional, el sector editorial enfrenta una nueva crisis. A los aumentos del dólar y la inflación, se suma la escasez del principal insumo para producir libros: el papel. El precio de ese bien escaso, por otro lado, aumenta semana a semana, según informaron varios editores a La Nación, y el aumento de los costos de producción ya repercutió en los precios de los ejemplares, que este mes aumentaron entre un 30% y un 50% aproximadamente.

El presidente de la Cámara Argentina del Libro (CAL), Martín Gremmelspacher, dijo a este diario que el panorama del sector editorial era “negro”. “El precio del papel aumentó un 140% de diciembre de 2021 a hoy –informó–. Papel obra no hay, y es el que usa mayormente en editoriales. Nos abastecemos de papel nacional, tanto de Celulosa como de Ledesma. Las dos compañías tienen como mínimo un retraso de treinta días en la entrega; hay que pagarlo y esperar un mes. Eso era hasta la semana pasada: ahora toman el pedido y lo facturan en el momento de la entrega”. Y contó que los editores están haciendo “malabares” para publicar: “Estamos en una situación de incertidumbre total y no hay una solución a la vista. Dimos de baja reimpresiones, achicamos las tiradas, bajamos varios títulos que iban a salir. Con el papel ilustración pasa lo mismo, es ciento por ciento importado y las distribuidoras nacionales o del exterior aumentaron un 330% en dólares”.

“La crisis actual que vive hoy la Argentina afecta en distintas aspectos al sector editorial –dijo a LA NACION María Inés Redoni, presidenta de la Cámara Argentina de Publicaciones (CAP)–. Por otra parte, los editores que participan de licitaciones del Gobierno con precios que fueron fijados en abril, y que se encuentran en procesos de producción, tendrán una fuerte pérdida del margen de estas operaciones. A los diferentes aumentos que ha tenido el papel en estos meses se le agregan las subas de costos de las imprentas, en gran medida ocasionadas por los insumos que necesitan para producir, así como también un costo financiero mayor dado que los plazos de pago del papel y de las imprentas se ha acortado mucho en estos meses”.

Muchos editores ademán enfrentan la imposibilidad de pagar sus deudas con autores, agentes y editoriales en el exterior. “En principio por 180 días no se autorizan a pagar las regalías al exterior ni las importaciones –detalló–. Esto genera una gran incertidumbre para todos los editores que contratan obras de autores extranjeros y atenta contra la bibliodiversidad por la que tanto luchamos todos los que integramos la CAP”.

Se presume que la crisis pronto afectará la venta de libros. “No recuerdo un momento de tanta falta de papel, aunque sí de aumento de precios”, dijo Gremmelspacher. Representantes de la CAL y de la CAP solicitaron entrevistas con el nuevo secretario de Comercio Interior, el economista Martín Pollera, pero aún no obtuvieron respuesta.

La Nación consultó al director de Celulosa Argentina, José Urtubey. “Muchos sectores tienen como principal desafío obtener los insumos que provienen del exterior; dos terceras partes de la producción nacional provienen del exterior –sostuvo–. El principal desafío de las empresas y del Gobierno nacional radica en obtener los permisos y el acceso a los dólares necesarios para comprar esos insumos. Ahí es donde radica la mayor incertidumbre y preocupación”. Urtubey duda de que haya una solución a corto plazo a los problemas de abastecimiento de papel.

“En la realidad de las exportaciones y las importaciones, el dólar no aumenta –explicó el director editorial de Edhasa, Fernando Fagnani, a este diario–. Porque eso se hace por la vía oficial. Otra cosa son los aumentos preventivos de los importadores, por la inflación y por la presunción de una devaluación. El efecto de esto es que hay papeles importados que aumentaron el 100% en los últimos meses. Una locura. Respecto del papel de producción local, está aumentando por encima de la inflación, aunque no a esos porcentajes. Las imprentas aumentan al ritmo de la inflación, lo cual es normal dadas las circunstancias. Como es lógico, toda esta situación se traslada, o se trasladará en breve, al precio de venta de los libros. En un contexto de alta inflación y de inestabilidad económica, no puede suceder otra cosa”.

Luego de la euforia por el éxito de la reciente Feria del Libro de Buenos Aires, los planes editoriales para 2022 se modificaron abruptamente. “En Siglo XXI aumentamos los precios por el aumento del papel, pero además suspendimos por el momento algunas reimpresiones que teníamos previstas de tiradas de mil ejemplares porque el valor unitario nos queda tan alto que creemos que nadie va a comprarlos –asume el director editorial Carlos Díaz–. Estamos preocupados y siguiendo el tema, aunque creemos que va a acomodarse como suele indicar la historia argentina. Estamos recortando las tiradas más chicas porque en esos casos el costo unitario de producción está quedando tan caro que hay que fijarlo a un precio de venta demasiado alto”. Su colega de Manantial, Carlos De Santos, informa que en julio fue “muy fuerte” el aumento en papeles para tapas. “Menor en el papel interior –añade–. Y también sigue el faltante en ambos. Eso afecta obviamente el precio de los libros”.

 

 

 

 

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