Cada lengua tiene sus especialistas y, en el caso de las lenguas compartidas, cada “provincia” tiene a su vez los suyos. A esta altura del partido, podría decirse que así como Pound, Joyce y Beckett –para nombrar a algunos de los más importantes escritores vanguardistas del siglo XX– fueron traducidos una y otra vez por un número importante escritores, hay traducciones que destacan sobre otras. Lo mismo pasa con T. S. Eliot. Acaso una de las mayores traductoras argentinas de poesía en lengua inglesa sea la poeta Silvia Camerotto, quien hace unos pocos años dio a conocer la primera traducción argentina de "Paterson", de William Carlos Williams (cfr. entrada del 6 de julio de 2020, en este mismo blog). Ella, que en numerosas oportunidades se ocupó de la poesía de Eliot en su blog De sibilas y pitias, este año llevó a cabo un memorable curso sobre el poeta, poniendo especial acento en La Tierra Baldía, texto que en noviembre cumple 100 años de publicado, al que a la vez tradujo para una publicación privada que, en breve, también será de acceso a los lectores. Por estas razones, el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires realizó con ella la siguiente entrevista.
Silvia Camerotto habla de su versión de La Tierra Baldía
–¿Cómo llegó a traducir La Tierra Baldía?
–Si bien la obra de Eliot –que he leído y estudiado– ocupa un lugar importante de mi biblioteca y hace un tiempo corregí una traducción que no fue publicada, que me llevó a los detalles de La Tierra Baldía y a armar mis propias notas, no fue un proyecto personal. La traducción fue hecha por encargo. A principios de este año me escribieron preguntándome si me interesabatraducirla. Lo hice y lo disfruté mucho, como también disfruté del curso sobre La tierra baldía que preparé para la Asociación de Amigos del Museo de Arte Hispanoamericano Fernández Blanco durante el mes de agosto.
–¿Cuáles fueron los principales problemas que le planteó?
–La tierra baldía no es un poema “regulado” ni por la historia, ni por la anécdota personal, tampoco por las notas de Eliot, sino que tiene diferentes niveles de lectura. El contexto o las referenciaspueden mejorar, empeorar, ampliar o restringir su sentido. Antes de traducir, volví al poema y a mis notas, que hoy alcanzan las cien páginas. Elegí traducir todo al castellano, incluso aquellos fragmentos en otras lenguas. Al no dominaralgunas de ellas, necesité de fuentes cuyas traducciones fueran afinesal contexto. Esto último me llevó un tiempo. También rastreé las cartas de Eliot y sus ensayos. No obstante, la traducción fue espontánea y revisada posteriormente teniendo en cuenta el material leído y que creí más pertinente para cerrarla. Al traducir sobre el facsímil el trabajo fue muy interesante, bastante más completo –y complejo. Me proveyó de lo que hubo, de lo que se modificó y de lo que se eliminó, además de los guiños en los comentarios tanto de Pound como de Vivien Eliot y, por último, el material en el que Eliot pensó para escribirlo: una cantidad de poemas recopilados –publicados o no, de los que se incluyen unos pocos fragmentos o ninguno. El facsímil es una fotografía del proceso de escribir. Lo más difícil fueron las notas de Eliot (no incluidas en el facsímil y que saqué de otra edición).Un confuso apéndice que, a partir delasreferencias del verso 316, se convierte en un galimatías, además de las omisiones e ironías.
–¿Qué decisión tomó para los fragmentos rimados?
–No tomé decisiones. Seguí el ritmo del poema. El inglés y el castellano no funcionan del mismo modo. El primero es acentual, el segundo es silábico. En una lengua silábica la duración de las sílabas es igual. En una lengua acentual, no. Depende del contexto y, por lo tanto, muchas veces se pierde el sentido del poema.
–¿En qué medida le resultaron útiles otras traducciones anteriores de este mismo texto?
–Evité la influencia, en la medida de lo posible. Las consulté cuando hizo falta. Debo decir que no fueron del todo útiles. Tienen poco en común entre sí.
–¿Podría nombrar cuáles, desde su punto de vista, se ajustan más a la idea de Eliot y por qué?
–Leí la de Ángel Flores y la de Girri. No tengo otras. Prefiero la de Girri. Me parece más afín, aunque no siempre se ajusta.
–¿Por qué podría decirse que su traducción interpreta mejor que otras el espíritu eliotiano?
El espíritu de Eliot es inconstante. En su “programa” dice, se desdice, luego justifica. También confunde. En 1923 comenta que Frazer y su Rama dorada no tienen importancia comparados con el trabajo de Freud. También que, “La Tierra Baldía es sólo un poco de queja con ritmo”. Su espíritu se resume en el He do the police in different voices. Eso interpretamos. El 15 de octubre se publica La tierra baldía, por primera vez en The Criterion.
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