El escritor Juan Sasturain, director de la Biblioteca Nacional “Mariano Moreno”, pasó por Córdoba para inaugurar la sede de esa institución en la ciudad y fue entrevistado por Guillermina Delupi, para el diario Perfil, de Buenos Aires. La entrevista se publicó el 9 de abril pasado. En su bajada se lee: “El periodista, escritor y guionista de historietas pasó por nuestra ciudad para dejar inaugurado un espacio de la Biblioteca Nacional. La sede, denominada Juan Filloy, tendrá dos ‘patas’: una bibliotecológica, que funcionará en el Correo y estará lista en un par de meses, y otra cultural, asentada en la Biblioteca Córdoba, que abrió al público después de un año de permanecer cerrada por refacciones. Esta sede es la primera y se suma a un plan que contempla espacios en Salta, Mar del Plata e incluso en la Base Carlini, en la Antártida”.
“Ni los cordobeses saben la cantidad de editoriales que hay en Córdoba”
“Uno se siente parte de una tradición conmovedora”, dice Juan Sasturain, director de la Biblioteca Nacional, un cargo por el que pasaron Paul Groussac, Jorge Luis Borges y José María Castiñeira de Dios, entre otros grandes de las letras argentinas.
La Biblioteca Nacional Mariano Moreno, que alberga en sus seis pisos y tres subsuelos millones de ejemplares, inició un plan de trabajo con el foco puesto en la federalización. Empezó por Córdoba –incluso la idea venía ya de la gestión anterior– y junto a esta nueva sede está inaugurando también un espacio en la Antártida.
Originalmente la sede Juan Filloy abriría sus puertas en el Cabildo pero ese proyecto quedó trunco y finalmente los albergó la Biblioteca Córdoba para que funcione allí una de sus áreas (ver más abajo).
En diálogo con PERFIL CÓRDOBA, Sasturain habló sobre los planes de la Biblioteca Nacional para este año y la crisis en la industria editorial.
—¿Cuál será la agenda de la Biblioteca Nacional para este 2023?
—Tratar de cumplir con las metas establecidas dentro de las condiciones de precariedad presupuestaria que en este momento padece el Estado. Es una descripción de una limitación más que la enumeración de las metas, pero es así.
—¿Y en líneas generales?
—Terminar de ejecutar el crédito de siete millones de dólares que nos dio Fonplata (Banco de Desarrollo), un crédito internacional que se hizo durante la gestión de (Elsa) Barber, anterior a la nuestra, para la digitalización de todo nuestro acervo. Es una obra que nos llena de orgullo porque son cosas muy dificultosas muchas veces. Estamos muy contentos de haberlo podido realizar más allá de las condiciones incómodas de la economía en general, sobre todo con el sector externo, del que tanto dependemos. Por otro lado, terminamos de consolidar la recuperación del edificio histórico de la Biblioteca de la calle México. Un edificio del siglo 19 que durante el gobierno de Roca fue cedido a la Biblioteca aun cuando estaba pensado para la Lotería Nacional. Es un edificio extraordinariamente hermoso y está extraordinariamente abandonado.
—¿Y qué más?
—Queremos terminar de concretar este año lo de las sedes. Ésta, la de Mar del Plata y la de Salta, espero que pueda ser este año porque la federalización ha sido un objetivo para nosotros. También hemos reactivado la editorial de la Biblioteca, que durante la gestión de (Horacio) González, que la creó, produjo a lo largo de 10 años entre 400 y 500 títulos. Eso, durante el macrismo, prácticamente se desactivó. La editorial no funcionó más y por lo tanto no fuimos nunca más a la Feria del Libro. Además, hemos recuperado dos locales que están al lado de la Biblioteca. Estaban sub alquilados por quienes administraban los estacionamientos debajo de la biblioteca, que también hemos recuperado y vuelto a licitar. Un local lo vamos a destinar a la librería de la editorial porque muchas veces suele pasar con las publicaciones del Estado que no circulan. Y al otro local va a venir un proyecto que se llama ‘La Nube en la Biblioteca Nacional’. La Nube es la más grande colección de literatura infantil en Latinoamérica, es un emprendimiento de Pablo Medina que la lleva adelante desde hace muchos años y es una monstruosidad. Hemos firmado un comodato por 20 años y cuando tengamos listo el espacio, que será el año que viene, vamos a traer gran parte de su patrimonio.
—La Cámara Argentina del Libro dijo en enero que peligraba la producción literaria para la próxima Feria del Libro. ¿Cómo ves el panorama?
—Es muy complicado por el problema del papel, que tiene problemas de coyuntura y estructurales. El monopolio con el papel de diario, por ejemplo, es histórico y tiene que ver con decisiones que se tomaron en cierto momento para favorecer a ciertos monopolios del papel que tiene que ver con el monopolio de los medios. De esto ya hemos hablado y discutido mucho pero no hemos solucionado nada, porque el estado de cosas es el mismo.
—¿Y en materia de libros?
—En cuanto al papel para libros es muy grave porque la mayoría es papel importado. Por ejemplo, el papel ahuesado, ese que permite una lectura fluida, es prácticamente inconseguible, no hay. Y hablando de nuestra propia producción, la biblioteca además tiene la dificultad que ante el oferente es el Estado y el Estado se supone que paga tarde y mal, entonces siempre hay sobreprecios y más dificultades que las habituales. Te estoy contestando desde la biblioteca un problema mucho más general. Pero pese a todo, esta semana se ha confirmado que la Feria del Libro se va a realizar y que la Biblioteca Nacional va a participar dentro del stand que tendrá el Ministerio de Educación y en el que entramos todos los organismos de cultura. Vamos a tener una presencia muy poderosa, dentro de lo que hemos podido editar, porque en lugar de los 30 o 40 libros que nos hubiera gustado poder editar, tenemos 10 o 12.
—Claro. Ha bajado la cantidad de producción en general.
—Sí. En general no hay tantos ejemplares pero sí infinidad de títulos. El fenómeno que se ha producido en la industria editorial en la última década es la extrema concentración de las grandes, como Penguin o Planeta, y por otro lado la proliferación de una inmensa cantidad de editoriales que son unipersonales, casi. La cantidad de editoriales que hay en Córdoba, ni los cordobeses lo saben.
—¿Cómo ves la producción local?
—Increíble. Es impresionante. Pero toda la producción literaria argentina es así en este momento. Acá escritores, dibujantes y futbolistas no atienden a la crisis. Se sigue escribiendo, dibujando y jugando al fútbol con excelencia.
—¿Qué opinás de la inteligencia artificial en la literatura?
–(Se ríe) No tengo nada que decir, no vaya a ser que la máquina me conteste.
—¿Cómo ves la historieta en la actualidad?
—Bien, lo que pasa es que no hay ni revistas ni quioscos. El circuito de lectura y de consumo cambió absolutamente. Esta es una afirmación absoluta, claro. Cualquiera te dice: ‘No mientas Juan, hay revistas, hay quioscos’. Lo que quiero decir es que el domicilio de las historietas dejó de ser ese lugar público que eran los quioscos. Las revistas desaparecieron como soporte principal. Entonces, las historietas, que gozan de muy buena salud, están en dos lados: en las pantallas y en los libros. El fenómeno es que saltan de la pantalla a la biblioteca.
—¿Creés que publicaciones como Humor y Súper Humor son viables hoy?
—Sí, viables sí. Todo es viable. Ahora, que puedan tener un desarrollo exitoso es difícil. Creo que el tiempo para ese tipo de publicaciones ha pasado. Todos esos contenidos tienen otras vías, otros lugares, otros receptores.
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