Quinto día de la encuesta para editores. Las preguntas son éstas:
1. ¿Cómo elige a sus traductores? ¿Cuáles son los criterios de selección?
2. ¿En base a qué cálculo se les paga? ¿Le parece que la remuneración que estos reciben es justa?
3. ¿En qué medida la edición posterior considera a los lectores de uno y otro lado del océano?
Bajo la luna
Miguel Balaguer
Cargo: director editorial
Experiencia: se desempeñó como diseñador, ilustrador, asistente de edición y editor en proyectos editoriales universitarios, institucionales y comerciales desde 1993. Desde 2003 es co-propietario, con Valentina Rabassa, de Bajo la luna.
1) En el caso de las traducciones de prosa, valoramos la experiencia previa del traductor, o pedimos una muestra o prueba de la traducción.
Para los libros de poesía priorizamos el hecho de que los traductores sean poetas además de traductores.
La selección es fundamental, porque consideramos al traductor como co-autor de la obra a traducir y un partícipe fundamental de la puesta en valor del libro en la nueva lengua. Tenemos en los contratos una serie de pautas editoriales que apuntan en este sentido: incluimos siempre a los traductores en las portadas, en los libros de poesía incluimos el currículum del traductor junto al del poeta traducido, firmamos contratos por un tiempo limitado y por un volumen de ejemplares, acordamos cláusulas de derechos de traducción, entre otras.
2) ¿En base a qué cálculo se les paga? ¿Le parece que la remuneración que estos reciben es justa?
Evaluamos proyecto por proyecto. Por lo general ¬–tanto en poesía como en prosa– ofrecemos una tarifa inicial a modo de anticipo a cuenta hasta cubrir determinada tirada (la tirada varía en relación a las expectativas que se tenga con cada libro, no hay un cálculo fijo porque no todos los libros presentan a priori las mismas oportunidades, pero casi siempre consideramos una primera edición y una reimpresión, el volumen necesario para cubrir los costos editoriales) y, a partir de allí, pagamos un porcentaje complementario al derecho de autor como “derecho del traductor”.
En cuanto a la unidad de cálculo, en prosa calculamos por caracteres o por palabras; en poesía, en cambio, buscamos acuerdos con los traductores, hacemos un cálculo por poema o acordamos una suma cerrada por libro.
Intentamos que la remuneración que reciban no sólo sea justa, sino que sea la mejor posible. Tratamos de contar con subsidios que mejoren las tarifas de los traductores o, cuando esto no es posible, buscamos compensar una tarifa inicial baja con un mayor porcentaje de regalías.
3) ¿En qué medida la edición posterior considera a los lectores de uno y otro lado del océano?
No nos interesa demasiado la neutralidad. Nos parece imposible pensar en un castellano neutro, del mismo modo en que nos parece un poco ridículo pensar en un castellano “bueno” y un castellano “malo”. Preferimos que en las traducciones aparezca un castellano vivo, que los traductores conserven sus matices, sus tonos, de la misma manera en que nos interesa que, hasta donde sea posible, se conserve de una lengua a otra la gracia o el estilo originales del autor. En buena medida creemos que la edición posterior se trata de controlar el equilibrio entre estas dos variables (estilo del autor/ tono del traductor).
A partir de allí, la cosa sucede al revés de como está enunciada en la pregunta: son los lectores de uno y otro lado del océano los que consideran (o no) una edición.
El Tucán de Virginia
Víctor Manuel Mendiola
Cargo: propietario y director editorial
Experiencia: treinta años al frente del sello.
1) En algunos casos acudo a los traductores que ya conozco y en otros acepto el trabajo de nuevos traductores que me proponen nuevos proyectos, previa consulta de su experiencia y trabajos anteriores. En la traducción de libros de poesía, los mejores trabajos son casi siempre aquellos que fueron realizados por interés personal y sin límite de tiempo. Las traducciones por encargo suelen fallar, incluso en los casos de traductores muy avezados. Por esta razón casi nunca encargo una traducción. Publico las que me ofrecen y que han sido resultado de una vocación.
2) En general, la remuneración no es justa y, en mi caso, como publico libros de poesía muchas veces no hay remuneración. En necesario aclarar que yo, como editor de libros de poesía, tampoco gano prácticamente nada, aunque la satisfacción intelectual de publicar poesía es muy grande y la considera una actividad de investigación.
3) Como pequeño editor de autores muy importantes o que representan alguna novedad más que satisfacer una demanda, he creado una oferta. He publicado muchos autores que el público lector, incluso el culto, no tenía noticias de su existencia. Ahora mismo estoy interesado en publicar a la poeta mística Hadewijch, que sólo los lectores especializados conocen.
Visor Libros
Jesús (Chus) García Sánchez Visor
Cargo: propietario y director editorial
Experiencia: está al frente de Visor desde 1968, año de su fundación
1) La mayoría de los traductores con los que trabajamos son poetas y eso me facilita bastante la elección. Y los que no son poetas sí son buenos lectores de poesía. Esto significa que los traductores que colaboran en la colección Visor de Poesía son conocedores solventes y a mi sólo me queda encargar el trabajo al que considero más cercano en sus gustos literarios. Que el poeta a traducir y el traductor tenga cierta afinidad.
2) En poesía no se suele pagar como se hace en otras materias por páginas. Es imposible. Tampoco hay una asignación fija porque depende de mucho del idioma, de la dificultad del texto, etc. Es difícil calcularlo y la única manera es llegar a un acuerdo con el traductor. Acuerdo que es indudablemente bastante menor del que merece el trabajo que realiza. No tengo ninguna duda ni ningún reparo en reconocer que la traducción poética es uno de los trabajos peor remunerados en el comercio del libro, y quizás diría que el peor si tenemos en cuenta el trabajo que conlleva y el tiempo que se emplea.
3) Creo que ningún traductor ni de aquí ni de allá, tiene en cuenta en sus trabajos a los lectores del otro lado del océano, como tampoco en la propia Hispanoamérica el resto de los países.
Estimado Sr. Fondebrider:
ResponderEliminarPerdone que utilice esta última entrada para hacer mi comentario, que no tiene nada que ver con la entrada en cuestión. Me han parecido interesantes las dos últimas aportaciones de Patricio Pron en su blog (lo pueden encontrar en el boomerang de El País) que hacen referencia a la traducción literaria y que pueden tener algún interés para los lectores y el administrador de este blog.
Simplemente eso y, de nuevo, perdone. Puede que no sea el lugar para hacer esta contribución. En cualquier caso, felicidades por esta bitácora que leo con gran interés todos los días.
Un saludo desde España
María (Traductora técnica e Intérprete)
Muchas gracias por el dato María. Voy a buscar lo que me sugiere en Internet. Y gracias por sus palabras sobre el blog.
ResponderEliminarSaludos cordiales.