Séptimo día de la encuesta para editores. Las preguntas son éstas:
1. ¿Cómo elige a sus traductores? ¿Cuáles son los criterios de selección?
2. ¿En base a qué cálculo se les paga? ¿Le parece que la remuneración que estos reciben es justa?
3. ¿En qué medida la edición posterior considera a los lectores de uno y otro lado del océano?
Pre-Textos
Manuel Borrás
Cargo: director literario de la editorial desde 35 años.
1) Los elegimos en base a su solvencia intelectual y a la calidad del trabajo presentado. Por fortuna la editorial cuenta con un número de colaboradores habituales que gozan de nuestra máxima confianza.
2) La traducción es un trabajo en gran medida vocacional que requiere en ocasiones ímprobos esfuerzos y una dedicación atenta y exhaustiva. Tengo para mí que este tipo de trabajos, si rozan la máxima excelencia, nunca estarán suficientemente remunerados. Con todo, procuramos que las traducciones que encargamos o nos confían estén justamente pagadas, atendiendo a las tarifas habituales del mercado editorial.
3) Nuestra editorial, a contrario de la tendencia habitual en España, suele contemplar el español de ambas orillas. Sólo habría que invitar al interesado a que se asomase a nuestro catálogo; así comprobará el considerable número de traductores argentinos, venezolanos, colombianos, etc., además, claro está, de españoles, con el que cuenta nuestro catálogo.
Ediciones de la Flor
Daniel Divinsky
Cargo: co-propietario y director editorial
Experiencia: al frente de la empresa desde 1966.
1) Elijo a los traductores por conocimiento personal y por sus antecedentes. Por recomendación de editores colegas.
2) Como no encomendamos muchas traducciones cada año, consulto con colegas lo que se está pagando por cada 1.000 palabras y promedio entre el precio más bajo y el más alto. Agregamos un porcentaje cuando se trata de un libro particularmente difícil. No es justa la retribución de ningún trabajador en este país (ni en otros muchos): hay una tarifa "de mercado", perdonando la palabra, que es la determnada por el costo que se puede incorporar al precio de un libro sin hacer imposible su compra.
3) Si se trata de un libro de non fiction lo consideramos enormemente, al punto que traducciones hechas en la Argentina para nosotros luego fueron utilizadas en ediciones españolas de los mismos títulos. En narrativa eso es mucho más difícil y se elige el castellano a utilizar por el traductor de acuerdo con lo esencial que sea lo coloquial para el libro de que se trate.
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