Manuel Bandeira, traductor de poetas
del español al portugués de Brasil (II)
3. Las versiones del español en Poemas traduzidos
En cuanto a la lengua española, el catálogo de poemas es, como hemos indicado, el más numeroso. Bandeira traduce, además del soneto anónimo clásico «No me mueve, mi Dios, para quererte», poesías de Antonio Machado («Canção»), García Lorca («Toada de Negros em Cuba» y «Balada da Pracinha») y Rafael Alberti («Lembra-te de mim no mar» y «O Touro da Morte»). El ámbito hispanoamericano, por otra parte, aparece con profusión, puesto que tenemos textos entre otros de Sor Juana Inés de la Cruz («Redondilhas» y «Acalanto para Deus Menino»), Rubén Darío («Balada da Linda Menina do Brasil» y «O Fatal»), Gabriela Mistral («O Pensador de Rodin» y «Primeiro Soneto da Morte»), Nicolás Guillén («Elegia a Jacques Roumain no Céu de Haiti»), Jorge Luis Borges («Pátio»), Alfonso Reyes («A.») y los poetas vanguardistas panameños Homero Icaza Sánchez («Gota de Água») y Eduardo Ritter Aslán («Ode à Pátria»). A mayores de lo que se contiene en Poemas Traduzidos, se hace inevitable apuntar que Bandeira trasladó del español al portugués de Brasil las obras Auto Sacramental do Divino Narciso, de Sor Juana Inés de la Cruz —también reproducida en sus obras completas—, D. João Tenório, de Zorrilla, Mireille, de Gabriel Mistral, y Os Verdes Campos do Éden, de Antonio Gala. En lo que concierne a su labor dentro de este par lingüístico, es preciso recordar el magisterio universitario de Bandeira como profesor de Literatura Hispanoamericana en la Faculdade Nacional de Filosofia de la Universidade do Brasil. Con esta ocupación se relaciona también el volumen Literatura Hispano-Americana, que vio la luz en 1949, y la disertación «Em louvor das letras hispano-americanas», editada dentro del libro 3 Conferências sobre Cultura Hispano-Americana en 1959, donde se reproducen además dos intervenciones del autor peruano Augusto Tamayo Vargas («Tres poetas de América») y la escritora brasileña Cecília Meireles («Expressão feminina da poesia na América»). Por cierto, en la referida disertación de Bandeira asomaba una valiente denuncia del régimen franquista que no podemos dejar de copiar: «Hoje, porém, em todo o mundo as simpatias se voltam para o nobre país que foi no passado a barreira irredutível da cultura cristã e hoje é, desgraçadamente, o rebotalho das ditaduras fascistas que levaram o mundo à ruina». Por otro lado, habría que traer a colación algunas páginas del libro Noções de História das Literaturas, con varias ediciones, que salió inicialmente de la imprenta en 1940. Bandeira llegó a insertar en esta obra algunas líneas sobre la literatura catalana, mencionando a Joseph Maria López-Picó, Josep Carner, Guerau de Liost, Josep Maria Sagarra, Joaquim Folguera, Joan Salvat-Papasseit y Tomàs Garcés, conforme le comunicaba al poeta João Cabral de Melo en una carta de 1947.
De las traducciones de Bandeira desde el español nos parece de justicia resaltar su versión del famosísimo Don Juan Tenorio, publicada por Edições do Serviço Nacional de Teatro en 1960. Un año antes había sido representada en el Teatro Municipal de Río de Janeiro, con grandes aplausos, por el Teatro Nacional de Comédia, con escenografía y vestuario diseñados por Salvador Dalí. Aunque sea concisamente, ya que merecería por sí sola un extenso análisis, es necesario dejar al menos constancia de la excelente calidad de esta traducción. Bandeira respetó la estructura del drama original, compuesto por dos partes, con cuatro actos la primera de ellas y tres la segunda. Desde el punto de vista estilístico, el traductor también procuró ser fiel a los procedimientos efectistas que se aprecian a lo largo de la obra: repeticiones de versos, expresiones y palabras, encabalgamientos, ripios, etc. Además, Bandeira se sujetó con sumo acierto a las pautas métricas de la obra de Zorrilla, las cuales dotan al texto de una gran sonoridad con diversas combinaciones en las que prevalece la rima consonante (redondillas, ovillejos, octavillas, décimas, cuartetos de endecasílabos, quintillas, etc.). Véase si no, como prueba incontestable de la pericia formal de Bandeira, este fragmento del acto segundo (escena 1.ª) de la primera parte:
(Don Luis Mejía, embozado) Ya estoy frente de la casa de doña Ana, y es preciso que esta noche tenga aviso de lo que en Sevilla pasa. No di con persona alguna, por dicha mía… ¿Oh, qué afán! Pero ahora, señor don Juan, cada cual con su fortuna. Si honor y vida se juega, mi destreza y mi valor, por mi vida y por mi honor, jugarán…; mas alguien llega..
Esta es la traducción al portugués de Brasil:
(D. Luís, embuçado) Eis-me defronte do lar de Don’Ana. É-me preciso que eu lhe dê esta noite aviso do que aqui se vai passar. Por isso farei por vê-la. Grande é a minha inquietação. E agora, senhor D. João, cada qual com sua estrela. Não há viva alma, ainda bem! Por minha honra, vida e amor, minha destreza e valor bater-se-ão… Mas chega alguém.
4. El pensamiento traductor de Manuel Bandeira
Bandeira proporcionó algunas reflexiones sobre el ejercicio de traducir y hasta se ha llegado a debatir si sería factible hablar de la existencia de una teoría bandeiriana de la traducción literaria. Sea como fuese, lo más correcto tal vez sea considerar que hay propiamente opiniones fragmentarias derivadas de su experiencia, y por ello Jorge Wanderley avanzó con acierto esta valoración:
Há em Manuel Bandeira uma teoria da tradução toda feita de instintos. Sua ars poetica neste campo não é suficientemente explicitada e deve, por força, basear-se mais na dedução de princípios a partir das traduções realizadas e do processo em si, sem subsídios maiores que o poeta tenha fornecido. (Wanderley, 1988: 11)
En la esfera de las crónicas y las cartas, Guimarães hizo referencia, de tal forma, a una misiva de Bandeira dirigida en 1946 al poeta Alphonsus de Guimaraens Filho, donde figuraba la siguiente recomendación (Guimarães, 1989: 366):
Mas aqui peço licença para lhe dar uma lição: sempre que você quiser traduzir um poema, faça um estudo preliminar no sentido de apurar o que é essencial nele e o que foi introduzido por exigência técnica, sobretudo, de rima e métrica. Isto feito, se aparecerme dificuldades que digam respeito ao último elemento (o que não é essencial e pode ser alijado), resolva-as alijando o supérfluo, mesmo que seja bonito. (Bandeira, 1958, II: 1433)
Según se comprueba, lo que se acaba de transcribir no constituye una formulación teórica, sino que es principalmente una noción técnica adquirida tras una larga práctica. Tal como recordó José Paulo Paes, la mayor parte de las ideas que Bandeira expuso alrededor del hecho traductor se hallan en la autobiografía literaria Itinerário de Pasárgada (Paes, 1990: 56), procediendo casi todas de los comentarios críticos suscitados por sus versiones. Es el caso de la referencia que introduce en dicho volumen sobre lo que opinó Abgar Renault de varias de sus traducciones inglesas. Bandeira, con actitud modesta, resta méritos a sus aciertos y no esconde que solamente traduce aquellas poesías que le gustaría haber escrito:
Gostaria que fosse verdade o louvor tão lisonjeiro de meu querido amigo Abgar. Mas devo confessar que sou bastante fundo no inglês. Fundo no sentido que a palavra tem na gíria. Todas aquelas soluções julgadas tão felizes pelo crítico, por mais cavadas ou sutis que pareçam, devem se ter processado no subconsciente, porque as traduções me saíram quase ao correr do lápis. Antes, houve, sim o que costumo fazer quando traduzo; deixar o poema como que flutuar por algum tempo dentro do meu espírito, à espera de certos pontos de fixação. Aliás só traduzo bem os poemas que gostaria de ter feito, isto é, os que exprimem coisas que já estavam em mim, mas informuladas. Os meus achados, em traduções como em originais, resultam sempre de intuições. (Bandeira, 1977: 92-93)
Bandeira también alude en Itinerário de Pasárgada a las observaciones contenidas en el Diário Crítico de Sérgio Milliet a propósito de Poemas Traduzidos. Concretamente, y como apostilla a lo que este consideraba sobre una traducción de Christina Rossetti, reconoce los escollos casi insalvables que encierra la transferencia de determinados poetas:
Há versos que nem quebrando a cabeça semanas a fio consigo traduzir. Não se trata de poesia intraduzível por sua própria natureza, como a de Mallarmé ou a de Valéry, em que a emoção poética está rigorosamente condicionada às palavras (e foi, creio, nesse sentido que Mallarmé disse a Degas que a poesia se faz com palavras e não com sentimentos), mas de poesia traduzível até em prosa. (Bandeira, 1977: 93)
Para finalizar esta somera revisión del pensamiento traductológico de Bandeira, nos parece adecuado dejar constancia de otro juicio sobre el que Benedito Antunes llamó la atención, incluido en este caso en el libro de crónicas Andorinha, andorinha, donde se expresa, en la estela de Benedetto Croce, la relevancia que una versión puede poseer como producto original:
Toda tradução é impossível se pretende o transvasamento de uma expressão em outra, como o líquido de um recipiente a outro; não podemos reduzir o que já tem forma estética a outra forma estética. Toda tradução, com efeito, ou diminui e estropia, ou cria uma expressão nova. Assim, a tradução que merece o nome de boa é uma aproximação que tem valor de obra de arte, e que pode viver independentemente. (Antunes, 1991: 4)
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