El
19 de mayo pasado, Hernán Firpo
publicó la siguiente nota en Clarín,
donde se habla de Natalia Romero y
su librería, que funciona en un departamento de San Telmo.
La librería más oculta de la
Ciudad
La
siguiente situación: tocar el timbre en un edificio de Defensa 912, segundo
piso depto. 27 y preguntar por el portero eléctrico: "Hola, perdón,
¿tenés el último de Rolón?".
Ella
(la voz) responde: "No, no lo tengo ni lo voy a tener".
Más
de 39 escalones después, cara a cara con Natalia Romero: "No vendo nada
que no me cope. La necesidad no es lo que me moviliza. Por ahí la novedad
termina siendo algo que me gusta", dice como diría el querido Andy, de la
entreñable Lilith Libros. "Exacto, yo tampoco me manejo por los cánones de
los suplementos culturales".
Si
de pronto la curiosidad pasa por saber cómo se llama lo que aparentemente
podría ser una librería pero es su casa, Natalia te dice que es un lugar de
encuentro al que se llega haciendo un poco de Google que conduzca derecho hasta
una buhardilla que envidiaría Marguerite Duras. En esas alturas funciona A
Cien Metros de la Orilla.
"Google + el boca a boca", dirá. Y luego una contraseña literaria
para que Natalia te haga pasar y te convide mate y un montón de amabilidad de
la buena.
"Me
gusta ser confianzuda y tener gente dentro de casa. Lo que te puedo ofrecer,
además de lo obvio, libros, es sinceridad y un trato personalizado que ya casi
no existe en ninguna librería".
En
Buenos Aires hay bastantes lugares como A cien metros... Están en sitios
impensados, incómodos, tienen nombres sencillos o poéticos y desde afuera no se
entiende bien lo que son. Dejan entrever una atmósfera levemente exótica y al
ingresar en cualquiera de ellos, aún a plena luz del día, uno se encuentra con
una misteriosa debilidad. Pero no tardás en darte cuenta de que en estos
lugares nunca pasa nada extraño. Sólo se ven libros amontonados o, en la casa
testigo de Natalia, alineados como en una brochette. Y se habla de literatura.
Simplemente de libros. Algo genérico y melancólico sin ninguna afectuosa
sobreactuación.
"Mi
faro, por decirlo de alguna manera, es Fernando (Gioia) de LIBROSREF, ¿lo
conocés? Fernando es muy generoso y me ayudó, me alentó. Me dijo que cada vez
debemos ser más y más..."
¿Más
qué? Su librería es rarísisma. Es como una biblioteca personal que está a
la venta. Todo el tiempo pareciera que está vendiendo sus propios libros. No
sé, es como la primera librería de autor que conocí. La diferencia es que su
local da a la calle y que en esa extraña convención los intereses se confundan.
Eso también forma parte de su genialidad".
(Anotamos
en la Moleskine ,
the legendary notebook of Hemingway:
entrevistar sin falta a Fernando Gioia!!!! )
¿Funcionar
a puertas cerradas es como una metáfora del retraimiento de la industria? Las
editoriales independientes están haciendo cosas muy geniales. El interés llega
solo, sin esfuerzo. Mi acuerdo comercial, en general, es la consignación.
Además vendo un poco poco más barato que el resto porque la prioridad es tener
llegada... Sé que también me muevo dentro de un ambiente donde la mayoría
escribe, yo escribo poesía, y tiene sus propios sellos editoriales. Básicamente
mantenemos una relación amorosa con el objeto libro. Me gustaría tener libros
marcados, yo los marco siempre, no puedo dejar de leer sin marcar. Es más,
quiero tener un sector de mi librería donde solamente se puedan conseguir
libros marcados. No importa si es de gente conocida o desconocida. La
biblioteca de libros marcados. ¿Te gusta la idea?".
Me encanta.
Y
con la compra de cada libro, regalamos lápices negros Faber Castell, jajá. Me
parece que los libros marcados hablan de nosotros como lectores.
¿Cómo es tu relación
con la Feria
del Libro?
Todos los años pasan más de un millón de personas por la Feria , pero es un monstruo
donde pocas veces suceden cosas interesantes. Como concepto, la Feria me resulta
completamente ajena. No sería público de esos lugares.
Se me ocurre que en diez años la Feria del Libro se
convertirá en una feria de tecnología...
¡Espero
que no! Yo soy tan del papel que no puedo conectar del todo con otros soportes.
Asocio el libro al deseo. Leer es una manera de ir despacio, viste, es como que
cuando le decís que sí a un libro le estás diciendo que no a otro montón de
cosas.
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