Cuando
hablaba de José Ortega y Gasset, Borges siempre acotaba: “que entre los tres no
hacen uno”. Es hora entonces de referirnos a la simpática Cécile Vilvandre de Sousa (foto), que ídem. Este personaje, que suponemos
estudió en la Universidad de Castilla-La Mancha y que en la actualidad se desempeña como coordinadora de
Relaciones Internacionales del Campus de Ciudad Real, con el sello de esa casa de
estudios, publicó en 2006 un libro cuyo título es La recepción en España del teatro de Eugene Ionesco.
Dado
que previamente publicó una tesis titulada “La recepción en España del teatro
de Eugene Ionesco (1955-1997)”, es de suponer que, como suele ocurrir, ese
trabajo previo en algún momento se estiró y consiguió sus alas de mariposa para convertirse
en un libro de esos que sólo leen los especialistas y que, con la supuesta
dignidad del caso, abultan una bibliografía de autor más bien anodina.
Todo
esto no tendría la menor importancia, salvo, claro, para Cécile, que habrá festejado la aparición del volumen con
la familia y algún colega. Pero súbitamente, cuando al buscar un dato, uno se
encuentra con otro, la Cécile en cuestión deja de ser una académica más bien aburrida para convertirse en algo acaso peor.
La
cosa es así: en el apartado “La traducción de Luis Echávarri en editorial
Losada (Buenos Aires, 1961)”, Cécile dice: “Habrá que esperar a 1961 para que La Cantante calva se publique por
primera vez en castellano, y lo hará en la editorial argentina Losada (8), en
el tomo I del Teatro de Ionesco”.
Acá
el lector encontrará que después del nombre de la editorial Losada hay un 8 que
en el original está volado, indicando que se trata de una nota, y que aquí
presentamos entre paréntesis. Veamos entonces el contenido de la nota:
(8) “Utilizamos
la segunda edición (1964).” Sigue luego una disquisición técnica sobre la
traducción y el texto concluye así: “En suma, al autor se le ha reservado el
mismo lugar y tratamiento que si de una edición en lengua original se tratara,
y la traducción se ajusta sistemáticamente al original. En ningún momento el
traductor [Luis Echávarri] pretende superar el estadio de la simple traducción:
busca la literalidad y trata de conservar la orientación lingüística del
original. Liberada
de los regionalismos argentinos enmendados en la edición castellana de Alianza,
resultó ser una buena base para la mayoría de las versiones y adaptaciones de
la obra en España”.
Buscando
en Internet, uno puede comprobar que el tema de Cécile es el teatro. Ahora
bien, ¿nadie le dijo que el teatro debe traducirse distinto que el resto de la
literatura porque, de hecho, está escrito para ser dicho y no leído en
silencio? ¿No sabe que en cada país de la lengua castellana el teatro se dice distinto, justamente porque en cada uno se habla distinto? En consecuencia, si una traducción dramática se realiza en la
Argentina, ¿por qué debería tener en cuenta el habla española? Luego, ¿no sería
lícito imaginarse que si no hubo traducción española anterior a la argentina es
precisamente porque el país de Cécile estaba infectado hasta los tuétanos por el
franquismo que poco quería saber de Ionesco? Por último, ¿es ese mismo franquismo el que lleva a la Cécile en cuestión a
considerar que una traducción “fusilada” –que así se dice acá cuando se roba
una traducción– está “liberada” al eliminarse de ella las marcas –“regionalismos”
los llama la bruta– que permiten reconocer su procedencia? Y, ¿por qué usó la
palabra “enmendar” –que, según el diccionario significa “corregir o arreglar los errores o defectos de una cosa
o una persona” – en lugar de “españolizar”, que es lo que se suelen
hacer muchas editoriales españolas cuando “fusilan” traducciones provenientes
de Latinoamérica para no tener que pagarle a los traductores?
En síntesis, todo muy feo. Esta señora, dueña de una sonrisa encantadora (volver a ver la foto), al no releer lo que escribe, o es una cínica o una completa descerebrada. Y lo peor es pensar que enseña y que seguramente pondrá en la bibliografía de sus cursos su propio libro que, hay que saberlo, vale 24.04€ (23.12€ sin IVA). ¿O acaso ésta sea una estrategia de la Universidad de Castilla-La Mancha para manejar sus relaciones internacionales y no nos dimos cuenta?
En síntesis, todo muy feo. Esta señora, dueña de una sonrisa encantadora (volver a ver la foto), al no releer lo que escribe, o es una cínica o una completa descerebrada. Y lo peor es pensar que enseña y que seguramente pondrá en la bibliografía de sus cursos su propio libro que, hay que saberlo, vale 24.04€ (23.12€ sin IVA). ¿O acaso ésta sea una estrategia de la Universidad de Castilla-La Mancha para manejar sus relaciones internacionales y no nos dimos cuenta?
No hay comentarios:
Publicar un comentario