“En estos días, a
propósito de una página de Facebook en la que hacían circular versiones
electrónicas de libros recientemente publicados, estalló una polémica entre los
escritores que consideran que esa circulación afecta severamente sus derechos y
otros que entienden que asistimos a momentos excepcionales, que ameritan
respuestas diferentes y cierto grado de comprensión de las diversas crisis que
acechan”. Tal es la bajada de los editores de Cultura InfoBAE, que presenta lo
que escribió la escritora argentina María
Teresa Andruetto en su página de Facebook, en respuesta a otras
intervenciones en el mismo medio.
Soy escritora, pero también
soy lectora. He leído en libros en papel comprados, prestados, fotocopiados,
PDF, e book y todas las faunas. Di durante años clases fotocopiando para todos
mis alumnos algún libro que había conseguido y ya no estaba por ninguna parte o
era muy caro o los alumnos eran demasiado pobres.
Muchos leyeron por primera vez
a un escritor/a en fotocopias entregadas en mis talleres. Escribir da trabajo, pero si escribimos de
oficio, estamos fritos. A mí, al menos, me da vergüenza comparar
el trabajo de escribir una novela o un poema con hacer plomería, calzar un pozo
de agua, recoger la basura por las calles, lavar el cuerpo de un enfermo,
despostar una vaca o levantar una pared, sinceramente, no porque escribir no de
trabajo, no sea trabajoso, sino porque no depende de las condiciones habituales
de trabajo en los que hay una relación entre tiempo invertido y dinero cobrado
por ello.
Se habla de contratapas,
recomendaciones, prólogos, clases, cursos, corrección, charlas sobre libros,
traducciones, revisión de originales, escritura en negro, gestiones culturales,
organización de ferias, jornadas y festivales y de otras muchas cuestiones. Eso
sí es trabajo, pero escribir, lo que se
dice escribir, me parece que no es exactamente eso. Es otra cosa, y esos
trabajos que nombro suelen llegarnos porque hicimos (más o menos bien) “esa
otra cosa” que, si bien da trabajo, es algo más y también algo menos que un
trabajo.
Comparto
la idea de un post que vi hoy acerca de que buena parte de la circulación de
nuestros libros (de los míos, seguro) se la debemos a gestores culturales,
editores, bibliotecarios, animadores, narradores orales, actores, maestros,
profesores… que le ponen el cuerpo a la literatura para difundir nuestros
libros (los míos, por lo menos) entre lectores que no llegarían a esos libros
de otro modo.
Estamos en un momento totalmente excepcional, de los
más difíciles que hayamos pasado, tal vez no exactamente en sentido personal,
pero sí para muchas personas. Amerita, creo, respuestas también excepcionales. Las enfermeras que pasaron por acá a poner la vacuna
no están en blanco, a los maestros y profesores que están dando sus clases de
modo virtual nadie les va a reconocer las horas de trabajo extra que se toman,
a mis vecinos que trabajan por su cuenta en albañilería, carpintería de obra o
changas, aun con ayuda del Estado, ¿quién va a reponerles el tiempo de estar
sin trabajo, los clientes perdidos, el material arruinado? A los muchos
músicos, actores y narradores orales de mi zona (y seguramente de todas partes)
que vivían de sus espectáculos, visitas a colegios, funciones en pequeños
teatros, ¿quién va a cubrirles lo perdido?
Podría seguir
enumerando al infinito, para decir que si
bien no todos, casi todos estamos perdiendo algo con la pandemia, y que
no todos, pero muchos, seremos (ya somos) un poco mas pobres que antes, no solo
los escritores.
Los lectores leemos de prestado, los lectores vivimos prestando (y
perdiendo) libros y yendo a bibliotecas y comprando usado y leyendo PDF o e
books o fotocopias además de hermosos libros en papel, cuando podemos
comprarlos. Muchos lectores no pueden
pagar los libros, o por lo menos no pueden pagar tantos libros como
quieren/necesitan leer. No es de ahora, es de siempre.
Cuando alguien lee un libro de cualquier manera, como lo
encuentra, como le llega, es porque le interesa; muchos a su vez enseñan,
recomiendan, hacen que otros muchos lean (incluso compren tal vez) ese libro,
lo hacen circular y es por eso que -como el mundo es redondo, el mundo gira-
antes o después algunos terminamos publicando muchos libros, teniendo muchos
lectores, también cobrando regalías por eso que escribimos.
La lectura
siempre estuvo asociada al préstamo, al usado, a la biblioteca, a la
circulación subterránea, ilegal, secreta. Esa es una parte de las prácticas
reales de lectura en nuestro país.
NOTA DEL ADMINISTRADOR:
Quienes deseen leer más sobre la polémica desatada, pueden hacerlo en sendas notas escritas por Edgardo Scott e Hinde Pomeraniec, publicadas en el mismo medio:
https://www.infobae.com/cultura/2020/05/02/escribir-literatura-es-un-trabajo/
https://www.infobae.com/cultura/2020/05/02/pirateria-derechos-de-autor-y-el-trabajo-del-escritor-debate-si-agresiones-no/
NOTA DEL ADMINISTRADOR:
Quienes deseen leer más sobre la polémica desatada, pueden hacerlo en sendas notas escritas por Edgardo Scott e Hinde Pomeraniec, publicadas en el mismo medio:
https://www.infobae.com/cultura/2020/05/02/escribir-literatura-es-un-trabajo/
https://www.infobae.com/cultura/2020/05/02/pirateria-derechos-de-autor-y-el-trabajo-del-escritor-debate-si-agresiones-no/
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