Otras dos narradoras argentinas responden las preguntas del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires. En la ocasión, Ana María Shua e Inés Fernández Moreno.
–¿Qué sentido tienen los agentes literarios?
–Todo el sentido del mundo para quien quiera publicar fuera del país. La mayor parte de las editoriales del exterior, sobre todo las grandes, prefieren no tratar directamente con los autores y sin agente no hay manera de llegar, a menos que se tenga un éxito de ventas considerable. Para la editorial, el agente funciona como filtro. Si el éxito sucede, es necesario el agente para administrarlo, un trabajo que la mayor parte de los autores no sabemos/queremos hacer: cómo se negocia una película, qué derechos hay que cobrar por un audiolibro, etc. etc. Para publicar solo en Argentina no tiene sentido un agente porque el mercado local es muy chico.
–¿En qué consiste la tan mentada fidelidad entre autores y editores?
–¿Qué fidelidad? El mundo es cruel y cada uno hace lo que más le conviene.
–Considerando que a los autores les corresponde entre el 10% y el 8% del precio de tapa de los libros que publican, y a los traductores entre el 4% y el 1%, cómo se justifica que a las librerías les toque entre el 40% y el 35% y a las distribuidoras entre el 30% y el 25%, reservándose el resto a las editoriales. ¿Se puede sostener esa proporción? ¿Por qué sí o por qué no?
–Librerías y distribuidores tienen que pagar personal, local, depósito. Y competir con Amazon! Las editoriales tienen que pagar todo eso más el costo de producción del libro. Las editoriales chicas tienen menos costos fijos pero poco capital de giro. Obviamente creo que los autores deberíamos ganar más, sobre todo sobre las reediciones, que son muchísimo más económicas para la editorial que la primera edición. Muchas editoriales pagan más porcentaje si los autores venden cantidades muy importantes, pero creo que por una simple reedición ya debería subir el porcentaje que nos toca.
–¿Qué pasa con las traducciones cuando los autores cambian de editorial y se decide usar una traducción nueva?
–La vida es así. Si el autor es muy exitoso (en ventas o en prestigio), se puede dar el lujo de defender a su traductor, suponiendo que lo ame. Si no, tiene que alegrarse de que lo vuelvan a editar y callarse la boca.
–¿Qué sentido tienen los agentes literarios?
–Creo que su sentido aparece a partir de la globalización y de la escalada del modelo americano donde todo es mercancía. Hay que vender libros, tener éxito, ganar dinero y son pocos los escritores que saben hacer esto solos. O que quieran o puedan (aunque estén en desacuerdo) mantenerse al margen del mercado editorial y su modalidad actual. Dentro de este mismo marco entra el tema de la globalización, los premios, la aspiración de muchos escritores de que se traduzca, se difunda y se venda su obra en otros países. El escritor no tiene capacidad ni tiempo para encarar estas negociaciones. Le hace falta un agente.
–¿En qué consiste la tan mentada fidelidad entre autores y editores?
–En el respeto y la comprensión entre ambas partes de las necesidades y los derechos del otro. Aunque sabemos bien que se cometen todo tipo de tropelías. Sobre todo cuando hay mucho dinero en juego, cosa que les puede suceder a algunos autores y a otros no. De manera que el tema es muy amplio y depende de cada caso, de la importancia de la editorial, del volumen del negocio que puede mover cada autor etc. Por mi parte he tenido la suerte de editar la mayoría de mis libros con el sello Alfaguara en un marco de mucha consideración y amistad.
–Considerando que a los autores les corresponde entre el 10% y el 8% del precio de tapa de los libros que publican, y a los traductores entre el 4% y el 1%, cómo se justifica que a las librerías les toque entre el 40% y el 35% y a las distribuidoras entre el 30% y el 25%, reservándose el resto a las editoriales. ¿Se puede sostener esa proporción? ¿Por qué sí o por qué no?
–Tal como está planteado, suena muy injusto para los escritores y traductores, su parte parece muy magra respecto de los otros porcentajes. Pero habría que escuchar a las otras partes y llegar a porcentajes justos.
–¿Qué pasa con las traducciones cuando los autores cambian de editorial y se decide usar una traducción nueva?
–Supongo que depende de lo bien o mal pagada que fue esa traducción, pero de este tema no sé nada.
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