Federico Jeanmaire (Baradero, Pcia. de Buenos Aires, Argentina, 1957) es narrador y ensayista. Licenciado en Letras, ha sido profesor en la Universidad de Buenos Aires, en la cátedra de Beatriz Sarlo. Investigador del Siglo de Oro, fue becado en 1990 por el Ministerio de Relaciones Exteriores de España para trabajar en la Sala de Manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid. Ese mismo año su libro Miguel, una biografía ficticia de Cervantes, fue finalista del Premio Herralde de Novela y publicada por la editorial Anagrama. Con su novela Mitre, obtuvo el Premio Especial Ricardo Rojas, a la mejor novela argentina escrita entre 1997 y 1999, galardón otorgado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Asimismo, después de 20 años de estudio, publicó Una lectura del Quijote (Seix-Barral, 2004), un ensayo que lo confirmó como uno de los mejores especialistas y lectores de Cervantes. Publicó Un profundo vacío en el pie izquierdo (autoedición, 1984), Desatando casi los nudos (Norma, 1986, y Seix Barral, 2007), Miguel (finalista del Premio Herralde de Novela, Anagrama, 1990), Prólogo anotado (Sudamericana, 1993), Montevideo (Norma, 1997), Mitre (Norma, 1998; Seix Barral, 2006), Los zumitas (Norma, 1999), Una virgen peronista (Norma, 2001), Papá (Sudamericana, 2003, y Seix Barral, 2007), Países Bajos (Seix-Barral, 2004), Una lectura del Quijote (Seix Barral, 2004), El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (edición para niños, adaptación junto con Ángeles Durini, Emecé, 2004), Cómo se empieza a escribir una narración, VV.AA. (Libros del Rojas, 2006), La patria (Seix Barral, 2006), Vida interior (Emecé, 2008, Premio Emecé 2008 de Novela) y Mas liviano que el aire (Alfaguara/Clarin 2009 - Premio Clarin 2009 de Novela).
1) ¿En qué reconoce una buena traducción? En otros términos, ¿cómo definiría una buena traducción?
–Creo que una buena traducción se reconoce en la percepción de que no estamos leyendo una traducción. Tan fácil o tan difícil como eso.
2) ¿Le molesta leer un libro traducido a otras especies del castellano? Si sí, ¿por qué?
–Sí, claro, me molesta. Me fastidia, incluso.
3) ¿Quiénes, en su opinión, han sido buenos traductores en tu país? ¿De qué obras?
–Creo que en la Argentina, un gran traductor ha sido Enrique Pezzoni. Recuerdo con entusiasmo su extraordinaria traducción de Moby Dick. También recuerdo con cariño, aunque no sea argentino, la traducción de León Felipe de los poemas de Whitman.
Piedad Bonnett (Amalfi, Colombia, 1951) es poeta, novelista, dramaturga y crítica literaria. Licenciada en Filosofía y Letras de la Universidad de los Andes, ha ejercido allí como profesora en la Facultad de Artes y Humanidades desde 1981. Además de su obra estrictamente creadora, ha desarrollado, además, una gran labor crítica y de difusión de la poesía colombiana. En 1994 reció el Premio Nacional de Poesía Instituto Colombiano de Cultura. Su obra poética incluye De Círculo y Ceniza (1989), Nadie en casa (1994), El hilo de los días (1995), Ese animal triste (1996), Que muerde el aire afuera (1997), No es más que la vida (antología, 1998), Todos los amantes son guerreros (1998), Los privilegios del olvido (antología, 2008), Las herencias (2008) y Las tretas del débil (2008). Sus novelas son Después de todo (2001), Para otros es el cielo (2004) y Siempre fue invierno (2007). Como dramaturga escribió Gato por liebre , Se arrienda pieza, Sanseacabó y adaptó Noche de epifanía de William Shakespeare. Publicó además Imaginación y oficio (entrevistas críticas a poetas colombianos, 2003) y El mundo según Gabriel García Márquez, antología de definiciones (2005).
1) ¿En qué reconoce una buena traducción? En otros términos, ¿cómo definirías una buena traducción?
–Una buena traducción se reconoce al rompe, por el ritmo de la prosa, porque transitamos por ella sin dificultad, porque no nos brinca tanto un localismo completamente desconocido que nos obliga a detenernos en busca de su significado o a saltar por encima de él con impaciencia.
En poesía más aún: aunque creo que debe privilegiarse el sentido, unos versos vertidos de manera literal y prosaica me resultan lamentables, hasta el punto de dejar el libro con desconfianza. (Me pasa a menudo con los que traducen del ruso). Pero lo contrario también es fatal: rimas forzadas, sintáxis trastocadas buscando unas equivalencias rítmicas que nunca se van a encontrar. En este caso prefiero las versiones declaradas como tales, hechas por poetas. Cuando me encuentro con esto, me digo: !este poeta jamás pudo haber escrito esto! Con las traducciones de poesía sufro mucho.
Me gusta un traductor relativamente transparente, (al que yo nunca vea) pero que de vez en cuando me provoque una exclamación interna: !qué buena traducción! Me gusta, por ejemplo, Saénz, el traductor de Bernhard. A pesar de los localismos, me gusta Damián Alou, el traductor de John Banville. A ese le paso ciertos rasgos locales, los minimizo, porque logra toda la maestría atmosférica y la agudeza descriptiva del autor.
2) ¿Le molesta leer un libro traducido a otras especies del castellano? Si sí, ¿por qué?
–Sí, definitivamente. Sobre todo los españolismos, que me resultan irresistibles. Pero si un argentino tradujera todo un libro de un inglés desde el vos, también me mortificaría. Sin embargo, no me interesa tampoco un español completamente neutro. Un ligerísimo aire local puede de pronto poner ciertos acentos, una calidez a la lengua que el ejercicio del purista no logra. En fín, es un tema espinoso.
3) ¿Quiénes, en su opinión, han sido buenos traductores en tu país? ¿De qué obras?
–No los hay muchos. O no los conozco. (aquí se compran mucho traducciones, cuando se trata de literatura) Recuerdo tres nombres de traductores buenos: en prosa, Nicolás Suescún (menos bueno para la poesía), Carlos José Restrepo y una traductora ocasional, Margarita Valencia.
Roberto Echavarren (Montevideo, 1944) realizó estudios de postgrado en filosofía en la Universidad Goethe, de Frankfurt am Main. Se doctoró en letras en la Universidad de París VIII. Fue docente en la Universidad de Londres, en la Universidad de Nueva York, en el Centro Cultural “Ricardo Rojas” de la Universidad de Buenos Aires y en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Montevideo. Sus últimos libros de poemas son Performance (una antología de sus volúmenes anteriores de poesía y una serie de trabajos en torno a su obra) compilado por Adrián Cangi, Buenos Aires, Eudeba, 2000), Casino Atlántico (Montevideo, Artefato, 2004), Centralasia (Buenos Aires, Tse-tse, 2005). Sus novelas son Ave roc (Montevideo, Graffiti, 1995, Buenos Aires, Bajo la luna, 1995; reedición Buenos Aires, Mansalva, 2007) y El diablo en el pelo (Montevideo, Trilce, 2003, Buenos Aires, El cuenco de plata, 2005). Sus libros de ensayo son El espacio de la verdad: Felisberto Hernández (Buenos Aires, Sudamericana, 1981), Montaje y alteridad del sujeto: Manuel Puig (Santiago de Chile, Maitén, 1986), Margen de ficción: poéticas de la narrativa hispanoamericana (México, Joaquín Mortiz, 1992), Arte andrógino: estilo versus moda (Premio del Ministerio de Cultura de Uruguay, Montevideo, Brecha, 1998; Buenos Aires, Colihue, 1998; Valencia, Ex-culturas, 2003) y Fuera de género: criaturas de la invención erótica, (Buenos Aires, Losada, 2007). Es compilador (junto con José Kozer) y prologuista (junto con Néstor Perlongher) de Medusario, muestra de poesía latinoamericana (México-Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 1996, y Buenos Aires, Mansalva, 2010).
1) ¿En qué reconoce una buena traducción? En otros términos, ¿cómo definiría una buena traducción?
–Debe mantener la economía del original, vale decir el ritmo, tensión, economía verbal, todo esto escogiendo en cada caso las expresiones y vocablos más idóneos.
2) ¿Le molesta leer un libro traducido a otras especies del castellano? Si sí, ¿por qué?
–Sí, me molesta porque no reconozco allí mi idioma.
3) ¿Quiénes, en su opinión, han sido buenos traductores en su país? ¿De qué obras?
Yo mismo, de Shakespeare (Troilo y Cressida), John Ashbery (Como un proyecto del que nadie habla, antología), Wallace Stevens (Las auroras de otoño), Federico Nietzsche (El ocaso de los ídolos), poesía rusa, etc.
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