La
siguiente columna de María José Furió salió
en El Trujamán, del 26 de julio pasado.
Pero, ¿se puede saber qué está diciendo?
Cuando
vemos una película o serie de televisión en versión original con subtítulos, o
asistimos a una conferencia con intérprete, o cuando leemos un libro en edición
bilingüe, por poco que la versión original sea de un idioma con el que estemos
familiarizados, los traductores tendemos a comparar la traducción con la que
vamos componiendo mentalmente. Nos «hiere» más el error cuando se parte de
idiomas occidentales con millones de hablantes y aparece en películas o
documentos destinados a un público amplio. En definitiva, cuando esperamos un
tratamiento profesional y sabemos que abundan los traductores expertos.
El traductor que yerra calamitosamente puede cubrirse la
espalda de mil maneras —y a estas alturas todos conocemos mil excusas
improbables—. En una película de espías pasmosamente aburrida de tópica trama
internacional, en cierto momento el Servicio de Inteligencia británico recurre
a un intérprete para traducir las palabras de los villanos rusos, que tienen
retenida a la «chica» en un salón de un palazzo veneciano
delante de una caja fuerte por abrir. Son las tantas de la noche cuando el
intérprete italiano llega, despeinado y con la lengua fuera, al vaporetto donde los
británicos tienen instalada su central de control. Aunque todas las pantallas
repiten la misma escena: los elegantones mastodontes rusos apuntan con sus
armas a la bella espía mientras ladran sus amenazas señalando con sus
mandíbulas a la puerta cerrada de la caja fuerte, y el intérprete pregunta:
«¿Me podrían dar algo de contexto?». No sé si su guionista tiene amigos o
enemigos traductores, pero yo salvaría la película solo por ese chiste.
Ningún traductor mínimamente informado echa en falta el
«contexto» en el cine francés de los sesenta. ¿Cómo se explica entonces el
surrealista subtitulado de una película emblemática de la nouvelle vague, Cléo de 5 à 7 (1962), de Agnès
Varda, que circula por videotecas y bibliotecas? En 2015, el Festival de Cannes
le concede la Palma
de Oro honorífica, situando su filmografía de nuevo en primera línea de
interés. Varda narra dos horas en la vida de una famosa cantante que espera los
resultados de unos análisis clínicos con un temido pronóstico de cáncer luego
de consultar a una tarotista. La directora presenta los ambientes de un París
espléndido en el primer día de verano y a la nueva generación que ella misma
representa, en el despertar a un futuro que deja atrás las sombras de la
posguerra pero encara el sinsentido de la guerra de Argelia. La protagonista,
Corinne Marchand, y sus compañeros de reparto hablan —como buenos franceses—
por los codos, pero los subtítulos no reproducen fielmente ni sus palabras ni
su intención. La culpa no es aquí de ningún traductor automático sino de una
versión que inventa un español imposible a partir ¡del portugués y del italiano!
Les cartes parlent si la consultante sort queda en «las cartas hablan mejor si
usted aparecer».
Alors, ça ne va pas, ma petite dame? se traduce como «¿Qué acontece con ella?».
Faites-moi
un petit sourire [vamos, una
sonrisita] queda en «nos de un sorriso».
Las omisiones son significativas —aunque sepamos que el
subtitulado debe adecuarse a la velocidad de lectura del espectador medio—, ya
que pasan por alto el tono y los comentarios con que los diferentes personajes
intentan rebajar las reacciones melodramáticas de la protagonista. A veces se
omite información significativa o los guiños que un espectador español puede
entender perfectamente, como cuando la madura asistente de la cantante conversa
con el dueño del bar sobre la llantina de la joven. La mujer explica Je suis corse [soy corsa] antes de contar una
historieta ejemplar sobre los azares de la salud, para sugerir que su origen la
predispone a ser más firme y menos emotiva que Cléo.
La única explicación plausible es que en este subtitulado,
obra de un extranjero, no se atiene a las reglas de concisión y adaptación para
la lectura en pantalla sino que trataron de solventar el trámite de traducción
porque se contrató para su distribución en un área lingüística determinada.
Me gustó mucho la nota, comparto tu bronca.
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