miércoles, 30 de noviembre de 2016

"Kleist es un inventor de formas"

En su columna del diario Excelsior, de México, del 25 de junio de este año, Rafael Miranda Bello se ocupa de Michael Kohlhaas, novela breve de Heinrich von Kleist, que comenta el escritor colombiano Juan Cárdenas. Existen numerosas versiones de ese texto; entre otras, las de Andrea Pagni (Buenos Aires, Ediciones Corregidor, 1977), Elena Herrero Álvarez (Barcelona, Caralt, 1977), Felipe González (Madrid, La Gaya Ciencia, 1978), Javier Orduña (Madrid, Nórdica, 2006), María Isabel Hernández González (Madrid, Alba, 2007), Ariel Magnus (Buenos Aires, El Hilo de Ariadna, 2013), etc.

Una justicia aterrorizante

CIUDAD DE MÉXICO. En junio de 1808, el narrador Heinrich von Kleist (Fráncfort del Óder, 1777-Wannsee, 1811) publicó en la revista Phöbus —que había fundado pocos meses antes con el crítico Adam Müller— algunos fragmentos de Michael Kohlhaas, novela corta que para el escritor Juan Cárdenas (Popayán, 1978) es una obra “increíblemente moderna. No se me ocurre ninguna cosa escrita en los últimos 30, 40 años que pueda compararse al Kohlhaas en audacia narrativa”, dice Cárdenas, y menciona cómo llegó a sus páginas: “Acababa de leer Sobre el teatro de marionetas, un ensayo al que siempre vuelvo y que trato de parafrasear y sacudir (como se sacude un guayabo a ver si caen frutas) en muchas cosas que escribo. Entonces pasé al Kohlhaas y me voló la cabeza. Ambos textos comparten un montón de conexiones que he ido descubriendo con los años”. 

Basándose en un episodio histórico del siglo XVI, Kleist narra en Michael Kohlhaasla historia de un comerciante de caballos que, luego de ser víctima de una sarta de atropellos, busca hacer justicia por su propia mano y enciende una rebelión que aterroriza y arrasa con todo lo que se opone a su paso, convirtiéndose en un criminal que tras su captura es condenado a muerte y ejecutado (aunque antes, en las negociaciones intercede a su favor Martín Lutero). “La primera vez que leí el libro no puede evitar entenderlo como un texto latinoamericano”, anota Cárdenas. “Ahí están todas las tensiones románticas e ilustradas que atraviesan los relatos latinoamericanos sobre la tierra, la dominación feudal, la ley y la teología política. De hecho, pensé en la historia fundacional de las FARC, con Manuel Marulanda, alias Tirofijo, yéndose al monte a fundar su insurrección después de que le mataran a unos cerdos”. 

Publicada en su versión original en el primer volumen de Relatos (1810) de Kleist, y con un par de adaptaciones cinematográficas dirigidas por Volker Schlöndorff en 1969, y Arnaud des Pallières en 2013, Michael Kohlhaas ha escurrido de cierto modo su influencia en novelas como Ragtime, de E. L. Doctorow, y Vida y época de Michael K, de J. M. Coetzee, pero además, Cárdenas cuenta que junto a los escritores Edmundo Paz Soldán y Yuri Herrera está empezando a poner en marcha “una antología de remakes latinoamericanos del Kohlhaas”. Una iniciativa literaria que parte de la idea de que la novela de Kleist “es un texto profundamente sudaca y el proyecto quiere explorar esa afinidad”.  

Por otro lado, Cárdenas opina que “Kleist es un inventor de formas. Y el efecto más sorprendente de las formas nuevas es la capacidad que tienen para desplazar y resignificar conceptos, campos enteros de discusión alrededor de ideas que parecen muertas hasta la aparición de la forma nueva”. En ese sentido, el autor de la novela corta Zumbido (2010) —quien había apuntado: “hay algo muy potente en ese efecto de brevedad, de intensidad de la novela corta. La duración restringida es una de las claves de la belleza del género. Se acaba justo a tiempo, pero a la vez uno siente que le quedó faltando algo. Que esa perfección es a la vez la formulación de una carencia, de un vacío. Ese vacío es el vórtice político y estético de la novela corta—, así como de las novelas más extensas Los estratos (2013) y Ornamento (2015), considera que Kohlhaas “es uno de los momentos fundacionales de la novela corta moderna y a la vez funciona como un ensayito, o sea, borrador de ideas, revelación de pentimentos, de brochazos fallidos o abandonados, alrededor de la insurrección y de la ley. No por nada era uno de los libros favoritos de Kafka”.


martes, 29 de noviembre de 2016

"Algo imposible de descifrar"

José Sánchez del Campo, "Cara Ancha"

Ricardo Bada publicó la siguiente columna en El Trujamán del 24 de noviembre pasado. En ella no se refiere estrictamente a traducción, sino a lo que se pierde, en el propio idioma, cuando cambiamos de provincia.  

Variaciones sobre un idioma común que nos desune

Quieras que no, y a pesar de la globalización informativa, los distintos desarrollos históricos de los países donde dizque se habla y se escribe en español han creado conjuntos léxicos que ningún diccionario logrará absorber jamás y que nos permiten asumir la paradoja de Shaw al hablar del distinto inglés que se habla y escribe en Inglaterra y los Estados Unidos: el idioma común que nos desune.

En México, a los autobuses que se dedican al transporte urbano de pasajeros los llaman «camiones», y para distinguirlos de los camiones dedicados al transporte de mercancías, a estos se los llama «materialistas». Y me han asegurado, y hasta lo sé de muy buena tinta, que una de las señales de tráfico que convierten a México en el paraíso surrealista que entrevió algún día André Breton es aquella que reza PROHIBIDO A LOS MATERIALISTAS ESTACIONAR EN LO ABSOLUTO.

Convengamos en que ni siquiera a don Emmanuel Kant, en aquellos momentos de altísima inspiración donde se sacó del caletre la doctrina del idealismo, ni siquiera a él, se le hubiese ocurrido semejante exabrupto. ¡Nada menos que prohibirle a los materialistas el acceso a lo Absoluto!  ¡Por Dios!, como clamaba Álvaro Mutis en estos casos.

Yéndonos ahora al Cono Sur, me pregunto, por ejemplo, qué es lo que podrá significar para un chileno el verso de don Antonio Machado que dice, en uno de sus poemas castellanos, aquello de «ese hombre de un casino provinciano / que vio a Carancha recibir un día».

En Chile no se conocen las corridas de toros, es más: las repudian, y por lo tanto Carancha no es el nombre de un viejo y famoso torero, pero —sobre todo— se ignora allí que la concatenación torero-matar recibiendo implica una referencia a una de las suertes más arriesgadas y peligrosas del arte de Cúchares: el matador se perfila para matar y atrae hacia sí la embestida del toro clavándole a pie firme el estoque en el morrillo. Es decir: no es el matador quien se vuelca sobre el toro sino el toro quien se arranca hacia el torero, cuyo pulso debe ser infalible en ese momento de la verdad, de lo contrario puede pagarlo con la vida, como le sucedió a Manolete la tarde trágica de agosto de 1947, en Linares.

Entonces, para alguien que sabe de toros y que lee u oye el verso de Machado («ese hombre de un casino provinciano / que vio a Carancha recibir un día»), la cosa está muy clara: aquel instante ha sido una epifanía en la vida del provinciano visitante del casino, algo imposible de olvidar. Mientras que para el chileno, el argentino, el uruguayo, el paraguayo…, en fin, el que viene de países sin tradición tauromáquica, se trata de algo imposible de descifrar.

Y me gustaría redondear este trujamán con un tercer ejemplo de incomunicación entre ambos lados del océano, pero no tiene nada que ver con problemas léxicos sino más bien con una de las características más emblemáticas de lo que, para entendernos, llamaré «la raza española», y es la mala uva, que en las más de las ocasiones no es más que un esperpéntico disfraz de otra de las características asimismo emblemáticas de esa misma raza, y es la envidia.

En el prólogo de Juan Benet a la edición española de Palmeras salvajes, de William Faulkner (Edhasa, Barcelona, 1970), de repente uno se enfrenta con esa frase: «me veo obligado a transcribir las citas del texto traducido por Borges, por carecer de otra edición». Imagino lo muy descansado y satisfecho que se habrá quedado el señor Benet después de arrojar ese puñado de seudoironía desdeñosa a la tarea de Borges como traductor de Faulkner. Pero lo que fabricó es un boomerang.


Porque si uno dice que se ve obligado, para hilar sus argumentos, a citar de un texto traducido por otro, es evidente, a) que no domina el idioma original del texto traducido; y b) que si no lo domina, ¿de dónde saca la autoridad para desautorizar la traducción de la que va a citar? Y, sea como fuere, la traducción de Borges no debe de ser tan desdeñable puesto que el señor Benet extrae de ella nada menos que veintisiete citas, alguna de las cuales hasta le sirven para basar su juicio ¡¡sobre la prosa de Faulkner!! Por la boca muere el pez.

lunes, 28 de noviembre de 2016

Arturo Vázquez Barrón contra la neutralidad

El sábado 12 de noviembre pasado, Reyes Martínez Torrijos publicó en La Jornada, de México, la siguiente entrevista con el traductor Arturo Vázquez Barrón, flamante presidente de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios. En la volanta de la nota se lee “Ese arte no es un código de buena conducta textual, dice experto a La Jornada”.

La literatura es subversiva, es anomalía,
y traducir implica respetar la topografía de lo escrito

La traducción literaria adaptativa, que apuesta a la conservación del sentido, ha prevalecido en Occidente sobre la literalista, más interesada ésta en la letra como forma física del texto, señala Arturo Vázquez Barrón, presidente de la Asociación Mexicana de Traductores Literarios (Ametli).

El problema no es apostar a una de las dos formas de traducir como si fuera superior. Parecería que la buena traducción es la que no tiene atorones y lees como si hubiera sido escrita en español, que todos los textos de literatura extranjera están escritos de manera fluida. Eso es un completo contrasentido porque la literatura no es un código de buena conducta textual, explica en entrevista a La Jornada.

“La literatura es subversiva, es anomalía, tiene que ver con formas de escribir desligadas del buen decir, porque si no no podríamos distinguir a un autor de otro; es decir, el autor apuesta a decir cosas extrañas y que son extraordinariamente únicas.

Apostar a que las buenas traducciones tienen que leerse como si fueran objetos inertes, sin ningún tipo de relevancia o topografía, sin ninguna anomalía es apostar a matar la literatura.

El metatexto, casi en desuso
En la actualidad, considera Vázquez Barrón, ya casi no se práctica el metatexto, escrito donde el traductor presenta su traducción a los lectores. El crítico, antes de determinar si la traducción es buena o mala, debería tener la posibilidad de ver ese texto con el que se presenta el trabajo, qué es lo que trató de hacer y los problemas que enfrentó; qué es lo que no pudo traducir, lo que decidió no traducir y para qué lado se fue. Esa es una mina de conocimiento sobre el documento traducido, originado en el proyecto del traductor.

Lo que ocurre, en contraste, es que la “traducción se lee y se establecen criterios de crítica o de ponderación desde una lógica binaria elemental: denuestan la traducción diciendo que es muy mala y contiene ‘gilipollas’ españolismos o argentinismos y lo que suene extranjero, o porque se detectó en la traducción algunos contra o falsos sentidos y se concentra la atención en el microtexto; o bien, se dice que es buenísima la traducción, fluye solita, parece que está escrita en español, no tiene ningún atisbo de rasgos extranjerizantes, no suena a traducción”.

El presidente de la naciente Ametli deplora que desde la crítica y desde el mundo que supuestamente aprecia la buena literatura parece que se apuesta a matar la buena literatura, porque mientras más anómalo sea un texto, con registros vernáculos, coloquialismos no lo vas a poder trasladar hacia la franja lingüística neutral porque todos tenemos peculiaridades y formas de designar ciertas cosas; parece que te están pidiendo desaparecer esas características del texto original para que en el momento de la lectura nadie se sienta inquieto, a disgusto, perturbado o confrontado.

Y ejemplifica con un texto imaginario con una serie gigantesca de neologismos. El traductor se tiene que poner al tú por tú con el autor y tratar de hacer procesos neológicos similares, encontrar juegos de palabras, metáforas, adjetivaciones insólitas, que por lo general pueden parecerle raras al editor y al corrector de estilo.

Por ello, la crítica a la traducción literaria debe tratar de ubicar dónde está la figura del traductor respecto de su texto, qué hizo con él, qué manera de traducir prefiere, si es más adaptativo o más literalista; se debe tratar de ubicar dónde se asentó el proyecto de traducción.

sábado, 26 de noviembre de 2016

Semana treinta y uno del repudio al convenio entre la U.B.A.,la UNAM, la Universidad de Salamanca, el Instituto Cervantes y Telefónica de España

El éxito de la convocatoria para repudiar el convenio que le otorga valor universal al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española, propuesto por el Instituto Cervantes y un consorcio de universidades de España y Latinoamérica, demuestra que la movilización de la comunidad intelectual de la lengua castellana está lejos de haberse agotado. Esta semana, la número treinta y uno  desde que empezamos, actualizamos la lista de firmantes ya que,  diariamente siguen llegando adhesiones de todo el espectro de la lengua. Por lo tanto, seguirá abierta la recolección de firmas de todos aquéllos interesados en dejar sentado en este blog su repudio ante un pacto realizado de espaldas a la sociedad. 


Como ya se ha explicado, no sólo han firmado la nota que se reproduce a continuación escritores, traductores, correctores, editores, intelectuales en general (historiadores, sociólogos, antropólogos, arqueólogos y periodistas, además de directores teatrales y actores), sino también un gran número de profesores de Literatura Española e Hispanoamericana, lingüistas, filólogos y lexicógrafos, que desempeñan sus tareas en  universidades argentinas y extranjeras. Acaso ellos están mejor capacitados para entender el problema que los contadores, veterinarios y dentistas que votaron positivamente el acuerdo en una sesión del Consejo Superior de la UBA…  quince días posterior al anuncio oficial del Instituto Cervantes en el Congreso de la Lengua de Puerto Rico.

La solicitada y la lista estarán disponibles para quien desee consultaras y, eventualmente, sumarse. Para hacerlo sólo tiene que enviar un mail a clubdetraductoresliterarios@gmail.com


Solicitada

Los abajo firmantes, escritores, intelectuales, docentes, investigadores y artistas del universo de la lengua castellana, queremos manifestar nuestro absoluto repudio al Memorándum de Entendimiento, un conjunto breve de artículos, con el cual la UBA se integra al convenio firmado entre el Instituto Cervantes, la Universidad Nacional Autónoma de México y la Universidad de Salamanca, que pretende otorgarle al Servicio Internacional de Evaluación de la Lengua Española (SIELE) valor universal y hegemónico. Consideramos que se trata de  una grave intromisión en la independencia lingüística de Latinoamérica, así como de un perjuicio a los intereses políticos y comerciales de la región.


A
Martín Abadía, Cecilia Abdo-Ferez, Enrique O. Abeya-Gilardon, Eleonora Acosta, Mónica Acosta, Gabriela Adamo, Lucas Adur, Silvia Aguilera (Chile), Cecilia Aguirre (Brasil), Claudia Aguirre, Osvaldo Aguirre, Abel Ahumada, Laura Alcoba (Francia), Diego Alfaro Palma (Chile), Fernando Alfón, Javier Almeida, Mariano Altamirano, Matías Allende Contador (Chile), Adriana Amante, Susana Anaine, Jotaele Andrade, Maria Teresa Andruetto, Daniela Ansa, Angelika Antonio Rubin, María Amelia Arancet Ruda, Graciela Aráoz, Fernanda Aren, Teresa Arijón, Elvira Arnoux, Jaime Arrambide, Alessio F. Arredondo,  Adriana Astutti, Alejandra Atadía, Jorge Aulicino, Florencia Ávalos, Márgara N. Averbach,
B
Claudia Bacci, Cecilia Bajour, Miguel Balaguer, Alejandro Balazote, Lidia M. T. Rádis Baptista (Brasil), Florencia Baranger-Bedel, Magnolia Brasil Barbosa do Nascimento (Brasil), Pablo Bardauil, Julina Barembuem (Francia), Ian Barnett, Carolina Bartalini, Alcira Bas, Carlos Battilana, Matías Battiston, Gustavo Beade, Eric Beaumatin (Francia), Roberto Bein, Natalia Belenguer, Sonia Bello, Bárbara Belloc, Asher Benatar, Laura Benítez, Julia Benseñor, Daniela Bentancur, Diego Bentivegna, Gladys Berisso, Angel Berlanga, Emilio Bernini, Eduardo Berti, Concepción Bertone, Pablo Betesh, María de los Ángeles Bianchi, Ana Lia Biderman, Sonia Bierbrauer, Mónica Billoni, César Bisso, Sonia Blank, Andrea Bohrn, Elisa Boland, Karina Bonifatti, Piedad Bonnet (Colombia), Juan Bonilla (España), María Angélica Bonilla, Manuel Borrás (España), Claudia Borzi, Pablo Braun, Jorge Brega, Matías Bruera, Jorge Bustamante García (México/Colombia), 
C
Marcelo José Cabarcas Ortega (Colombia), Gabriela Cabezón Cámara, Rubén Faustino Cabrera, Susana Cabuchi, Javier Calvo, Silvia Camerotto, Silvana Campanini, Magdalena Cámpora, Marco Antonio Campos (México), Sibila Camps, Martín Caparrós, Anália Capdevila, María Ester Capurro, Pablo Caramelo, Marina Cardelli, Sandra Carli, Sandra Carrazzoni, Penélope Cartelet, Elizabeth Casals,Fabián Casas, Fernanda Castelano Rodrigues (Brasil), Alejandro Castro, Nora Catelli, Maite Celada (Brasil), Marcelino Cereijido (Argentina/México), Rocío Cerón (México), Valeria Cervero, Gabriela Cetinas, Sergio Chejfec, Matías Chiappe (Japón), Ricardo Chiesa, Micaela Chirif (Perú), Luis Chitarroni, Federico Ciamberlini, Ángela Ciocca, Susana Civitillo, Oliverio Coelho, Marcelo Cohen, Monona Cohen, Sara Cohen, Andrea Cofán, Javier Cófreces, Vanina Colagiovanni, Nicolás Coletto, María del Carmen Colombo, Gabriela Comte, Germán Conde, Oscar Conde, Carlos Roberto Conde Romero (México) Estela Consigli, Jorge Consiglio, Sandra Contreras, Lucila Cordone, Luciana Cordo Russo, Claudina Corel (Francia), Silvio Cornú, Juan David Correa (Colombia), Sylvia Costa, Beatrice Couteau, Flor Cresta, Américo Cristófalo, Claudio Crivelli, Marcela Croce, Adriana Cristina Crolla, Graciela Cros, Esther Cross, Anna Crowe (Escocia),
D
Julián D'Alessandro, Paola D’Angelo, Guillermo David, Jan de Jager (Argentina/Holanda), Santiago de Miguel, Pablo De Santis, Juan de Sola (España), Juan José Delaney, Claudia Del Blanco, Silvia Delfino, Laura Demaría (EE.UU.), Valentín Díaz, Mariana Di Cío (Francia), Ariel Dilon, María Teresa D'Meza (Cuba), Mariana Dimópulos, María di Stefano, Ignacio Di Tulio, Ángela Lucía Di Tullio, Leonora Djament, Jordi Doce (España), Nora Domínguez Rubio, Leandro Donoso, José Arlindo Dos Santos (Brasil), Elsa Drucaroff,
E
Víctor Ego Ducrot, Andrés Ehrenhaus, Laszlo Elderyi (Uruguay), Neide Elias (Brasil), Alejandra Elichabe, Verónica Engler, José María Espinasa (México), Carolina Esses, Juan José Estévez,
F
Geneviève Fabry (Bélgica), Sylvia Falchuk, Adrián Fanjul, Ángel Faretta, Cristina Farías, Adriana Fernández, Nancy Fernández, Zulema Fernández, Álvaro Fernández Bravo, Javier Fernández Miguez, Inés Fernández Moreno, Martina Fernández Polcuch, Gustavo Fernández Walker, Alex Ferrara, Santiago M. Ferro, Horacio Fiebelkorn, Tamara Figueroa, Judith Filc (Estados Unidos), Diego Fischerman, Graciela Foglia (Brasil), Laura Fólica, Jorge Fondebrider, Diego Forte, Larisa Fostinone Locoselli (Brasil), Ana Franco (México), Silvana Franzetti, Daniel Freidemberg, Silvina Friera, Leonardo Funes, Alejandra Furfaro,
G
Pablo Gaiano, Carlos Gamerro, Lélia Gándara, Flavia García (Canadá), Alicia García Bergúa (México), Inés García Botana, Antonia García Castro, Gabriela García Cedro, María Blanca García Gandolfo, Emilio García Wehbi, Marietta Gargatagli, Inés Garland, Florencia Garramuño, Teresa Garufi, Miguel Gaya, Jorge Geffner,  Francisco Gelman Constantin, Nicolás Gelormini, Alicia Genovese, Analía Gerbaudo, Mabel Giammatteo, Pablo Gianera, Federico Gianotti, Daniel Gigena, Sol Gil, Abel Gilbert, Paula Giménez Zapiola, Gabriel Giorgi, Mónica Girón, Andrea Giunta, Marisa Godoy, Myriam Leonor Godoy Arroyo, Graciela Goldchluk, Víctor Goldstein, Alejandro González, Betina González, Horacio González, Jonio González, Neide Maia González (Brasil), Rafael Goñi, Nathalie Greff-Santamaria, Inés Grimland, Ezequiel Grimson, Lucía Grodsinsky, Paula Grosman, Irene Gruss, Roberto Guareschi, Leila Guerriero, Richard Gwyn (Gales),
H
Fabián Haim, Claudia Hartfiel, Liliana Hayat, Liliana Heer, Dolores Hernández, Itziar Hernández (España), Patricia Hernández, Frida Herz, Alejandro Horowicz, Luis Francisco Houlin Dintrans, Claudia Hortas,
I
Ricardo Ibarlucía, Carla Imbrogno, Pablo Imen, Pablo Ingberg, José Insúa, Fabián Osvaldo Iriarte, Pola Iriarte (Chile), Jorge Isaías,
J
Carlos H. Jacobo, David Jacobson, Natalia Jakubecki, Alexandra Jamieson Barreiro, Ana María Jaramillo (Colombia/México), Darío Jaramillo Agudelo (Colombia), Noé Jitrik, Silvia Jurovietzky,Mario Jursich (Colombia),  
K
Tamara Kamenszain, Laura Kaplan, Alejandra Patricia Karamanian, Alejandro Kaufman, Edna Inés Kelly, Sergio Kiernan, Guillermo Korn, Alberto Kornblihtt, Laura Malena Kornfeld, Eduardo Kragelund, Paula Krajnc, Christian Kupchik,
L
Juan Manuel Lacalle, Nora Laffont, Mónica Lago, Patricia Lálage del Vall, María Lanese, Gabriela Lapalma, Alicia Laplace, Cecilia Lasa, Alejandra Laurencich, Daniela Lauria, Denise León, Mara Faye Lethem (Estados Unidos),  Mauro Libertella, Daniel Link, Jorge Locane (Alemania), María Rosa Lojo, María Pía López, Eugenio López Arriazu, Carlos López Beltrán (México), Pura López Colomé (México), María López García, Ana María Lorandi, Diego Lorenzo, Carolina Lozada (Venezuela), Gabriel Lozano, Marcela Lucero,
M
Bruna Macedo de Oliveira (Brasil), Ariel Magnus, Silvia Maldonado, Alejandro Manara, Adriana Carolina Manes, Laura Mangold, Héctor Manni, Elena Marengo, Lucas Margarit, Marilú Marini, Leticia Martí, Daniel Martínez, Uriel Martínez Venegas (México), Claudia Masín, Carlos Masotta, Cecilia Mata, Ana Silvia Mazía, Mirtha Paula Mazzocchi, Ana Mazzoni, Víctor Manuel Mendiola (México), Ricardo Mendoza Rademacher (Chile), Andrea Menegotto, Haydée Noemí Menna, Tununa Mercado, Mercedes Merino, Silvana Meta, Alejandra Mierez Revilla, Eduardo Milán (Uruguay), Gabriela Minsky, Ignacio Miret, Federico Mirré, Javier Mocarquer (Estados Unidos), Macarena Mohamad, Cristian Molina, Oscar Luis Molina Sierralta (Chile), Rodrigo Molina-Zavalía, Sylvia Molloy, Fabián Mónaco, Rafael Mondragón (México), Mario Montalbetti (Perú), Graciela Montaldo, Jorge Monteleone, René Montero Montano (México), Miguel Ángel Montezanti, Virginia Monti, Fabio Morábito (México), Miguel Ángel Morelli, Yolanda Morató (España), María Moreno, Juan Carlos Moreno Cabrera (España), Graciela Morgade, Julieta Mortati, José Luis Moure, Vicente Muleiro, Fabricio Müller, Debi Mundani, Hugo Murno,
N
Adelaide Navarret, Juana Nicolaou, Gustavo Nielsen, Michel Nieva, Daniela Nigro, Valentina Noblia, Alicia Noceti, Alejandro de Nuñez,
O
Julieta Obedman, Alejandra Obermeier, Elena Luján Odriozola,  Gladys Ojea, Ana Ojeda, Leonardo Oksman, Sebastián Olaso, Alejandro Olazabal, Mercedes Olcese, Lucrecia Orensanz (México), Diana M. Ortega, María Gabriela Ortiz, Pablo Ortiz (Estados Unidos), Alexandra Ortiz Wallner (Alemania), Elsa Osorio, Araceli Otamendi, Sonia Otamendi, Rafael Felipe Oteriño,
P
Melisa Palferro, Cecilia Palmeiro, Lucas Panaia, Tamara Padrón Abreu, Andrea Palet (Chile), Marcia Paraquett (Brasil), Aldo Parfeniuk, María Teresa Pascual, Sandra Pasquini, Hilda Paz, Joana Peaguda, Karina Pelech, Ingrid Pelicori, Diego Peller, Marina Inés Pepe, Graciela Périssé, Claudia Pérez, Cecilia Pérez de Micou, Paula Pérez Alonso, Romina Eva Pérez Escorihuela, Graciela Perosio, Lucas Petersen, Miguel Ángel Petrecca, Maria Pibernus, Gabriela Clara Pignataro, María Cristina Pinto, Claudia Piñeiro, Nancy Viviana Piñeiro, Dagmar Ploech (Alemania), Silvina Poch, Judith Podlubne, José Maria Poirier, Antonio José Ponte (Cuba/España), Ángela Pradelli, Graciela Progano, Marita Propato, Ana Pruis, Agnieszka Julia Ptak,  Mercedes Pujalte, María Lucía Puppo,
Q
 Juan Carlos Quintero-Herencia (Puerto Rico),
R
Alejandro Raiter, María Laura Ramos, Graciela Rapaport, Olga Regueira, María Cristina Renard, Fernando Rendón (Colombia), Jorge Revsin, Alicia Silvia Rey, Esteban Javier Rico, Cynthia Rimsky (Chile), María Florencia Rizzo, Armando Roa Vial (Chile), Daniela Rodríguez Gesualdi, Victoria Rodríguez Lacrouts, Blanca Alberta Rodríguez Vázquez (México), Alejandra Rogante, Waldo Rojas (Chile), Luis A. Rojas Herrera (Chile), Marta Rojzman, Mariana Romo Carmona (Estados Unidos), Gonzalo Roncedo, Hernán Ronsino, Mirta Rosenberg, Cecilia Rossi (Gran Bretaña/Argentina), Silvina Rotemberg, Fernando Rouaux, Gabriela Alina Roveda Peluffo, Cora Rozwadower-Grätzer (Francia), Julio Patricio Rovelli López, Mario Rucavado Rojas, Silvia Adriana Rucci, Natalia Ruhl, Facundo Ruiz, Pablo Martín Ruiz (Estados Unidos), Ricardo Ruiz, Andrea Russo, 
S
Guillermo Saavedra, Julia Sabena, Lori Saint-Martin (Canadá), Ina Salazar (Perú/Francia), Amalia Sato, Alejandro Schmidt, Scott Sadowsky (Chile), Julia Saltzmann, Elisa Salzmann, Daniel Samoilovich, Cristina Santoro, Beatriz Sarlo, Vivian Scheinsohn, María Jimena Schere, Gabriela Schon, Federico Schuster, Ana Sebastián, Francisco Segovia (México), Pablo Seijas (Argentina/Francia), Gabriel Seisdedos, Gabriel Senanes, Silvia Senz Bueno (España), Jessica Sequeira (Estados Unidos), Matías Serra Bradford, Marina Serrano, Pedro Serrano (México), Nora Sforza, Lorna Shaugnessy (Irlanda), Ana María Shua, Luciana Sierra, Alberto Silva Castro, Gastón Sironi, Paulo Slachevsky (Chile), Perla Sneh, Ricardo Soca, Ada Solari, Margarita Solli, Marcial Souto, Mikel Soto Nolasco(País Vasco), Rafael Spregelburd, Eduardo Stupía, Julieta Sueldo Boedo (Brasil), Jorgelina Sureda, Maristella Svampa, Mariano Sverdloff, Santiago Sylvester, Alberto Szpunberg, Mónica Szumurk,
T
Sergio Tanoni, Alejandro Tantanian, Carles Tàvec, María Tellechea, Federico E. Testoni, Diana Theocharidis, María Emilia Tijoux, Mario Tomé, Sandra Toro, Jorge Torres Zavaleta, Diego Trelles Paz (Perú), Silvina Trica-Flores (Estados Unidos), Roxana Trucco, Lilia Tubia,
U
Lidia Unger, Pablo Usabiaga, Teresa Usandivaras, Alejandra Uslenghi (Estados Unidos), Leandro Uteda,
V
Luisa Valenzuela, Gustavo Valle (Venezuela), Daniel Varacalli Costas, María Esther Vázquez,  Graciana Vázquez Villanueva, Diana Vega, Ana Vellegal, Luciana Velloso, Santiago Venturini, Carmen Verlichak, Pedro Ignacio Vicuña (Chile), Gabriela Villalba, Inés Villanueva, Claudio Villarreal, José Javier Villareal (México), Minerva Margarita Villareal (México), Silvia Villegas, Juan Villoro (México), Elena Vinelli  Marcela Visconti, Miguel Vitagliano, Carlos Vitale, Martín Vitton, Nadia C. Volonté,
W
Miguel Wald, David Wapner, Gerardo Wehinger, Astrid Wenzel, Guadalupe Wernicke, Tamara R. Williams (México / Estados Unidos),  Laura Wittner, Leandro Wolfson, Marcela Woods,
Y
Daniel Yagolkowsky, Débora Yánover, Jorge Hernán Yerro (Brasil), 
Z
Horacio Zabaljáuregui, Graciela Zanini, Paula G. Zarza, Enrique Zattara Hernández, Amelia Zerrillo, Pablo Zdrojewski, Katharina Zinsmeister, Verónica Zondek (Chile), Ana Zone, Paula Zucherelli,  Julia Zullo, Patricio Zunini. Gabriela Mariel Zunino.


Universidades e instituciones educativas a las que pertenecen los firmantes

Universidad Autónoma de Entre Ríos (Argentina)
Universidad Católica Argentina (Argentina)
Universidad de Belgrano (Argentina)
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Universidad de San Andrés (Argentina)
Universidad del Salvador (Argentina)
Universidad Nacional Arturo Jauretche (Argentina)
Universidad Nacional de Córdoba (Córdoba, Argentina)
Universidad Nacional de La Plata (La Plata, Argentina)
Universidad Nacional de Lanús (Argentina)
Universidad Nacional de Mar del Plata (Argentina)
Universidad Nacional de Rosario (Rosario, Argentina)
Universidad Nacional de San Luis (San Luis, Argentina)
Universidad Nacional de Tres de Febrero (Argentina)
ENSLV "Sofía E. Broquen de Spangenberg" (Argentina)
IES en Lenguas Vivas "Juan Ramón Fernández" (Argentina)
Instituto Cultural Argentino de Lenguas Vivas (Tucumán, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente 3 (San Martín de los Andes, Argentina)
Instituto Superior de Formación Docente y Técnica N°83  (Solano-Quilmes)
Instituto Superior de Profesorado n.° 8 "Alte. Guillermo Brown" (Santa Fe, Argentina)
Universidade Federal da Bahia (Brasil)
Universidade Federal da Integraçao Latino-Americana (Brasil) 
Universidade Federal Fluminense (Brasil)
Universidade Federal de São Paulo (Brasil)
Universidad Católica de Chile (Chile)
Universidad de Chile (Chile)
Universidad Jorge Tadeo Lozano, sede Caribe. Cartagena (Colombia)
Universidad Autónoma de Nuevo León (México)
UNAM (México)
Universidad de Montevideo (Uruguay)
Universidad de la República (Uruguay)
New York University (Estados Unidos)
Providence College (Estados Unidos)
UC Davis (Estados Unidos)
University of Maryland (Estados Unidos)
Tufts University (Estados Unidos)
Ministère de l'Immigration, de la Diversité et de l'Inclusion de Québec (Canadá)
Université du Québec á Montreal (Canadá)
Humboldt-Universität zu Berlin (Alemania)
Universidad Libre de Berlín (Alemania)
Universidad Autónoma de Madrid (España)
Universitat Pompeu Fabra (Barcelona / España)
Université de Caen-Normandie (Francia)
Université de Lille 3 (Francia)
Université Sorbonne Nouvelle Paris III (Francia)
Université Catholique de Louvain (Bélgica)
Tokyo University (Japón)

Adhesiones Institucionales

Centro PEN Argentina
Sociedad de Escritores y Escritoras de Argentina (SEA)
Fundación Victoria Ocampo
Programa de Estudios Latinoamericanos Contemporáneos y Comparados
Diccionario Latinoamericano de la Lengua Española(http://untref.edu.ar/diccionario/)
Archivos del Sur

viernes, 25 de noviembre de 2016

Otra que Black Mirror: todas las mesas del año



Ya se va acercando el cierre del año y por eso, el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires, por cortesía del Instituto Goethe, tiene el gusto de ofrecer la siguiente lista de youtube, donde, con independencia de que hayan sido publicadas en las respectivas entradas a lo largo de esta temporada, pueden verse todas las reuniones ocurridas en el año 2016:

https://www.youtube.com/watch?v=_SIgZM-JueA&list=PLFi2qnAbl48b4ZVCZGa4bgeYcB7HZqn7O



jueves, 24 de noviembre de 2016

Traductores en la Academia Argentina de Letras

El 30 de septiembre pasado, la Academia Argentina de Letras, en el marco de sus I Jornadas de Letras y Educación, organizó una mesa redonda en su auditorio para celebrar el Día del Traductor. Los participantes de esa mesa fueron José Luis Moure (Presidente de la AAL), Alejandro González (traductor del ruso y miembro de Interpres), Mohamed El-Mouradi (traductor del árabe) y Jorge Fondebrider (traductor del inglés y del francés, y director del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires). 

Quienes deseen acceder a lo que pasó en esa ocasión puede verlo aquí:
https://www.youtube.com/watch?v=YR95mgfDjwg





miércoles, 23 de noviembre de 2016

Sobre una declaración en el Facebook de Anagrama

La Editorial Anagrama tiene un Facebook. En él, sin firma, el 19 de mayo pasado, se subió la siguiente declaración que lleva por título “Sobre las traducciones de Anagrama”. Dice así:  

Hemos leído con detenimiento vuestros comentarios acerca de algunas de nuestras traducciones, y aunque los hemos ido respondiendo de forma individual, nos gustaría daros una respuesta general.

Las traducciones de Anagrama han sido reconocidas internacionalmente por su fidelidad al original. No sólo trabajamos con excelentes traductores, sino que adicionalmente hacemos política de autor. Es decir: el traductor de Baricco es la misma persona que lo ha traducido durante 20 años, y esto mismo ocurre con otros muchos autores de nuestro catálogo.

La realidad es que las traducciones se encargan principalmente a traductores españoles, puesto que ninguna editorial puede permitirse encargar una traducción local para cada uno de los países en los que se distribuyen sus publicaciones. En este sentido, es cierto que hay libros en particular en los que se hace evidente un argot más marcado que en otros, por ejemplo, en novelas cuyo original está escrito haciendo uso de jerga, como en Trainspotting y otras novelas de Irvine Welsh. En el caso de este tipo de novelas, es evidente que desde Anagrama optamos por un argot para tratar de dar a la traducción la mayor similitud respecto al original. Sin embargo, en los ensayos o en las novelas más clásicas, por llamarlas de alguna manera, esto apenas sucede.

Desde Anagrama defendemos la riqueza del español como lengua universal que compartimos tanto en España como en Latinoamérica y estamos orgullosos de poder entendernos desde nuestra diversidad. Por ello, no vemos el problema a la hora de leer una traducción que no utilice exactamente el mismo léxico que empleamos habitualmente. A este respecto, nuestro editor, Jorge Herralde, ha manifestado en alguna ocasión:

«Durante toda mi adolescencia y mi primera juventud me nutrí fundamentalmente en el ámbito de las traducciones, a causa de la censura española, de libros argentinos de Sudamericana, Emecé y Losada. Estaban llenos de palabras muy argentinas, pero sobreviví de forma muy placentera y rápidamente buscaba los equivalentes. No me sentí en absoluto escandalizado, devoré centenares de libros y estuve absolutamente agradecido a las editoriales argentinas».

Es para nosotros un verdadero placer contar con tantos lectores entusiastas de nuestro catálogo y agradecemos que utilicen las redes para hacernos llegar sus comentarios y críticas, a los que intentamos dar respuesta y mejorar en todo cuanto está en nuestras manos.

Hasta aquí, entonces, lo que dice la Editorial Anagrama, sin firma, claro.

Ahora bien, “las traducciones de Anagrama han sido reconocidas internacionalmente por su fidelidad al original”. ¿Quién lo dice? ¿A partir de qué? ¿En qué consistió el reconocimiento internacional? ¿En qué algunos autores sólo pueden leerse en castellano en versiones de Anagrama porque la editorial compró los derechos para toda la lengua, sin dejar espacio para que haya otras traducciones fuera de España? Para más datos, ya fue vista, y discutida largamente, la inexactitud de esa afirmación. De hecho, Mori Ponsowy analizó esas traducciones y llegó a conclusiones opuestas a las del autor anónimo de la nota de Facebook (ver la entrada del 13 de junio de 2012, en este mismo blog). Y ya Jesús Zulaika, uno de los traductores cuestionados en ese momento, se disculpó por los errores de estilo que había introducido en sus traducciones de Raymond Carver publicadas por Anagrama (ver la entrada del 23 de agosto de 2012, en este mismo blog). Pero los casos podrían ser muchos más, como, de hecho, lo denuncian en la misma página de Facebook de Anagrama muchas de los 155 personas que comentaron esa nota que, de hecho, no habría tenido por qué ser escrita si no fuera que muchísima gente se queja progresivamente de lo malas que son muchas de las traducciones de Anagrama.

Luego, el hecho de que Anagrama haga “política de autor”, dándole a un mismo traductor libro tras libro de un mismo novelista no asegura que libro tras libro ese mismo traductor no cometa los mismos errores (volvemos acá al caso de Zulaika ya tratado).

Lo de encargar traducciones exclusivamente a traductores españoles es un derecho inalienable de la editorial. Lo de hacer que esas traducciones suenen a barrio madrileño, en cambio, es un problema. Y no se trata acá de cuestiones exclusivas de argot. Luego, cuando existen tantas editoriales españolas que encargan traducciones a buenos traductores de todo el mundo hispánico, no se entiende claramente por qué Anagrama, que vende libros en toda Latinoamérica, privilegia exclusivamente a los españoles. Y eso nos lleva a no entender para qué se compran derechos para toda la lengua, cuando se terminan imponiendo traducciones que responden a una única variante que ni siquiera es mayoritaria en el mundo del castellano.

Finalmente, el señor Herralde no es la medida de todas las cosas. Que el no haya tenido problemas en leer traducciones argentinas durante la dictadura franquista, no implica automáticamente que los lectores de todo el mundo de la lengua castellana no vayan a tener problemas con las elecciones del señor Herralde. De hecho, ¿qué pasaría con el señor Herralde si los lectores latinoamericanos dejáramos de comprar sus libros por sus traducciones extremadamente castizas? ¿Seguiría pensando lo mismo? Cuestión de probar.


Jorge Fondebrider


Quien desee ver los comentarios a la nota de Facebook puede hacerlo acá:

https://www.facebook.com/notes/editorial-anagrama/sobre-las-traducciones-de-anagrama/1079561965416033/ 

martes, 22 de noviembre de 2016

Pizarnik: de las páginas de legales a la tapa

Esto que sigue lo escribió Guillermo Piro en su columna semanal del diario Perfil, el 13 de noviembre pasado.

De una Pizarnik a otra

En un solo desplazamiento pueden caber muchas conjeturas. Me refiero a cualquier tipo de desplazamiento: a un mueble que durante años estaba emplazado en un rincón y de pronto decidimos moverlo al centro del cuarto; a una mudanza, por supuesto; y ni hablar de tres mudanzas, que son igual a un incendio. La editorial Mardulce acaba de reeditar La vida tranquila, de Marguerite Duras, en la traducción de Alejandra Pizarnik de 1972 (el mismo año de su muerte). El libro de Duras había sido editado entonces por el Centro Editor de América Latina, en la colección Narradores de Hoy que dirigía Luis Gregorich. Luis Gregorich es uno de los hombres más memoriosos que conozco, de modo que lo llamé por teléfono para preguntarle detalles de aquella traducción, a saber: ¿quién había propuesto traducir ese libro? ¿La propia Alejandra Pizarnik? ¿En cuánto tiempo lo tradujo?, etc. El hombre más memorioso que conozco no recordaba nada. Y no porque hubiera perdido la memoria (sigue intacta) sino porque en 1975 Marguerite Duras no era la autora tan célebre que es ahora, y Alejandra Pizarnik tampoco. O al menos su celebridad no llegaba al punto de que la editorial se vanagloriase del nombre del traductor en la tapa, o en la contratapa. Nada. Ni siquiera recordaba haber publicado aquel libro. Me creyó porque le dije que tenía el ejemplar en la mano, pero si no hubiera sido por eso creo que habría pensado que yo estaba equivocado.

Hablé también con Damián Tabarovsky, el editor de Mardulce: él también, oportunamente, hizo sus averiguaciones, pero no llegó más lejos que yo.

Lo que me había llamado la atención y había motivado las llamadas fue justamente el desplazamiento del nombre de Alejandra Pizarnik, desde la página de legales, en una tipografía ínfima en la edición de 1975, a la tapa, y en una tipografía del mismo tamaño que la de la autora, en la edición de Mardulce de 2016. Cuarenta y un años no es poco tiempo, pero ese desplazamiento y ese engordamiento no pueden pasar desapercibidos. No es el momento de contar quién fue Alejandra Pizarnik (la primera vez que oí hablar de ella fue en 1979 de boca de Yaki Setton, a quien desde acá le mando un saludo). Mucho menos es el momento de contar quién fue Marguerite Duras. No es el momento, sobre todo, porque la cosa carece de importancia.

Todo esto viene a cuento del proyecto de ley de traducción autoral, presentado por un frente de traductores argentinos a la Honorable Cámara de Diputados esgrimiendo razones más que justas. Pero en un punto promueve que el nombre del traductor aparezca en la tapa, en la portadilla y en los créditos de los libros, lo cual, además de parecerme una exageración, me resulta injusto para quienes, como en el caso de la poeta Alejandra Pizarnik, se ganaron un lugar en la tapa a fuerza de escribir una obra y de haberse matado ingiriendo cincuenta pastillas de Seconal. Ese debería ser el requisito para que un traductor aparezca en la tapa de un libro. Es lo justo.

lunes, 21 de noviembre de 2016

"Donde la maquinaria política se toca con el orden lingüístico"



El escritor, traductor e investigador argentino Diego Bentivegna publicó la siguiente reseña en la revsita Otra parte, en su versión virtual, correspondiente a la semana pasada. En ella se ocupa de Historia política del español, un volumen colectivo coordinado por José Valle, que acaba de publicar la editorial Aluvión, de Madrid.





Una diversidad a regañadientes.
Sobre “Historia política del español. 
La creación de una lengua”

Hace unos meses, la Universidad de Buenos Aires suscribió un acuerdo con el Instituto Cervantes para la promoción conjunta de un certificado internacional de conocimiento del español. La firma del convenio, que involucra también a la Universidad Nacional Autónoma de México y a la de Salamanca, disparó una serie de respuestas críticas, muchas veces airadas, por parte de diferentes enunciadores colectivos que entendieron que era necesario hacer escuchar sus voces en el asunto, como los profesores de español como lengua extranjera que enseñan en la Facultad de Filosofía y Letras o los traductores nucleados en el Club de Traductores de Buenos Aires. Más cerca en el tiempo, a mediados de octubre, el escritor español Arturo Pérez-Reverte volvió a pedir, con argumentos regresivos de una tosquedad llamativa, la intervención de la Real Academia ―de la que es miembro― en los debates en torno al sexismo lingüístico y a las políticas de acción sobre esa cuestión de diferentes actores sociales y políticos de la península. El llamado al orden por el que clamaba el autor de la difundida saga del capitán Alatriste provocó la respuesta indignada de Francisco Rico, uno de los más conocidos expertos en la literatura hispánica del Siglo de Oro y cervantista reputado.

En ambos sucesos hay algo de ya escuchado. Son disputas que hacen visible la dimensión histórica de los debates en torno a la lengua. En ellas reemergen y se resignifican discursos sobre las lenguas que, de una manera u otra, atraviesan los archivos del mundo hispánico, de Nebrija a Borges, de Andrés Bello a García Márquez. Son esas zonas del archivo las que recorren los artículos reunidos en la Historia política del español, el volumen publicado originalmente en 2013 en inglés por la Universidad de Cambridge y editado ahora en castellano por la editorial Aluvión, de Madrid. Organizado por José del Valle, profesor de español en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, el libro se presenta como el primer paso de un proyecto histórico más amplio que cuenta con una plataforma digital especialmente diseñada para alojar colaboraciones e intervenciones de autores y de lectores.
En la Historia política del español participan especialistas de diferente formación que piensan el problema político de las lenguas desde América Latina, desde España y desde las universidades norteamericanas. El proyecto funciona en este sentido como una intervención crítica transversal de conjunto, equiparable a los volúmenes colectivos que suelen presentarse como resultado de los congresos organizados por las academias de la lengua de los que es la contracara. Lo hace, además, como una operación sustancial en la conformación de un espacio de pensamiento que, mucho más que una disciplina y mucho más, incluso, que una línea teórica, se concibe a sí mismo como un campo complejo de estudios. Se trata del campo de la glotopolítica, que comenzó a ser proyectado en América Latina en los años ochenta desde la Universidad de Buenos Aires por Elvira Arnoux, quien colabora en este volumen con un estudio sobre las gramáticas escolares en el Río de la Plata en el siglo XIX.

De la lectura de los estudios reunidos en el volumen coordinado por Del Valle se desprende que los límites de ese lugar glotopolítico desde el que se piensa la historia de la lengua no son, por cierto, los de un espacio geográfico concreto. Su frontera no es el Río Bravo, su confín no son los Pirineos ni es Tierra del Fuego, su espacio no espeja el de continente alguno. Se concibe, en cambio, como un lugar desde el que se despliega una historia alternativa a la narrativa evolucionista y en última instancia imperial asociada con el hispanismo y con sus derivas actuales en la política lingüística oficial asumida por la Real Academia, la Asociación de Academias de la Lengua y el Instituto Cervantes y sustentada por empresas poderosas del ámbito de las comunicaciones, como Telefónica de España y el grupo Prisa. Frente al logos panhispanista encarnado en esas instituciones, frente a una teleología que desemboca en un neoimperialismo de la lengua que hoy hace de la “unidad en la diversidad” una de sus principales divisas, la Historia política del español presenta una genealogía, una confluencia de narrativas alternativas.

El volumen no es en este punto el desarrollo de un relato orgánico. Es más bien la exploración discontinua de diferentes momentos históricos en los que se produce el quiebre, la ruptura y la redefinición en términos explícitos de la lengua como objeto conflictivo, como espacio ideológico de disputas. La decisión de iniciar la serie con el artículo de Roger Wright sobre el comienzo de una reflexión política en torno al español a partir del surgimiento de una valoración explícita de la variedad romance es, a todas luces, sintomática. La historia política comienza, vista desde allí, cuando surge la conciencia de la existencia de una forma propia, que se va entramando a partir de entonces con la historia política de la península ibérica primero y de su expansión mundial en América, más tarde.

A lo largo del libro se recorren algunos puntos sustanciales de la historia de la lengua en los que lo político aflora de manera explícita, como el momento de surgimiento de las primeras gramáticas sistemáticas, como la de Nebrija, la expansión del castellano en el ámbito americano durante la conquista, la fundación de la Real Academia, la asunción de la norma académica como norma de Estado en España, los debates sobre la lengua y la emancipación en el sistema escolar argentino, la fundación del Instituto de Filología de Buenos Aires, las fronteras entre el castellano americano y el portugués brasileño, el lugar de la red de academias de América Latina y su relación con la RAE, la posición del catalán, el gallego y el vasco en los años de la República española, la situación de la lengua en Estados Unidos, etcétera.

Como conjunto, los estudios reunidos en  Historia política del español conforman un análisis descentrado que enfoca y que desmonta las articulaciones históricas que se producen en la zona donde la maquinaria política se toca con el orden lingüístico, entre el espacio de la lengua, el del poder soberano y el despliegue de un dispositivo económico o administrativo. Se trata, en consecuencia, de una intervención crítica definitivamente política, que obliga a repensar aquello que se da como una verdad de suyo: el carácter naturalizado y acrítico del metarrelato de la unidad y de una diversidad tolerada en el que, en teoría, se resume la historia de la lengua española.