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jueves, 4 de octubre de 2018

¿El dinero para Cultura? No está, se fue,


Tal vez los lectores recuerden cuando el caradura del ex ministro de cultura Pablo Avelluto dijo que el pasaje de Ministerio a Secretaría no alteraba nada.  O eran las declaraciones de un mentiroso serial o las de un inepto –aunque no estaría mal considerar las dos posibilidades–, porque, con una crisis como la que el actual gobierno está sumergiendo a la Argentina, resultaba imposible creer esas declaraciones cosméticas. En los últimos días, los principales diarios nacionales señalan la disminución del presupuesto para 2019. Reproducimos a continuación la nota firmada por Patricia Kolesnicov en el diario Clarín del 1 de octubre pasado.

Fuerte baja en el presupuesto nacional
de Cultura para 2019

Ajuste será la palabra de 2019. Y la Cultura lo sentirá con ganas. 

Aunque se pretendió minimizar el impacto que tendría el descenso del ministerio a secretaría, a la hora de los números –la única verdad es el presupuesto– el achique es explícito. La Secretaría de Cultura tendrá en 2019 4.923.722.299, casi cinco mil millones de pesos. En 2018 fueron 4.480.607.310. Un poco más que es un poco menos, claro: las estimaciones más o menos optimistas calculan que la inflación de 2018 rondará el 40 por ciento.

En los pasillos de la Secretaría admiten que habrá que hacer recortes. Y aseguran que no se tocarán los gasto en personal, Teatro Cervantes, Fondo Nacional de las Artes, Biblioteca Nacional, subsidios ni becas. Por lo menos no más de lo que se ha reducido hasta ahora: no hace falta ser muy memorioso para recordar que el ex director de la Biblioteca decía en abril de este año que no tenía “ni para café”. En los próximos días el secretario Pablo Avelluto deberá proponer por donde pasa la tijera.

En estos días, en la línea del ajuste, se decidió cobrarles entrada al Museo Nacional de Bellas Artes a los turistas. Y que los argentinos pagaran para ver la muestra temporaria del inglés William Turner. En este contexto, trabajadores de la Secretaría, hicieron “performances” vestidos de negro, con la consigna “La cultura está de luto”, como la que habían hecho para repudiar la degradación del Ministerio a Secretaría.

viernes, 7 de septiembre de 2018

El ex ministro Avelluto comparó a Macri con Tom y a Peña con Jerry. ¿Macri gato y Peña ratón?


Dada la época extremadamente polarizada en que vivimos, resulta indispensable recordar en esta columna que, en sus diez años de existencia y con independencia de cuál haya sido el color partidario del gobierno, este blog ha dado cuenta de todo aquello que, según nuestro modesto punto de vista, ha sido bien hecho en materia de cultura y políticas culturales, y de todo aquello que no. Si los lectores recorren cuidadosamente las distintas entradas, podrán comprobar que quien lo administra, así como la inmensa mayoría de los colaboradores no han asumido una postura a favor de tal o cual partido político. Dicho de otro modo, poco importa si se ha tratado de los gobiernos del matrimonio Kirchner o de Macri, siempre hemos destacado lo que nos pareció bien y también aquello con lo que no concordamos. Así, resultaría por lo menos mendaz imaginar que el número de entradas referidas a la gestión de Pablo Avelluto, el ex ministro de cultura de esta gestión, ahora degradado a secretario puede situarse fuera de la órbita de otras críticas que en su momento hemos hecho a otros funcionarios culturales de los diversos gobiernos de la década.

Con letras catástrofes, el diario Clarín del 4 de septiembre pasado, publicó una nota, cuyo título reza: “Pablo Avelluto comparó a Macri y Peña con Tom & Jerry y tuvo que salir a aclararlo”. De acuerdo con la nota sin firma, “El ahora secretario de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto, estableció una comparación poco feliz respecto a la fuerte relación que existe entre el Presidente y su jefe de Gabinete, muy cuestionado en medio de la crisis: ‘Pensar a Macri sin Peña es como pensar a Tom sin Jerry’, afirmó el funcionario en una entrevista en La Nación, sin tener en cuenta que en su analogía entre el mandatario y la célebre caricatura de Hanna & Barbera se estaba refiriendo a Macri como el ‘gato’ y a Peña como el ‘ratón’ ”.  

Es posible que, a la luz de sus políticas de gobierno, esto habría podido leerse como una nueva frivolidad de parte del ex ministro, el mismo que presentó como un triunfo el enorme gasto realizado por el Estado en la Feria Internacional del Libro de Bogotá para satisfacer su poca imaginación, para mencionar apenas uno de los papelones de los que ya nos hemos ocupado. Sin embargo, continúa Clarín, “el funcionario salió a aclarar sus dichos: ‘Tal vez tendría que haber hablado de Batman y Robin, o de Simon & Garfunkel. Tenemos duplas inolvidables como Bochini y Bertoni’, afirmó entre risas durante un reportaje con FM Radio Con Vos”.

Qué mucha gente que no simpatiza con Macri le diga “Macri gato” ya es algo que Avelluto debería haber tenido en cuenta. Del mismo modo, habría resultado prudente no tildar al cuestionado Peña de ratón. Ahora bien, considerando el tipo de relación que se les atribuye a Batman y a Robin, ¿la comparación habría sido más afortunada? Y en el caso de Simon y Garfunkel, es sabido que el compositor, arreglador e ideólogo del grupo siempre fue Paul Simon, reservándole a Arthur Garfunkel el exclusivo papel de cantante, pero no en todas las ocasiones, de primera voz.

Está claro que todo esto es bastante ridículo, pero aparentemente este es el único tipo de imaginario que Avelluto logra desplegar. Luego, como otros funcionarios de gobierno, diluyó su torpeza en la idea del “equipo”, como si las cagadas que se manda uno fueran a ser las de todos. A esta altura, uno bien podría preguntarse cómo le habrá caído al "equipo" lo de Tom y Jerry, Batman y Robin y Simon & Garfunkel.

Pero hay algo más. Avelluto dijo en la misma entrevista que el presidente y el jefe de gabinete “"Son dos partes de lo mismo y es muy difícil saber dónde termina Macri y donde empieza Marcos”. Él debería saber a esta altura de su moderada carrera política, que nunca el jefe de gabinete puede estar a la misma altura que el presidente, porque, llegado el caso, el jefe de gabinete bien puede ser el fusible que salte para que el presidente siga gobernando. Pensarlo de otra manera, llevaría a suponer que Avelluto no sólo tiene más afinidad con el jefe de gabinete –quien, como muchos creen, es el que lo sostiene en el puesto– que con el que realmente manda, que, por otra parte, no lee. ¿Será así? 

miércoles, 4 de julio de 2018

Nuevamente Avelluto desmiente lo que es vox populi y hace quedar bien al gobierno de Macri

Fotos de Martín Rosenzveig
La noticia es del día de ayer. Se publicó en los diarios Clarín (con firma de Verónica Abdala), Perfil (sin firma) y Página 12 (también sin firma). Y también en el sitio de cultura de InfoBAE (con firma de Hinde Pomeraniec). Las cuatro coberturas, en ese orden, pueden leerse a continuación.

Horas después de conocida la información, hubo una conferencia de prensa en la que Alberto Manguel hizo pública su renuncia y aseguró que Pablo Avelutto, por ahora Ministro de Cultura, le prometió que no habría despidos en la Biblioteca Nacional. Su excusa fue que el médico le había recomendado un plan de recuperación por un cáncer que aparentemente habría tenido hace cinco o seis años. Interinamente, lo sucede Elsa Barber, actual vicedirectora de la casa. 

Ahora bien, dada la costumbre de desmentir lo que después se revela como cierto, puede que Avelluto (en la foto, el más gordo de los dos) sea o un mentiroso serial, o  carezca de escrúpulos, o  simplemente sea un inepto. 



I

Alberto Manguel renuncia 

a la Biblioteca Nacional


El rumor que desde hace días recorría los pasillos de la Biblioteca Nacional y puso en alerta al personal por fin se confirmó: Alberto Manguel renunció a la dirección del emblemático organismo, cargo que ocupaba desde 2016.

Si bien Pablo Avelluto, ministro de Cultura de la Nación, le había negado rotundamente el lunes ese rumor a Clarín, Manguel presentó su renuncia el martes por la mañana, aduciendo "motivos personales". En este sentido, fuentes cercanas al director hablaban de una enfermedad.

El anuncio se oficializará por la tarde, con detalles sobre la situación de la Biblioteca y sobre el nuevo director. Este lunes se hablaba de que la candidata sería la actual vicedirectora, la bibliotecaria Elsa Barber. Fuentes cercanas a Biblioteca señalaban que existiría la intención de concursar el cargo a futuro, pero todavía no está la venia del presidente Mauricio Macri.

Según pudo saber este diario, la razón de la salida podría estar relacionada con una supuesta nueva ola de despidos en la Biblioteca que, de concretarse, sumaría malestar a una situación interna ya de por sí delicada. Desde la asunción de Manguel, entre 50 y 60 personas con contratos temporarios, semipermanentes o "de obra" fueron “desafectadas” de sus respectivos puestos de trabajo o renunciaron porque variaron las condiciones de trabajo –el grueso de trabajadores de la Biblioteca no es parte de la planta permanente-. Y de haber una nueva escalada de despidos, en el marco del ajuste que el gobierno asume, explican que Manguel querría “despegarse”. Fuentes oficiales negaron también que vaya a haber despidos.

Solo en 2018 se habrían contabilizado unos quince despidos en la Biblioteca: se trató de personas que no cumplían con los estrictos controles biométricos implementados en distintos organismos y ministerios nacionales: los empleados deben cumplir con una cantidad de horas, que en algunos casos se incrementó, y cuyo registro queda asentado mediante molinetes emplazados en las puertas de estas dependencias, entre ellas la Biblioteca-. De este último grupo de empleados, dos fueron reincorporados por vía judicial.

Para las organizaciones gremiales, el presente de la Biblioteca es preocupante: temen que, en este caso, los trabajadores afectados puedan llegar a medirse en decenas, después de que el 1° de agosto prescriba un acuerdo entre la Unión del Personal Civil de la Nación (UPCN) y el Gobierno, destinado a frenar los despidos de personal durante junio y julio. Según estimaciones de los delegados, de los alrededor de 900 empleados que trabajan hoy en la Biblioteca, unos 250 estarían en riesgo si se aplicara la lógica de la “Dotación óptima de personal” que Modernización está calculando para distintos ministerios y organismos descentralizados desde finales del 2016. Cuando asumió Mauricio Macri, la dotación de la Biblioteca alcanzaba las 1048 personas.

Lo que no es materia de debate es la manifiesta incomodidad de Manguel en los últimos meses; en parte por las encendidas internas que enfrentan a la gestión con el personal; en parte por el ajuste presupuestario al que él mismo se ve sometido: no es casual que durante la Feria del Libro de Buenos Aires –el 6 de junio pasado- haya dicho públicamente que “en la Biblioteca Nacional no tenemos un mango ni para comprar café”. El comentario fue en respuesta a una pregunta sobre la adquisición de la biblioteca personal de Bioy Casares; él aclaró que no había sido comprada sino aceptada en donación, pues no tenían un peso para hacer compras. También se quejó de las trabas burocráticas que enfrenta con frecuencia.

Se dijo también que la subdirectora de la Biblioteca, Elsa Barber, que ya ejerció la dirección de la misma, podría ocupar el cargo durante la transición, de querer irse Manguel. Aunque hay versiones que en cambio sostienen que, de ocurrir eso, ella también se iría.

Discreto y con un perfil muy bajo, el autor de Una historia natural de la curiosidad llegó hace exactos dos años a la Biblioteca dispuesto a modernizarla, digitalizar los archivos y mantener una relación más fluída con los referentes editoriales y literarios a nivel internacional. Que durante su gestión el premio Formentor se haya entregado por primera vez en Buenos Aires o que la Biblioteca haya recibido a figuras de renombre internacional, como la escritora -su amiga personal- Margaret Atwood o Elisabeth Roudinesco prueba esa intención. Y podría pensarse que, difícilmente, en lo que le queda de gestión pueda superar esos logros, si el presupuesto no aumenta o se reduce aún más la planta de personal. Habrá que ver qué decide hacer y qué razones pesan más a la hora de definir su continuidad.


II
Renunció Alberto Manguel,
director de la Biblioteca Nacional

El director de la Biblioteca Nacional, Alberto Manguel, renunció a su cargo por motivos de salud, luego de dos años de gestión al frente de la entidad pública. El editor y escritor de varios libros había sido designado en ese puesto por el presidente Mauricio Macri en junio del 2016 en reemplazo de Elsa Barber. Manguel había presentado su dimisión el pasado lunes ante las autoridades del Ministerio de Cultura, que dirige Pablo Avelluto, y trascendió habría decidido dar un paso al costado "por motivos de salud", según consignó la agencia Noticias Argentinas.  El ahora exdirector de la Biblioteca Nacional tiene 70 años y nació en Buenos Aires, aunque pasó su infancia en Israel, ya que su padre era embajador argentino en ese país.


III
Mangel se  va de la Biblioteca Nacional

El director de la Biblioteca Nacional, Alberto Manguel, renunció a su cargo luego de dos años de gestión al frente de la entidad pública. El anuncio sería oficializado durante la tarde, cuando además se darían a conocer detalles sobre la situación del organismo y quién lo reemplazará en el cargo.

El editor y escritor había sido designado en ese puesto por el presidente Mauricio Macri en junio del 2016 en reemplazo de Elsa Barber.

La decisión de dejar la dirección de la Biblioteca Nacional habría estado motivada por diferencias entre el escritor y el ministro de Cultura Pablo Avelluto en torno al presupuesto. De hecho, Manguel había declarado de manera pública que no estaba de acuerdo con el ajuste que se lleva adelante en la entidad. "No tenemos ni un mango para comprar un grano de café", había dicho hace pocos meses. Otras versiones adjudican su salida a cuestiones relacionadas con su salud.

Manguel había presentado su dimisión ayer ante las autoridades del Ministerio de Cultura.


IV
Por primera vez en su historia,
una mujer dirigirá la Biblioteca Nacional

Elsa Barber y los otros dos
Luego de horas de rumores de diferentes intensidades, se confirmó la salida del actual director de la Biblioteca Nacional, Alberto Manguel. Será a partir de agosto y las razones esgrimidas oficialmente tienen que ver con su salud. El anuncio se hizo durante una conferencia de prensa convocada de manera sorpresiva en la que tomaron la palabra el propio Manguel, el ministro de Cultura Pablo Avelluto y también Elsa Barber, quien hasta ahora es la vicedirectora de la Biblioteca y que, cuando se concrete la salida de Manguel pasará a ser su directora de manera definitiva, con lo que se convertirá en la primera mujer titular del organismo en toda su historia.

El encuentro se llevó a cabo en el despacho de Barber, quien trabaja en la Biblioteca desde el año 2007. Comenzó hablando Avelluto, quien contó que durante el verano Manguel le hizo conocer datos sobre su estado de salud: "El cuerpo le pedía que parara", dijo Avelluto ante los periodistas. Manguel tomó la palabra y explicó que tuvo un cáncer unos 5 o 6 años atrás y que su médico, que vive en Estados Unidos, le dijo que debía trabajar menos y, sobre todo, cargar con menos estrés. En ese momento, aseguraron, Avelluto le pidió que continuara y eso ocurrió; sin embargo, en estos días, el escritor decidió que había llegado la hora de dejar el edificio de la calle Agüero. Fue entonces que señaló con mucho aprecio que nada de lo que hizo hasta ahora en la Biblioteca podría haberlo hecho sin Barber, quien es además bibliotecóloga, por lo que será la primera mujer y la primera bibliotecóloga a cargo de la dirección.

"No hubiera podido hacer nada sin Elsa", dijo Manguel. "Ella sostuvo la parte técnica porque yo no sé nada de técnica ni de tecnología ni de bibliotecología. Sin ella y sin el magnífico equipo de trabajadores, por lo que me siento un poco menos culpable sabiendo que esta gente se queda aquí. Mi única función fue administrar el trabajo de los trabajadores de la Biblioteca. Muchos en el mundo nos envidian este personal". Manguel buscó todo el tiempo desestimar los "rumores más secretos" que trascendieron en la prensa, según los cuales su estado de salud sería solo una de las razones de su partida ya que habría habido desinteligencias entre el director de la biblioteca y el ministro Avelluto y, sobre todo, algunas versiones señalaban que Manguel no quería estar al frente de la BN si llega –como se teme– una ola de despidos el área. "Mi decisión ha sido exclusivamente médica", aseguró en varios momentos.

"Tanto en el ministerio como en el Gobierno estamos muy contentos con Alberto Manguel y su equipo. Además de los logros de estos dos años, nos hemos hecho grandes amigos", dijo Avelluto, quien para hacer frente a las versiones que señalan que el ajuste ya llegó a su área aseguró que el presupuesto de la Biblioteca, que es de 650 millones de pesos, fue ejecutado a la fecha en un 44 o 50%, algo normal para esta época". Manguel asentía a su lado, aunque no pudo evitar un reproche: "Nuestro presupuesto es 1/3 del presupuesto de la Biblioteca del Congreso", le dijo. Avelluto dijo que Manguel seguirá vinculado "a este proyecto como asesor ad honorem".

"La experiencia en la Biblioteca Nacional fue la más extraordinaria de mi vida. Me pasé la vida escribiendo recetas y por primera vez entré a la cocina", dijo en forma de metáfora el autor de tantos libros sobre historia de la lectura. Durante la reunión de menos de una hora con la prensa, Manguel mencionó al menos tres veces que el ministro Avelluto ("a quien le creo") le dio su palabra de que no habrá cambios abruptos. "Hay un clima de incertidumbre e inquietud, porque fuimos un país incierto desde la fundación. Pero mi amigo Pablo me prometió que no se va a despedir gente ni se van a desmontar estructuras. Los 3 mil eventos del año pasado se van a multiplicar", dijo. "Para mí ha sido un regalo trabajar estos dos años con Manguel, y también con Avelluto", dijo por su parte muy emocionada Barber, una persona de reconocida solvencia técnica, quien estuvo a cargo de la Biblioteca en el inicio del gobierno de Mauricio Macri, durante los meses de 2016 en los que se estuvo esperando la llegada de Manguel y durante los cuales se produjeron unos 240 despidos.

"Todo esto –se refiere a la salida de Manguel– me produjo un shock", siguió Barber, "y ese mismo shock tiene el personal de la biblioteca". La funcionaria señaló que durante el tiempo de trabajo conjunto consiguieron trabajar en equipo en un clima muy cordial, como no lo había podido hacer durante la gestión anterior: "Estamos en una etapa muy linda acá en la Biblioteca". Ahí intentó insertar lo que se vive en la Biblioteca con el clima general de Argentina. "Y conociendo este lugar desde hace once años y teniendo en cuenta la situación general que se vive en el país, no quisiera volver a esa situación de permanente…". Barber no pudo concluir su idea ya que Manguel volvió a tomar la palabra y aseguró una vez más que su decisión era pura y exclusivamente motivada por su salud y porque su familia le reclamaba que dejara la Biblioteca.

Luego de las reiterardas menciones de Manguel sobre el tema, Infobae le preguntó directamente al ministro Avelluto por la eventualidad de los despidos. "No hay ninguna intención por parte del gobierno de producir cesantías masivas en la Biblioteca Nacional", reafirmó el ministro. Dentro del mismo clima amistoso y con bromas varias ("Tengo 70 años, podría ser tu papá" "Podrías ser mi papá y mi mamá", repondió Avelluto) Manguel comentó que a su llegada hubo una redistribución de tareas en varios casos, sobre todo en personal que había sido contratado durante el final del gobierno kirchnerista si tarea asignada y que, recientemente, luego de la implementación del sistema de tarjetas, hubo varios casos de trabajadores que no concurrían a su lugar de trabajo por lo que se produjeron algunos casos de despidos justificados, además de retiros y jubilaciones. 


lunes, 11 de junio de 2018

Presupuesto 2018: la cultura cada vez más devaluada por el gobierno de Macri


Si al presidente Macri le interesaran mínimamente la educación y la cultura, tal vez habría tenido la delicadeza de invitar a la Casa de Gobierno al rector de la Universidad de Buenos Aires para felicitarlo por la destacada ubicación que en el ranking internacional de universidades ocupó la casa de estudios porteña, primera respecto de todas las otras instituciones colegas de Latinoamérica. Esa invitación, de la que gozan las selecciones deportivas nacionales y no pocos curiosos visitantes –como los Rolling Stones y los sobrevivientes de Queen, cuando era Jefe de Gobierno, no tuvo lugar. Sin embargo, cuando se hace mención pública de esto, muchos integrantes del partido gobernante se ofenden y tienden a minimizar la cuestión, acaso por provenir de universidades privadas de ésas que no figuran en los rankings de excelencia. 

Hace exactamente una semana (para mayor precisión, en la entrada del pasado 4 de junio de este blog), la periodista Patricia Kolesnicov criticaba, desde las páginas del diario Clarín, una publicación que raramente se opone al gobierno actual, la falta de voluntad política para poner en marcha la tan cacareada Ley de Mecenazgo, anunciada con bombos y platillos por Macri, la vicepresidente Gabriela Michetti, el jefe del gabinete de ministros Marcos Peña y el ministro de Cultura Pablo Avelluto al principio de su gestión. En la misma línea, pero el pasado 6 de junio, Kolesnicov volvió a la carga para señalar el gigantesco “ajuste ejemplificador” previsto para el presupuesto de este año y las quejas de varios de los responsables de instituciones dependientes del Ministerio de Cultura a los cuales la gestión diaria se les hace cada vez más difícil por falta de fondos.

Hasta dónde apretarle la billetera a la cultura

La primera piedra la lanzó, como distraídamente, el ministro Nicolás Dujovne. El proyecto era secreto pero llegó a oídos del periodista Nicolás Wiñazki, quien este lunes lo publicó con el nombre de “plan tijeras”. En pocas palabras, se trataba de recortar 10 mil millones de pesos adicionales al sector público, además de los 20.000 ya anunciados. En esa volteada caían organismos culturales como el Teatro Cervantes y la Biblioteca Nacional. No habían pasado doce horas de conocida la noticia cuando desde Hacienda se dejaba saber otra cosa: que el “ajuste ejemplificador” estaba suspendido hasta que se terminara la negociación con el FMI.

Chistes aparte –seguro que el FMI exigirá mayor presupuesto para Cultura, ya la vemos a Lagarde aullando “¡plata para el Cervantes, plata para el Cervantes!”– en el sector tomaron nota de lo que se viene. O para ser más precisos, de lo que ya se vino. No por nada, hace unas semanas Alberto Manguel, el director de la Biblioteca, decía que el custodio del patrimonio libresco de la nación no tenía “ni para café”. Y no por nada los proyectos que esperaban ser financiados por la Ley de Mecenazgo porteña –que está vigente– descansan cómodamente en los cajones o han sido directamente rechazados mientras el gobierno porteño prepara una nueva ley. Es que el dinero que va a la cultura por mecenazgo se resta de lo que entra por impuestos. ¿Hace falta explicar más?

Anécdotas hay muchas: como que hacía frío el viernes 1 en el Museo de la Lengua –que depende de la Biblioteca– cuando se presentó la lectura del Quijote en Twitter y los guardas deslizaban que no había calefacción. O que por segundo año consecutivo no se compró ninguna obra para el Museo Nacional de Bellas Artes en arteBA.

¿Por qué no hubo plata para obras nuevas si los cuadros los paga la Asociación Amigos del Museo y no el Estado? Fácil: porque la Asociación está pagando gastos corrientes, armado de muestras. En 2017, la Asociación aportó al mayor museo argentino 15 millones de pesos y para este año la estimación son 17,5. ¿Mucho o poco? Bastante, si se tiene en cuenta que el presupuesto 2018 del Museo es de unos 113 millones pero el operativo –el que se usa efectivamente para montar las exposiciones– alcanza los 35.

El Ministerio de Cultura no necesita que Dujovne le recorte: ya lo hizo. En 2017, gastó sólo el 88,1 por ciento de lo que tenía. Es decir, que si partió de los casi 3.300 millones de pesos –exactamente, 3.298.217.302–, ahorró algo más de 375 millones de pesos. ¿Mucho o poco? Bueno, el Cervantes –que Hacienda quiere achicar– tiene en 2018 un presupuesto de casi 331 millones. Es decir, lo que se ahorró en Cultura en 2017 es más que lo que se otorgó al teatro para todo 2018.

La inflación también hizo lo suyo. “Cada vez tenemos menos plata”, susurran en la Biblioteca. Los números dicen que es así: el presupuesto 2016 fue de unos 417 millones de pesos y, tras una inflación que tocó el 40 por ciento ese año, el de 2017 fue de algo más de 473: el aumento no alcanzó al 14 por ciento. Por ahí se quedó lo del café.

En este contexto no hay que esperar que prospere la Ley de Mecenazgo nacional, que con foto y alegría presentaron Mauricio Macri, Gabriela Michetti y Marcos Peña –y el ministro de Cultura Pablo Avelluto– en septiembre de 2016. La ley establecía una quita de impuestos de hasta el 50 por ciento para proyectos realizados en Buenos Aires, hasta el 80 para el resto del país y hasta el 90 para los que se declararan “de interés especial”. En definitiva, destina a la cultura parte de los impuestos de un donante y lo obliga a poner de su bolsillo otra parte. Además, ese proyecto impide pedir fondos de mecenazgo a instituciones vinculadas a empresas –para que no se donen a sí mismas– y establece que cualquier adquisición que se haga con esta plata deberá ir a una institución o espacio público. Todo muy lindo pero la ley cayó en diciembre en el Senado y, aunque fue vuelta a presentar, nadie espera que encuentre defensores. Tiempos de “ajuste ejemplificador”.

¿Por qué el Estado debería pagar la cultura? Esta idea se remonta a la Revolución Francesa, la que derribó a los reyes y llevó a la burguesía, la gente común, al poder. “El 'proyecto de ilustración' –dice el pensador francés Zygmunt Bauman en su libro La cultura en en el mundo de la modernidad líquida– otorgaba a la cultura el estatus de herramienta básica para la construcción de una nación, un Estado y un Estado nación, a la vez que confiaba esa herramienta a las manos de la clase instruida”.

De otra manera, algo parecido decía, hace algunos años, Juergen Boos, presidente de la Feria del Libro de Frankfurt, la más importante del mundo. Le preguntaron para qué hacía falta leer, por qué tanto esfuerzo. El alemán no dudó: “Para formar ciudadanos críticos”, dijo. Todo esto para formar ciudadanos críticos.

En eso hay que pensar antes de apretar la billetera.

martes, 29 de mayo de 2018

Según dice Rafael Spregelburd: "Parece que nos hemos deshecho felizmente de nuestra historia. La hemos cambiado por entusiasmo y alharaca"

Una vez más, Rafael Spregelburd, esta vez en su columna del diario Perfil del 11 de mayo pasado. 

FILBO, Fulbo, Fútbol

La Argentina fue la invitada de honor de la Feria del Libro de Bogotá, la FILBo, un evento que en gran medida bajo la influencia de las ferias de Buenos Aires y de Frankfurt fue evolucionando hasta el megaevento que es hoy. Hubiera sido genial estar a la altura. Bajo el eslogan “La literatura argentina sale a la cancha” todo el pabellón nacional quedó apoltronado de fútbol: la entrada, una remera, precedía a una manga con ruidos de cancha y papelitos; al llegar, no una sino dos canchas de formas alargadas y dudosas en las que se podía practicar el tiro penal, ya que poco y nada la lectura.

Si forma es contenido y viceversa, habría que ver en qué estaban pensando cuando diseñaron este envase para una cosa que –idealmente– no requiere de ninguno. El ministro de Cultura, Pablo Avelluto, mentor del concepto, lo defendió con penales y una arenga: “El pasado cultural argentino, como el colombiano, es enorme. Nos reconocemos en él. Pero a veces el pasado puede ser opresivo, una mochila demasiado pesada”. Y propuso “encontrarse con la Argentina contemporánea que a partir de ese pasado escribe su propia historia en este presente, con las voces de una treintena de escritores, ilustradores de distintos géneros que nos van a mostrar el nuevo capítulo de ese enorme libro de la historia de la literatura”.

Parece que nos hemos deshecho felizmente de nuestra historia. La hemos cambiado por entusiasmo y alharaca.

En el pabellón, libros se encuentran pocos, pero sí muchas fotos decorativas de escritores. ¿Serán la historia? Y choripanes. Choripanes a rabiar. Pero no es ninguna novedad que las ferias del libro viren a encuentros gastronómicos.

Alberto Manguel pidió disculpas en nombre de todos los argentinos por el absurdo populista. Identificarse con fútbol en países latinoamericanos y futboleros supone, además, dividir por camisetas, competencias y rencores infiltrados por el opio de los pueblos. ¿A quién no le daría algo de tirria por aquí ver a autores brasileños encabezados por Pelé? Mis amigos colombianos (nos aúna la acidez) no lo dejaron pasar. Hago mías las palabras de la gran autora Carolina Sanín: “Los libros también son juegos: juegos más divertidos, más vitales, más bellos que el fútbol. Pero, también, son más peligrosos que el fútbol. En esta descarada macrización del continente, por supuesto que por delante va el fútbol: algo que a todos gusta, que a todos supuestamente nos une, que a todos adormece y en lo que no entran en juego las ideas”.

lunes, 7 de mayo de 2018

El Ministro de Cultura y el director de la Biblioteca Nacional tienen problemas con la sintonía fina

La entrada subida a este blog el día 4 de mayo, referida a la polémica suscitada por el stand argentino en la Feria Internacional del Libro de Colombia, concluía con estas palabras: "Tanto las gestiones anteriores, como ésta, tal vez deberían haber consensuado sus ideas con los escritores invitados y, asimismo, hacer público el gasto realizado en cada oportunidad para que el público pueda evaluar en cada caso el sentido de la inversión, sus resultados y los eventuales beneficios". Y luego se afirmaba: "De otro modo, la sensación de incomodidad que sigue a estos eventos se vuelve acumulativa. Basta con leer los comentarios de los lectores al final de cada una de las notas que se publican más arriba para hacerse una idea de la desconfianza que el actual Ministerio de Cultura se supo granjear incluso entre los propios votantes de la fuerza política a la que ideológicamente representa".

Un día antes, la periodista Hinde Pomeraniec entrevistaba a Pablo Avelutto para Cultura InfoBAE, medio que ella dirige, y allí se discutían diversos temas; entre otros, el "escrache" en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, los anuncios que no pudieron hacerse, la reacción del Ministro ante la irrupción de los docentes (ver entradas en este blog del día 28 de abril pasado) y su opinión sobre los comentarios de Alberto Manguel en la FILBO. Todo eso puede leerse acá:
https://www.infobae.com/cultura/2018/05/03/pablo-avelluto-manguel-tiene-una-concepcion-de-la-cultura-que-deja-afuera-algunos-fenomenos-populares/

Lo que relaciona el párrafo resaltado en rojo con lo que dice Avelutto en la mentada entrevista son estos párrafos:

1) El primer tema tiene por protagonistas al Ministro de Cultura y a Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional de Argentina y funcionario dependiente del Ministerio de Cultura. Así, cuando Pomeraniec quiere saber por qué Manguel dice lo que dice en el lugar donde lo dice y si Avelutto ya habló con él, éste responde: "Sí, nos escribimos ayer mismo por mail. Somos muy amigos con Alberto (...). Yo creo que a él lo tomó por sorpresa, creo que claramente lo tomó por sorpresa y no le gustó y está todo bien que no le guste. Tenés todo el derecho del mundo a que no te guste". La periodista entonces quiere saber si Manguel ya se lo había manifestado al Ministro: "No, no. No, si me lo hubiera dicho, lo hubiéramos hablado. Yo creo que él ni sabía que yo tenía algo que ver con eso. Creo que él tiene una concepción que deja afuera algunos fenómenos populares, que yo creo que es equivocada pero que eso no implica que no podemos trabajar juntos y que yo siento una profunda admiración por él y que tengamos un excelente vínculo personal. Digo, me parece que al contrario, no le gustó pero dio su charla igual y era lo que a mí me importaba. Y la semana que viene vamos a estar juntos en Ottawa, yo presentándolo en un encuentro internacional de cultura". Pomeraniec entonces insistió preguntándo qué le había dicho Avelutto a Manguel: "Le dije que no sólo no estaba de acuerdo, porque no tengo que acordar con su posición, sino que además el stand había sido un éxito extraordinario, que se había vendido todo. La Asociación de Libreros Independientes de Colombia dice que nunca vendieron tantos libros. Se vendieron, para que te des una idea, 13.589 ejemplares: es un número. (...) Quedamos en discutirlo largo cuando él volviera. Yo ahora me voy pero seguramente lo vamos a discutir la semana que viene en Canadá. Él creo que tenía una visión un poco literaria, para llamarla de algún modo, y por ahí estos elementos que yo te cuento que tienen que ver con el estudio del público, con hacer algo disruptivo que no se pareciera a lo que estás esperando ver, el público es diferente…".  

2) Cuando la periodista le pregunta a Avelutto si el stand fue idea suya, éste contesta que no, pero rápidamente señala que conceptualmente sí. Luego, Pomeraniec insiste: "Y eso, ¿con cuánta gente lo habló, ministro?". A lo que Avelutto responde: "¿Por qué tenía que hablarlo? A ver: lo hablé con mi equipo dentro del Ministerio. Lo hablé con el presidente. Lo hablé con el jefe de Gabinete. Lo hablé con quienes era necesario, para chequear que la idea les pareciera buena, asociar con el fútbol. ¿Por qué? Porque éste es un año de Mundial de Fútbol, porque lo estábamos llevando a Sacheri, porque había una lógica… El truco era hacer entrar a la gente al stand y que la gente en su recorrido tuviera una experiencia. No es que adentro entrabas y estaban jugando un picado, ¿entendés? Adentro entrabas y tenías una cierta atmósfera futbolera que rápidamente se convertía y, cuando te querías acordar, ya estabas adentro de una librería, o escuchando un grupo de tango, qué sé yo. Uno toma las decisiones, este tipo de decisiones conceptuales, conversándolas con otra gente y poniéndolas a prueba para ver si se va a entender. Pero yo entendía algo básico, que siempre me preocupó, y es que esto era una feria popular, parecida a la nuestra, la gente que va ahí no va la semana que viene a comprar un libro en una librería, por ahí no vuelve nunca más hasta la feria del año que viene". 

Todo esto lleva a nuevas preguntas: a) ¿quiénes eran las personas del Ministerio de Cultura a las cuales la idea del ministro les pareció buena?, b) ¿desde cuándo el presidente, de quien nada se sabe sobre su afición a los libros y su conocimiento de los escritores argentinos, está capacitado a opinar sobre este tipo de temas? La misma reflexión cabe para el jefe de Gabinete, y c) en la nota se habla de "los números de la FILBO", pero nada dice el Ministro sobre el dinero invertido por el Ministerio de Cultura, el de Relaciones Exteriores y el de Turismo, que, como es de público conocimiento, sale del erario público. De hecho, fuentes bien informadas, estiman que el gasto efectuado para alfombrar de pasto sintético el ámbito del stand supera los U$S 400.000, lo que en todas partes es mucho dinero que, tal vez, podría haberse utilizado con otros fines. 

CODA
Por su parte, Manguel, quien fue el que comenzó con toda la cuestión, entrevistado por Flavia Pittela y Patricio Zunini en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, recordó en qué circunstancias declaró lo que declaró"En Colombia di dos conferencias. Al final de una, un señor me hace una pregunta sobre este stand y yo le dí una opinión y por supuesto, lo tengo que hacer. Este no es un gobierno de censura, Pablo Avelluto nunca me ha dicho 'no des tu opinión en público' (...) Yo no critiqué la presencia de la Argentina en la Filbo. La Argentina era el país invitado. Di una opinión sobre la elección de convertir el stand argentino en una cancha de fútbol, como lo hubiese hecho si lo hubiesen convertido en una pizzería, en un lugar de asado, en un campo de polo. Todas son actividades nobles, pero es una feria del libro. ¿Los jugadores argentinos que vayan al Mundial van a llevar las obras de Borges?, ¿van a leer poemas en la cancha?" Y coronó su discurso diciendo: "Soy muy amigo de Avelluto, él tuvo la generosidad de ofrecerme este puesto sin conocerme y yo no lo conocía a él, y me ha apoyado en todo lo que la biblioteca ha hecho. Podemos tener diferencias de opinión, sobre todo de opinión sobre un símbolo, sobre un acto estético, sobre una presentación. Estamos tan desacostumbrados al diálogo en Argentina que si uno no dice 'sí' a algo o 'no' a algo, sino que simplemente emite una opinión, causa una revolución"
(En https://www.infobae.com/cultura/2018/05/03/alberto-manguel-estamos-tan-desacostumbrados-al-dialogo-en-argentina-que-si-uno-emite-una-opinion-causa-una-revolucion/). 

Sin embargo, contrastando con las declaraciones de la primera nota de Cultura InfoBAE, en la que Avelutto se regodeaaba explicando lo bien que funciona la Biblioteca Nacional bajo la dirección de Manguel, éste, en la transcripción de una entrevista con Matilde Sánchez, que recoge un diálogo entre la directora de la revista Ñ y el autor de Historia natural de la curiosidad, y que, para más datos, se publicó el pasado 3 de mayo, señala: "'La verdad es que en la Biblioteca Nacional no tenemos un mango ni para comprar café'. El comentario fue en respuesta a una pregunta sobre la adquisición de la biblioteca personal de Bioy Casares; él aclaró que no había sido comprada sino aceptada en donación, pues no tenían un peso para hacer compras".
(En https://www.clarin.com/cultura/manguel-sincera-pide-recursos-biblioteca_0_HJ0eRMFTf.html

Cabe entonces preguntarse si la falta de muñeca política de Manguel es mera ingenuidad. También, si las declaraciones del Ministro, que ve todo color de rosa, no chocan con las del intelectual devenido en funcionario, quien aporta una cuota de realismo a la gestión. Por último, si efectivamente Avelutto y Manguel se hablan realmente y trabajan sobre una base común. Son misterios que el tiempo ira develando... 






viernes, 4 de mayo de 2018

Un cortocircuito entre funcionarios del macrismo

Entre el 17 de abril y el 2 de mayo de este año, tuvo lugar la Feria Internacional del Libro de Bogotá. Por segunda vez en su ya larga historia, la Argentina fue el país invitado de honor. Por ello, cumpliendo con la responsabilidad que les toca a todos los invitados, las autoridades argentinas idearon un stand que representase aquello que quisieron comunicar. La idea, según parece, fue establecer algo así como un paralelo entre literatura y fútbol, lo cual, se imaginó, permitiría atraer a un público al que desde el Ministerio de Cultura de la Nación se juzgó tan futbolero como el argentino.

Ya casi terminada la FILBO, Alberto Manguel, director de la Biblioteca Nacional, quien participó en las actividades con una treintena de escritores e intelectuales argentinos, durante una de sus intervenciones criticó duramente el stand y la idea populista que había detrás de éste, presuntamente surgida de la mente de Pablo Avelutto, actual Ministro de Cultura de Macri, de quien Manguel depende como funcionario. Manguel, en su función de escritor disertante, se sintió obligado a pedirles disculpas a los colombianos en nombre de los argentinos. Dicho de otro modo, criticó las decisiones tomadas por el gobierno al que, al menos hasta ahora, dijo representar.

El audio de esas críticas y disculpas se filtró y, como era de esperarse, fue reproducido en varios diarios colombianos, rebotando luego en los medios argentinos Así, todos los diarios nacionales (y algunos canales de televisión) recogieron la cuestión. Quien desee enterarse, puede leer los siguientes links:

Cultura Infobae: https://www.infobae.com/cultura/2018/05/01/en-colombia-alberto-manguel-critico-el-pabellon-argentino-en-la-feria-del-libro-de-bogota/

La Nación: https://www.lanacion.com.ar/2130547-manguel-critico-duramente-el-pabellon-argentino-en-la-filbo

Clarín: https://www.clarin.com/cultura/director-biblioteca-nacional-pidio-perdon-argentina-puso-estadio-feria-libro-bogota_0_r1csDE86M.html

Página 12: https://www.pagina12.com.ar/111829-manguel-vs-avelluto

El Día: https://www.eldia.com/nota/2018-5-2-14-8-0-escandalo-por-el-stand-de-la-argentina-en-la-feria-del-libro-de-bogota-informacion-general

Minuto uno: https://www.minutouno.com/notas/3071041-el-director-la-biblioteca-nacional-pidio-perdon-el-stand-populista-la-argentina-bogota

Lejos de agotarse la cuestión, comenzaron a multiplicarse los apoyos a Manguel así como las críticas a su actitud, que algunos leyeron como un cortocircuito entre el escritor funcionario y el Ministro de Cultura, quien, unos meses antes, el 21 de marzo de 2018, proclamaba a los cuatro vientos que Manguel era un verdadero lujo para la cultura argentina y, por lo tanto, la persona más idónea para ocupar el cargo de director de la Biblioteca Nacional: 
https://www.youtube.com/watch?v=86jwCBd9q14

El suplemento cultural on line de InfoBAE fue más lejos que el resto de los diarios colegas y el 2 de mayo pasado, publicó una nota firmada por Juan Batalla, en la que varios de los escritores argentinos invitados a la FILBO manifestaron su apoyo a la idea de mezclar lo "popular con lo intelectual" :  
(https://www.infobae.com/cultura/2018/05/02/sigue-la-polemica-los-autores-defendieron-el-stand-futbolero-argentino-en-la-feria-del-libro-de-bogota/)

Tal vez el eje del debate debiera ser otro y tuviera que girar alrededor de la manera en que el país desea presentar su literatura. Recuérdese que, cuando la Argentina fue país invitado a otras ferias internacionales del libro, las autoridades eligieron una representación más bien iletrada que, como en el caso que ahora nos ocupa, abundaba en íconos y símbolos ajenos a la literatura: fotos de Evita, el Che Guevara, Maradona y paisajes argentinos, como si algo de todo eso tuviera más pertinencia que concentrarse en las posibilidades de presentar un laberinto borgeano, una rayuela como la propuesta por Cortázar o los personajes de Quino o Fontanarrosa. La cancha de fútbol y la alfombra que semejaba el césped de un estadio, además del kiosko donde se despachaban empanadas, alfajores de maicena y otras delicias del ingenio culinario argentino, no son mejores que los engendros ideados en otras ferias. 

Tanto las gestiones anteriores, como ésta, tal vez deberían haber consensuado sus ideas con los escritores invitados y, asimismo, hacer público el gasto realizado en cada oportunidad para que el público pueda evaluar en cada caso el sentido de la inversión, sus resultados y los eventuales beneficios. De otro modo, la sensación de incomodidad que sigue a estos eventos se vuelve acumulativa. Basta con leer los comentarios de los lectores al final de cada una de las notas que se publican más arriba para hacerse una idea de la desconfianza que el actual Ministerio de Cultura se supo granjear incluso entre los propios votantes de la fuerza política a la que ideológicamente representa.



sábado, 28 de abril de 2018

El mal rato de los representantes de Macri en la apertura de la Feria del Libro de Buenos Aires

Avelluto y estudiantes
El 26 de abril pasado todos los diarios cubrieron el escandaloso comienzo de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. De todas las coberturas, ofrecemos la de Silvia Premat, para el diario La Nación.

Escándalo en la Feria del Libro:
impidieron hablar a funcionarios durante la apertura

Por primera vez en 44 años de historia, la Feria del Libro de Buenos Aires fue inaugurada entre protestas estudiantiles y con la ausencia en el momento del corte de cintas de representantes de los gobiernos nacional y porteño. Un grupo de unos cientos de estudiantes terciarios de la ciudad de Buenos Aires interrumpió el acto, que había comenzado con total normalidad, con fuertes cánticos y gritos en el momento que fue anunciado el ministro de Cultura de la ciudad, Enrique Avogadro, en el uso de la palabra. Expresaban así su rechazo al proyecto de creación de una universidad para docentes en la ciudad de Buenos Aires (Unicaba) y en especial reclamaban "que se retire el proyecto que propone cerrar 29 profesorados".

El pedido del personal de seguridad a los jóvenes de retirarse de la Sala Jorge Luis Borges , donde se desarrollaba el acto, generó unos breves pero firmes forcejeos; los llamados al orden del presidente de la Fundación El Libro, Martín Gremmelspacher, no fueron escuchados. Solo la voz de la escritora Claudia Piñeiro , parada en medio del escenario vestida de verde en favor de la despenalización del aborto y dispuesta a leer su discurso, logró silenciar a los jóvenes. "Yo estudié en un profesorado de la ciudad, el de matemáticas, y también pido que se retire el proyecto", dijo Piñeiro con evidente intención de buscar empatía con la audiencia en rebeldía. "Estamos todos en el mismo colectivo", les dijo al explicar por qué considera, como dijo Graham Greene, que "el lugar del escritor es el lugar del conflicto con la autoridad".

Con rostros tristes y enojo contenido cumplieron rápidamente con el ritual de la inauguración por los organizadores Gremmelspacher y el director de la Feria, Oche Califa, y por Montevideo, ciudad invitada de honor, el embajador de la República del Uruguay en la Argentina, Héctor Lescano, y el director de Artes y Letras de Montevideo, Juan Canessa.

El ministro de Cultura de la Nación, Pablo Avelluto , se había retirado instantes antes, después de haber cedido el micrófono a uno de los manifestantes y ante la imposibilidad de pronunciar algunas palabras. "A los fascistas que están en el fondo les pido que respeten el uso de la palabra", había gritado Avelluto apenas tomó el micrófono, luego del discurso de Piñeiro, cuando los silbidos y abucheos iban in crescendo. "No permitir que alguien haga uso de la palabra es un acto fascista", agregó. En la confusión un joven saltó sobre el escenario y, luego de hablar con el ministro, Avelluto le cedió el micrófono diciendo: "Les damos el uso de la palabra; el mismo uso de la palabra que de forma autoritaria ustedes están impidiendo hacer".

Con una remera blanca del instituto donde es consejero de graduados, el Lenguas Vivas, Juan Manuel Sánchez pidió comprensión y apoyo a su reclamo. "No es chiste. Se quiere cambiar el modelo educativo de los profesorados de la ciudad. Este proyecto miente". Luego, en diálogo con LA NACION, Sánchez dijo que frente a la interrupción de la inauguración de la Feria, considera que "es mucho más avasallador que la ministra [Soledad] Acuña no reciba a los rectores y no responda preguntas".

Sin dudas, la gran vidriera que significa la ocasión de apertura del mayor encuentro cultural del país sirvió para amplificar un reclamo fogoneado por la izquierda política.

Gremmelspacher, por su parte, dijo a La Nación: "Alguna vez hemos tenido algunas discusiones, pero nunca nos han cortado el acto. Es poco democrático. Hemos permitido que se expresen con sus gritos y cánticos y que alguien hable, pero no han permitido que las autoridades hablen. Me parece que no es correcto". ¿Por qué el personal de seguridad no sacó a los manifestantes de la sala? "Hubiese generado más violencia -dice el presidente de la Fundación El Libro-. Sacarlos es lo que buscan. Les dimos el espacio de que gritaran y ellos no nos dieron el espacio a nosotros. Una pena".

Como recordó el presidente de la FEL, no es la primera vez que el acto de apertura de la Feria se hace en medio de tensiones. Sacaron chispas varios años los tiroteos verbales entre el entonces ministro de Educación de la Nación del gobierno kirchnerista Alberto Sileoni y el entonces ministro de Cultura de la ciudad de Buenos Aires Hernán Lombardi . También fue bochornosa la reacción de un grupo de intelectuales kirchneristas en contra del discurso de apertura del premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa .

En el discurso del presidente de la FEL también hubo reclamos al Gobierno y pedidos concretos. "Hoy, y en ocasión de la apertura de la Feria Internacional del Libro, me veo en la obligación de hacer una descripción del difícil momento que está atravesando toda la industria editorial. A la caída de las ventas de 2016 se suma la de 2017 del 5/10% dependiendo del tipo de editorial. La producción editorial, a su vez, con una caída del 20% según datos del registro del ISBN. Lo que acumulado implica una caída de no menos del 30% en los dos últimos años", dijo. Y continuó: "El aumento de las tarifas, que aún no han llegado a su techo, complica a muchos de los libreros y sobre todo a la industria gráfica. La boleta de luz pasó a ser uno de los principales costos, tornándose en algunos casos impagable".

Sí, la Feria tuvo una primera jornada atravesada por la polémica, pero puertas afuera la música ayudó para apaciguar los ánimos. Pasadas las 20, el cantautor uruguayo Jorge Drexler comenzó el concierto de Noche de la Ciudad.

Sobre la avenida Sarmiento estaba montado el escenario desde donde salían los primeros sonidos de "Al otro lado del río", tema que si bien no es una referencia directa a la Argentina y el Uruguay, se pudo tomar anoche como una licencia poética, ya que Montevideo es la ciudad invitada de honor de esta edición de la feria y Drexler es un músico muy querido de este lado del río, y con una audiencia que siempre aumenta.

***


Con la misma fecha y la firma de Luciano Sáliche, el suplemento cultural digital de InfoBAE, también realizó la cobertura de la inauguración.

Escándalo, reclamos y literatura:

cronología de la agitada inauguración de la Feria del Libro 2018


La tarde se planchaba sobria hasta que sucedió todo de golpe. La inauguración de la 44° edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires comenzó cerca de las 18:30 de este jueves húmedo y nublado. En la Sala Jorge Luis Borges del predio de La Rural había políticos, editores, periodistas y lectores con las expectativas puestas en los discursos que, más allá de la creciente convocatoria a la Feria, se preguntarían sobre el presente del industria editorial, sobre todo en el del cierre, a cargo de la escritora Claudia Piñeiro. Sin embargo…

"Señor, señora, no sea indiferente…"
La cronología fue así: comenzó el presidente de la Fundación El Libro Martín Gremmelspacher, quien alertó sobre "los altos índices de piratería", destacó la importancia de "las políticas públicas para revertir la caída del consumo" —ya que sigue bajando la producción de libros— y concluyó en que la Feria es "el evento cultural más importante de Latinoamérica". Continuó el director de Artes y Letras de la Intendencia de Montevideo Juan Canessa ya que esa ciudad es la Invitada de Honor. Y cuando la locutada voz de la presentadora anunció que era el turno de que Enrique Avogadro, ministro de Cultura porteño, subiera al escenario, un silbido allá en el fondo de la sala hizo que todos giren la vista: gritos, papelitos al aire, cánticos y carteles en alto que decían "No a la UniCABA", "No al 29×1", "La educación no es un gasto, es un derecho", entre otras consignas.

Faltaban quince minutos para las siete de la tarde cuando de a poco esa masa de activistas tomó por asalto la atención de todo el lugar y duró más de media hora. El reclamo de docentes y estudiantes es contra eso que el macrismo llama la Secundaria del Futuro e incluye, entre otras cosas, la creación de la Universidad de Formación Docente (UniCABA). Tal como le anticipó a Infobae el año pasado la ministra de Educación porteña Soledad Acuña, se trata de "unificar los 29 institutos de formación en una sola oferta de grado universitario". Lo que los manifestantes que irrumpieron esta tarde sostienen es que con el cierre de esos 29 profesorados se pierden puestos de trabajo atentando contra la educación pública.

Ni bien disminuyó el barullo, la interpelación cantaba: "¡Señor, señora, no sea indiferente, nos cierran los terciarios en la cara de la gente!", y más tarde "¡Que retiren el proyecto!, ¡que retiren el proyecto!"

Claudia Piñeiro, discurso magistral
Estaba previsto que Claudia Piñeiro diera su discurso inaugural más adelante, cuando ya todos hayan hablado, sin embargo ella subió, tomó el micrófono del atril y se paró en el borde del escenario con su manojo de hojas envuelta en un saco de seda verde. Frente al público, dijo con firmeza: "Yo hice el profesorado. También estoy de acuerdo con que retiren el proyecto". Aplausos.

Luego leyó el título de su discurso: "¿Qué se espera de un escritor?" y, tras señalar a los activistas, dijo: "Acá está la respuesta". Para la autora de Las viudas de los jueves, Las grietas de Jara y —la última, publicada el año pasado— Las maldiciones, el lugar del escritor es el del "conflicto con la autoridad, entendiendo por autoridad, en nuestro caso, el Estado, la industria editorial y los intolerantes que pretenden imponer cómo debemos vivir"; también "del espíritu crítico" y "de la disidencia como estado de alerta".

"Los escritores somos parte de la industria editorial. Reivindico el ejercicio de la literatura como trabajo y nosotros como trabajadores de la palabra (…) Tenemos plena conciencia de la crisis que atraviesa el sector; somos parte de la cadena de valor tanto como lo son todos los otros eslabones: el accionista que invierte en el negocio, el editor, el imprentero, el librero, el distribuidor, los correctores, los traductores y cada uno de los que trabajan en la industria. Nos gusta lo que hacemos y tal vez, si tuviéramos de qué vivir, lo haríamos gratis. Pero el trabajo se paga. Se nos debe pagar en tiempo y forma lo que vale".

"Queremos ser escuchados", dijo y volvió a señalar a los activistas que escuchaban atentamente sus palabras: "Lo mismo pasa con esta gente, que es lo que está pidiendo".

De a poco Piñeiro fue tocando muchos temas, todos urgentes: "En estos días tuve la suerte y la amarga experiencia de escuchar numerosos ejemplos de discriminación e invisibilización de mujeres en el campo literario (…) Hoy los medios culturales a nivel mundial hablan de la literatura argentina nombrando entre otros pero con mucha mayor frecuencia a Samanta Schewblin, Ariana Harwicz y Mariana Enriquez. Schewblin y Harwicviven en el exterior, pero a Enriquez la tenemos a pocas cuadras. Si quieren oírla no la busquen en el programa de la Feria porque acá no estará. Van a tener que ir al Malba cuando converse con Richard Ford. Un afortunado Richard Ford. Quiero marcar esto no como reproche sino para que se vea. Como el mingitorio de Duchamp cada invisibilización grosera de una mujer trabajadora de la literatura debe ser sacada de su lugar y expuesta para que se tome conciencia".

"Así como hoy creo que a nadie se le escapa lo políticamente incorrecto que resultaría preguntarle a Obama qué siente haber sido presidente de los Estados Unidos siendo negro, o a Johanna Sigundardottr qué se siente ser presidente de Islandia y lesbiana, llegará un día en que dará vergüenza preguntar qué se siente ser mujer y abrir la Feria del Libro", agregó.

También aseguró que "sin lectores no hay literatura", por eso "la promoción de la lectura debe ser una política de Estado" ya que "a democracia necesita ciudadanos y la lectura forma ciudadanos con pensamiento crítico y diverso". Y sobre el final, mencionó a Liliana Bodoc —recientemente fallecida— como "una ferviente trabajadora de la palabra", a la grieta política ("¿éramos una grieta o el lenguaje operó sobre nosotros y nuestras diferencias para que no haya diálogo posible?") y la sentencia de que "en la buena literatura no encontrarán verdad sino puntos de vista".

Tras el punto final, estallaron los aplausos de todos los presentes. Entonces, Claudia Piñeiro dejó las hojas ya leídas en el atril, volvió al borde escenario y levantó con las dos manos el pañuelo verde a favor del aborto seguro, legal y gratuito.

El escándalo continúa…
Cuando la locutada voz de la presentadora anunció que Pablo Avelluto subiría a hablar, los silbidos volvieron. Sin embargo el ministro puso sus dos manos en el atril y, cerca del micrófono, esperó a que bajen los abucheos. Al ver que eso no sucedía, instó: "A los fascistas… nos costó muchos años y mucho sufrimiento llegar a esta democracia", y agregó: "Desde una perspectiva autoritaria, están impidiendo hacer".

Finalmente y de forma consensuada en el momento, dos de los manifestantes subieron a hablar. Avelluto les dio el micrófono para que expusieran su reclamo, y pidieron "que respeten a los 29 profesorados" y "que retiren el proyecto". Pero cuando el ministro volvió a intentar dar su discurso, no pudo. Entonces, antes los gritos, éste los volvió a calificar de "fascistas e intolerantes". Ya sin demasiadas conciliaciones, espetó a uno de los jóvenes manifestantes que le señalaba en voz alta que la actitud del gobierno no era democrática: "Vos no me vas a enseñar a mí lo que es la democracia".

El reclamo docente
Los activistas, que seguían levantando sus carteles, hablaron con Infobae Cultura"Nos están impidiendo emitir títulos, siguen sin reconocer a cientos de docentes y a cientos de estudiantes que no pueden tener su título. Nosotros tenemos que hacer este tipo de intervenciones porque es la única forma para poder revertir esta situación, que es la situación de toda la educación pública", comenta Maximiliano Mozota, de la CEIT y el Bachillerato popular Chilavert.

Otro de los manifestantes, Juan Manuel Santos —quien habló en el escenario— del Lengüitas, como se conoce popularmente a la Escuela Lenguas Vivas, comenta: "Ahora este acto termina y todos volvemos a nuestras casas y seguimos con nuestras vidas, en cambio con la UniCABA, una vez que se apruebe, no vamos a seguir tranquilos porque muchos de los docentes van a perder sus trabajos", y apunta en este breve diálogo contra la ministra de Educación porteña Soledad Acuña, el subsecretario de Planeamiento e Innovación Educativa Diego Meiriño —ex CEO de la editorial Norma, cuando todavía era de capitales colombianos, antes de la venta a Santillana—y la subsecretaria de Coordinación Pedagógica del Ministerio de Educación Andrea Bruzzo: "No reciben a los docentes ni a los estudiantes".

Por último, María Alegre, estudiante del nivel inicial del Normal N°10 en Belgrano, le dijo a Infobae Cultura: "Queríamos que aparezca Larreta y Larreta no apareció".

Las esquirlas de una tarde agitada
"Permitimos que cualquiera se puede expresar —le dice Oche Califa a Infobae Cultura tras la intervención y la palabra del Ministro— pero el acto debió haber tenido la palabra de los dos ministros". "Pensamos que en algún momento se iban a callar, pero no se detenían", agregó.

Ya fuera de La Rural, cuando regresaba a su casa a pie desde el concierto que dio al aire libre Jorge Drexler —evento gratuito de la inauguración de la feria—, Avogadro habló con Infobae Cultura: "Paradójicamente en un espacio en el que se celebra la palabra, no nos dejaron hablar. Ni siquiera cuando Pablo les cedió la palabra a ellos. Nosotros de todos modos estamos muy contentos y celebramos tener una feria que convoque alrededor del libro a más de un millón de personas y de hecho mi discurso tenía que ver con eso, con un espacio de encuentro". Y concluyó: "Pero lo ocurrido me deja un sabor agridulce, es la imposibilidad de mantener un espacio de diálogo basado en el respeto más allá de las diferencias".

Cerca del ministro Avelluto había mucho enojo, sobre todo con la organización de la Feria del Libro porque no se hicieron cargo de la situación. Se los veía tensos, incómodos y fastidiados. Por su parte Claudia Piñeiro, ante los pregunta de todos aquellos que se acercaron a hablarle después del discurso, fue concreta: "Yo hubiera querido que se escucharan los discursos, pero soy una escritora y, como dije en el texto que leí, un escritor siempre está en conflicto con la autoridad. A mí no me pueden pedir que no me ponga del lado de los reclamos".