lunes, 31 de marzo de 2014

La revista 1611 busca colaboradores



PRESENTACIÓN DE ARTÍCULOS

La revista 1611 abre el plazo para la presentación de artículos para el número 8 correspondiente al año 2014. La revista es una publicación especializada en la historia de la traducción deEspaña y de América. 

El plazo para la presentación de artículos estará abierto hasta el día 15 de setiembre del 2014. Los artículos deberán remitirse  a cualquiera de las siguientes direcciones de correo: anamaria.gargatagli@uab.es o gabriel.lopez@uab.es.

Tras su recepción, los artículos serán revisados por miembros del Comité Científico. Esta revisiónpuede suponer la aceptación del artículo, la petición de realizar modificaciones o la no aceptación. Las normas de publicación pueden consultarse aquí.


PRESENTACIÓ D'ARTICLES
La revista 1611 obre el termini per a la presentació d'articles per al número 8 corresponent a l'any 2014. La revista és una publicació dedicada a la història de la traducció a Espanya i a Amèrica. 
                                                                                                                        
El termini per a la presentació d'articles estarà obert fins al dia 15 de septembre del 2014. Els articles s'hauran de remetre a qualsevol de les següents adreces: anamaria.gargatagli@uab.cat ogabriel.lopez@uab.cat.

Un cop rebuts, els articles seran llegits per membres del Comitè Científic. Aquesta revisió pot significar l'aceptació de l'article, la petició d'efectuar modificacions o la seva no aceptació. Les normes de publicació es poden consultar aquí.


CALL FOR PAPERS

The journal 1611 will now consider articles for publication in Issue No. 8 (2014). Occupying a unique position in the Hispanic world, 1611 is an online publication devoted to the history of translation of Spain and America. 

Articles should besubmitted to the following e-mail addresses before 15th September, 2014:anamaria.gargatagli@uab.es or gabriel.lopez@uab.es.

All articles submitted will be reviewed by members of the Scientific Board. As a result of the review procedure, articles will be accepted, accepted subject to modifications, or rejected. Guidelines for contributors may be consulted here.



viernes, 28 de marzo de 2014

Rafael Spregelburd: una charla con un tipo talentoso e inteligente


Publicada por la revista colombiana Mutatis Mutandis. Vol. 6, No. 2. 2013, la siguiente entrevista de Nadia Silva Hurtado con Rafael Spregelburd da cuenta una vez más por qué el autor, director y actor  es uno de los más importantes escritores actuales de la Argentina.




Rafael Spregelburd y el teatro traducido
en América latina.

Rafael Spregelburd es un dramaturgo, director y actor de cine y teatro argentino, que además se ha encargado de traducir, entre otras, obras de Harold Pinter, Steven Berkoff, Wallace Shawn, Sara Kane, Gregory Burke, Reto Finger, David Harrower y Marius von Mayenburg. Al mismo tiempo, buena parte de sus textos –que exceden los cuarenta– ha sido traducida a lenguas como el alemán, inglés, francés, italiano, portugués, sueco, checo, catalán, ruso, eslovaco, croata y neerlandés. Por su trayectoria heterogénea, en la que cada oficio parece complementar al otro, Spregelburd se convierte en un referente, para consolidar en Colombia el estudio sobre la traducción de teatro.

La iniciativa de esta entrevista nació en el curso de Investigación en Traducción, en el proyecto en el que trabajo, “Traducción y teatro”, que orienta la profesora Paula Montoya en el programa de Traducción Inglés-Francés-Español de la Universidad de Antioquia, y se hizo realidad gracias a la generosidad de Rafael Spregelburd.

–¿Cuál es el panorama de la traducción teatral en Argentina? Y en general, ¿cuál es el panorama de la traducción de teatro en Latinoamérica, se traduce mucho teatro en Latinoamérica (se publican traducciones), tiene contacto con otros traductores de teatro en Latinoamérica?
–No lo sé, soy un dramaturgo que traduce teatro, y no tanto un traductor que se dedique al rubro de manera constante. No tengo muchos datos de la situación en otros países, pero lo que sí me parece bastante evidente en la Argentina es que la traducción teatral no es una actividad muy difundida. Tal vez esto se deba a que el teatro extranjero (sobre todo el contemporáneo) se ve poco en la escena argentina. Por un lado, esto se debe a la enorme producción de teatro local, un fenómeno parecido al del teatro británico, que parece prescindir alegremente del teatro del resto del mundo para concentrarse en sus propias invenciones. Por otra parte, con las consecutivas devaluaciones, la compra de derechos de autores extranjeros se hace en la Argentina un negocio poco probable para las compañías independientes, que son las que llevan adelante el mayor caudal de actividad teatral. Supongo que por estos motivos, la traducción de teatro es una rara avis, a veces relegada a los ámbitos universitarios o de formación. Tengo la impresión de que en otros países se traduce mucho más teatro que aquí.
Con respecto a la publicación de teatro traducido, la situación es similar. La obra de teatro impresa no busca en general lectores sino directores que quieran montar esos textos. Por ello, si un director tuviera interés real en alguna obra, en general tratará de buscarla en lengua original y luego comisionar una traducción o adaptación ad hoc, pensada para su montaje específico.
Las excepciones son los clásicos. Muchas editoriales revisan de vez en cuando las traducciones existentes y comisionan nuevas traducciones. A veces, a poetas-traductores más que a dramaturgos. Así fue como la editorial Losada me comisionó las nuevas traducciones de Harold Pinter, por ejemplo. Las que existían eran de hace mucho tiempo, y a veces los lenguajes orales (y el teatro siempre tiene una estrecha relación con la oralidad) envejecen a ritmos distintos entre una lengua y otra.
Pero lo reitero: mi experiencia en este campo está muy limitada. En las ocasiones que traduzco teatro lo hago como un trabajo de privilegio: se me da la oportunidad de aprender a fondo el lenguaje de ciertos autores que me interesan, y el ejercicio es formidable: es como vivir el sueño de haber escrito uno esas piezas que tanto me atraen. No traduzco cualquier cosa: traduzco lo que me interesa especialmente.

–¿Cree que hay alguna evolución teórica o práctica con respecto a la traducción de teatro?
–No podría ponerlo en términos de manual. Pero sí creo que la traducción de teatro es muy específica y que se apoya en supuestos diferentes de las otras formas de traducción. Muchas veces se trata de reproducir no solo la “información” (el dictum) de un texto, sino también sus zonas de humor, que casi siempre se apoyan en sutiles desviaciones de lo que sería considerado “normal”. Otras veces, como en el caso extremo de Sarah Kane, que manifestó que “el texto es música”, se trata de atender a la cantidad de sílabas, y negociar entre una posible elección u otra la que más fidelidad rítmica tenga con el original, pero también con la lengua de destino. Fíjese que en teatro no existe la chance de la nota del traductor al pie de la página: nadie la leería en un espectáculo. Por eso uno puede escudarse en todas las explicaciones y excusas que quiera para que el texto sea “comprendido” en toda su riqueza, pero a la hora de optar por la manera en la que un actor debe decir las cosas en escena hay que tener agallas y jugarse por una elección que le parezca consistente con el todo.
En la traducción de teatro se trata de respetar mucho los tiempos y respiraciones de los actores. También de ejercitar las equivalencias dialectales: si un personaje habla en cockney británico, ¿es verdad que el equivalente es el lunfardo? Yo creo que no siempre. Y de allí que haya que –muchas veces– inventarse un registro de lengua verosímil aunque inexacto, porque los registros que existen en tu lengua pueden aportar algunas connotaciones que el autor original ni pensó ni le interesaría pensar.
Para traducir teatro, en suma, no se trata solo de hallar la fidelidad al “significado” de las oraciones; hay que bucear un poco más allá, y tratar de transmitir su “Sentido”. Sentido y significado son –lo he dicho mil veces- entidades opuestas y antagónicas. El sentido es lo que aumenta cuando el significado (el orden, la forma) sucumben. Trabajar con el sentido es muy difícil, porque su alma radica en ser informal, incomunicable: es el fondo invisible sobre el que se proyectan las figuras. Hay que leer cien, mil veces lo traducido en voz alta, y leerlo en el idioma de origen, tratando de ver si ambas frases producen un mismo “afuera” a su alrededor. Pero no quiero sonar muy místico: simplemente creo que traducir es tan arduo como escribir, y a veces aún más. Cuando traduje a Steven Berkoff, por ejemplo, sentía que él fabricaba esa rara musicalidad pluriforme, mezcla de verso shakespeareano con grosería de tugurio, y que lo hacía con una enorme libertad: yo no podía tener la misma libertad que él al traducir, porque debía –además- hacerme cargo de la coincidencia con el significado. En mis primeras traducciones de Berkoff sufrí mucho, porque sentía que si no experimentaba su misma libertad para la escritura, la pieza no iba a ser un buen equivalente. Con el tiempo, y con la aceptación de mis primeros intentos, fui tomándome cada vez más libertades. Y creo que esto fue bueno. Pero será el tiempo quien juzgue estas traducciones tan difíciles, que tal vez funcionan bien hoy, pero ya no dentro de diez años. Las lenguas no se están quietas.

–¿Cómo llegó a la traducción?
Los idiomas me han apasionado siempre. Si bien hablo varios en niveles muy básicos (ahora estoy aprendiendo ruso, que es como jugar con fuego), solo tengo nivel suficiente para traducir del inglés. Y en algunos casos del alemán. Fui profesor de inglés durante un tiempo, y traducía mucho para mis alumnos. Mis alumnos solían ser de dos profesiones muy precisas: médicos o abogados marítimos. Sería muy largo explicar el porqué. Pero con el tiempo me especialicé en traducciones de estas disciplinas. Solo cuando mi obra teatral comenzó a ser más o menos reconocida se me dio por traducir teatro, es decir, juntar dos profesiones que hasta ese entonces habían estado muy separadas.

–¿Cómo ha sido la experiencia de traducir teatro? ¿Ha traducido otros géneros?
Sí, sobre todo artículos médicos (que son facilísimos y muy aburridos) e informes de colisiones de buques y tormentas (que son dificilísimos y apasionantes). Pero, en general, solo traduzco ahora teatro. Ni siquiera me divierte mucho la traducción simultánea en conferencias o circunstancias teatrales en las que me he encontrado: la comunicación me interesa menos que las gramáticas, mucho me temo, y me agobia tener que traducir en simultáneo, sin poder saborear con cuidado las palabras que elegiré para producir tal o cual efecto.

–¿Cuál fue el proceso por el cual le llegaron las obras que ha traducido?
No lo recuerdo muy bien. La primera vez fue sin duda un pedido específico para traducir Decadencia, de Berkoff. Me lo pidió su director, Rubén Szuchmacher, y el productor, Darío Loperfido. Me aclararon que sería difícil. Y se pusieron a mi disposición para ir evaluando juntos el trabajo. Sobre todo la actriz Ingrid Pelicori, que también habla inglés y que tiene un oído muy fino para advertir las musicalidades de las lenguas. Yo me le atreví a esta obra porque sentía que era de alguna manera un trabajo en equipo y para un fin determinado: si algo estaba mal, nos íbamos a dar cuenta juntos y lo podríamos solucionar sobre la escena.
Después empezaron a llegar pedidos más impersonales. Traducciones para ser publicadas, es decir, de las que tal vez yo jamás conociera a sus posibles directores. Así sucedió con la gran cantidad de obras de Pinter que he traducido. Pinter era muy celoso de las traducciones de sus obras. Lo conocí en 1996, y desde entonces trabamos una cierta relación, tal vez porque cometimos la audacia de adaptar dos de sus obras (Betrayal y Old times), algo que él jamás volvió a autorizar a nadie en esta tierra. Desde entonces, sus agentes están muy contentos con el hecho de que yo me encargue de sus traducciones para América Latina. El encargo lo hace la Editorial Losada, que en principio estaba decidida a publicar su obra completa. En medio de esta tarea titánica (publiqué con ellos cuatro volúmenes de piezas teatrales), Pinter ganó el Nobel y sus derechos ya fueron inaccesibles para una editorial argentina, así que la operación quedó trunca. Sin embargo, estas traducciones circulan mucho, incluso por México, Perú, Colombia, etc., porque son las más recientes que Pinter haya llegado a autorizar.
 Luego llegaron otros autores que me interesaban personalmente: Wallace Shawn (que es uno de mis favoritos), Sarah Kane (su Crave requiere dejar muchos huecos en el significado…), Martin Crimp, Mark Ravenhill, el alemán Marius von Mayenburg, el suizo Reto Finger, el checo Petr Zelenka, que me fascina, y a quien he traducido del inglés con ayuda de una amiga checa que ponía un ojo sobre el original.

–¿Hay características comunes entre los autores que ha traducido?
No. Simplemente me han interesado por algún motivo especial. Y todos son contemporáneos. No tengo gran interés en traducir los clásicos, que ya se han traducido mil veces. Pero tal vez sea que los clásicos tampoco me interesan como director, y por eso es que mantengo con ellos una relación de respetuosa distancia.

–¿Qué recibimiento han tenido las traducciones que ha publicado?
No me puedo quejar. Han obtenido algunos premios locales, y se difunden mucho en otros países de habla castellana. Igualmente imagino que cada país debe hacer las correcciones locales necesarias.

–¿Qué formación tiene como traductor?
Ninguna. Salvo que consideremos formación el propio ejercicio de la escritura. Yo soy un escritor que traduce, y que cuando lo hace, siente que no hay gran diferencia entre escribir y traducir. En ambos casos se trata de captar en imágenes y sonidos un sentido que se nos escapa.

–¿Qué formación cree que debería tener un traductor de teatro?
–No lo sé. Imagino que debería estar inmerso en el mundo del teatro, observar a los actores, sus dificultades y triunfos en el ejercicio de la improvisación, aprender de ellos su facilidad para la ocurrencia, el repentismo, la insolencia, las desviaciones de los registros de lengua “correcta”. Pero tampoco haría ningún daño que estudiaran en profundidad el castellano. No sé si existen traductores completamente de ida y vuelta, completamente bilingües: el que puede realmente crear, inventar en una lengua, siempre lo hará con más facilidad en una que en muchas. Yo, por ejemplo, no me suelo autotraducir ni al inglés ni al alemán: si bien puedo ser preciso con mis propias intenciones con cada palabra, me faltarían elementos para juzgar la elección de una paleta determinada en un mundo lleno de colores que desconozco. Eso sí: soy la pesadilla de mis traductores, los persigo hasta la última coma. Sobre todo cuando, por una cuestión de imperialismo cultural, las obras escritas en lenguas periféricas (como el castellano) deben perder matices para ingresar en cajas más chicas, como el francés o el inglés que son lenguas –si se me permite– de una riqueza discutible al ser comparadas con las posibilidades retóricas del castellano.

–¿Qué parte de su vida profesional le dedica a la traducción?
–Bastante más de la que estoy dispuesto a asumir. No solo debo traducir teatro de vez en cuando (una o dos piezas al año) sino que a veces me veo traduciendo miles de cartas, mails, dossiers y descripciones que están a mitad de camino entre lo literario y lo práctico: mi producción teatral es cada vez más rica en el exterior (Alemania, Suiza, Francia, Italia, sobre todo) y esto me tiene traduciendo y trabajando con otros traductores muchas más horas de las que dedico a la escritura.

–¿Considera que las diferentes actividades que realiza (escribir, traducir, dirigir,
actuar) se complementan? ¿Cómo puede notarlo?
–Sí, cuando tu trabajo tiene que ver estrictamente con las palabras, todas estas actividades son muy parecidas. Traducir es a veces planear un ensayo: esto se dirá y esto otro no. A su vez, traducir y escribir son la misma cosa: en ambos casos hay un intento de pasaje de un lenguaje a otro. En la escritura, del lenguaje a veces informe de la emoción y la intuición, a las frases que las comuniquen. Tal vez la actuación sea la actividad más autónoma, pero en algunas ocasiones me he visto actuando en otros idiomas (sobre todo en cine) y también llego al set traduciendo mis propias líneas de la manera más natural posible.

–Dentro de la traducción de teatro, ¿cómo considera que debe afrontarse la necesidad de mostrar o trasladar características sociales específicas en nuevas geografías?
–Esta es una discusión muy ardua. Y depende del contexto y forma de la pieza. Por ejemplo, podríamos afirmar que en el 90% del teatro inglés la traducción exacta del contexto social es importantísima. El teatro inglés es altamente imitativo de la realidad. Los actores ingleses ponen en sus currícula cuántos acentos y dialectos pueden imitar, y sus roles quedan limitados a sus habilidades de habla. Cuando se han traducido en Inglaterra algunas obras mías, los traductores me piden datos de mis personajes que yo mismo desconozco: qué edad tiene, dónde ha nacido, a qué clase social pertenece. Les explico que a veces los personajes no son realistas, y que son engranajes de una maquinaria poética que no necesariamente es imitativa de un paisaje social determinado. A veces hay personajes que hablan de manera incorrecta, ya en la lengua original, y eso no significa que sean de clase baja ni mucho menos. Pero el inglés es el idioma del imperio, y suele regirse por reglas muy protestantes y muy prácticas: es flexible, pero también lapidario a la hora de decidir qué invenciones pueden tener lugar y cuáles sonarían simplemente a inglés mal hablado, o a globish.
Cada región geográfica debe inventar su propia traducción. Sus necesidades no son sólo lingüísticas, sino también de verosímil. Lo que nosotros llamamos realismo en la Argentina, para un británico sería grotesco. Lo que llamamos poesía, para un alemán será apenas realismo mágico. Y justificarán sus elecciones en función de maquinarias poéticas conocidas, de otros modelos que se les parezcan a lo que tienen entre manos.

–¿La posibilidad de hacer que el texto final perdure en el tiempo (que no tenga que ser modificado en caso de que se lo represente mucho tiempo después) es para usted un factor determinante a la hora de traducir?
–No, pienso en traducciones para aquí y para ahora. No puedo proyectarme hacia un futuro incierto, ni limar las asperezas y deformidades de mi época en la espera de que en el futuro se preserve algo más puro. En el futuro se harán otras traducciones, y punto. Pero creo que esto es algo más o menos excluyente del teatro, que busca siempre un verosímil muy inmediato, y aparentemente construido con ligereza y sin complicados recursos retóricos.

–¿Está traduciendo algo actualmente?


–Más o menos: me estoy “destraduciendo” a mí mismo. Mi última obra, Bocetos para el fin de Europa, fue escrita en el marco de L’Ècole des Maîtres, donde dirigí a actores portugueses, italianos, franceses y belgas francófonos. Así, los bocetos que integran esta obra están escritos en varias lenguas a la vez: italiano, francés, portugués, castellano, inglés y alemán. Para una revisión de las obras en una sola lengua (el castellano) estoy tratando de autotraducirme a mi propio idioma. Es un ejercicio fascinante. Hay cosas que suenan tan bien en italiano, que me muerdo los codos tratando de reproducir en equivalentes castellanos. Asimismo, la cantidad de malentendidos que se producen en las escenas escritas en francés (una lengua muy propicia para el error y la confusión, ya que casi todas las palabras suenan igual) son difíciles de recrear con gracia en castellano, donde los equívocos son otros. Aprendo mucho sobre mi propia escritura cuando hago este tipo de ejercicios. Por eso imagino que difícilmente deje de traducir teatro alguna vez.

jueves, 27 de marzo de 2014

Y ya que estamos con Tolkien

J. R. R. Tolkien
Poeta, traductor y nieto de Cintio Vitier y Fina García Marruz, José Adrián Vitier presentó la siguiente ponencia en el XII Simposio de Traducción Literaria en noviembre del año pasado en la Sala Villena de la UNEAC. Luego, el 11 de febrero de este año, fue recogida por la sección  Tradutore Traditore, del blog Cuba Literaria.

Breves comentarios sobre la traducción española
de la obra de J. R. R. Tolkien

Cuando yo estaba en la Lenin, pusieron en los cines una película del director Ridley Scott, llamada Leyenda. Por entonces yo no sabía casi nada de inglés. Pero algunos pasajes de la película se me quedaron en la memoria, y solía repetirlos mentalmente: por ejemplo, aquellos trasgos cazadores que cantaban: «Higher, higher, burning fire! Making music like a choir!» No entendía ni remotamente todas las palabras, pero así se me fue revelando la música de la lengua inglesa. Y fui sintiendo que este idioma, por alguna razón, parecía especialmente adecuado para contar las historias que llaman de fantasía, que eran las que más me gustaban. Luego, por esa misma época, mi primo Rapi Diego me prestó una edición de El señor de los anillos en español. Y ahí sí que caí, como se dice, «muerto en la carretera». Quedé completamente maravillado, hasta el día de hoy. Decidí estudiar inglés en la universidad, no pensando en ninguna futura ventaja profesional, ni tampoco, lo confieso, en poder ser útil a mi país, sino tan solo en poder acceder plenamente a los tesoros de la literatura fantástica.

Alguien podría argüir que el género fantástico ha producido algunos de los peores libros de la literatura universal. Es cierto. Muchos de ellos estaban en la biblioteca del Quijote, y Cervantes se dio el gusto de quemarlos por mano del cura y del barbero del pueblo, cuyo conocimiento del género fantástico de moda en su época, los libros de caballería, siempre me pareció sospechosamente exhaustivo. De Cuba, por ejemplo, se dice que produce el mejor tabaco del mundo. Y yo creo que es cierto. Pero cualquiera que haya comprado tabacos en la bodega podría constatar que probablemente también produce el peor tabaco del mundo. Así pues, hay sitio para ambas verdades en el mismo universo; no se excluyen ni se niegan mutuamente.

Después de años de verme fascinado con la literatura fantástica, mis padres me regalaron una compilación de la correspondencia de John Ronald Reuel Tolkien. Algunas de aquellas cartas fueron otra revelación. Entre otras cosas, me corroboraron el secreto de El señor de los anillos; dice el autor en carta a sus editores donde les habla de aquel libro que por entonces pocos conocían: «Está escrito con la sangre de mi vida». Eso ya lo sabíamos; pues el corazón al corazón habla. Pero qué conmovedor oírselo decir. Es como cuando John Keats en una carta a su prometida y a su futura suegra, les asegura: «Algún día estaré entre los poetas ingleses».

El caso es que en aquellas cartas también pude asomarme a las distintas fuentes que nutrieron las historias de Tolkien, aquel universo neto, donde un año es un año y una milla una milla, sustentando, cual sólida columnata, el colosal friso de su mitología; y aquel entramado de lenguas, engendrado con una autoridad poética de veras insólita, casi sin precedentes. Y por otra parte, vi la pasión y simpatía con que el autor procuraba contestar todas las inquietudes de sus lectores. Pues la desconcertante minuciosidad y consistencia de su mundo creado suscitaban no pocas preguntas: «Los magos, ¿no eran cinco?; en su libro salen solo tres, ¿qué se hicieron los otros dos magos?», «Si los hobbits, en sus propios cumpleaños, hacían regalos a su familia y allegados, ¿por qué Gollum llama “su regalo de cumpleaños” al Anillo que arrebatara violentamente a su primo?», «Quiero ponerle a mi hijo el nombre de tal o más cual personaje, ¿qué le parece a usted?». A todo esto contestaba el autor con invariable paciencia y cordialidad. Y resulta que, años después de releer varias veces sus libros, me ha surgido también una duda que me hubiera gustado mucho preguntar a Tolkien: se trata de un error que creo se ha deslizado en todas las ediciones de la traducción española de El hobbit, sin que nadie lo haya señalado.

Para quienes no conozcan el libro El hobbit, podemos resumir que se lo considera un clásico moderno de la literatura infantil. Para mí, sin embargo, no acaba de tener un sabor moderno ni tampoco infantil. Solo concuerdo cien por ciento en lo de clásico. Estamos hablando, pues, de la traducción de un clásico, o sea, de una traducción con potencial para ser todo lo eterna —o, por lo menos, todo lo perfecta— que puede ser una obra humana. Es por eso que nos detenemos en estas minucias, porque realmente pensamos que una obra como esta amerita una revisión más esmerada. Aunque por momentos creo escuchar en mi cabeza la voz de maese Pedro diciendo a don Quijote: «No mire vuesa merced en niñerías, ¿no se representan de ordinario mil comedias, llenas de mil disparates, y con todo eso siguen felicísimamente su carrera, y aún son oídas con admiración?». Sean pertinentes o no estos comentarios, prometo que serán breves.

En  El hobbit, hay un pasaje en el que Bilbo, Thorin Escudo de Roble, y los demás enanos, están cruzando un arroyo en medio del Bosque Negro. De repente se oye un sonido de cascos corriendo, y acto seguido se distingue la figura de un ciervo volador —en inglés, «flying deer»— que arremete en dirección a ellos, desbandándolos. El ciervo toma impulso y salta hasta la orilla opuesta, pero no llega indemne a ella, pues Thorin lo intercepta en pleno salto con un flechazo certero.

Mi humilde opinión es que nunca hubo ningún ciervo volador en este pasaje. Sino solo un ciervo fugitivo, un ciervo que huía a toda velocidad —que en inglés se dice, también, «flying deer»—. Mis argumentos a favor de esta tesis son:

1-El ciervo viene corriendo, se escuchan sus cascos, carga desde la tierra, no desde el aire, contra los protagonistas. Y luego toma impulso y salta, no vuela.

2-En el resto de la obra de Tolkien no vuelve a mencionarse jamás una criatura tan portentosa y llamativa, ni ninguna otra semejante.

3-Una amiga traductora y editora, Maia Barreda, traduciendo del inglés un libro de mitología griega, tropezó con un problema muy parecido: una vaca voladora «flying cow»— que tampoco lo era en absoluto, sino que se trataba tan solo de una vaca que huía, corriendo. Por lo visto, algunos traductores, y muchísimos lectores, suponen que la mitología y la fantasía lo aguantan todo, en especial vacas o ciervos voladores.

Quiero comentarles, sin entrar en detalles, que la traducción española de El señor de los anillos de Tolkien, sin negarle sus virtudes ni ocultar nuestro rendido agradecimiento como fieles lectores, está plagada de cientos de errores de diverso calibre, que en su inmensa mayoría no han sido enmendados en ninguna de sus diecinueve ediciones impresas. Y es posible que no sean enmendados nunca, en tanto no se demuestre matemáticamente que la calidad de las traducciones tiene algún efecto sobre los índices de ventas.

Hay sitios web dedicados a enumerar los cientos o tal vez miles de gazapos de traducción y edición que ha sufrido la obra de Tolkien, pues, naturalmente, semejante volumen de errores no podía escapar a la atención de los fanáticos acuciosos, y muchas veces doctos, del universo de este autor, quien, dicho sea de paso, fue en vida uno de esos caracteres escrupulosos y minuciosos que padecen la necesidad de «hacerlo todo bien», linaje que entre nosotros ilustra la obra y la persona de Eliseo Diego, y en España, por ejemplo, un Juan Ramón Jiménez.

Para no aburrir en exceso a quienes no estén tan vivamente interesados por esta cuestión —en cierto sentido, minúscula— de los errores de traducción, voy a citar solo un par de ejemplos que aparecen en todas las ediciones españolas de El señor de los anillos. A diferencia del ciervo volador de El hobbit, del que nadie parece extrañarse, salvo yo, estos que citaré son parte del millar de errores que también han sido detectados por otros lectores, según puede comprobarse en Internet.

Los hobbits han abandonado la comodidad de su hogar y viajan, en medio de grandes peligros, hacia un sitio llamado Rivendel. Al pasar por la posada de Bree, en tierras de Eriador, reciben una carta del mago Gandalf, en la cual aparecen unos versos que se refieren veladamente a un aliado con quien habrán de encontrarse. Este aliado es Aragorn, alias Trancos, un personaje de aspecto extraño e inquietante, pero que en realidad es, como se revela luego, el legítimo rey de todas aquellas tierras.
Los famosos versos dicen:

All that is gold does not glitter,
Not all those who wander are lost;
The old that is strong does not wither,
Deep roots are not reached by the frost.
From the ashes a fire shall be woken,
A light from the shadows shall spring;
Renewed shall be blade that was broken,
The crownless again shall be king.

No es oro todo lo que reluce,
ni toda la gente errante anda perdida;
a las raíces profundas no llega la escarcha;
el viejo vigoroso no se marchita.
De las cenizas subirá un fuego,
y una luz asomará en las sombras;
el descoronado será de nuevo rey,
forjarán otra vez la espada rota.

La traducción española (labor conjunta de Matilde Horne, Luis Domenéch y Rubén Masera) contiene un error de concepto grave en el primer verso: Tolkien altera intencionalmente el refrán «All that glitters is not gold» (lit. «no es oro todo lo que reluce») por «All that is gold does not glitter» (lit. «no todo lo que es oro reluce»), dándole el mismo sentido de que las apariencias engañan, pero desde un punto de vista distinto, destacando que lo que es bueno puede estar oculto bajo una mala apariencia; mientras que el refrán no alterado significa que lo aparentemente bueno puede, en el fondo, no serlo. La traducción correcta sería, pues: «No todo lo que es oro reluce».

Un poco después, mientras huyen de sus perseguidores, Aragorn tranquiliza a los hobbits diciéndoles que no cree que los Jinetes Negros ataquen Bree esa noche, «not while all the long leagues of Eriador still lie before us» («no mientras tantas largas leguas nos separen de Eriador»). La realidad es que no hay leguas que los separen de Eriador, porque Bree está en Eriador. La frase correcta es «no mientras aún tengamos ante nosotros todas las largas leguas de Eriador»; es decir, que los Jinetes podían tomarse el ataque con calma, pues había mucho Eriador por recorrer antes de llegar a Rivendel o a cualquier otro lugar seguro.

La tarea de presentar errores no nos parece especialmente grata. Por eso les he traído un mínimo de ejemplos para ilustrar el problema. Y ya para terminar, quisiera decir algo acerca de un comentario de la señora Matilde Horne, destacada traductora de El señor de los anillos; comentario que apareció publicado hace unos años en el diario El País. Dice así: «Nunca vi mucha poesía en Tolkien (…) Definitivamente debí haberlo leído con veinte años y no con sesenta».

Este tipo de juicios no se pueden sustentar, ni refutar, con argumentos. Y al no poder ser rebatidos, adquieren el peso visceral de un absoluto. Al escuchar tales juicios en boca de otros, especialmente amigos o especialistas respetables como Matilde Horne, no podemos hacer otra cosa que quedar inermes, y aceptar la saludable diversidad de las almas; mas no sin repetir mentalmente algunos fragmentos favoritos; como este, con el que quisiera terminar. La traducción, en este caso, es mía.

Tras el acabamiento del reinado de Sauron, en El señor de los anillos, leemos que en medio de la majestuosa celebración, se presentó un juglar, el cual, arrodillándose, pidió permiso para cantar.

¡Escuchad, señores y caballeros y hombres de valor sin tacha, reyes y príncipes, y leal pueblo de Gondor; y Jinetes de Rohan (…) pues cantaré la balada de Frodo de los Nueve Dedos y el Anillo del Destino! (…) El ejército en pleno reía y lloraba de puro deleite, y en medio de la alegría y de las lágrimas se alzó la voz de oro y plata del juglar, y todas las demás voces se acallaron. Y él les cantó, ora en la lengua de los elfos, ora en el idioma del oeste, hasta que los corazones se desbordaron, traspasados por la dulzura de sus palabras, y la alegría de todos centelleó como espadas, y los pensamientos volaron a las regiones donde el dolor y la dicha fluyen a la par, y las lágrimas son el vino de la bienaventuranza.

La grandeza de una obra literaria jamás está segura: pende siempre de un hilo inmaterial, que es el amor de los lectores; y el traductor puede ser, o bien la Parca que lo corte, o bien la que determine el plazo de su destino, o bien la que hile por siempre su hebra de vida.



miércoles, 26 de marzo de 2014

Una traducción de J. R. R. Tolkien del principal cantar de gesta anglosajón

La noticia proviene del diario Vanguardia, de México, y fue publicada sin firma el domingo 23 de marzo. En ella se habla de una traducción al inglés del poema anglosajón Beowulf, realizada por J. R. R. Tolkien, mucho antes de que alcanzara la fama. Dice la bajada: “Dicha versión del texto antiguo y anónimo –escrito en verso aliterativo y que data de principios del siglo XI– se publicará el 22 de mayo en inglés moderno

Publicarán traducción de Tolkien del poema Beowulf

Londres.- La traducción que hizo J.R.R. Tolkien del poema épico Beovulfo (Beowulf), escrita originalmente en inglés antiguo, se publicará por primera vez, casi 90 años después de que fuese completada por el autor de El Señor de los Anillos.

El hijo de Tolkien, que gestiona el legado del escritor, anunció hoy que ha firmado un acuerdo con la editorial Harper Collins para publicar el 22 de mayo la traducción al inglés moderno de ese poema anglosajón anónimo, escrito en verso aliterativo y que data de principios del siglo XI.

El nuevo trabajo de Tolkien que saldrá al mercado, Beovulfo: Una traducción y un comentario, ha sido revisado por su hijo Christopher Tolkien.

Se trata de la última de una serie de publicaciones de obras póstumas de Tolkien, que murió en 1973, conocido sobre todo por sus obras de fantasía como la citada El Señor de los Anillos o El Hobbit, adaptadas exitosamente a la gran pantalla.

El pasado año, se publicó, también por primera vez, su poema “La Caída de Arturo”.

"La traducción de Beovulfo de J.R.R. Tolkien ha sido un trabajo temprano, muy distintivo en su forma, completado en 1926", señaló a los medios británicos Christopher Tolkien.

Si bien Tolkien "regresó más tarde a ese poema para realizar correcciones apresuradas, parece que nunca se planteó publicarlo", según observó su hijo.

"Esta edición es dual, con un comentario clarificador sobre el poema hecho por el propio traductor, en la forma escrita de una serie de charlas impartidas en Oxford en 1930", agregó Christopher Tolkien.

Si bien el poema no tiene título en el manuscrito, se le ha denominado Beovulfo desde principios del siglo XIX y actualmente se conserva en la Biblioteca Británica en Londres.

El poema cuenta cómo el príncipe godo Beovulfo acude en ayuda del rey danés Hroðgar, matando al monstruo Grendel y a su madre antes de resultar él mismo mortalmente herido por un dragón años después.

Es el poema épico escrito en inglés antiguo más largo que se conoce y ha inspirado incontables versiones.


A nivel de epopeya la relevancia de esa obra se iguala a la del Cantar del Mío Cid español y dio lugar a numerosos estudios durante el siglo XX.

martes, 25 de marzo de 2014

Políticos españoles y geoestrategia: una ilimitada capacidad para convertir lo que se toca en mierda

El viernes, 21 de marzo pasado, desde su blog Addenda et Corrigenda, Silvia Senz Bueno se ha ocupado de manera exhaustiva, según es su costumbre, de la cuestión del castellano en África. Reproducimos a continuación lo que el lector también puede encontrar en http://addenda-et-corrigenda.blogspot.com/2014/03/la-lengua-espanola-una-cuestion-de.html

 

La lengua española, una cuestión de Estado también en África:
la Academia del dictador Obiang y la geoestrategia española


Desde la década de 1990, el castellano ha sido  una elemento estratégico en la política cultural, lingüística, exterior y económica española por su potencial simbólico en la creación de imaginarios colectivos alrededor de la idea de hispanidad, por su centralidad en la competencia entre bloques geoidiomáticos potscoloniales, por su presencia en el codiciado mercado americano y por su relevancia a la hora de convertir a España en puente e interlocutor «natural» entre Latinoamérica y la Unión Europea (todas estas, cuestiones tratadas en diversos capítulos [1, 2, 3...] de El dardo en la Academia, en la obra de José del Valle y en el último libro de Juan Carlos Moreno).

Ahora, todo escrúpulo que pudiera quedar de las prácticas propias de ese periodo de instrumentalización de la lengua se deja en el camino cuando esos mismos intereses se centran en la única excolonia española en el continente africano donde el español es lengua oficial: Guinea Ecuatorial.

Dejamos que el lector entrenado de este blog lea los enlaces (o la selección que se le ofrece) sobre la evolución de la política de Estado española en Guinea Ecuatorial, encadene los hechos y colija de ello lo que considere:

1. 2005, anuario del Instituto Cervantes El español en el mundo: Trinidad Morgades, «Breve apunte sobre el español en Guinea Ecuatorial»

«1. Panorama lingüístico de Guinea Ecuatorial 
La población autóctona de Guinea Ecuatorial está formada por un grupo de pueblos bantúes. En el país se identifican, desde el punto de vista lingüístico y el etnográfico, lenguas y etnias con las siguientes denominaciones: fang, bubi, ndowe, bisio, baseke, benga y dos lenguas de raíces extra-africanas (fa d’ambo y el pidgin de Guinea Ecuatorial). Esta pluralidad de pueblos africanos, con sus respectivas lenguas bantúes, añadido a la presencia de lenguas europeas (español, francés, inglés) y de otras lenguas (latín, árabe, ruso, chino, coreano, hausa, yuruba, ibo, efik, ghanés, beninua, bamelike, ewondo), hacen que Guinea Ecuatorial sea un país multilingüe. 
Esta enorme riqueza cultural y lingüística que caracteriza a Guinea Ecuatorial ha merecido la atención de programas de investigación y desarrollo de las lenguas autóctonas nacionales. [...]

2. Breve reflexión sobre la situación de la lengua española en Guinea Ecuatorial 
Desde 1844 la lengua española había sido la lengua oficial en la administración y en todos los sectores de la educación en Guinea Ecuatorial. Durante los disturbios sociopolíticos que tuvieron lugar en la década de los setenta en el país, la lengua española, y por extensión determinados valores morales, sociales y educativos, sufrieron una tremenda agresión, motivada y justificada, entre otras razones, por la idea de la identidad y la autoestima de la cultura africana autóctona con la que se intoxicó el poder político. El español fue declarado lengua «importada» y se prohibió su uso, lo que llevó a que en todo el ámbito nacional se hablasen las lenguas nacionales (vernáculas) y, a nivel oficial, la lengua fang. Esta situación trajo consigo el empobrecimiento de la lengua española en toda la sociedad. Desde que se inició la recuperación política, cultural y económica de Guinea Ecuatorial en 1979, la lengua española ha padecido inevitablemente los estragos motivados por los años de conflicto sociopolítico. Como consecuencia de ello, se podría afirmar, hoy por hoy, que, lamentablemente, muchos de los nacidos a partir de la segunda mitad de la década de los sesenta tienen bastante dificultad para escribir correctamente en español. 
Desde el 3 de agosto de 1979 se inició una época de recuperación cultural esperanzadora en todos sus aspectos. El español volvió a ser reconocido como lengua oficial del país en la Ley Fundamental de Guinea Ecuatorial (Carta de Akonibe), aprobada por referéndum en 1982. El español fue reconocido en ese momento como la primera lengua oficial de trabajo, enseñanza y cultura. 
Recientemente, los esfuerzos llevados a cabo por la Cooperación Española Internacional se han visto reforzados por un programa de colaboración entre la Universidad Nacional de Guinea Ecuatorial y la Universidad de Alcalá de Henares. Gracias a esta iniciativa, y dado el enorme potencial que representa hoy en día el aprendizaje del español para lograr mayores oportunidades en el mundo laboral por el incremento del comercio y las transacciones económicas con Hispanoamérica, muchos estudiantes procedentes de otros países de África, como Nigeria, Camerún, Gabón y Sudáfrica, pueden venir a Guinea Ecuatorial para embarcarse en el aprendizaje de la lengua española, cumpliendo de este modo el sueño dorado de los lingüistas ecuatoguineanos de hacer que Guinea Ecuatorial sea el punto de encuentro ideal para la difusión de la lengua española por todo el continente africano.»

«La Real Academia Española ha nombrado, por primera vez en su historia, a cinco destacados guineanos académicos correspondientes de la RAE en Guinea Ecuatorial, un país en el que se habla español y hay "un gran interés" por este idioma. Estas cinco personas, según afirma el director de la Academia, Víctor García de la Concha, en declaraciones a Efe, "constituirán una célula de trabajo, como correspondientes, en estrecha colaboración con la RAE y con la Asociación de Academias de la Lengua Española".
Los cinco académicos son Julián Bibang Oyee, jefe del Departamento de Filología Hispánica en la Universidad Nacional de Guinea; Trinidad Morgades, vicerrectora de ese mismo centro universitario; Federico Edjoo Ovono, embajador de la República de Guinea en Francia; Agustín Nze Nfumu, embajador de su país en el Reino Unido, y Leandro Mbomio Nsue, uno de los artistas más importantes de Africa, conocido como "el Picasso negro". La tradición de nombrar académicos correspondientes es muy antigua y, de hecho, la RAE cuenta con más de 90 colaboradores de esta clase repartidos por diversas comunidades autónomas y por numerosos países extranjeros. [...] La idea de la Academia es que los miembros de esa "célula de trabajo" que se pondrá en marcha en Guinea Ecuatorial vayan viniendo a Madrid, a la sede de la RAE, para "conocer de cerca los proyectos académicos y empezar a colaborar", [...] añadió García de la Concha.» 

Justo Bolekia
«El profesor de la Universidad de Salamanca Justo Bolekia ha dado la señal de alarma: el idioma español está seriamente amenazado en el único país africano donde es lengua oficial, Guinea Ecuatorial. En lugar de convertirse en referente del hispanismo negroafricano, la desidia de las autoridades de este país está permitiendo que el español se pierda, amenazado por la creciente influencia de otras lenguas, como el francés y el portugués, y por el desinterés oficial.
[...] En este sentido, añade que “no existe una academia que vele por el correcto uso del español, cosa que sí hay en cualquier país iberoamericano. Hace poco se nombró a cinco académicos, el embajador en Reino Unido, ha escrito un libro en su vida, el embajador en Francia, no ha escrito un libro en su vida, una señora llamada Trinidad Morgades, ha escrito cinco páginas en su vida, un escultor que tampoco ha escrito un libro en su vida, y un profesor de español, Julián Vivan, que ha escrito ensayos y poesía, el único que ha escrito algo. Estos son los vigilantes del español que se habla en Guinea Ecuatorial. Así se va deteriorando una lengua”. Y mientras tanto, ¿qué hace España? “En todos los países donde Francia fue potencia colonial está el Instituto Francés, no para colonizar, sino para proteger el uso de la lengua. En Guinea Ecuatorial debería estar el Instituto Cervantes para velar por el correcto uso del español y así proyectarlo hacia el resto del África negra. Pero no está. Guinea Ecuatorial es un país huérfano dentro del mundo hispano, no porque se le haya impuesto, sino porque la misma Guinea Ecuatorial, siendo consciente de su complejo de inferioridad de cara a la lengua castellana, se ha automarginado de la hispanidad.» 

Agustín Nze, Ministro de Información
«[...]
 ¿Qué porcentaje de población habla español?
–El 90 % de la población. Tendríamos que excluir a las personas que ya tienen una cierta edad y que en su momento no aprendieron el idioma, pero prácticamente todo el mundo lo conoce y lo emplea. Gracias al avance de la alfabetización, el español es, de lejos, la lengua mayoritaria en Guinea Ecuatorial.
–Ha mencionado que también el francés es idioma oficial. ¿Cuánta gente lo conoce y emplea?
–Guinea Ecuatorial se encuentra en una posición geográfica complicada. Somos el único país en todo el continente africano que tiene el español como idioma oficial, lo que a la fuerza nos condenaba a un aislamiento en el entorno geopolítico. Este hecho provocó que el Gobierno se viera obligado a adoptar el francés como idioma oficial con el objetivo de romper ese aislamiento natural e integrarnos con el resto de culturas próximas. Es suficiente con observar un mapa de la zona: al norte hacemos frontera con Camerún; al este y al sur con Gabón, y además con Congo y Chad, y todos son francófonos. Por ello, y en base a una estrategia geopolítica, Guinea no tuvo más remedio que adoptar también el francés. Sin embargo la población no lo conoce. En ocasiones se emplea, pero su utilización es mucho más débil, por no decir prácticamente inexistente. El Gobierno sólo lo utiliza cuando debe relacionarse con el resto de países del entorno y en la zona de las fronteras. Es un idioma de trabajo, pero no está implantado entre la población, la cual no tiene un especial interés por él.
[...]
–La presencia española en Guinea Ecuatorial se inició en 1778 y desde ese año la implantación del idioma ha pasado por diversas fases. En 1968, año de la independencia, se redujo su aprendizaje, mientras que once años después se inició un proceso de recuperación. Determinadas fuentes informan de que a día de hoy, al contrario de lo que usted nos comentaba, el español no está completamente extendido. ¿Qué opina de ello? 
–La afirmación es relativa. Si bien es cierto que la gente vive en poblados y que emplean mayoritariamente sus lenguas propias, el sistema administrativo y educativo utiliza única y exclusivamente el español. Por supuesto, de 1969 a 1979 perdió terreno debido fundamentalmente al régimen político del momento, que prohibía utilizar el idioma, pero en la actualidad está completamente extendido.
[...]
–Los países que fueron colonias en algún momento de su historia suelen mostrar un sentimiento negativo hacia la antigua potencia. ¿Existe esta característica en Guinea Ecuatorial?
–Son temas diferentes. Una cosa es la política, otra la herencia hispana. Lo que yo pueda sentir con respecto al ex colonizador no tiene absolutamente nada que ver con la asunción de mi hispanidad. El colonizador te impone unas ciertas normas, unas condiciones de vida y de trato ante las cuales mi persona puede rebelarse y sentirse decepcionada o frustrada, pero eso no tiene nada que ver con mi asunción de la hispanidad. Hoy en día el concepto de hispanidad no pertenece exclusivamente a España, sino que va más allá de los límites geográficos y de la realidad política del país. De hecho, la hispanidad es un concepto completamente diferente de lo que es España como entidad política y como sociedad. Por supuesto, en Guinea Ecuatorial tenemos nuestros más y nuestros menos con las autoridades española, pero nuestra hispanidad no la ponemos en juego.
–¿Existe algún programa de promoción del español o cree que no hace falta porque ya está lo suficientemente extendido?
–Un idioma nunca se considera lo suficientemente expandido o arraigado en una sociedad. También en España sigue enseñándose español todos los días. La globalización en la que estamos inmersos se caracteriza por diferentes luchas hegemónicas y de poder, y el idioma no se libra de ello. Hace unos años fui invitado por el Instituto Cervantes y por la Academia de la Lengua a la cumbre que tuvo lugar en Cartagena de Indias (Colombia), y durante ese congreso planteé que si un idioma se descuida corre peligro. No creo que podamos dormirnos en los laureles con el español; en un entorno globalizado todas las realidades culturales intentan imponerse, y si no lo tenemos en cuenta el idioma puede verse perjudicado. Es el caso de América Latina, donde a causa de la influencia norteamericana mucha gente emplea una mezcla de inglés y español, o de la propia España, en conflicto permanente con reivindicaciones como las del catalán. El idioma español debería seguir luchando, no sólo por mantenerse sino también por expandirse, tanto en el contexto nacional como en el internacional. En Guinea Ecuatorial la política es la de fomentar la expansión y el arraigo del español.
–¿Cree que existe peligro de desaparición de las lenguas étnicas?
–Sí. Se están tomando medidas para evitarlo, intentando potenciar su difusión, pero el hecho de que sean orales lo dificulta un poco. Tienen espacio en los medios de comunicación, se utilizan diariamente dentro de las etnias y además existen movimientos y estudiosos que están haciendo esfuerzos para mantenerlas vivas.» 

«[...] Aunque el Gobierno viene tratando de suavizar la relación con el régimen ecuatoguineano, el Congreso mantiene su desencuentro con Obiang desde 2006, cuando todas las minorías se unieron para protestar por su visita a la Cámara baja y censurar al presidente José Luis Rodríguez Zapatero por recibirle en La Moncloa.»

El dictador Obiang y un cazador de elefantes

«[...] Todos los Gobiernos de la democracia lo han intentado y todos han salido escaldados. Ahora es el PP el que pretende estrechar relaciones con la única excolonia española del África subsahariana :Guinea Ecuatorial. El secretario de Estado de Cooperación y para Iberoamérica, Jesús Gracia, se convertirá hoy en el primer alto cargo de Mariano Rajoy que visita Malabo. [...] Según ha podido saber El País, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, mantuvo un breve encuentro con Obiang a finales de septiembre en Nueva York con motivo de la asistencia de ambos a la Asamblea General de la ONU. En ese encuentro, según las fuentes consultadas, Obiang mostró su deseo de visitar España, a donde no viaja desde 2006, aunque se formó como militar en la Academia de Zaragoza. 
Aún falta mucho para que una visita de ese nivel pueda materializarse, pero el viaje de Jesús Gracia es un primer paso para recomponer relaciones. El distanciamiento del régimen de Malabo respecto a Francia —después de que la justicia gala incautase la flota de coches de lujo del hijo de Obiang y vicepresidente, Teodorín Nguema Obiang, acusado de saqueo de fondos públicos—brinda una oportunidad a España de entrar en el negocio petrolero. Siempre que esté dispuesta a mirar para otro lado en un país en el que, mientras la mayoría de la población vive en la pobreza, Teodorín ofrece una prima de cinco millones de euros a su selección por ganar el partido con España.»

«El presidente de Guinea Ecuatorial, Teodoro Obiang, ha creado en su país una academia de la lengua española, según anunció en el Foro de la Nueva Comunicación el director de la Real Academia Española (RAE), José Manuel Blecua. Durante una conferencia que pronunció en la tribuna de Nueva Economía Forum, el responsable de la RAE se refirió a la creciente presencia del español en continentes como Asia y África, y dijo que podía anunciar en este foro la creación días atrás de la “academia ecuatoguineana de la lengua española”. 
Aclaró que los miembros ‘correspondientes’ (antesala a su consideración formal de académicos) ya están nombrados, pero deben recibir el pertinente visto bueno de la RAE y de la Asociación de Academias de la Lengua Española. Las dos instituciones tienen que dar luz verde a que la nueva academia “no tolera intromisiones políticas”. 
Según Blecua, lo de Guinea-Ecuatorial constituye “un problema político importante” y hay que moverse con “prudencia”, pero la RAE tiene interés en que haya una academia en la que el español tiene competencia con la presión de la “francofonía”.»

8. 2014:  «El Instituto Cervantes y la UNED invitan en Bruselas al dictador Obiang» 

«Alfombra roja española a Teodoro Obiang en la capital de la Unión Europea (UE).
Las delegaciones del Instituto Cervantes y de la Universidad Española de Educación a Distancia (UNED) en Bruselas, dependientes del Ministerio de Educación y Cultura, han programado sendas conferencias en las que participará el dictador de Guinea Ecuatorial,a principios de abril. El jefe de Estado guineano aprovechará su asistencia a la IV cumbre entre la UE y África, que se celebrará en la capital comunitaria los días 2 y 3 del mes próximo, para estrechar lazos con el Gobierno español y con los representantes diplomáticos del resto de Estados miembros, a pesar de las rotundas críticas expresadas reiteradamente por varias instituciones europeas contra el régimen político del país africano.
Según confirmaron fuentes del Cervantes, el dictador de la antigua colonia española pronunciará una conferencia bajo el título El español en África en la sede de la institución en Bruselas, en un acto organizado e impulsado por la embajada de Guinea Ecuatorial ante la UE. También asistirá a un evento auspiciado por la UNED. Fuentes cercanas al organismo corroboran que la visita del presidente guineano se produce “por expreso deseo” del propio Obiang, al ser la UNED la única universidad extranjera con presencia en Malabo y Bata, las dos ciudades más importantes del país. El mandatario estudió en esa institución educativa. 
Las conferencias de Obiang en instituciones españolas financiadas con fondos públicos se produce cuatro meses después de que la selección española de fútbol disputara un polémico partido amistoso en la capital guineana, Malabo. [...]
En aquella ocasión, las dudas sobre la decisión tomada por el Gobierno al permitir que se disputase el partido llegaron a la Eurocámara. [...]
Guinea Ecuatorial, país muy rico en recursos naturales (especialmente petróleo), vive bajo el férreo sistema presidencialista de Obiang desde 1979, a pesar de las sucesivas promesas de reformas democráticas que nunca se han sustanciado.»

9. 2014: «La Cámara de Comercio española en Bruselas se suma al agasajo a Obiang»

«[...] Fuentes cercanas a la Cámara de Comercio española en Bruselas —una institución privada centrada en desarrollar el comercio y las inversiones entre España, Bélgica y Luxemburgo— han confirmado a El País que el coloquio tendrá lugar el próximo día 1 de abril a las 12.30, justo después de que el dictador africano imparta su conferencia El español el África en el Instituto Cervantes. Estas mismas fuentes atribuyen la visita de Obiang al “interés” que su presencia en la capital comunitaria ha despertado entre los empresarios españoles y europeos radicados en Benelux.
Durante el almuerzo-debate, el dirigente tendrá la oportunidad de charlar con los empresarios sobre cuestiones económicas “de relevancia” para ambas partes. “El presidente Obiang centrará su intervención en las oportunidades de negocio en Guinea Ecuatorial”, señalan. La aprobación de los conferenciantes que pasan por la Cámara de Comercio en Bruselas corresponde única y exclusivamente a su Consejo de Administración, en el que están representadas importantes compañías españolas de diversos sectores. La presidencia de honor del organismo recae sobre el embajador de España en Bélgica, Ignacio Matellanes, que puede participar en las deliberaciones con voz pero sin derecho a voto

«La presencia del dictador ecuatoguineano Teodoro Obiang en Bruselas, invitado por el Instituto Cervantes y la UNED a dar charlas sobre el 'Español en África' en la capital comunitaria, ha cosechado el rechazo de una gran parte del arco parlamentario y las críticas al ministro de Educación, José Ignacio Wert. Las críticas han llovido desde PSOE, CiU, ERC, IU, Amaiur, UPyD, entre otros. 
El portavoz del PSOE en la Comisión Mixta para la Unión Europea, Juan Moscoso, considera "inexplicable" que el Gobierno español destine fondos para invitar al dictador a Bruselas a impartir conferencias mientras ha cortado la financiación, condenado a su "cierre", a las sedes que la Universidad de Educación a Distancia (UNED) tiene en Guinea.
En declaraciones en los pasillos de la Cámara Baja, Moscoso ha expresado su "estupor" por el hecho y ha pedido que no se destine dinero público para esto. Moscoso ha recordado que la UNED es la única universidad que enseña en castellano en el único país del continente africano donde se habla español y que hace dos años que el Gobierno "ha recortado su financiación a cero" forzándola a cerrar.
En este contexto, el diputado socialista ha cargado contra el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, por ir "por todas partes haciendo gala de la 'Marca España' y a la vez permitir que se cursen invitaciones a Obiang que "no se justifican de ninguna manera". Moscoso ha exigido saber en qué condiciones se ha invitado al dictador ecuatoguineano y cuánto dinero público se va a dedicar para promocionar al presidente de un país que tiene una "inmensa riqueza" pero en el que "la mayoría de los ciudadanos viven en la más absoluta miseria y sin ningún tipo de derecho".
[...]
El portavoz de Esquerra Republicana en el Congreso, Alfred Bosch, ha arremetido contra el ministro de Educación y Cultura, José Ignacio Wert, por utilizar "dinero público" para "invitar" a un "dictador" como el guineano a "dar lecciones de filología española" en Bruselas y ha avanzado que su formación va a presentar una iniciativa para intentar que esto no suceda. "Nos parece muy mal y condenamos que el Cervantes se gaste dinero público en invitar un dictador a dar lecciones de filología española", ha denunciado Bosch, quien se ha preguntado "qué dirían políticos y opinadores" si el Instituto Ramón Llull invitara a un personaje similar a dar una conferencia en la sede de la Generalitat en París sobre el catalán en África. Y es que el independentista catalán considera que hay una "norma universal" que prohíbe "invertir dinero público en invitar a dictadores a dar conferencias". "Eso es una línea roja", ha dicho Bosch.
También desde la coalición abertzale Amaiur se ha pedido explicaciones al Gobierno por "apoyar y promocionar" a Obiang. Su diputado Rafael Larreina considera "inaudito" que desde instituciones estatales y con fondos públicos, se financien actos de "propaganda" de "un dictador responsable de importantes y numerosas vulneraciones de derechos humanos" y que ha impulsado "operaciones de limpieza étnica". [...]
Desde UPyD, Rosa Díez considera "una vergüenza insostenible" que el Instituto Cervantes y la UNED hayan invitado al presidente ecuatoguineano, Teodoro Obiang, a dar conferencias en Bruselas sobre la lengua española a principios de abril, y ha exigido al Ministerio de Educación que rectifique y retire esa iniciativa. [...] Rosa Díez ha recordado que no es la primera vez que las relaciones con Obiang desatan una polémica política y ha recordado las críticas de hace cuatro meses cuando la Federación de Fútbol decidió organizar un partido amistoso en Malabo.»