El 20 de febrero pasado, una nota de Cultura InfoBAE informaba
que había una polémica por los derechos y la traducción de Asterix en
castellano. La bajada de la nota, sin firma, señalaba que “desde la editorial Libros del Zorzal denuncian que Hachette, la
casa francesa que publica la serie en su idioma original, no respetó un acuerdo
previo al volver a autorizar a su subsidiaria Salvat la venta en kioscos de la
historieta de René Goscinny. Además, difunden grandes inexactitudes de esa
primera traducción. Una pelea entre el negocio y la calidad”. En el
desarrollo de la nota, Leopoldo Kulesz,
director editorial de Libros del Zorzal, comentaba que en 2014 le compraron los derechos a Hachette y por eso
pudieron sacar la colección con nueva traducción (coedición de Planeta con
Libros del Zorzal). ‘El problema fue que Hachette ahora también le cedió a Salvat los derechos
para kioscos. Una operación en kioscos se maneja con un volumen
alto y un precio bajo y arrasa con todo lo que encuentra en su camino. Y
además, con la traducción anterior que es muy mala y la gente de Hachette lo
sabía. En nombre de una operación puntual, Hachette aplasta
años de trabajo de instalación de la nueva traducción’”.
Más allá del aspecto económico, se trata de una nueva
batalla entre el castellano de Latinoamérica y el de España. Por ello, y para
justificar mejor las quejas de Kulesz, se reproduce a continuación parte del
artículo incluido en la página web de Libros del Zorzal, donde, con lujo de
detalles, se señala el tipo de trabajo realizado en la Argentina y las
diferencias con la traducción española.
A Goscinny lo que es de Goscinny
La
historieta Asterix el galo fue creada por el guionista René Goscinny y el
dibujante Albert Uderzo en 1959. Conoció un éxito inmediato en Francia, luego
en el mundo entero y está traducida a más de 100 idiomas. La traducción que más
circuló en castellano es la de Jaime
Perich y Víctor Mora, que pasó
por varias editoriales como Grijalbo y ahora, Salvat. En Argentina se
conocieron traducciones de algunos pocos títulos en los años 1970 (Editorial
Abril) y la colección nunca se completó.
En
2015, las editoriales Libros del Zorzal y Planeta suman esfuerzos y encaran la
edición con una nueva traducción de los 24 primeros álbumes, los guionados por
René Goscinny. Se trata de una traducción hecha desde el original francés sin
tomar como referencia ninguna traducción previa. La necesidad de retraducir
completamente todos los álbumes surge de la constatación de los innumerables
problemas de la traducción española, que enumeramos a continuación:
1) La traducción de los nombres de los personajes no siguen
ninguna lógica, cuando Goscinny se imponía a sí mismo reglas implacables.
2) Una enorme cantidad de galicismos, imprecisiones y errores
notorios. Notamos también una marcada pesadez en el lenguaje, en contraposición
con el estilo ágil de Goscinny.
3) Problemas de coherencia en nombres de personajes y giros
lingüísticos a lo largo de toda la colección.
4) Pérdida casi sistemática de los juegos de palabras, bromas
y dobles sentidos.
Es legítimo que un lector que amó esta historieta desde su
infancia reciba con escepticismo la noticia de una nueva traducción. En efecto,
la traducción española no fue un obstáculo para que a niños, adolescentes y
adultos nos apasionaran los 24 álbumes. Pretendemos mostrar, sin embargo, que
la traducción española sólo preserva una pizca del genio de Goscinny.
Como
veremos, la traducción que conocemos, en el mejor de los casos, es decir,
cuando no trastoca el sentido –cosa que sucede muy a menudo- sólo deja aparecer
una muy pequeña porción del genio de Goscinny. Ocurre que de la misma manera
que un segmento tan pequeño como se desee de una recta infinita sigue
conteniendo un número infinito de puntos, una pizca de un genio sigue siendo
genial.
La
actual traducción argentina fue el resultado de un esfuerzo titánico de un
grupo de 12 personas (traductores, correctores y revisores) y pretendió
devolverle Goscinny a Asterix.
En este sentido, se trata de una primera edición de la
colección y no de una reedición. A continuación detallaremos las decisiones
tomadas.
1. Galicismos, imprecisiones y errores
Tal
como anticipamos, durante toda la obra encontramos que la traducción española
contiene una profusión interminable de galicismos inadecuados, imprecisiones, y
errores notorios. En lo que sigue, llamo OF al original en francés, TE a la
traducción española y SC al sentido correcto (en el contexto de la historia). Los
ejemplos expuestos a continuación no pretenden ser exhaustivos, sólo consideran
una porción pequeña del álbum Los laureles del César, elegido al azar:
1.1. Galicismos
Entre el francés y el castellano existen “falsos amigos”,
es decir, palabras y expresiones que se escriben igual, pero que significan
otra cosa. Más abajo, un detalle de la lista de los “falsos amigos” que
aparecen en Los laureles del César y
que constituyen una porción pequeña de todos los que se pueden encontrar a lo
largo de la colección:
OF: Je suis inquiet, Obélix.
TE:
Estoy inquieto, Obelix.
SC:
Estoy preocupado, Obelix.
OF: Ce n´est pas la peine, maître.
TE:
No vale la pena, maestro.
SC:
No vale la pena, amo.
OF: Payez-vous.
TE: Páguese.
SC: Cóbrese.
OF: Il fera une bonne affaire.
TE:
Hará un buen asunto.
SC:
Hará un buen negocio.
OF: Tu crois que ce sera assez?
TE:
¿Crees que será bastante?
SC: ¿Crees que será suficiente?
OF: C´est émouvant.
TE:
Es emocionante.
SC:
Es conmovedor.
OF: Je vous offre une tournée.
TE:
Les ofreczo una ronda.
SC:
Les invito una ronda.
OF: Píèce d´or.
TE:
Pieza de oro.
SC: Moneda de oro.
OF: C´est juste ce que tu dis.
TE:
Es justo lo que dices.
SC:
Es correcto lo que dices.
OF: Attention!
TE:
¡Atención!
SC:
¡Cuidado!
1.2. Imprecisiones, errores e interpretación
libre del traductor
Goscinny
utiliza muchísimas expresiones del argot, el lunfardo francés, y notamos que la
traducción española muchas veces elije la traducción literal, perdiendo por
completo el sentido. En algunos casos elegimos la expresión correspondiente en
castellano y, en caso de no haberla encontrado o de tratarse de fórmulas
porteñas demasiado locales, optamos por preservar el sentido. Por ejemplo:
OF: Je peux en placer une, oui!
TE:
¡Puedo colocar algo, sí!
SC:
¿Me dejan decir algo?
El
siguiente, es un ejemplo de imprecisiones y errores de la traducción española
(siempre considerando sólo Los laureles
del César):
OF: Mendiants et démarcheurs assaillent les passants.
TE:
Mendigos y representantes asaltan a los transeúntes.
SC:
Mendigos y promotores acosan a los transeúntes.
OF: Numides et helvètes.
TE:
Numidas y helvetas.
SC:
Numidios y helvecios.
Y las interpretaciones libres…
OF: Pour les menhirs, cést la morte saison.
TE:
El negocio de los menhires espera una reactivación.
SC:
Para los menhires es la temporada baja.
1.3. Pesadez en el lenguaje
En
la traducción española encontramos permanentemente formulaciones intrincadas
innecesarias que hacen pesada la lectura. Aquí, algunos ejemplos:
OF: Reprenons le tour de notre histoire.
TE:
Volvamos a seguir el curso de nuestra historia.
SC:
Retomemos el curso de nuestra historia.
OF: Je crois que j´ai trouvé une idée pour nous introduire dans le palais
de César.
TE:
Me parece que tengo una idea para que nos introduzcamos en el palacio del
César.
SC:
Creo que tengo una idea para introducirnos en el palacio del César.
OF: Je suis fatigué.
TE:
Yo estoy fatigado.
SC:
Estoy cansado.
OF: Allez-y de ma part.
TE:
Vayan allá de mi parte.
SC:
Vayan de mi parte.
OF: Je vais te dire ce que tu vas faire demain.
TE:
Te voy a decir lo que vas a hacer mañana.
SC:
Te diré lo que harás mañana.
1.4. La puntuación
En
esta nueva traducción, respetamos a rajatabla la puntuación de Goscinny, que es
muy obsesivo en este aspecto. No vale la pena detallar caso por caso pero la
puntuación de Goscinny se ve alterada fuertemente en la traducción española.
Los puntos y coma pasan a ser punto seguido, se agregan y se sacan comas, tres
signos de exclamación pasan a ser dos o uno, etc. En nuestra traducción, somos
irreductibles con estos detalles.
2. Juegos de palabras
Los
juegos de palabras y el doble sentido son el rasgo distintivo de Goscinny en
Asterix. No ocurre lo mismo en la traducción española que, por lo general, sólo
preserva aquellos que, al traducirse literalmente al castellano, siguen
funcionando. La tarea de encarar todos y cada uno de los juegos de palabras fue
nuestro mayor desafío. Cuando la traducción literal no funciona, elegimos
cambiar el juego de palabras por otro juego de palabras coherente con el
contexto.
Veamos
de cerca el juego de palabras que más nos costó resolver y que quizás se pueda
demostrar matemáticamente que se trata de la frase más difícil de traducir del
mundo. En Asterix en Hispania, el
César vuelve victorioso de sus batallas con bárbaros reducidos a la esclavitud.
Entre ellos se destaca un bárbaro pelirrojo y la multitud le pide a César que
tenga clemencia con él. El César lo señala con el dedo dejando claro que lo
deja libre. Entre la multitud, dos romanos mantienen el siguiente diálogo:
- Que fair César? (¿Qué hace el César?)
- Il affranchit le rubicond (Libera al
rubicundo)
“Il affranchit le rubicond” es una frase
que se pronuncia exactamente igual que la siguiente: “Il a franchi le Rubicon” que significa: Cruzó el Rubicón.
La
traducción española, propone en este caso:
-
¿Qué ha hecho César?
-
¡Quién lo hubiera dicho! ¡Negarse a que el rubicundo sea atravesado!
Por un lado, notemos que si se trata de un juego de
palabras, no se entiende ni el sentido directo ni el sentido velado. Además, le
cambió el tiempo verbal al primer romano que habló en presente describiendo,
justamente, una situación presente. En la traducción española habla en pasado
de una situación presente. Mantener el presente no era la parte más complicada.
Por otra parte, el primer romano hace una pregunta y el segundo romano le
contesta con dos exclamaciones. Con todo derecho, el primer romano podría
exigir al segundo romano la respuesta a su pregunta y la postergación de sus
reflexiones.
En nuestra traducción, luego de dos semanas dedicadas a
evaluar alternativas, nos quedamos con la siguiente:
-
¿Qué ha hecho el César?
-
Apuesta al colorado.
Consideramos que, si bien no mantiene el nivel del
original, al menos se trata de un juego de palabras digno que responde a la
situación y que dos semanas en un juego de palabras es suficiente.
3. Nombres de los
personajes
3.1. Reglas que
se impone Goscinny
- Todos
y cada uno de los nombres de personajes provienen de un juego de palabras o, al
menos, tienen un sentido en francés.
-
Los galos terminan en “ix”, pero no se construyen de cualquier manera.
Provienen principalmente de palabras en francés que terminan con “i”, “ique”,
“isque” (en castellano “i”, “ico”, “ica”, “isco”). Del mismo modo, no cualquier
palabra sirve para generar un nombre de romano, egipcio, griego, bretón,
normando, etc.; sólo aquellas cuya terminación pueda asimilarse naturalmente al
objetivo deseado.
La
traducción española no respeta casi nunca estas reglas.
Por
ejemplo:
- En
La hoz de oro, el personaje del
gobernador romano de Lutecia, en la edición francesa, se llama Gracchus
Pleindastus. Proviene de “Plein d´astuce” que significa “Lleno de astucia”. En
la edición española, su nombre es “Gracchus Astutus”, haciendo referencia a
“astuto”, cuya terminación en “uto” no habilita, según Goscinny, el nombre
“Astutus”. El mismo personaje, en nuestra edición, se llama “Gracus Esunalus”.
-
Asimismo, en Asterix y los godos, el
godo Passemoilric (los nombres godos terminan en “ic”) proviene de “Passe-moi
le riz” (pasame el arroz); en la traducción española se llama Abolladic, que
viene de “abollado”, ¡¡¡que termina con “ado”!!! En nuestra traducción, este
personaje se llama Neurastenic.
Estos
fueron dos ejemplos, pero insistimos: la traducción española casi nunca respeta
las reglas que se fija Goscinny, por lo general, a niveles exasperantes. En
anexo ofrecemos el listado total de los personajes en tres columnas: original
francés, traducción española, traducción argentina.
3.2. Los personajes emblemáticos.
Los derechohabientes nos autorizaron a cambiar todos los
nombres, con excepción de Asterix y Obelix. Sin embargo, decidimos hacer
algunas concesiones, ya que algunos de los personajes ya pasaron a la
inmortalidad. Esta inmortalidad la debemos, lamentablemente, a lo que en
nuestra opinión fueron malas decisiones de los traductores originales, pero
estimamos igualmente que cualquier cambio sería atentar contra los emblemas.
Aquí
la lista exhaustiva de aquellos nombres que no cambian y que rompen la regla de
Goscinny, en nombre de esa inmortalidad:
-
Abraracurcix, el jefe: Abraracourcix proviene del francés “À bras raccourcis”,
que significa “a brazo partido”. Abraracurcix no proviene de ningún conjunto de
palabras que cobren sentido en castellano. Notemos que el traductor español
tomó la iniciativa de cambiar “ou” por “u” cuando, en lugar de esto, debería
haber elegido otro nombre. Por ejemplo, en la traducción al inglés, el jefe se
llama “Majestix”. Observemos, también, que el traductor español, en uno de los
álbumes, se arrepiente y llama al jefe “Abrazopartidix”. En los siguientes
álbumes se vuelve a arrepentir y retoma “Abraracurcix”. Difícil decidir cuál de
las dos decisiones es la peor.
-
Asuranceturix, el bardo: Assurancetourix proviene de “assurance tous risques”,
que significa “Seguro a todo riesgo”. Asuranceturix presenta los mismos
problemas que Abraracurcix. También, en algún álbum de la traducción española,
el bardo se llama “Seguroatodoriesguix”, iniciativa bastante desgraciada que
tampoco se mantuvo y se volvió a reemplazar por la iniciativa desgraciada
anterior.
Por
fuera de los personajes, tampoco modificamos los nombres de los campamentos romanos
Petibonum ni Babaorum por considerarlos también emblemáticos, si bien en
castellano no cobran ningún sentido. “Petit bonhomme” significa algo así como
“chabón” y “Babá au rhum” es esa factura bañada en alcohol, comúnmente llamada
“borrachito”.
3.3. Los personajes importantes que sí
cambian.
Es
difícil establecer la frontera que separa a los personajes cuyos nombres
mantenemos a pesar de romper con las reglas de Goscinny y los que no. El
criterio fue conservar la menor cantidad posible de personajes cuyos nombres
propios son el resultado de la desidia del traductor anterior. Aquí, algunos
ejemplos:
-
Edadepiedrix, el anciano: la edición original lo llama Agecanonix, del francés
“age canonique” (edad canónica). Proviene obviamente de “edad de piedra” que,
también obviamente, termina con “dra”, que no se “declina” naturalmente en “ix”
(obviamente). Lo llamamos Geriatrix. Notemos que en la traducción española a
veces este personaje se llama Vegestorix, nombre que tampoco respeta las reglas
de Goscinny.
-
Karabella, la mujer del jefe: la edición original la llama Bonemine, del
francés “Bonne mine” (buen aspecto). Preferimos llamarla Buenamina. Su
diminutivo cariñoso en francés, “Mimine” pasa a “Mimina”.
-
Zebigbos: es el jefe bretón en Asterix en Bretaña. En Francia, el artículo
“the” se pronuncia fonéticamente como una “z”. El nombre del jefe bretón
proviene de “The big boss”, el gran jefe. El problema es que en castellano
“the” no se pronuncia como una “z” sino más bien como una “d”. En nuestra
traducción, el jefe bretón se llama “Debigbos”. Fin de la intriga para aquellos
que durante décadas se preguntaban de dónde venía Zebigbos, que no tenía
ninguna gracia.
3.4. Los personajes secundarios
Encontramos
a lo largo de toda la obra una profusión de personajes secundarios. Para poder
respetar las reglas implacables de Goscinny, cambian todos. Aquí, algunos
ejemplos de los personajes que encontrarán los lectores:
Galos:
Malcomix, Dividix, Chimichurrix, Frenetix, Guefiltefix, Gintonix.
Romanos:
Espinadecactus, Nodijonimus, Trolebus, Mariobaracus, Futlus, Pipicucus,
Quelultimoapaguelalus, Tiramisus, Capitanpilus.
Egipcios:
Suigeneris, Ginfis, Epidermis.
Griegos:
Simplefas, Secalzoloscortos, Elacabos.
Bretones:
Telefax, Mac Iavelix.
Normandos:
Garraf, Piltraf, Partedelstaf.
Mujeres
galas: Pastafrola, Perinola, Agarratecatalina.
3.5. Excepciones
Goscinny
se permite romper sus propias reglas solo en casos contadísimos y siempre en
nombre de una causa superior. Damos un ejemplo: en Asterix y los normandos,
Frenetix, el sobrino luteciano del jefe Abraracurcix (¡y no Gudurix, que en
francés proviene de “Goût du risque” -gusto por el riesgo- y en castellano no
quiere decir nada, por Dios!), trata a los habitantes de la aldea gala de
“Plix”. Proviene del argot francés “plouc” que significa “Pajuerano”. En este
caso usamos “Pajueranix”, y esto sólo porque Goscinny se sintió él mismo
autorizado a pasar por alto su regla.
Por
nuestra parte, en Asterix y los Godos
nos permitimos hacer una excepción a la regla de Goscinny en nombre de un guiño
al lector. Los dos romanos que cuidan la frontera entre la Galia y Germania se
llaman Tulus y Tacuarembus. Unos dicen que Carlos Gardel nación en Toulouse,
otros en Tacuarembó…
3.6. Los acentos
Para
pronunciar “Astérix”, en francés se necesita poner un acento en la “e”, si no,
se pronunciaría de otra manera ya que la “e´” y la “e” son dos vocales
diferentes. Pero esto no quiere decir que el acento tónico esté en la “e”,
¡está en la “i” final! En esta traducción, optamos que Asterix conserve el
acento en la “i” para que guarde referencia con “asterisco”, palabra de la que
proviene el nombre del héroe. En síntesis, tanto “asterisco” como “obelisco”
llevan el acento en la “i”, entonces los protagonistas, en nuestra traducción,
se llaman Asterix y Obelix, ¡sin tilde, por Tutatis! Además, es sabido que en
galo antiguo todas las palabras tienen su acento tónico en la última sílaba.
Para cerrar
Nuestro
objetivo aquí no es descalificar la traducción española. En definitiva, fue
gracias a esta traducción que conocimos y disfrutamos Asterix. Pero sí es
nuestra responsabilidad explicar detalladamente a los lectores las razones de
hacer una nueva traducción como la que llevamos adelante, devolviendo a
Goscinny lo que es de Goscinny.
NOTA:
Quienes deseen comparar la lista general de nombres propios en las distintas ediciones, pueden recurrir a los anexos incluidos en la nota de la página web de Libros del Zorzal:
http://www.delzorzal.com/editorial/noticias-de-la-editorial/733-goscinny