viernes, 29 de diciembre de 2023
El mundo del libro argentino seriamente amenazado por las absurdas medidas de un gobierno iletrado
jueves, 28 de diciembre de 2023
Precio de los libros: al infinito y más allá
miércoles, 27 de diciembre de 2023
"El misterio de la lista incongruente"
"Gaucho"
¿Qué decir de las definiciones del diccionario de la Real Academia Española en relación con la palabra “gaucho”, palabra a la que califican de origen incierto?
1. adj. Arg. y Ur. Perteneciente o relativo
a los gauchos. Un apero gaucho.
2. adj. Arg. y Ur. Dicho de una persona:
Noble, valiente y generosa.
3. adj. Arg. Dicho de un animal o de una
cosa: Que proporciona satisfacción por su rendimiento.
4. adj. Arg. p. us. Ducho en tretas,
taimado.
5. m. Mestizo que, en los siglos XVIII y
XIX, habitaba la Argentina, Uruguay y Río Grande del Sur, en el Brasil, era
jinete trashumante y diestro en los trabajos ganaderos.
6. m. Arg. y Ur. Hombre de campo, experimentado en las faenas ganaderas tradicionales.
El misterio de la lista incongruente —la definición de la palabra está en quinto lugar precedida de acepciones contradictorias e incluso desusadas— resulta de la fusión de viejos diccionarios de la rae y contribuciones contemporáneas (acepciones 1, 2, 3, 4, 5 y 6) de la Academia Argentina de Letras o, quizás, de la Academia Nacional de Letras de Uruguay. Contribuciones que, dicho sea de paso, no se mencionan.
Una lástima que la definición 5 de la Academia Argentina de Letras no se reprodujera con exactitud. Siguiendo el hábito de enmendar la plana tan conocido en el arte de traducir de las editoriales españolas, las modificaciones introducidas convierten lo que estaba bien en un menjunje.
Repetimos la acepción 5 y recordamos abajo la increíble definición* de mestizo de la rae.
5. Mestizo que, en los siglos XVIII y XIX,
habitaba la Argentina, Uruguay y Río Grande del Sur, en el Brasil, era jinete
trashumante y diestro en los trabajos ganaderos.
Jinete trashumante, diestro en los trabajos ganaderos, que en los siglos XVIII y XIX, habitaba la Argentina, el Uruguay y Río Grande del Sur del Brasil.
También hay transformaciones en la acepción 6.
La rae:
6. m. Arg. y Ur. Hombre de campo, experimentado en las faenas ganaderas tradicionales.
La versión original de la Academia Argentina de Letras decía:
Peón rural experimentado en las faenas ganaderas tradicionales.
La sustitución de “peón rural” por “hombre de campo” (rae) se explica por la permanente obsesión por eliminar palabras americanas para poner en su lugar cualquier cosa: en la Argentina, un “hombre de campo” suele ser el propietario rural y no el trabajador.
Además, como en muchos países, “hombre de campo” se opone a “hombre de ciudad” con el mismo sentido genérico de “hombre de la calle”, “hombre en la multitud”… nada que convenga a “gaucho”.
*Definición de mestizo: persona nacida de padre y madre de raza diferente, en especial de blanco e india, o de indio y blanca.
Si alguien alguna vez quisiera revisar el diccionario de la rae para darle una última oportunidad antes de que desaparezca debería mencionar que las “indias” a las que se alude en la definición de “mestizos” fueron mujeres indígenas a las que violaron los “blancos”enviados por Isabel de Castilla y sucesores. Si de esa unión forzada nacía una niña, la criatura se incorporaba a la sociedad colonial, como concubina, como servidumbre, en raroscasos, como esposa legal. Si nacía un varón, al menos en el sur del sur, tenía que ganarse la vida en la trashumancia de las interminables praderas americanas. De ahí la ambivalencia etimológica entre “gaucho” y “guacho”.
Resulta imposible no señalar, por fin, una rareza.En un diccionario que no ofrece etimologías, los americanismos tienen ese honor. Elevados al rango de “extranjerismos” la etimología los “explica” y los sumerge en un río común donde se bañan públicos (hablaremos de esta cuestión otro día) a los que se percibe, cada vez más, como más iletrados.
En las observaciones anteriores se cita el Diccionario del habla de los argentinos, Academia Argentina de Letras, Espasa, 2003.
martes, 26 de diciembre de 2023
Ejercicios de futurología en el mundo del libro
lunes, 25 de diciembre de 2023
viernes, 22 de diciembre de 2023
Biblioteca Nacional y Conabip, de estreno
jueves, 21 de diciembre de 2023
Montezanti volvió a hacerlo: ¡felicitaciones!
En la entrada del 29 de octubre de 2021, celebrábamos la aparición de Sonetos amorosos del Renacimiento inglés, volumen de versiones realizadas por Miguel Ángel Montezanti, publicado por EUDEM, la Editorial de la Universidad de Mar del Plata. Dos años después, la misma editorial publica Sonetos amorosos del Renacimiento inglés II, otro volumen que reúne traducciones de Henry Constable (1562-1613) y Samuel Daniel (1562-1619). Se trata de Diana y Sonetos espirituales, y de Delia, respectivamente, textos en los que Montezanti vuelve a demostrar su conocimiento y extrema sensibilidad para con la forma, proveyendo al lector, además, de una introducción que le da contexto a su labor.
miércoles, 20 de diciembre de 2023
Contra la traducción multinacional
Leguizamo solo
Pensé lo que hubiera pensado cualquiera: no tengo la menor idea de apuestas y caballos. Iba a escribirle: “lo siento, no tengo la menor….” cuando empezaron a pasar por mi cabeza imágenes desparramadas: el abuelo de mi papá que iba todos los domingos al hipódromo como quien va a misa, la fascinación de las chicas por los polistas (los hombres más lindos del mundo a los catorce años), el día que alguien nos enseñó a montar, las riendas y el miedo, la tropilla de caballos salvajes que vino hacia nosotros justo cuando estábamos solos, los caballos de la policía montada, los caballos de los desfiles, los caballos negros con los penachos negros de los entierros, el caballo del lechero de mi infancia, del verdulero, los carros rusos que se sabían ver por las calles de Paraná, los “jinetes bajo la lluvia” (Borges) que liberaron América y nos contemplaban en todas las plazas de la República con las herraduras y las espuelas y los aperos dibujados en el bronce o en el mármol.
Recordé además que tenía en mi casa dos diccionarios argentinos de caballos y que Bioy, no me acuerdo dónde, mencionaba las frases comunes que venían del mundo compartido con esos animales y también que la primera versión de “Fundación mítica de Buenos Aires” estaba escrita usando los colores de los pelajes, como si fueran los colores mismos de la patria.
En resumen, aunque yo personalmente no supiera nada de apuestas y caballos, me críe en un país ganadero —cuyos informativos de la radio de las seis de la mañana te perforan los oídos con los remates de Liniers y los capones y el kilo vivo— y en cuyas extensas praderas galoparon los gauchos, los guaderios, el paisanaje, nuestro particular far west, los héroes de las ficciones históricas y donde el turf, el polo, el pato y la cría de caballos de raza o de trabajo, tienen una popularidad sin límite o cierta fama.
Me puse a trabajar, no tardé en encontrar algunas soluciones a las preguntas y se las mandé. La respuesta, dejando de lado las gracias y todo eso, incluía un comentario que me pareció sorprendente. Esa sorpresa fue el origen de este breve texto. Decía mi corresponsal que lo enviado había sido utilísimo para entender de lo que hablaban los personajes (norteamericanos) y poder construir equivalencias que, en principio, no existen.
Explico entonces lo que razoné. Cuando pensamos la traducción imaginamos que la forma adecuada de descifrar los textos es mediante herramientas lingüísticas comunes. El castellano universal sería una herramienta común. Sin embargo, la realidad no está codificada con sencillez: existen experiencias, atmósferas, silencios, tan importantes como las palabras.
Una vez tomé un colectivo en Buenos Aires que iba alguna parte. Recuerdo que se fue llenando de hombres solos que tenían en común una especie de folleto siempre en el mismo bolsillo del traje o del pantalón. La escena era muda, sin voz ni subtítulos, y los caballeros no tenían el aspecto benevolente necesario para preguntarles quiénes eran y dónde iban. Eran burreros hacia el hipódromo de San Isidro. Lo supe después cuando describí a alguien el extraño viaje. Los atributos: era la tarde, iban a las carreras, eran aficionados, lo que llevaban en el bolsillo se llamaba La Fija, una revista de apuestas, eran de condición modesta, eran soñadores, eran guardianes de una tradición, todo eso no estaba en las palabras porque además no hablaban.
Las series o las películas pueden mostrar la escena silenciosa y seguir después con la cámara a algún personaje que finalmente pronuncia, a lo mejor, unas pocas palabras. Me di cuenta, entre las búsquedas y los emails, de que para traducir esas pocas cosas que dice alguien hay que tener la experiencia completa en la cabeza. O por lo menos imaginar algo parecido a una experiencia. Traducir literalmente lo que dicen no sirve. Traducir multinacionalmente, como se hace ahora, tampoco.
martes, 19 de diciembre de 2023
¡Sonamos! ¡Ahora todo el mundo va a hablar mal!
lunes, 18 de diciembre de 2023
Dicul: se acabó lo que se daba
El 14 de diciembre pasado, Daniel Gigena, en un artículo publicado en La Nación, de Buenos Aires, hizo público el principio de desmantelamiento de algunos de los programas de la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería argentina. En la bajada se lee: "La Dicul informó que suspende el programa que entrega pasajes a artistas invitados a ferias, festivales y residencias internacionales; ahora se ocupará no solo de la la difusión de la cultura argentina en el exterior sino también de temas de comercialización"