jueves, 4 de diciembre de 2025

"Fomentar el reconocimiento y la visibilidad de los traductores como figuras esenciales en la circulación global de la literatura"

La noticia fue publicada en InfoBAE, sin autor ni referencias de origen, el pasado 2 de diciembre. En ella se habla del 
I Fòrum Internacional de Traductors de Literatura Catalana a otras lenguas, que tendrá lugar en Barcelona, a fines del año que viene.

Barcelona acogerá el I Foro internacional de traductores de literatura catalana en 2026

Barcelona acogerá en noviembre de 2026 el I Fòrum Internacional de Traductors de Literatura Catalana a otras lenguas, ha anunciado este martes en Guadalajara (México) el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, en un encuentro con editores catalanes desplazados a la Feria Internacional del Libro (FIL).

El foro tendrá lugar del 23 al 26 de noviembre organizado por el Institut Ramon Llull (IRL) en colaboración con el Institut d'Estudis Catalans (IEC) y el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB, donde se celebrará), para convertir a Barcelona en punto de encuentro de traductores de literatura catalana de todo el mundo.

En su discurso ante los editores catalanes, Illa ha asegurado que este foro será un reconocimiento a los traductores y un "empujón" para que las traducciones de obras catalanes lleguen a lugares donde no lo hace ahora.

Durante 4 días se reunirán 150 profesionales procedentes de distintos países y combinará sesiones plenarias, talleres prácticos, debates sectoriales y encuentros con autores y editores, actividades culturales abiertas al público, para actualizar conocimientos, fomentar el intercambio de experiencias y fortalecer la red internacional de traductores de literatura catalana.

El foro quiere ser un catalizador para nuevas traducciones, proyectos y alianzas del sistema literario y editorial catalán con el internacional, y fomentar el reconocimiento y la visibilidad de los traductores como figuras esenciales en la circulación global de la literatura.

MUY BIEN" EN LA FIL DE GUADALAJARA
El presidente de la Generalitat ha asegurado que la presencia de Barcelona como invitada en la FIL de Guadalajara "está yendo muy bien" y que se está dando una imagen de ciudad y de país que mira al futuro con ambición.

Ha dicho que el sector editorial tiene retos pero ve "mucha unidad" en el sector, aspecto que no tan habitual en otros ámbitos económicos, y ha resaltado el compromiso de los editores con aspectos como las bibliotecas y la educación.

Illa ha dicho que el Govern está comprometido con la cultura, y es "razonablemente optimista" con los Presupuestos catalanes de 2026, señalando que el camino hacia el 2% destinado a la cultura no tiene marcha atrás.

De su paso por la FIL extrae lecciones como que es importante que Catalunya tenga ambición, sin caer en la arrogancia; la necesidad de que haya más cultura y lectura en el contexto actual; que Catalunya sea abierta y salga al exterior, y la constatación de que Barcelona y el Govern son "imbatibles" si van de la mano.

JAUME COLLBONI Y SÒNIA HERNÁNDEZ
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha explicado que la ciudad acudía con todo a la FIL, para mostrar su potencial creativo, y en una primera valoración a mitad de la FIL, asegura que han conseguido "todos los objetivos".

La consellera de Cultura de la Generalitat, Sònia Hernández, ha resaltado la "amplia y exitosa" presencia catalana en la FIL, y ha asegurado que el Govern seguirá trabajando para promover la cultura catalana con retos como la internacionalización y la IA.

LOS EDITORES: TIXIS Y PÉRDIGO
El presidente del Gremi d'Editors de Catalunya, Patrici Tixis, ha dicho que estar en la FIL "está dando la temperatura de lo que puede venir"; ha subrayado que el sector editorial es de los más relevantes en Catalunya por su aportación al PIB, y ha añadido que se trabaja con las administraciones en aspectos como crear nuevos lectores e internacionalizar.

El presidente de Editors.Cat, Ilya Pérdigo, ha destacado el "crecimiento meteórico" de la presencia editorial catalana en la FIL, y ha remarcado los más de 100 editores en esta edición.



miércoles, 3 de diciembre de 2025

"Tomá el libro de Pessoa, traducilo"

El siguiente artículo de María Soledad Pereira, fue publicado por la revista Letras Libres, el pasado 28 de noviembre. En la bajada se lee: "En 1961, Fabril Editora publicó en Buenos Aires la primera traducción de Fernando Pessoa en América Latina, un volumen que incluía además a tres de sus principales heterónimos poéticos: Álvaro de Campos, Alberto Caeiro y Ricardo Reis. Al cumplirse 90 años de la muerte del poeta portugués, el más universal y portugués de los poetas del siglo XX, según palabras proféticas de Adolfo Casais Monteiro, recordamos aquella primicia argentina a través de la voz del propio traductor".

Fernando Pessoa en español: la primicia argentina

Conocí a Rodolfo Alonso a principios de 2019. Hablamos por teléfono primero y, a la semana, nos encontramos en su casa de Olivos, en las afueras de la ciudad de Buenos Aires. Era sábado, y yo llegué a destino minutos antes de la hora pactada. Poco después, como una aparición, se presentó, ante mí, él. Pantalón y camisa color manteca; cabelo cor da neve. Había ido a dar una vuelta y regresaba ahora, en punto, para nuestra cita de las 11. “Sostiene Pereira”, me dijo no bien me vio. Y me invitó a pasar: “Pase, pase…”.

Nos sentamos a la mesa del comedor. Yo venía en plan de conversar sobre Pessoa, en especial, sobre la colección de poemas que él había seleccionado y traducido a finales de los años cincuenta; esa novedad que dio a Latinoamérica la posibilidad de acercarse tempranamente a quien sería considerado después el mayor poeta portugués del siglo XX. Alonso conocía mis intenciones y enseguida se entusiasmó. El diálogo no fue, en absoluto, un asunto lineal. Fue –acabó siendo–, por el contrario, una aventura serpenteante. Hubo pocas interrupciones de mi parte. Salvo en contados momentos en los que lo detuve para recuperar una idea (o, acaso, el aliento) o para encaminar el hilo, lo dejé hablar. Lo que sigue es una presentación ordenada de aquella charla; no de su totalidad, sino de la parte que nos interesa. Las acotaciones entre paréntesis y las citas y testimonios incluidos procuran ampliar la información que surgió durante el intercambio.

A finales de la década del cincuenta, Alonso tenía 25 años e integraba el grupo reunido alrededor de la revista Poesía Buenos Aires. Había traducido a Cesare Pavese, que lo había deslumbrado desde muy joven, mucho más que Pessoa, y estaba enamorado de los modernistas brasileños: Drummond de Andrade, Murilo Mendes, Manuel Bandeira… Sus padres eran gallegos, y el portugués habitaba en él, como le gustaba decir, por el galaico-portugués familiar.

En Fabril (por Compañía General Fabril Editora), un tal Aldo Pellegrini, pionero del movimiento surrealista en el Río de la Plata (además de médico y poeta), dirigía la colección “Los poetas”, de tapas duras, hermosa; una colección animada, al decir de Alonso, por un afán pretencioso: traducir al español las voces más destacadas de la poesía universal; voces que, hasta ese momento, eran, en nuestro idioma, prácticamente desconocidas. Así, en ese contexto y con ese fulgor en mente, Pellegrini se acercó a Rodolfo y le encomendó traducir a Giuseppe Ungaretti y también a Fernando Pessoa (encargo u oportunidad que a Alonso le permitiría después desplegar su talento poético y afirmarse como incesante traductor del autor portugués). Alonso, que era un primerizo, pero sobre todo un osado, aceptó. “Nadie conocía a Pessoa, o muy pocos lo conocía en realidad –dice hoy–. Pessoa era casi un desconocido, no solo entre nosotros, sino también en Portugal. Yo mismo lo conocí cuando Aldo me lo pidió. Y no me dijo, como podría suponerse: ‘Tomá el libro de Pessoa, traducilo’, porque él no tenía ese libro ni nadie.

Lo primero que hizo fue buscar en las librerías de Buenos Aires. Hurgó en vano aquí y allá. Finalmente, o tal vez milagrosamente, consiguió los primeros volúmenes de Ática, el grupo editor que había comenzado a reunir y a lanzar en Portugal la obra de Pessoa: poemas dispersos que habían visto la luz en revistas de su tiempo y otros inéditos, provenientes de documentos guardados por el propio autor. “Me resulta gracioso decirlo –confiesa Alonso–, pero lo cierto es que conseguí todo eso de milagro”.

En el grupo Poesía Buenos Aires había un integrante extranjero, Milton de Lima Sousa; Alonso lo llamaba el poeta más desconocido del Brasil. Fue él quien le envió, dedicados, los primeros volúmenes de Ática (organizados por João Gaspar Simões y Luiz de Montalvor, entre 1942 y 1946). Con esos tomos en mano, Rodolfo hizo una selección y se puso a trabajar.

Mientras él trabajaba en Buenos Aires, Octavio Paz, que había oído hablar de Fernando Pessoa por primera vez en París, una noche del otoño de 1958, a través de la poeta búlgara Nora Mitrani, preparaba, a principios de los años sesenta, su propia traducción. Como me dijo alguna vez Jerónimo Pizarro, uno de los más exigentes y dedicados estudiosos de la obra del poeta portugués: “Yo creo que Rodolfo y Octavio Paz trabajaron casi en simultáneo. Los veo como a dos contemporáneos, así el libro del uno se haya publicado poco antes que el libro del otro”.

Los poemas de Pessoa y algunos estudios críticos relacionados con su obra comenzaban, en cualquier caso, a despuntar en el mundo de habla hispana. En 1957, el español Ángel Crespo había seleccionado, traducido al castellano y publicado en forma de libro poemas de un único heterónimo: Alberto Caeiro. Y, dos años antes, en 1955, el argentino Ramiro de Casabella había encarado, a pedido de la revista Poesía Buenos Aires, la traducción de “Aniversario”, un poema del heterónimo Álvaro de Campos.

A decir del investigador argentino Mario Cámara, la llegada de Álvaro de Campos a la revista se dio gracias a las conexiones artísticas que promovían sus integrantes, y el poema se publicó acompañado de una larga nota, en absoluto adicional, sino tan relevante como el poema mismo, firmada por Raúl Gustavo Aguirre, el fundador y editor de Poesía Buenos Aires. Aun así, ni Paz ni Alonso se acercaron a Pessoa a través de estos trabajos. Alonso lo hizo a partir de los volúmenes de Ática; el nobel mexicano, quien estaba al tanto de las publicaciones españolas, a través de las traducciones de Mitrani, en francés, seguidas de las de Armand Guibert.“Su lectura me reveló a un gran poeta, casi desconocido entre nosotros –escribió Paz en ‘El desconocido de sí mismo’, ensayo que sirve de preámbulo a su antología poética de 1962–. Poco a poco descubrí que existía un reducido círculo de lectores de Pessoa, disperso en todo el mundo; Viera da Silva me prestó la Obra poética, en la edición de Río de Janeiro; conseguí el tomo de ensayos de Adolfo Casais Monteiro; más tarde, no sin dificultades, adquirí los volúmenes de la edición portuguesa. Casi sin darme cuenta, empecé a traducir algunos poemas de Álvaro de Campos. Insensiblemente pasé a los otros heterónimos. […] Mis traducciones no son un trabajo de erudición, sino el fruto espontáneo, tal vez un poco agrio, del fervor”.

Aunque Alonso solía repetir con gracia y también con razón que la antología de Fabril Editora era, en rigor, un gol argentino e insistía, además, en arrogarse –legítimamente, claro– el rótulo de primer traductor de Pessoa en América Latina, hubo dos factores a los que podría atribuirse la falta de una asimilación generalizada de este acontecimiento prominente (y, en consecuencia, el hecho de que aún persista cierta falta de claridad respecto de cómo desembarcó Pessoa en el ámbito hispanoamericano): en principio, el escaso énfasis de la crítica en la prensa local, es decir, en Argentina; segundo, la irrupción, en forma casi paralela, de la traducción de Paz, editada y publicada por la Universidad Autónoma de México.

“Fue un éxito silencioso –dice Rodolfo recurriendo ahora a un atinado oxímoron para describir el efecto suscitado en Latinoamérica por la primera antología suya–. En poco tiempo, sin promoción ni publicidad, casi en secreto, hubo que hacer sucesivas reediciones”.

En Portugal, en cambio, la noticia argentina prendió y fue públicamente celebrada por María Aliete Galhoz, infatigable promotora de la investigación pessoana: “Rodolfo Alonso nos restituye un poeta a través del amor de otro poeta”, dijo.

(Años después del encuentro en Olivos y de un modo bastante inesperado, yo mismatuve la suerte de presenciar algo de lo que aún perduraba, y acaso perdura, de aquel entusiasmo sesentero. En abril de 2024, mientras recorría una exhibición de libros de la biblioteca particular de José de Almada Negreiros puestos en diálogo con los de Fernando Pessoa, en la Casa Fernando Pessoa, en Lisboa, vi tras el cristal un ejemplar de la traducción de Rodolfo Alonso, publicado en 1961 por la Compañía General Fabril Editora, ejemplar que ostentaba una larga y enérgica dedicatoria de Galhoz a Almada Negreiros: “Ao Mestre Almada, este libro que diz da grande força que querem já negar a Pessoa. Ao Mestre Almada que nunca teve mais que carinho pela glória sombria de seu amigo-companheiro ainda hoje. Ao Mestre Almada que nunca sujou a alma com inimigos”).

En 2005, la Editorial Argonauta de Buenos Aires, en manos de Mario Pellegrini, el hijo de Aldo, publicó una versión revisada del volumen de 1961, versión que volvería a imprimirse en agosto de 2022.

“Aquí y allá, en todo el universo de nuestra lengua –dice Alonso en este nuevo prólogo–, aquella edición argentina de Pessoa fue conquistando a sus lectores casa por casa, uno por uno, individualmente, por la propia potencialidad de sus textos, de sus poemas, y de una forma tan indeleble que todavía hoy –me consta– se lo conserva en bibliotecas privadas como un acontecimiento y en el corazón y la memoria como un entrañable compañero: íntimo, personal y de huella perdurable”.

Aquel sábado de enero, me despedí de Rodolfo pasada la una. Días después, me envió un correo con el asunto en letras mayúsculas: SEÑALES DE VIDA. “Cara María Soledad: / Fue un gusto recibirte, tan gentil y amable / Sólo espero que mi irrefrenable charla no haya dejado preguntas sin contestar. Siempre a tus órdenes”. 

martes, 2 de diciembre de 2025

"Pequeña vanagloria del argentino recalcitrante"

Damián Tabarovsky, en su columna del diario Perfil, del domingo 30 de noviembre, reflexionó sobre dos poemas e hizo el elogio de dos traductores, uno español y otro mexicano.

Dos poemas

Así comienza Un poema no escrito de W.H. Auden: “Mientras espero tu llegada mañana, me encuentro pensando Yo te amo: entonces me viene el pensamiento: Me gustaría escribir un poema que expresara exactamente lo que quiero decir cuando pienso estas palabras”. El poema es de 1960, un momento de transición en su obra. Auden ya no es el optimista militante de su primera época en Inglaterra, pero todavía no es el poeta que coquetea con cierta abstracción en su estadía en Estados Unidos, ni mucho menos el nuevamente crítico de su vuelta final a Inglaterra en su libro póstumo Gracias, niebla (“ningún sol estival logrará nunca/disipar la total oscuridad/vertida en los periódicos”). Transición es una palabra extraña, y si bien sus sinónimos son evolución, metamorfosis o conversión, para mí tiene más que ver con incerteza, incertidumbre, e incluso descubrimiento. Ese no saber se instala en el poema de Auden, poema en prosa, escrito en cincuenta párrafos, en el que en los cuarenta y nueve restantes se intenta vanamente dar respuesta a ese deseo loco de formular un pensamiento con exactitud. Pero expresar exactamente lo que se piensa es imposible. En el último párrafo Auden reconoce la derrota: “Así que ese poema quedará sin escribir”. Y luego, resignado, agrega: “Eso no tiene importancia. Mañana tu llegarás; si yo estuviera escribiendo una novela de la que ambos fuéramos personajes, sé exactamente cómo te saludaría en la estación: adoración en el ojo; en la lengua bromas y obscenidades. Pero ¿quién sabe exactamente cómo te saludaré? ¿La Dama Bondad? Vaya, es una idea. ¿No podría uno escribir un poema (algo desagradable, quizás) sobre ella?”

Cambiando de tema (¿pero venía hablando de algún tema?) la traducción del poema de Auden es de Javier Marías, publicada por la editorial española Pre-Textos. Es una traducción excelente. Un lugar común de la pavada nacional consiste en pensar que fuera de Argentina no se hacen buenas traducciones, que las traducciones hechas en España, Colombia o México son ilegibles. Pequeña vanagloria del argentino recalcitrante. Cualquiera que lea la traducción de Marías de Autorretrato en un espejo convexo, de John Asbhery, comprobará que es mucho mejor que las varias traducciones argentinas del mismo poema que circulan por ahí. Otro tanto ocurre con Briggflatts y otros poemas, de Basil Bunting, traducido por el mexicano Aurelio Major para la editorial Lumen. El libro es extraordinario, la traducción también. Habitualmente se asocia a Bunting con el objetivismo norteamericano, un poco como si fuera el único inglés de ese grupo de estadounidenses. Algo de eso es cierto, pero también es cierto que Bunting expresa una singularidad en ese grupo, una posición personal. Algo propio que podría enunciarse así: mientras que W.C. Willams piensa que “no hay ideas sino en las cosas”, Bunting vendría a expresar la inadecuación entre las ideas y las cosas. Y ese pequeño matiz es precisamente el que explora Major en su traducción. Major toma la decisión de profundizar esa inadecuación entre las cosas y el sentido de las cosas: “Construir para la mujer, los hijos,/los primos, los primos segundos/una casa para recibir invitados.//Alguien como yo no tiene sirvientes ni amigos/en el estado actual de la sociedad/¿Si no construyera para mí/para quién lo haría entonces?”


viernes, 28 de noviembre de 2025

Chinos en Chile: un encuentro en Santiago

El pasado 26 de noviembre, la publicación china Xinhua Español dio cuenta de un encuentro entre escritores chinos y chilenos, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile. El texto se reproduce a continuación.

Escritores chinos y chilenos intercambian visiones en Feria del Libro de Santiago

Un grupo de escritores chinos y chilenos intercambió experiencias y visiones en un conversatorio realizado el lunes en el marco de la 44ª Feria Internacional del Libro de Santiago (Filsa), que se lleva a cabo en la capital chilena hasta el 30 de noviembre.

La cita, titulada "Encuentro con Beijing: traducción al español de autores de Beijing", tuvo como objetivo profundizar en las lecturas, procesos de escritura y percepciones personales de literatos, académicos, traductores, editores y diplomáticos de ambos países.

El vicepresidente de la Federación de Círculos Literarios y Artísticos de Beijing, Lyu Qin, destacó en su intervención que la capital china "se mantiene a la vanguardia de esta era, desplegando creatividad en un choque entre lo tradicional y lo moderno, mostrando las transformaciones sociales de China al mundo".

Por su parte, el presidente de la Corporación Letras de Chile, Diego Muñoz Valenzuela, señaló que "buena parte de la literatura mundial se está escribiendo en China y, si sumamos el desarrollo económico de la gran nación, habría que amplificar aún más su relevancia".

El escritor chileno enfatizó la "enorme importancia que se le entrega en China al ámbito cultural, con políticas a largo plazo, apoyo del Estado y la empresa privada, con lo que el aporte a la literatura es mucho más importante".

El encuentro abordó la traducción de la obra literaria china directa al idioma español a lo largo de la historia, un asunto "restringido" en América Latina y el Caribe por la predominancia de los libros traducidos desde el inglés.

Los participantes comentaron que hasta 2010 se sabía poco en Chile sobre la literatura china reciente; sin embargo, el conocimiento y la posibilidad de acceder a libros chinos ha crecido junto con la cantidad de traductores que se dedican a este trabajo.

En esa línea, la escritora china Ge Jing, mencionó que el país austral fue pionero a nivel latinoamericano en el intercambio cultural con China.

"Un buen ejemplo de intercambio es la amistad entre el poeta chileno Pablo Neruda y el poeta chino Ai Qing, quienes lograron una amistad sin precedentes (...) El poeta chino viajó a Chile en 1954 al cumpleaños de Neruda, quien hoy en día es uno de los poetas extranjeros más populares y conocidos en China", dijo Ge.

Por su parte, la escritora china, Zhou Xiaofeng, aseguró que se ha inspirado leyendo las obras de los chilenos Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Isabel Allende, Roberto Bolaño, Luis Sepúlveda y Benjamín Labatut.

"Soy una escritora nacida y crecida en Beijing, pero ahora me siento como un pájaro migratorio cruzando tanto espacio para llegar a Chile", señaló la autora.

En tanto, el escritor del género ciencia ficción, Xing He, expresó que le gustaría adentrarse en la literatura de ciencia ficción de esta región.

"Quiero tener más oportunidades de intercambio con autores de América Latina, porque en ciencia ficción los seres de diferentes galaxias se pueden comunicar e intercambiar, mientras que nosotros, tan cercanos, debemos tener más ocasiones para conocernos", comentó Xing.

Finalmente, el escritor chileno y profesor asociado de la Universidad de Chile, Roberto Aedo, afirmó que al leer la poesía clásica china quedó "maravillado".

"He pasado a ser parte de una tradición de poetas chilenos que han ido a China y han escrito desde el conocimiento directo. Estando allá me enamoré de China, la cultura, la literatura y escribí un libro de poemas sobre esa experiencia", aseveró.

Aedo dijo que enseña a sus alumnos universitarios sobre literatura china clásica y contemporánea, un campo aún desconocido en el país sudamericano.

Durante la cita, el embajador chino en Chile, Niu Qingbao, aseguró que "aunque China y Chile están separados por miles de kilómetros, la literatura nos ha unido durante mucho tiempo".

El diplomático destacó el Instituto Chileno Chino de Cultura, fundado en 1952 por artistas y políticos, como el entonces senador Salvador Allende, el poeta Pablo Neruda, el pintor José Venturelli, el arquitecto Abelardo Mella y los políticos Juan Martínez Camps y Clodomiro Almeyda, en apoyo a la naciente República Popular China.

Desde entonces, "hemos usado nuestras plumas como barcos para cruzar el océano Pacífico y llegar a las orillas del corazón de otros", a través de intercambios constantes de los círculos literarios y el diálogo frecuente entre escritores y editores, sostuvo.


jueves, 27 de noviembre de 2025

Vaso Roto, en Nueva York, es Broken Bowl Books

El pasado 25 de noviembre, El Universal, de México, publicó una nota sin firma sobre la editorial Vaso Roto, dirigida por la poeta Jeannette Clariond (foto). Allí se habla de la flamante filial que acaba de abrir en Nueva York.

Vaso Roto Ediciones va a la conquista del lector bilingüe en EU

Jeannette Clariond, la editora y poeta que ha hecho de Vaso Roto Ediciones una casa con tres sedes y ediciones con una personalidad común, pero con identidades propias, una en Monterrey, México, otra en Barcelona, España, y desde hace unos días con casa en Nueva York, Estados Unidos a través del lanzamiento de diez títulos traducidos al inglés bajo el sello Broken Bowl Books. "Creo que Vaso Roto Ediciones ya llegó a su mayoría de edad, ya cumplió 18 años", afirma Clariond en entrevista.

La mítica editora del sello fundado en 2005 en Barcelona, pero que se convirtió en Vaso Roto al año siguiente, en 2006 cuando se afincó en Monterrey, Nuevo León con la misión de dar a conocer voces aún no difundidas en español, reeditar, en nuevas traducciones, a poetas, narradores y ensayistas extranjeros, así como publicar voces que se consideran necesarias en la formación de lectores, ha entrado al mercado estadounidense con diez libros que mantienen la identidad de Vaso Roto, de diez autores, con traducciones muy cuidadas.

Lo que distingue a Vaso Roto, dice Clariond, de otras editoriales, es que no piensan en las corrientes literarias, sino en la formación de lectores; "damos a conocer a grandes autores para que el lector conozca y valore las grandes voces en nuestra lengua". De ahí que su entrada al mercado en Nueva York la conciban como "estar con el lector desprotegido". "Será un trabajo intenso entre la comunidad latina, pero como lo hacemos en inglés, nadie tiene por qué decirles nada".

"Hemos vertido al español 35 lenguas en estos 18 años, sobre todo del inglés, 70% de nuestro fondo son traducciones. Entonces, ahora que veo cómo se vive la situación en los Estados Unidos, pensé '¡es cuando!, hay que dignificar nuestra lengua, hay que dignificar a nuestros habitantes, lo que somos, lo que hemos construido en América Latina y en España y hay que darle el lugar a nuestros autores y traductores'", afirma Clariond.

La también poeta asegura que los libros tienen el mismo logo, nada más que se llama Broken Bowl Books. Asegura que todo el sistema legal y fiscal está siendo llevado por Marianela Blanco, que es una experta en ese tema, "tuvimos que abrir todo lo que se requiere, lo hicimos bien. Ya hicimos nuestros separadores de libros, nuestras bolsas con versos de cada uno de nuestros autores y me siento muy feliz de este logro".

Los diez primeros títulos de la editorial se dieron a conocer en el marco de la Feria del Libro de Nueva York. "Empezamos por lanzar a diez autores: Luis García Montero, Elsa Cross, María Baranda, José Javier Villarreal, María Ángeles Pérez López, Jorge Humberto Chávez, Luis Armenta Malpica, Luce López-Baralt, María Gómez Lara y Luis Humberto Ambroggio", dice Clariond y agrega que son ediciones muy bien cuidadas y de traductores extraordinarios.

"El formato, digamos, es el mismo, son las mismas cubiertas, la misma sobriedad, el mismo logo, pero en vez de decir Vaso Roto Ediciones dice Broken Bowl Books. No todos los títulos ya forman parte de nuestro catálogo, por ejemplo, Un año tres meses no es el catálogo de Vaso Roto, pero ahora ya es del catálogo: One Year and Three Months, del querido Luis García Montero. Pero luego, por ejemplo, también están José Javier Villarreal, con Mar del Norte, (North Sea), de María Baranda tenemos Arcadia y de Elsa Cross Bomarzo, pero ahora traducidas al inglés", señala.

Jeannette Clariond dice que son autores de gran altura en sus respectivos países, lo cual, afirma, le da serenidad porque "siempre para Vaso Roto y para el equipo de Vaso Roto, lo que nos produce serenidad y sentido de vocación y de seguimiento de una filosofía que esa no debe de variar de acuerdo con las tendencias del mercado".

miércoles, 26 de noviembre de 2025

Nueva traducción inglesa de la narrativa temprana de Anton Chejov

El pasado 23 de noviembre, la escritora, actriz y presentadora Viv Groskop publicó en el diario inglés The Guardian un comentario sobre un reciente volumen, editado por Rosamund Bartlett y Elena Michajlowska, y publicado por Cherry Orchard, que reúne los cuentos de Anton Chejov, publicados entre 1880 y 1882.


"Solo intentaba ganar unos kopeks": cómo las historias recién traducidas revelan el lado tonto de Chéjov.

Pocos escritores son tan universalmente admirados como Chéjov. Como lo expresó George Saunders, ganador del Booker: «Chéjov, ¿soy franco?, es el mejor cuentista de todos los tiempos». Novelistas desde Ann Patchett hasta Zadie Smith lo citan como inspiración. Sus obras La Gaviota, Tres Hermanas, El Tío Vania y El Jardín de los Cerezos siguen llenando teatros internacionales. Tan solo el año pasado, Andrew Scott cautivó al público con su unipersonal Vania para el Teatro Nacional de Londres y Cate Blanchett interpretó el papel de Arkadina en La Gaviota en el Barbican. Pero, ¿cuánto se conoce de su lado más bromista?

Anton Chekhov: Earliest Stories: Stories, Novellas, Humoresques, 1880–1882 ofrece la primera traducción completa al inglés de los cuentos, novelas cortas y humorísticas que el autor ruso escribió a principios de la década de 1880. Y es sumamente juvenil, en el mejor sentido de la palabra. La razón por la que muchos de estos relatos aparecen traducidos por primera vez es porque, según explica la editora Rosamund Bartlett, las editoriales comerciales nunca los han considerado dignos de la reputación de Chéjov. Resultan demasiado infantiles y cómicos. Durante el proceso de traducción, afirma, «nos partíamos de risa».

Bartlett, autora de aclamadas biografías de Chéjov y Tolstói, y su coeditora Elena Michajlowska, cineasta rusa residente en el Reino Unido, dirigen la Fundación Antón Chéjov, una organización benéfica cuyos mecenas incluyen a Ralph Fiennes, Tom Stoppard y Kenneth Branagh. La fundación se creó originalmente para preservar la Dacha Blanca de Chéjov en Yalta. Cuando Rusia anexó Crimea en 2014, esta labor ya no fue posible, así que se les ocurrió la «idea loca e idealista» de contratar a 80 traductores voluntarios de todo el mundo, desde estudiantes hasta académicos jubilados, para traducir estos relatos inéditos.

Escritos por Chéjov entre los 20 y los 22 años, están llenos de juegos de palabras experimentales, nombres sin sentido e idioteces onomatopéyicas, desde el pueblo de Panqueques Comidos ("Bliny-S'edeny") en el relato inicial, "Carta a un vecino Ilustre", hasta las estaciones de tren llamadas Crash, Bang, Wallop, Run for Your Life y Swindler Town en "En el Tren", y un personaje llamado Subteniente Zyumbumbunchikov en "Antes de la Boda" (no significa nada, pero si uno lo pronuncia en voz alta, es genial).

Estos 58 relatos, escritos bajo numerosos seudónimos, son poco conocidos, incluso entre los expertos, afirma Bartlett. "Chéjov es más conocido como escritor de cuentos en Rusia que de obras de teatro, y estos relatos nos recuerdan que empezó como humorista", añade. No todos son graciosos, ni siquiera pretenden hacernos reír, pero muchos son totalmente frívolos, como cabría esperar de un estudiante de medicina de 20 años que sólo intenta ganar unos kopeks escribiendo para revistas cómicas.

El padre de Chéjov se había declarado recientemente en bancarrota, por lo que pagaba su educación a la vez que mantenía al resto de su familia. Quería conservar su nombre real para publicar en revistas científicas de prestigio. Sin embargo, al cabo de unos años, se hizo evidente que, le gustara o no, era escritor y que su obra merecía ser tomada en serio. A mediados de la década de 1880, formuló la ahora legendaria idea de que la medicina sería su "legítima esposa" y la escritura su amante. ("Cuando me canse de una, puedo irme a pasar la noche con la otra").

Chéjov nunca fue un gran aficionado a su propia obra, ya fuera narrativa o teatral. Fue modesto incluso con sus cuentos más famosos y queridos, "La dama del perrito" (sobre una historia de amor en Yalta), "Sala n.º 6" (sobre un médico harto de su profesión) y "El querido" (sobre una mujer ridículamente codependiente, mucho antes de que se inventara el término). Tras una desastrosa primera presentación de La gaviota en 1896, se sintió tan mortificado que abandonó el teatro: «Nunca escribiré obras de teatro ni las haré representar». (La obra fue puesta en escena por Konstantin Stanislavski en 1898 con gran éxito). En 1888, escribió a su editor que dudaba que alguno de sus cuentos «sobreviviera en la memoria de la gente ni siquiera una década». Sus dudas nunca lo hicieron menos prolífico. Solo en 1884, año en que se graduó como médico, publicó más de 100 cuentos. Para cuando murió de tuberculosis en 1904 a los 44 años, esa cifra había ascendido a más de 500.

Esta colección se publica en un momento cultural delicado. Escritores ucranianos como Oksana Zabuzhko, Olesya Khromeychuk y Oleksandr Mykhed han abogado por una reevaluación crítica de la literatura rusa y por un mayor espacio para las voces y la cultura ucranianas. "La repulsión que muchos ucranianos sienten ahora por la literatura rusa debido a la guerra es comprensible", afirma Bartlett. "Pero incluso quienes la repudian a menudo hacen una excepción con Chéjov, y con razón".

Crucialmente, Chéjov no pertenece a la Rusia de Putin, afirma. "Nunca fue imperialista, no soportaba el patriotismo de un escritor como Dostoievski, y el país no está plagado de estatuas suyas. Chéjov era un cuarto de ucraniano y creció en Taganrog, una ciudad históricamente parte del Reino Unido".

Durante su infancia, él y sus hermanos solían representar obras de teatro en ucraniano, un idioma que le pertenecía por derecho de nacimiento. Chéjov ocasionalmente usaba dichos ucranianos, y los hemos destacado y explicado su significado en las anotaciones.

Bartlett sugiere que no debería ser cuestión de leer "o esto o aquello": "Aumentar nuestra familiaridad con los escritores ucranianos no debería excluir la posibilidad de descubrir nuevas obras de Chéjov. Necesitamos seguir leyendo, y leer más". "Zyumbumbunchikov" no puede ser un mal punto de partida.