FOTO: Claudia Aréchiga |
Gorostiza, en persa
El escritor iraní Mohsen Emadi, quien vive exiliado en
México, expresa en entrevista sus conceptos sobre poesía, y anuncia que trabaja
ya en traducir a Juan Gelman y a José Emilio Pacheco
CIUDAD
DE MÉXICO, 13 de julio.- Cuando el escritor iraní Mohsen Emadi tradujo al persa
el poema Muerte sin fin, de José Gorostiza, conoció el
verdadero significado de la vida mexicana. Fue después de ese acto cuando
volvió a blandir el lápiz y retomó su propia poesía, luego de permanecer en
silencio desde 2012, tras su exilio en la Casa Refugio
Citlaltépetl de la Ciudad
de México.
Ahora
prepara dos poemarios, uno sobre su visión de la guerra entre Irán e Irak y
otro sobre su concepción filosófica del mundo. También continúa la traducción
al persa de la poesía de César Vallejo, Antonio Gamoneda, Juan Gelman, José
Emilio Pacheco y Cristina Peri Rosi, porque “la traducción también es un acto
de amor”, dice a Excelsior.
–¿Podría hablar sobre sus traducciones?
–Hay
bastantes poetas que en Irán no se conocían. De la poesía latinoamericana se
sabía de Octavio Paz, y de la española únicamente de Federico García Lorca.
Entonces he ido traduciendo bastantes poetas del castellano al persa, como
César Vallejo, Antonio Gamoneda, Ángel González, Juan Gelman, José Emilio
Pacheco y Cristina Peri Rosi, entre otros. Incluso no conocían la poesía de
Luis Cernuda, aunque ahora estoy revisando una traducción del poeta checo
Vladimir Holan.
–¿Qué significado tiene la traducción en su producción literaria?
–La
traducción es un acto de amor, es tocar la visión y la experiencia de la poesía
dentro de cada poema… y cuando consigue tocarlo, entonces es posible traducirlo
y transformarlo.
–¿Prefiere una traducción más interpretativa?
–Sería
imposible una traducción literal de la poesía. Lo que quiero es traducir
fielmente, como te digo, la sensación de cada poema. Pero no me refiero a
fidelidad de las palabras, porque como dice Vladimir Holan, las traducciones de
palabra a palabra matan la poesía. Por eso el traducir es un acto peligroso,
pues es un viaje que nos lleva a tocar la visión y experiencia de la poesía
dentro de un poema.
–¿Podría hablar sobrelos poemarios queestá preparando?
–Son
dos poemarios en español. Uno se llamará Contra el lector, que inicia cuando yo estaba en el
servicio militar, en Irán, y del tiempo de la guerra entre Irán e Irak. Aunque
también estoy haciendo traducción de mi propia poesía al español.Y
el segundo incluirá poemas más de concepción filosófica, éste tendrá un título
en finés, sobre el viaje que hice desde Finlandia a México. Su título no lo
traduciré al español, pero la idea será bordear el exilio desde diferentes
lugares, incluyendo la vida cotidiana, será un tipo de amplificación del exilio
como fenómeno que sucede en la vida diaria de mucha gente.
–Rulfo, un encantador
–Una
de las presencias de la literatura latinoamericana más importantes para Mohsen
Emadi ha sido Juan Rulfo, esencialmente Pedro Páramo, libro que leyó muy joven y que le
pareció una especie de mago literario.
–¿Rulfo es una presencia relevante?
–¡Mucho!
Leí Pedro Páramo a
los 17 años. Me pareció un encantador de historias. Me parecía que él estaba
hablando de mí, sobre lo que yo estaba viviendo, pues vengo de una familia
donde por un lado hay patrones y, por el otro, campesinos pobres. Por eso, en
mi opinión lo que se dice acerca del realismo mágico en los cuentos
latinoamericanos me parece un término falso.
–¿Por qué es falso?
–Porque
es una literatura que también habla de mi vida cotidiana. Si yo escribiera los
recuerdos de mi infancia parecerían cuentos latinoamericanos. Eso hizo que me
identificara con la literatura de Juan Rulfo, pues de alguna forma le daba voz
a mi propia infancia.
–¿El realismo mágico contiene una imprecisión de origen?
–El
realismo mágico es una forma de lectura más del colonialismo, una
interpretación imprecisa, porque esta literatura no es exclusiva de América
Latina, quizá de lugares rurales donde los secretos caminan por la calle en
forma de vida cotidiana. En Oriente Medio, por ejemplo, hay bastantes lugares
similares. “Recuerdo que en Sári, el pueblo donde nací, no conocíamos los
coches y entonces cuando llegó uno, las personas suponían que era un tipo de
animal o de vaca, así que el ponían comida enfrente y le decían: “Anda, come”.
Parece gracioso si lo escribes, pero era la realidad.
–¿Cómo enfrenta hoy el tema del exilio?
–De
muchos lugares he escapado, pero no me gusta que utilicen el término exilio
como una forma de categorizar. Para mí, el exilio es un problema existencial.
Es una realidad existencial. Pienso que un escritor es un exiliado
especialmente cuando es poeta, es exiliado dentro de su propio idioma.Vladimír
Holan dice que lo que mata la poesía es la poética, pues ésta es un espacio
común. Así que cuando un poeta escribe algo diferente, siempre será un exiliado
dentro de su propio idioma..
–¿De qué forma conviven exilio y poesía?
–Para
mí la poesía no es un género literario. Es la realidad. Desde este punto de
vista la vida de un poeta es la vida de un exiliado en su propia sociedad. En
mi espacio también tiene una dimensión política, porque cuando un gobierno
invade todos tus espacios personales, tus espacios de ser, la cárcel se
amplifica. He sido exiliado en mi propio país, pero tampoco tengo refugio en
otro país, porque cuando soy un extranjero. Así que mi lugar de refugio es un
tipo de condenación que me regala la poesía.
–¿Poesía y política coexisten en usted?
–Cuando
hablamos de política, debemos tener cuidado. ¿En qué términos hablo de
política? Hablo de política en términos antiguos griegos, como un acto político
para la ciudad. No se trata de un partido político. Yo nunca estaré dentro un
partido político porque huyo de la categorización y la reducción. “El
acto del poeta no es un acto de conceptos, sino un acto de vida. Quizá por eso
me identifico con los cuerpos muertos de todas las personas que están muriendo
en estos días en Palestina.”
–¿Volverá pronto a Irán?
–No,
no lo creo.
¿QUIÉN
ES?
Mohsen
Emadi (1976) es poeta, escritor y traductor. Nació en Sári, capital de la
provincia de Mazandarán, al norte de Irán, cerca de las orillas del mar Caspio.
Su primer libro lo compiló, en 2003, la poeta y traductora Clara Janés en La flor de los renglones. Cuatro años después publicó No hablamos de sus ojos y Las leyes de la gravedad. Su antología más reciente es Visible como el aire, legible como la muerte. En 2010 obtuvo el Premio
Internacional de Poesía de Miedo y obtuvo la IV Beca Internacional Antonio Machado. Llegó a
México en 2012, donde vive exiliado en la Casa Refugio
Citlaltépetl.
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