Mientras en países como la Argentina la preocupación de los autores, traductores y editores consiste fundamentalmente en sobrevivir a la crisis económica, en el hemisferio norte las preocupaciones son otras. Así, el 14 de enero de este año, Winston Manrique Sabogal, fundador y director de WMagazín, que se define como "revista literaria digital global, panhispánica e itinerante", publicó un artículo donde analiza lo que él supone van a ser las tendencias en la industria del libro durante este año.
Tendencias de la industria del libro y la literatura en 2024: de la inteligencia artificial al aumento de préstamos digitales en bibliotecas
Uno de los temas principales que definirá el destino del libro en 2024 y decidirá su futuro es la inteligencia artificial en sus diferentes ámbitos, que avanza en su colonización del universo del libro como industria y en los diversos ámbitos de la creación, a la vez que se busca cómo regularla.
Otros derroteros que marcarán el año es el fortalecimiento de TikTok y otras redes sociales para recomendar y promover la lectura, y el incremento de los préstamos de libros digitales en bibliotecas. En cuanto a la creación literaria, destaca la continuación de libros híbridos de géneros literarios, el regreso de las narraciones en la línea fronteriza entre la realidad, lo inexplicable y el aire mágico, y el aumento de temas relacionados con la maternidad/no maternidad, la crisis medio ambiental y las búsquedas de la serenidad y la felicidad para contrarrestar este mundo emboscado de incertidumbres.
WMagazín, como cada enero, trata de avistar las tendencias creativas y de negocio del mundo del libro. Unas optimistas, otras se observan con preocupación y algunas con preguntas. Las siguientes son las tendencias:
La inteligencia artificial sigue su colonización
La colonización de la inteligencia artificial en el mundo del libro, en todos sus espacios, es una realidad a organizar y regular. Si en 2022 y 2023 su irrupción generó polémicas y debates, que continúan y son necesarios, la clave ahora es cómo regular esa tecnología a partir de tres grandes frentes y preocupaciones: económico-social, es decir, que no quite puestos de empleo, como en todos los campos; creativo, es decir, que su uso por parte de los escritores no menoscabe la creatividad y honestidad a la hora de ofrecer la obra a los lectores; y ético, en el sentido de que las empresas de inteligencia artificial no tomen las creaciones y recursos de los autores sin su autorización para crear sus propias obras y contenidos, algo que ya ha generado algunas demandas de escritores.
Estos dos últimos apartados marcan ya la ruta de la literatura. Es una herramienta, con sus diferentes programas, que los autores pueden usar para la creación, porque ofrecen sacarlos de un posible bloqueo, o proporcionar ideas de cómo y por dónde continuar lo escrito. Aunque hay casos en que los autores usan un programa al que dan unas pautas y la IA hace el resto del trabajo, pero con la firma del autor y sin que este diga nada. Por ahora, estos programas no obran por su propia iniciativa, necesitan que alguien les dé las indicaciones y les suministre contenidos y coordenadas.
Los libros deberán tener ya no solo la fajita en la que alguien muy reconocido dice lo buenos que son y por qué hay que comprarlos-leerlos, sino que deberán tener una especie de marca y sello que indiquen si son obra de la IA o qué porcentaje de IA hay en ellos, como las advertencias de los alimentos con exceso de azúcares, sal, grasa, etc, o como se anuncian los productos orgánicos. Así, el lector decide qué clase de obra literaria quiere leer: natural, artificial o a medias.
En cuanto a los otros ámbitos del ecosistema de la industria del libro, los algoritmos de la IA pesan cada vez más en la toma de decisiones de las editoriales. Está el ya normalizado uso del big data para vender más ejemplares a través del conocimiento de los lectores, es decir que se sofisticará su papel como un editor capaz de determinar, incluso, dónde puede interesar más un tema u otro, o qué tipos de personajes gustan más a los lectores. Una especie de libros al gusto del lector, como ya se aplica en el cine y la televisión. La IA también ha incursionado en el mundo del audiolibro o el podcasting para mejorar su calidad y la experiencia del usuario (este punto tiene su propio apartado más abajo).
La IA, aliado reforzado del audiolibro y el podcasting
La inteligencia artificial se expande en el mundo del audiolibro y del podcast. Su tecnología permite desde usar voces artificiales propias, que suenan cada vez más naturales, hasta comprar los derechos de voces de personajes conocidos, lo que acorta la producción de audiolibros, ya que no se necesitará de horas y horas de grabación con un actor. El futuro apunta a la creación de un catálogo de voces para que el audiolector decida con cuál de ellas quiere escuchar el libro.
En cuanto al podcast, las posibilidades son varias para ofrecer una mejor experiencia al oyente, tanto en la calidad del sonido como en las herramientas que se incorporan para hacer más creativas las producciones, más inmersivas e interactivas, por ejemplo. Eso sin contar con que los autores y editoriales independientes tienen acceso a estos aliados para llegar a nuevos públicos. En ambos casos, algunos puestos de trabajo corren peligro, a la vez que surgen otros, pero siempre con menos personal.
TikTok se consolida como vitrina de libros y lectura
La red social TikTok, con sus booktokers, se consolida como una de las mejores vitrinas para hablar de literatura, promocionar libros e informar de lo que sucede en el ecosistema literario. Y lo hace tanto con los llamados booktokers, primos hermanos de sus antecesores, bookstragamers y booktubers, como con acciones audiovisuales de toda clase por parte de publicaciones especializadas en el mundo del libro. Es la entrada definitiva del libro en una nueva dimensión diversificada.
Del temor inicial con el cual el sector editorial veía el mundo virtual se ha pasado a convertirlo en un gran aliado y pieza esencial. Los booksinfluencers son ayudantes cruciales para editores, escritores y campañas de fomento y divulgación de la lectura.
Estos prescriptores hablan de lecturas, de libros impresos que enseñan como objetos y fuentes de saber y ocio. De un reencuentro con los cinco sentidos y el placer de pasar páginas y vivir una experiencia única y proactiva. Y lo hacen a través de la escenificación del comentario que va del histrionismo a recomendaciones más sosegadas, pero siempre informales, sin pontificar.
El libro vive una nueva época de optimismo gracias a la “transhumancia virtual” debido a los nuevos formatos de los prescriptores de canales de internet, redes sociales y revistas literarias digitales.
Esta revolución ha ocurrido en la última década. Todo empezó en la primera gran crisis económica de este siglo XXI cuando, hacia 2009 y 2010, surgieron vídeos donde empezaron a hablar de libros en sus canales de YouTube. Dos años atrás, en 2007, el libro electrónico reclamaba una nueva oportunidad con el Kindle y las alarmas saltaron con las profecías de que acabaría con el libro tradicional.
Libros híbridos, regresa la magia y best sellers a novela gráfica
La creación literaria está en continuas búsquedas, recuperaciones, ampliaciones y exploraciones de rutas conocidas, rescates de obras… En 2024 algunas de las tendencias destacadas son:
Seguirá la ruptura de etiquetas literarias con la mezcla o mestizaje de voces y géneros literarios. El resultado son libros híbridos, aquellos en los que conviven desde el narrador omnisciente hasta la autoficción, desde el monólogo hasta el ensayo, desde la novela hasta los diarios, desde las cartas hasta las fotografías, desde los poemas hasta las viñetas…
Vuelven con fuerza las historias que recurren a la fabulación o toques de lo mágico o lo sobrenatural para contar y/o comprender el mundo y una realidad que nos desborda y que requiere de elementos menos racionales para su explicación y comprensión.
Aumentará su brillo la época dorada de los long sellers y best sellers en sus versiones de cómics y novelas gráficas. Las editoriales han creado, desde hace pocos años, departamentos encargados del área cómic en los que expanden el universo de sus éxitos de ventas, una manera de llegar a las nuevas generaciones. De paso, muchos de esos lectores se interesen por las obras originales. El cómic es el nuevo cine para la literatura. Reportaje sobre las adaptaciones de libros superventas a novela gráfica, en WMagazín.
El buen momento que vive la industria editorial hace que las editoriales aprovechen para rescatar a algunos autores que en su momento no funcionaron bien o no tuvieron el número de lectores que consideran que merecían y los vuelven a editar.
A los temas del amor y la familia, recuperados con fuerza para observar sus nuevas transformaciones en los últimos años, hay que recordar otros que cada vez tienen más protagonismo:
-La maternidad en sus nuevas dimensiones / No maternidad.
-Crisis medio ambiental / Reencuentro con la naturaleza.
-La actualización de la sexualidad / El espectro y fluidez de sensibilidades sentimentales y sexuales.
-La búsqueda de la serenidad y la felicidad / Luchar contra la depresión.
Prohibición de libros, corrección política
Todo indica que la cultura woke, de la corrección política, seguirá tratando de coartar la libertad de creación y de acceso a las obras. Ya no solo se trata de que políticos, asociaciones y mandatarios locales o regionales prohíban el acceso a ciertos libros o películas en sus centros educativos, desde los más pequeños hasta los universitarios, sino que quieran crear nuevas versiones retroactivas de obras importantes con un lenguaje, en todos los sentidos, acorde a estos tiempos. A ello se suma la censura o prohibición de piezas de teatro, exposiciones, obras de arte y demás manifestaciones artísticas. Una estrategia que atenta contra la libertad, en lugar de promover la educación de las personas desde la infancia y proporcionarles los elementos para que entienden de qué trata cada obra y el contexto en que fue creada. Las expresiones artísticas, desde un libro hasta una performance exponen la realidad y la condición humana.
Bibliotecas y préstamos de libros digitales
Una de las pocas cosas buenas que dejó la pandemia covid-19, en el año 2020, fue el descubrimiento o reencuentro de muchas personas con la lectura. Ya entonces los préstamos de libros digitales en las bibliotecas tuvieron un incremento, a la vez que se crearon más clubs de lectura virtuales. Pues bien, esa tendencia se ha mantenido en todo el mundo. OverDrive, una plataforma de contenido digital para más de noventa mil bibliotecas y escuelas en 115 países, informó que, en 2023, los lectores de todo el mundo pidieron prestados 662 millones de libros digitales, audiolibros y revistas digitales, un aumento del 19% con respecto a 2022.
Los datos por áreas son:370 millones de libros digitales prestados (un 12% más que en 2022), 235 millones de audiolibros prestados (23% de crecimiento), 56 millones de revistas (+75%), y 37 millones de cómics y novelas gráficas prestadas (un 14% más). A esto hay que añadir que los ebooks y audiolibros retenidos o en lista de espera fueron de 253 millones (+19%).
La oferta de libros exitosos, las nuevas funciones de la app de lectura Libby y nuevos modelos de acceso rentables han facilitado que la gente acuda más a este sistema de lectura virtual.
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