El 11 de junio pasado, Juan Jesús Zaro* publicó un comentario en El Trujamán a propósito de la nueva traducción del Retrato del artista adolescente, de James Joyce, realizada por el traductor argentino Pablo Ingberg. Ofrecemos a continuación el texto de Zaro, felicitando a su autor por lo sensato de sus conclusiones.
Una nueva versión del Retrato de Joyce
Aprovecho una breve estancia en Madrid para dar una vuelta por la Casa del Libro de Gran Vía. Y me fijo, en los estantes de novedades, en una nueva traducción del Retrato del artista adolescente de Joyce. Está hecha por Pablo Ingberg, responsable también de la edición y las notas, y publicada por Losada. Pero, aunque se señala expresamente que se trata de un «libro de edición argentina», está impreso en España. Lo hojeo, decido llevármelo y empiezo a leerlo en el tren, de vuelta a casa.
Se trata de una edición prologada y profusamente anotada, respetuosa con la palabra y el espíritu de Joyce, que me sume en una lectura larga y placentera. Recuerdo haber leído alguna otra traducción realizada por Ingberg, de Shakespeare, que también me produjo una grata impresión. Pero, a diferencia de aquella, en esta afloran suaves matices léxicos y gramaticales del castellano argentino que, personalmente, celebro encontrar en una novela traducida por un traductor de esta nacionalidad. Y que confirman, una vez más, la imposibilidad de un castellano neutro al cien por cien, más aún en un texto de la complejidad de éste.
Ingberg, en su prólogo, justifica la permanencia del título Retrato del artista adolescente, a pesar de no corresponder exactamente al original, por tratarse de un título instalado en el universo hispanohablante desde la traducción de Alfonso Donado, famoso seudónimo de Dámaso Alonso, efectuada en 1926, que yo leí hace muchos años. No es lo único que las une: la mención, en el soberbio final de la novela, a «la conciencia increada de mi raza» (the uncreated conscience of my race) –una de las pocas frases que aún recuerdo de mi lectura universitaria– en traducción de Alonso, no cambia en esta nueva traducción. Y me alegra que Ingberg haya recurrido a las mismas palabras.
Busco en casa el Retrato en traducción de Alonso. Es una edición en rústica publicada por Santiago Rueda en Buenos Aires en 1973; en aquellos años, la única que se distribuía en España. Qué curiosos los paralelismos entre una y otra traducción: la de Rueda, hecha por un traductor español, impresa en Buenos Aires. Y esta, obra de un traductor argentino, impresa en Madrid. Parece algo normal, pero no ha sido fácil, ni antes ni ahora, encontrar traducciones argentinas en las librerías españolas.
Y pienso, tras recordar acontecimientos posteriores (la «corrección» a que fueron sometidas las traducciones argentinas publicadas en España en los sesenta y setenta, las quejas actuales por las traducciones españolas en Argentina…) si, pase lo que pase, la mejor opción no sería precisamente ésta: que todos pudiéramos elegir, y leer, como he podido hacer yo en esta ocasión, las traducciones de uno y otro lado con toda libertad, disfrutando del talento del traductor proceda de donde proceda. Quizá sea la edición digital la que, definitivamente, facilite la libre circulación de originales y traducciones y, con ella, la libertad de elegir. Si lo logra, bienvenida sea.
*Juan Jesús Zaro es Doctor en Filología Inglesa por la Universidad de Granada (1983) y M.A. en Enseñanza de Inglés como Lengua Extranjera, por la New York University (1985), es Catedrático en el Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga. Ha impartido cursos y conferencias, entre otras, en las universidades de Oviedo, Santiago de Compostela, Pompeu Fabra, Pontificia de Salamanca, Autónoma de Madrid, Cádiz, Internacional de Andalucía, Málaga, Menéndez Pelayo, Salamanca, Sevilla, Pablo de Olavide, Vigo y La Plata (Argentina). Investigación: Director de la revista TRANS-Revista de Traductología, publicada por el departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga desde 1997 a 2003.
Investigador principal del grupo "Traducción y lenguajes especializados" (HUM-800), del Proyecto de Investigación "Archivo digitalizado y edición traductológica de textos traducidos literarios y ensayísticos" (HUM2004-00721) y del Proyecto de Investigación de Excelencia dela J. de A. "La traducción como actividad editorial en la Andalucía del siglo XIX: Catálogo y archivo digitalizado"(HUM-1511).
Investigador principal del grupo "Traducción y lenguajes especializados" (HUM-800), del Proyecto de Investigación "Archivo digitalizado y edición traductológica de textos traducidos literarios y ensayísticos" (HUM2004-00721) y del Proyecto de Investigación de Excelencia de
Director de diez tesis doctorales, así como de tesis de licenciatura, proyectos fin de carrera y trabajos Fin de Máster.
Publicaciones (como investigador):
Libros (como autor): Propuesta de análisis semiológico para una definición de la novela gótica (Universidad de Granada, 1984); Manual de Traducción/A Manual of Translation, en colaboración con Michael Truman; Madrid: SGEL, 1998) y Shakespeare y sus traductores (Berna: Peter Lang, 2008).
Libros (como editor): Retraducir: una nueva mirada -en colaboración con Francisco Ruiz Noguera- (Málaga: Miguel Gómez Ediciones, 2007); Traductores y traducciones de literatura y ensayo (1835-1919) (Granada: Comares, 2007); Diez estudios sobre la traducción enla España del siglo XIX (Granada: Atrio, 2008); La traducción como actividad editorial en la Andalucía del siglo XIX (Sevilla: Alfar Universidad, 2011).
Libros (como editor): Retraducir: una nueva mirada -en colaboración con Francisco Ruiz Noguera- (Málaga: Miguel Gómez Ediciones, 2007); Traductores y traducciones de literatura y ensayo (1835-1919) (Granada: Comares, 2007); Diez estudios sobre la traducción en
Libros traducidos: : Estrategias de reflexión en la enseñanza de idiomas (Cambridge University Press, 1987); Historia de Nacimientos: La poesía de Emilio Prados (Centro Cultural de la Generación del 27, 1999; Oroonoko o el príncipe esclavo (Universidad de Málaga, 2000); Elementary Language Practice for Spanish Students (MacMillan-Heinemann, 2001); Historia de dos ciudades (Cátedra, 2000); El destino de la carne (Alba Editorial, 2001), El arrecife (Alba, 2003, Premio AEDEAN de traducción), Persuasión (Cátedra, 2004) y La justificación de Johann Gutenberg (Tropismos, 2005).
Como ocasional colega de editorial y de serie, quiero acercarle a Pablo mis más sinceras felicitaciones por este reconocimiento. Espero algún día poder conocernos personalmente e intercambiar experiencias de traducción.
ResponderEliminar¡Saludos!
Me parece que el artículo coloca la cuestión justo en el punto preciso, algo que muchos por aquí echamos de menos. No creo ser la única en desear traducciones con otros "acentos", más diversidad en la paleta lingüística, más contacto con otras variantes. No sólo es libertad de elección de lo que se habla aquí, sino de una mayor circulación del idioma, un mayor contacto con otras sensaciones e impulsos del idioma: una mayor educación del lector de traducciones en la diversidad.
ResponderEliminarMaría
Estamos de acuerdo, María. Ahora bien, dada la invasión de libros españoles, en Latinoamérica estamos educados. Ahora les toca a ustedes.
ResponderEliminarCon la cordialidad de siempre.
Sí, es cierto, y justo eso es lo que quería decir, que no creo ser la única en desear más diversidad por aquí (creo que señalo claramente este "aquí" en mi primer comentario) y que ya va siendo hora. Pero imagino que también en vuestro caso será agradable, o al menos interesante, recibir traducciones de otros lados, traducciones en variantes distintas que no sean en la variante de España ni tampoco en la variante Argentina, sino, pongamos, de México o cualquier otra variante. No sé si en la actualidad es posible leer otras traducciones de este tipo en Argentina, por aquí ya sabéis que lamentablemente no es muy común.
ResponderEliminarSobre lo de estar educado... bien, yo sólo conozco el caso de España y creo que no lo estamos. Y cuando digo "educados", me refiero a recibir con agrado y con respeto, sin excesivo extrañamiento ni mosqueo cuando alguna palabra nos sorprende o no nos parece familiar, traducciones de otros sitios. Y hablo, naturalmente, no de un lector filólogo o traductor interesado en estas cuestiones, sino del lector medio que recibe un libro. No conozco la situación en otros países, pero en España no creo que ese sea el caso.
Gracias por el artículo.
María
Estimada María:
ResponderEliminarSon dos cuestiones y, entonces, dos respuestas.
Lo primero, en general, en toda Latinoamérica estamos acostumbrados a las diferentes variantes del castellano. En la Argentina hablamos el que hablamos, pero por televisión vemos novelas colombianas y venezolanas, para no mencionar que buena parte de las series estadounidenses de televisión y los dibujos animados de los chicos están doblados al castellano de México o de Puerto Rico. Sume a eso los canales de televisión por cable de España y de Chile, la gran inmigración uruguaya, paraguaya y boliviana, y cartón lleno. Luego, hasta hace poco, en la escuela primeria se aprendía el castellano según la conjugación verbal española por lo que hay un gran entrenamiento en esas lides.
La segunda cuestión es más complicada, porque España, a través de sus multinacionales ha hecho lo imposible para evitar que los distintos países latinoamericanos estuvieran comunicados. Ya hablamos de Alfaguara o Planeta, que publican localmente, pero sólo a los autores locales, sin exportarlos a otros países de la región (fenómeno que se repite en toda Latinoamérica). Quedan las editoriales independientes. En este sentido, muchas de ellas envían sus libros a Sudamérica (FCE a la cabeza, que es el Estado mexicano), pero también llegan los libros de UNAM, Sexto Piso y otras pequeñas editoriales. Acá ahora hay varias editoriales uruguayas que nos mandan su producción y empiezan a llegar afortunadamente las muy buenas editoriales chilenas. Esperamos por Colombia, claro. En síntesis, estamos mejor servidos que en España y nadie se queja de esas otras versiones del castellano.
Espero haberle respondido.
Cordialmente
Gracias por esas respuestas tan detalladas, es útil y muy interesante conocer la situación de otros países, ver cómo podría facilitarse la circulación y el contacto de las variantes del español.
ResponderEliminarPero no sólo ya en materia de traducción: ojalá pudiéramos tener acceso a más novelas, a más poemarios, sobre todo, de otros países.
Por cierto, también por aquí se ven telenovelas venezolanas y mexicanas, sobre todo, género pionero a la hora de ponernos un poco en contacto con otras variantes.
Un saludo para todos y, de nuevo, gracias.
María
Las telenovelas latinoamericanas , que tanto interés despiertan en algunos miembros de la RAE y que las televisiones españolas han intentado imitar sin éxito, son, como sabe el público latinoamericano, un género menor o subgénero destinado al consumo popular, muy popular. Nada tienen que ver con el habla culta y, por tanto, con la traducción, con la lengua de la literatura y con este debate. Si para un espectador español las telenovelas pueden ser un espectáculo grato y altamente instructivo, para los latinoamericanos cultos las telenovelas no existen. Y añado: la naturalidad con la que se las menciona es un indicio más de la ignorancia absoluta que existe en España de las cosas de América.
ResponderEliminarEstimada Inés:
ResponderEliminarNo me parece que María haya establecido vínculo alguno entre novelas televisivas y traducción. De hecho, la primera mención la hice yo, y solamente para ejemplificar una de las circulaciones posibles de otras variantes del castellano entre nosotros. Luego, entiendo que está claro lo que son, aunque no estoy necesariamente de acuerdo sobre a quién van dirigidas. Hablando con gente incluso muy culta, uno termina sorprendiéndose sobre usos y costumbres.
Con todo, no puedo dejar de estar de acuerdo sobre la muy frecuente ignorancia que España exhibe a propósito de Latinoamérica, que no es un país, sino muchos y muy diferentes.
Cordialmente.
Perdone Ud., pero no he sido yo quien ha sacado el tema de las telenovelas. Qué cansancio, parece que siempre hay alguien esperando con la escopeta cargada a ver si la española mete la pata. Mire, señora, yo soy licenciada en Filología Alemana e Inglesa por la Universidad de Múnich, traductora técnica e intérprete de conferencias DE, EN, IT al español y no creo en absoluto haber faltado a nadie ni ser una inculta. Lo de las telenovelas ha sido un ejemplo para hablar del contacto lingüístico del hablante medio español con otras variantes y ha sido citado como ejemplo por el administrador del blog. Por cierto, yo no veo nada malo en las telenovelas en sí mismas y no me parece que haya que hablar de ese "subgénero" arrugando la nariz.
ResponderEliminarMiren, es imposible participar así, es imposible. Yo ya abandono.
Un saludo a todos.
Atentamente:
María
Son ustedes mismos los que estáis hablando de Latinoamérica en su conjunto, yo preguntaba por la situación argentina, que me interesaba conocer.
ResponderEliminarMadre mía, ya está.
Un saludo.
María
Estimado Jorge: Comparto su observación. La mía se dirigía a señalar que, en España, cuando se quiere demostrar algún conocimiento sobre el castellano de América se mencionan exclusivamente las telenovelas. Ignoran quienes las nombran, incluyendo la RAE y algunos rectores de universidades españolas, que la literatura latinoamericana del siglo XX, fuertemente oral y oralizada y el cine deberían ser testimonio suficientes y abundantes de las miles de variaciones y modos del continente. Por otra parte, si los inmigrantes de carne y hueso, los reportajes televisivos, el You Tube y la Internet no les han revelado que el idioma que ellos mismos hablan es infinitamente diverso y siguen dale que te pego con las telenovelas, propongo que rebauticen el Cervantes como Instituto Kassandra, artefacto amoroso visto en 128 países y posible faro luminoso de la expansión del español por el mundo.
ResponderEliminarEstimadas María e Inés:
ResponderEliminarQue el moderador de este blog sea alguien tan poco moderado como yo –quienes me conocen comparan mis recursos diplomáticos con los del increíble Hulk– es prueba suficiente de que podemos seguir discutiendo, disintiendo y, eventualmente, poniéndonos de acuerdo todas las veces que logremos establecer algún puente sobre algún tema conflictivo.
María es una lectora consecuente de este blog y, a la vez, una persona que opina con mucho sentido común. Por lo tanto, su aporte a mí me parece valioso, aun cuando no siempre estemos de acuerdo. Se ha probado que, en más de una oportunidad, alguna de las dos partes carecía de la información suficiente y con haberlo hablado hemos llegado, si no a buen puerto, al menos a algún remanso. Debo agregar que es una de las pocas lectoras españolas que, aun con las frecuentes quejas latinoamericanas respecto de las políticas lingüísticas de sus connacionales, ha sabido comprender y, en más de una oportunidad, "traducir" el malestar expresado. Me parece entonces muy importante su presencia. Y lo digo para instarla a que siga participando en las discusiones de este blog.
En cuanto a Inés, a quien aprovecho para darle la bienvenida, si recorre las páginas verá que nuestra actitud hacia la RAE, otras instituciones españolas análogas y el mundo editorial peninsular dista mucho de ser complaciente. Además, en más de una ocasión hemos tenido que lidiar con energúmenos de toda laya por lo que, puedo asegurar, no hemos esquivado el "combate". Pero a veces se trata exclusivamente de algún error de información de esos a los que todos estamos sujetos y a veces nuestro propio disgusto nos ciega ante quien eventualmente puede ser un muy buen interlocutor. Dicho lo cual, espero que Inés siga ayudándonos a pensar conjuntamente.
Cordialmente
interesante punto se ha señalado aquí: qué es literatura? dónde cabe trazar la línea que separa la ficción vulgar de la ficción refinada? existe esa línea? es menos literaria una telenovela venezolana que el satiricón? hay una literatura verdadera y otra falsa? merecen los registros bajos, populares, incultos, tabernarios, quedar fuera del cánon de la gran literatura? si eso fuera así, nos quedaríamos, para empezar, sin chéspir y todo el siglo de oro español. menudos culebrones montaban los barrocos! mi opinión al respecto es diáfana: literatura es todo intento verbal de ficción. stop. malo, bueno o regular. full stop.
ResponderEliminarmenos interesante me parece la discusión acerca de habla y lengua, que yo entendía zanjada hace rato. creo que las acusaciones de incomprensión arrancan de esta confusión. a ningún español sin estudios terciarios se le ocurriría pensar que el habla latinoamericana (pero, existe eso? digamos: lo que se oye en las telenovelas) es sinónimo de lengua latinoamericana. y viceversa. a la vez, poca gente habla igual que escribe; sin embargo, la prosodia y la cadencia del habla son componentes indisociables de la lengua escrita de cada ámbito cultural y lingüístico. las lenguas tienen conductas in vivo muy distintas a las que manifiestan in vitro.
así que no creo en absoluto que la ignorancia del Otro sea cosa de los hablantes; más bien parece cosa de las políticas económico culturales de los gobiernos que esos hablantes padecen y de los intereses comerciales privados a los que esas políticas sirven. combatirlas es relativamente sencillo: basta con producir, intercambiar, aceptar. y creo que por ahí apuntaba maría. al menos esa es la ficción que leí yo en sus palabras...
Un poco (bastante) a destiempo, pero quería corregir una errata importante: en el fragor de la batalla (broma, evidentemente) e inmersa en mis dudas a la hora de elegir una forma adecuada para dirigirme a lectores y contertulios mezclé "ustedes" con "vosotros" y sus correspondientes formas verbales. Disculpad/ disculpen la falta de rigor.
ResponderEliminarMaría