miércoles, 19 de agosto de 2009

Las consecuencias de la pedantería sobre el trabajo ajeno



Dado que este blog se lee en varios países, para la siguiente entrada es necesario explicar a los lectores no familiarizados con el ambiente cultural porteño quién es quién en la siguiente historia y qué es lo que motiva este posteo.

Quintín es el seudónimo de Eduardo Antín, un licenciado en matemáticas aficionado al cine, quien, junto con su mujer, Flavia de la Fuente y Gustavo Noriega, en 1991 fundó la revista de crítica cinematográfica El amante.

Con posterioridad, en 2001, Quintín fue llamado por las autoridades culturales de la entonces Secretaría de Cultura de la ciudad de Buenos Aires para dirigir el BAFICI (el festival de cine independiente de la ciudad), tarea que cumplió en reemplazo del cineasta Andrés Di Tella, hasta que en 2004 fue destituido de su cargo por el entonces secretario de Cultura, Gustavo López. Tanto sus fanáticos como sus detractores señalan que fue un gran impulsor del festival en sus primeros años. También coinciden en mencionar la arrogancia del personaje.

Luego de su paso por la gestión pública, Quintín se dedicó a alimentar un blog donde no faltan las polémicas y, desde hace un tiempo, a opinar en la contratapa del diario Perfil sobre los más diversos temas.

Laura Wittner es poeta, escritora de cuentos infantiles y traductora. De perfil eminentemente bajo, se ha ganado un muy destacado lugar en la poesía argentina contemporánea.

Jorge Aulicino es uno de los más influyentes poetas argentinos contemporáneos. Como periodista, desde hace unos veinticinco años escribe en el diario Clarín, donde se desempeña como editor adjunto de la revista de cultura Ñ.

Ahora bien, con fecha del 16 de agosto de este año, en una de las columnas de contratapa de Perfil –un periódico de circulación nacional en la Argentina–, Quintín comentó la aparición de un libro traducido por Laura Wittner y lo hizo en los términos más severos, sin indicar si sus objeciones a la traducción fueron corroboradas con el correspondiente original a la vista para así juzgar los hipotéticos errores de la traductora.

La situación, de por sí enojosa –aunque, impunidad mediante, muy frecuente en la prensa cultural argentina–, deja mal parada a Wittner y sin posibilidades inmediatas de defensa. Aunque el diario en cuestión decida publicar sus razones en una edición posterior, otorga al opinador una módica victoria que no contempla el posible daño que sus dichos puedan haberle causado a Wittner, ya no en su vanidad, sino muy concretamente en su trabajo. Aun suponiendo que los errores de ésta fueran tales, ninguno de los señalados por Quintín altera en lo más mínimo la comprensión del texto criticado.

Por todas las razones esgrimidas, el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires decide poner a consideración de los lectores de este blog la columna de Quintín, la respuesta de Laura Wittner y las reflexiones de Jorge Aulicino a propósito del gesto del columnista.


Bellas artes y de las otras

Me recomiendan Siete días en el mundo del arte, de Sarah Thornton, como una divertida introducción al mundo de las artes visuales, aunque me avisan que el libro está lleno de erratas. Es lo primero que uno comprueba al abrirlo: entre otros descuidos, en cada página aparecen palabras con un guión en el medio (“no-minaciones”) y otras mal separadas al final de la línea (“manip-/ula”), lo que vuelve irritante la lectura. Se trata de un error de principiantes en materia de composición tipográfica: en lugar de utilizar un programa que separa automáticamente las sílabas en castellano, lo hicieron a mano, como si utilizaran una máquina de escribir en lugar de una computadora. De ese modo, ante cualquier cambio que desplace una palabra partida del lugar original, ésta conserva el guión. Para colmo, permitieron luego la separación automática en inglés. Es insólito que Edhasa, una editorial conocida, se permita semejante chapucería.

Tampoco ayuda la traducción de Laura Wittner, que transcribe un idioma a otro sin dejar evidencia de que en el camino interviene un proceso de comprensión del original. Por momentos, el texto de Wittner parece un inglés compuesto de palabras españolas o un castellano con sintaxis americana: “Hemos tomado nota de cada pedido de reporte de condiciones”. “Cuando no hay nada que decir, eso mismo es la cuestión, lo cual produce una conversación interesante.” “Es también una sólida pieza; dentro de ella, Asher se ha ubicado en el calmo ojo de una multivocal tormenta.” Así resulta que en el mundo del arte hay “cosas sobrevaluables” y “cositas chocolatosas”, la gente se viste con “pieles vintage”, bebe “ginebra de endrinas”, utiliza “técnicas de marca” y, cuando va a comer afuera, reserva “una cabina”.

Encuentro el nombre de Wittner en otro libro, la Antología de la nueva poesía argentina que acaba de editar Perceval Press, la editorial californiana de Viggo Mortensen. Wittner es uno de los veintidós nombres de una lista que consolida el concepto de “generación del 90”. Los poetas más prestigiosos entre sus colegas tal vez sean Daniel García Helder y Sergio Raimondi, aunque los más populares son seguro Fabián Casas y Washington Cucurto. Wittner es la última (el orden es alfabético) y hay cinco poemas de ella en la selección. El primero se llama "Epigrama" y dice así: “Dijiste algo y entendí mal./ Los dos reímos:/ yo de lo que entendí,/ vos de que yo festejara/ semejante cosa que habías dicho./ Como en la infancia,/ fuimos felices por error”. No está nada mal.

Curiosamente, el primer poema del libro es de Mario Arteca, habla de Rómulo Macció y Aldo Pellegrini y tiene como subtítulo ¿Qué es, en realidad, la pintura?, lo que nos permite volver al libro de Thornton para decir que su recorrida por remates, escuelas, ferias y bienales tiene grandes momentos. En particular la visita al estudio de Takashi Murakami, un japonés que recuerda a Warhol por su obra y por actualizar la idea de que “ser bueno en los negocios es el tipo de arte más fascinante”. A diferencia de El artista, la película de Cohn y Duprat –la otra introducción a las artes plásticas de la temporada–, Thornton elude la mezcla de culpa, cinismo y falsa nostalgia por un arte no contaminado por el comercio. En cambio, no tiene problemas en llamar al dólar por su nombre y consignar brutalmente que el valor de una obra es lo que se paga por ella, sin que eso impida que los artistas intenten seguir creando. Mi pasaje favorito, de todos modos, es una cita de Peter Schjeldahl: “No vas a encontrar un buen crítico de arte en St. Louis. Para ser un buen crítico tienes que ser capaz de ganarte un enemigo por semana, y aun así nunca quedarte sin amigos. En EE.UU., eso pasa sólo en Los Angeles y en Nueva York. De otro modo, tendrás que mudarte todo el tiempo”. Extiendo la idea al cine y la literatura y me pregunto en qué categoría quedará Buenos Aires.


Respuesta de Laura Wittner

Me resulta muy fatigoso sentarme a escribir esta respuesta a las venenosas observaciones que hizo Quintín, en su columna de Perfil del domingo pasado, a mi traducción de Seven Days in the Art World, de Sarah Thornton (Siete días en el mundo del arte. Buenos Aires, Edhasa, 2009). Fatigoso porque me veo obligada a rastrear en el libro, tanto en inglés como en castellano, al menos algunas de las expresiones que él me critica; me veo obligada a redactar justificaciones para lo que hice o no hice; justificaciones con tonito de maestra ciruela sobre decisiones que, en su momento, tomé después de mucho investigar, pensar, consultar. Creo que lo que más fatiga me produce es tener que hacer todo esto sólo para responderle a un interlocutor que no parece haber investigado, pensado ni consultado antes de sentarse a escribir sobre lo mal que traduzco. Si mi interlocutor tuviera buenas intenciones y algo interesante para señalarme, este diálogo tendría más sentido.


Todos hemos leído más de un libro mal traducido. A veces lo notamos y veces no. Si conocemos el idioma en el que fue escrito, podemos darnos cuenta de cuál fue la confusión del traductor o por qué su decisión no favoreció al texto. Aun así, siempre es deseable verificar nuestras suposiciones comparando original y traducción si tenemos la intención de salir a denostar al traductor públicamente en un diario de circulación nacional.

A mí lo que me parece es que a Quintín “le sonó mal” este libro. Y dio por hecho que fui yo la que lo hizo sonar mal. Lo cierto es que Thornton ha intentado un tono propio, un tono particular en el que las elecciones léxicas y sintácticas no siempre son las predecibles para una investigación periodística en el idioma inglés. Su relato, además, está lleno de expresiones idiosincrásicas y palabras de jerga (urbana, académica, etc.) que en algunos casos no figuran en el diccionario y que van dando forma a cierto estilo urbano o “canchero”. Dado que no se me dio ninguna instrucción opuesta, lo que yo hice fue tratar de recrear ese tono y de respetar esa extrañeza que en algunos párrafos producían sus construcciones. Claro que no lo hice utilizando en castellano la sintaxis del inglés, como creo que quiere decir Quintín cuando me acusa de usar “sintaxis americana”. Yo utilicé la sintaxis castellana y no encuentro, en este sentido, errores de sintaxis en las construcciones que su nota señalan como incorrectas. De hecho me cuesta, en casi todos los casos, identificar qué es lo que Quintín objeta.

Así que vamos a un par de ejemplos. Esperen que me calzo los anteojitos de maestra ciruela.
“Hemos tomado nota de cada pedido de reporte de condiciones”. Decía el original: “We’ve taken note of every request for a condition report (...)”. ¿Qué pasa? ¿Como en inglés existe “take note of” en castellano no puede existir “tomar nota de”? ¿O es que como la primera traducción de “report” suele ser “informe” no se puede usar “reporte”? Existe en castellano “tomar nota” y existe el sustantivo “reporte” (“informe, noticia”); y –esto es aquí lo más importante, dado que, como acabo de decir, este libro incluye palabras que “no existen”– existe dentro de la jerga del mundo del arte (específicamente de las casas de subasta) el término “reporte de condiciones”. (“Es una información adicional al catálogo que consta de una descripción detallada de cada obra, realizada por expertos en restauración y conservación. Allí se discriminan técnicas, medidas, fechas, ubicación de la firma y un reporte detallado de las condiciones de la obra y está disponible para ser consultado durante la exhibición previa a la venta”. Extraido de un glosario de subasta que aparece en varias páginas web sobre el tema, entre ellas www.arteymercado.com).

Pasemos ahora a las “cositas chocolatosas”. “Así resulta que en el mundo del arte hay (...) cositas chocolatosas”, se mofa Quintín. No, Quintín, las cositas chocolatosas son lo que comen, como refrigerio, los alumnos de la clase de Michael Asher, una clase donde se critica grupalmente la obra de cada participante y que dura desde la mañana hasta pasada la medianoche. Las cositas chocolatosas son, en el original, “chocolate goodies” y los estudiantes las comparten para tratar de mantenerse despiertos y lúcidos. Me pareció que la elección del término “chocolate goodies” en ese contexto por parte de la autora ameritaba algo un poco más creativo que “golosinas de chocolate”. Además, algunos párrafos antes, ya se habían descripto o nombrado otros dulces con chocolate.

Y así puedo seguir respondiendo a los ejemplitos, aunque desde ya que yo pueda defenderme no significa que no pueda haberme equivocado; significa solamente que tuve la voluntad de hacer el trabajo lo mejor posible, que lo hice con seriedad y meticulosidad (y con gusto: sólo por gusto se elige una ocupación tan ardua) y por eso ahora respondo por lo que hice. Acá me detengo, sin embargo, por dos motivos: primero, porque creo que ni a Quintín le interesará leer cada una de mis explicaciones; segundo, porque me tengo que poner a traducir, que es como me gano la vida.



Comentario de Jorge Aulicino

Quintín, al revés del lector ingenuo (y todos lo somos, en algún momento de la vida y en algún momento de la lectura) ha leído en Perfil el trabajo Seven Days in the Art World, de Sarah Thornton, como lo que es: una traducción. Esto no es malo. El problema es que ha descalificado pedantemente la traducción sin confrontar ningún ejemplo con el original. Podría haberle dado un crédito a la traductora. Haber pensado que la sintaxis y el léxico de Laura Wittner intentaban representar en castellano la sintaxis y el léxico del original. Pero no ha dejado lugar a esa posibilidad. Señala que la traducción “transcribe de un idioma a otro sin dejar evidencia de que en el camino interviene un proceso de comprensión del original”. Y pasa a los ejemplos, que, puestos a continuación de esa frase, sugieren que el original ha sido comprendido por Quintín o, al menos, que él cree que hay en el texto de Thornton algo que no fue comprendido. ¿No es suficiente evidencia la versión en sí misma? ¿No podemos dar el testimonio por bueno hasta que se demuestre lo contrario? ¿No es acaso la versión la evidencia de cuánto comprendió Wittner el original o cuán poco comprensible éste es? ¿Sobre qué base podría decir alguien que tal o cual traductor no comprendió a Joyce o a Alighieri? Sólo sobre la de su propia comprensión, ¿verdad?; que debería convertirse en una nueva traducción, o al menos, en los señalamientos precisos de qué palabras y tramos el traductor no comprendió, dando asimismo en este caso las versiones “correctas” de esas palabras.

Este tipo de crítica, parte de la crítica literaria, es un remanso esplendoroso para el crítico. En él puede chapotear sin argumentar, sin fundamentar. Cuando además el chapoteo está acompañado por la sorna, la crítica se hace irritante. La verdad es que Quintín no brinda la evidencia que reclama a Wittner: no sabemos por qué Thornton ha sido mal traducida; por qué no fue comprendida.

Hay otras cosas que también irritan en la nota de Quintín. Una: Se interesa por ilustrarnos acerca de quién es Wittner, cita un poema de la traductora incluido en la reciente Antología de la nueva poesía argentina, de Perceval Press (señalando, sin ninguna otra necesidad que la mala leche, que Wittner es la última de la serie, porque ésta va en orden alfabético) y le perdona la vida con un “no está nada mal”. Dos: Pasa Quintín a elogiar algunas descripciones e ideas del libro de Thornton... que pudo disfrutar o tener por buenas gracias a la traducción de Laura Wittner (porque, repetido sea: nunca deja evidencia de que haya leído el original en inglés).

Quintín ha hecho un tonto brulote. Eso sería todo. Pero cabe pensar en la grave equivocación de este modo de leer una traducción: como esperando que se ajuste a un castellano correcto e inteligente -a una idea de lo correcto e inteligente- que llevaría a pedir que el comentario se convierta en reflexión ontológica, por ejemplo; o que la práctica de un lenguaje no convencional deba ser tachada y corregida por el traductor. Es un tema. Que Quintín aborda a la manera atrozmente bizarra de los preceptores de la lengua: no importa lo “mal” que escriba el autor; hay que pasarlo a “buen” castellano. Y hago la salvedad de que Thornton seguramente no escribe mal, sino en un estilo insatisfactorio para Quintín, cuya evidencia única, si no tenemos el original, es la traducción de Wittner.

32 comentarios:

  1. No sé si entre los atributos del buen crítico literario figura el uso correcto de los regímenes preposicionales; entre los del buen traductor, sí, sin duda. Se echa en falta en la frase "me avisan que el libro está lleno de erratas" del texto del sr. Quintín la presencia de la preposición de, que es la que rige en buen castellano el verbo avisar, aunque su ausencia es error frecuente debido, en general, a la hipercorrección y el pánico a caer en el dequeísmo. Avíselen. No hay de que.

    ResponderEliminar
  2. Lo de Quintín tiene vieja data y direcciones múltiples: tanto critica fútbol como política,
    narrativa como poesía, cine como las democracias nórdicas, y más, mucho más.

    A últimas fechas ha iniciado sus andanzas en otros dos mundos que le son por completo ajenos: la música (valen oro los disparates que dijo acerca de Miles Davis, Charlie Parker y John Contrane) y las traducciones al castellano (discutió como enejenado por una palabra del portugués --idioma que desconoce-- vertida al español).

    Pero además, no solo discute sobre lo que ignora, sino que afirma ser propietario de la razón. Quienes no están de acuerdo con él, de inmediato entran en la categoría de enemigos
    y son agraviados hasta que se retiran. Basta darse una vuelta por el blog del señor Antín para comprobarlo.

    El hombre no pasa de ser un charlatán, autoritario y pomposo. Lo suyo es una especie
    de operación: criticar sin fundamentos con la esperanza de que alguien muerda el anzuelo, se arme una polémica y el pseudónimo "Quintín" adquiera más y más notoriedad. Poco a poco lo va consiguiendo. Tanto esfuerzo apunta a un objetivo: ganar posiciones en el mundillo cultural y, de ser posible, obtener algún cargo público.

    No hay que caer en su trampa. A lo que diga, sobre lo que sea, lo mejor, creo, es responderle con el silencio. Entrar a discutirle algo resulta inútil, porque su intención es armar escándalos, cuanto más grandes, más provechosos.

    ResponderEliminar
  3. Inmediatamente después de leer la nota de Eduardo Antín(nombre y apellido), mi primera reacción fue de '¿por qué denostar?'. Tuve auto respuestas inmediatas. Laura, además de buena gente, aunque esto no hace a la cuestión, durante el último tiempo circula. Creo, a pesar de sí misma. Presentó hace poco su último libro, fue antologada dos veces en menos de seis meses, sus poemas fueron publicados en la revista Ñ, y tiene trabajo. En este país, algunas cosas no se perdonan y en términos generales, las cosas que no se perdonan son las que deberían alegrarnos y las imperdonables, tienen un espacio en la contratapa de un diario de considerable circulación.
    En este país estamos acostumbrados a que todos saben de todo y algunos, como por ejemplo, un licenciado en matemáticas y aficionado al cine , son los que más saben de todo, y lo que mejor saben es denostar. No importa si se lo hacen con fundamentos suficientes. ¿A quién le importan los fundamentos? Más de uno estará relamiéndose por la estocada. Antín lo sabe. Sabe que no importa que no fundamente, que no realice un estudio comparativo, que no cite la fuente. Antín sabe de los intereses y de los pseudo ghettos que se forman en torno criterios de traducción, o falta de criterios, a poéticas, ausencia de poéticas, además se retroalimentan. Antín no es tonto. Es siniestro. Como los que se relamen, en lugar de defender o solidarizarse. Por eso Antín opina de traducciones y poemas. Por eso opina preceptivamente. Por eso ajusta. Por eso, también, siente pánico del dequeísmo.
    Pero, qué podemos hacer. Antín lo sabe, y la prudencia en este caso, huiría despavorida.

    Silvia Camerotto

    ResponderEliminar
  4. Lo de Quintín es poco comprensible. Parece tener algo personal con Wittner. ¿Alguien entiende por qué cita a Arteca? Es el primer poeta en el libro de Mortensen. Se ve que no leyó más que eso, no? Bueno, un abrazo. Luis Salasías.

    ResponderEliminar
  5. Estimados,

    Puede que sea siniestro, autoritario, charlatán y pomposo y que mi propio castellano sea el de un simple matemático aficionado al cine puesto a escribir de lo que no sabe. Pero, en mi humilde opinión, esa traducción no es buena y no la disculpa el estilo del original, al que no es necesario acudir para advertirlo.

    Por más que no sea necesario ni conveniente traducir a un "castellano inteligente", una frase como "Cuando no hay nada que decir, eso mismo es la cuestión, lo cual produce una conversación interesante" no parece castellano inteligente, tonto, ni de ninguna otra clase. Tampoco me parece que haya que traducir "reporte" en lugar de "informe", es dudoso que "sloe gin" (imagino que ese es el original) se deba transformar en "ginebra de endrinas" (al menos en la Argentina donde ginebra es una cosa y gin otra) pero concedo que en España debe sonar mejor de ese modo.

    Pero ya me parece demasiado que "booth" en un restaurante se transforme en "cabina" y no en "reservado". O en algo mejor si la traductora quiere ser creativa como cuando traduce "cositas chocolatosas" en lugar del menos ostensible pero más sobrio "cositas de chocolate", en mi opinión menos amanerado que el "chocolate goodies", que es un poco rebuscado pero no tanto. Por otra parte, no entiendo el criterio por el cual a veces se intenta usar el término castellano ("ginebra de endrinas", "cabina") pero en otros se deja el inglés, como en el caso de "pieles vintage" aunque el sentido de "vintage" en esa frase es oscuro para casi cualquier hispanohablante. Era mejor, me parece, dejar "sloe gin", que no suele beberse por aquí.

    Por último, dada la cantidad de cargos que se me formulan, me gustaría defenderme de dos de ellos. No son los más graves, pero sí me parecen particularmente injustos. Uno es el de haber mencionado que Wittner figura al final del libro. No hubo niguna intención aviesa allí. No tengo nada contra Laura Wittner, me parece una buena poeta y por eso di una vuelta para poder citar ese pequeño poema. Creánme.

    El otro es que sí soy inocente de todo conocimiento previo acerca de los "intereses y seudo guetos" en el ambiente de los traductores. Desconocía también que al criticar esa traducción me estaba metiendo con un grupo tan aguerrido. De todos modos, a la hora de autoinculparme, soy capaz de aceptar cierta irritación frente a una edición lamentable como la de Edhasa.

    ResponderEliminar
  6. Bueno, pobre Antín, todavía no hace un año que aprendió a no confundir la voz del narrador textual con la del autor. ¡No sean malos!

    ResponderEliminar
  7. " el ´chocolate goodies´ que es un poco rebuscado ..."

    si alguien pretende hacer una crítica de una traducción del inglés al castellano, flaco favor se hace si dice cosas así.

    ResponderEliminar
  8. Qué bien que apareciste Antín, al menos te da la cara. ¿Resulta que ahora también sos experto en bebidas blancas? ¿Será porque te las tomás todas antes de escribir para destilar mejor tu resentimiento de loser (traducción: fracasado)?
    Lo tuyo fue lamentable en primera instancia, y tu respuesta lo es doblemente. No es un método válido para una crítica responsable tomar frases recortadas y aisladas. Probá traducir alguna vez un libro entero, a ver qué tal resulta la experiencia. Verás que muy posiblemente alguna frase, tal vez más de una si se quiere, luego podría ser reformulada. Pero la cuestión, que tu insalvable miopismo soslaya, es el texto en su totalidad, y la traducción en su conjunto. Tu nuevo intento por sostener tu deplorable actitud no hace más que confirmar que todo lo que aquí se ha dicho es bien cierto. Y que, como vos mismo reconocés sin pudor alguno,sos un charlatán que se pone a hablar de lo que no sabe. Hablá de lo que quieras, Antín. Pero no juzgues a los demás, ni te metas con su trabajo. Ya es hora de que te llames a silencio.

    ResponderEliminar
  9. Cuidado, traductores, el policía -Antín es o fue arbitro de fútbol -del perfecto uso del castellano anda suelto, y no perdona. Que tiene alma de botón es innegable; basta opinar algo que contradiga su parecer para que dicho comentario no aparezca en el blog que el susodicho y su mujer regentean. Links a otros sitios de su interés, en su sitio web, no hay. ¿Para qué? Los dioses del Olimpo, se sabe, no se mezclan con la chusma. Curiosa actitud de quien se dice un defensor de la democracia. Alguien -Fogwill o algún otro energúmeno -le dijo que es un crítico literario de entrecasa, digamos, intuitivo, y él se lo creyó, y ahora anda desparramando sus arbitrariedades a diestra y siniestra y con soberbia mayor cada vez. Lo que no sabía es que es un purista de la lengua. La prosa periodística no admite un uso del lenguaje que no sea meramente informativo. Por eso le "parece mal" que la traductora escriba "cositas chocolatosas". No comprende que las palabras tienen, además de un significado específico, texturas, colores, cierto poder evocativo que las resguarda de convertirse en cosas. Por otra parte, que en un libro de, pongámosle, 200, 150 o siquiera 100 páginas, que seguramente no es el caso, alguien escriba dos o tres cosas que no nos gustan no nos da derecho a hablar de una mala traducción. Eso se llama arrogancia.
    Andar mucho en pony, no aleja al jinete del suelo.

    ResponderEliminar
  10. Anónimo, no me parece necesario descargar violencia en tal alto grado. Pueden ser ciertos tus argumentos sobre la impericia y general desconocimiento de Quintín, pero no son mejores porque los digas gritando. Quintín ha dicho algo que me deja sorprendido de verdad, no puedo creer, honestamente, que su razonamiento no advierta este disparate: "no la disculpa el estilo del original, al que no es necesario acudir para advertirlo [para advertir que la traducción no es buena]" Una serie de razonamientos previos al respecto -de simple lógica aristótelica-, formulados en esta entrada y sus comentarios, lo dejaron impasible. Confrontar con el original, ¿para qué? Podemos convenir que a uno no le convence una traducción; el asunto sigue siendo el mismo: o falló el traductor o el original es más o menos así, quizá peor. Otra cuestión que no se entiende es lo que advierte como mal traducido en la frase "Cuando no hay nada que decir, eso mismo es la cuestión, lo cual produce una conversación interesante" o por qué es objetable elegir reporte y no informe... En fin, sus ejemplos, por último, serían tropezones de una lectura que, insisto, al parecer no le ha impedido comprender y disfrutar un libro que finalmente elogia. Es decir, una traducción. Claro que en este caso el mérito es de Thornton...

    ResponderEliminar
  11. "Qué bien que apareciste Antín, al menos te da la cara." Dice el señor "anónimo", tus apreciaciones pierden fuerza al formularla desde el anonimato

    Hugocamm

    ResponderEliminar
  12. Es imposible criticar en este pais el trabajo hecho por otro? O si se hace, siempre es de mala leche y es indicación certera de que la autora es mala, malisima, y no podrá trabajar más? Qué extendido está el corporativismo en todos los ámbitos (veo que el negocio literario no es la excepción) y el cuidarse unos a otros como en la masonería.. Si esa es una mala o buena traduccion para Quintin y éste lo comenta, cuál es el punto? Si la traducción de Wittner pudo no ser del todo feliz, es necesario saltar así?

    ResponderEliminar
  13. Sí, estoy de acuerdo con Hugo Alberto, supuesto que éste no sea un seudónimo.
    La ferocidad de anónimo se incrementa y su posición se debilita cuando parece exaltarse ante alguien que recién ahora "da la cara": primero porque el que lo dice es anónimo; segundo, porque hay que admitir que Quintín se la pasa dando la cara.

    ResponderEliminar
  14. EA, Eduardo Antín, El Amante, un Ególatra insufrible, al que se ve que poco lo han querido en la vida. La conjunción de egocentrismo con veneno ancestral produce este tipo de personajes, presumidos y dañinos, que buscan denodadamente el centro con la inimputabilidad que otorga el decir y opinar sin dar nada a cambio y la irresponsbailidad que implica criticar sin investigar, sin estudiar. EA guarda un odio hacia el cine y hacia las letras que se destila en cada comentario. El origen de esa bronca reside tal vez en que cree que el mundo es injusto cuando valora más a un creador que a un tipo como él. Su lengua filosa pretende ser más importante que aquello que critica. Desde que optó por un penoso ostracismo en San Clemente del Tuyú, lejos de su revista y del festival que condujo algunos años, se dedicó a vomitar su veneno desde la inmaterialidad de un blog en donde una veintena de seguidores celebra cada una de sus intervenciones alternada por algún oponente voluntarioso y varias agresiones gratuitas. Además, quienes lo conocen, saben de su pobre sentido de la lealtad, digamos que es un tipo que practica la traición con frecuencia. Traiciona para desmarcarse, por eso la inmaterialidad del blog le viene bien, porque no hay consecuencias en su traición, y se desmarca para reproducirse, y perdurar años y años, tal vez sea ese, el único rasgo que conservó de su avergonzada etapa de militante peronista.
    Un personaje que será finalmente menos recordado que una mala película, o un mal libro e incluso, una mala traducción. Quizás esa es su tragedia, la de estar condenado fatalmente a la irrelevancia. Su refugio en la crítica es también su pequeña venganza. Pobre hombre.

    ResponderEliminar
  15. Bien, no soy anónimo, soy Carlos Ferrando, lo cual viene a ser lo mismo ya que mi notoriedad pública es nula, lo que no me preocupa en lo más mínimo ni me quita, quiero creer, autoridad para opinar, como cualquier otra persona.
    No soy el que escribió "dar la cara", pues si alguien está expuesto es precisamente Antín.
    Aulicino, tenés razón, tal vez me pasé un poco, pero es que me pone loco la soberbia de algunas personas. En efecto, coincido con vos en que la frase que Antín objeta está bien traducida, y se comprende perfectamente.
    "Cuando no hay nada que decir, eso mismo es la cuestión, lo cual produce una conversación interesante" ¿Cuál es el inconveniente? ¿O acaso no se puede hablar de que no hay nada que decir y hacer de esa charla algo interesante? Después, criticar que la traductora escriba "reporte" y no "informe", elección justificada por la misma traductora (justificación que Antín pasa por alto deliberadamente, ya que no le contesta a ella sino que se defiende de "un ataque corporativo") no es más que un gesto frívolo, snob.
    Algo parecido se podría decir de su comentario al poema de Wittner: de pie sobre su cajoncito de frutas Antín lee y señala: "No está nada mal..." Me parece que en la vida hay que ser un poco menos soberbio. Eso es todo.

    ResponderEliminar
  16. Aulicino. (Trato de atravesar la jungla de algunas críticas anónimas que parecen la traducción de algún panfleto nazi del 38 cuyo original exacto no es necesario conocer).

    Tu argumento es obviamente cierto en general: si uno intenta medir la calidad de una traducción, es mejor (casi imprescindible) tener el original a mano. Sin embargo no hace falta el original para saber que la "cabina" de Wittner viene de "boooth" o la "ginebra de endrinas" de "sloe gin" y en ambos casos la elección es —a mi juicio— desafortunada. Ni tampoco, mal que le pase al positivista Eamonn (tanto tiempo), que "chocolate goodies" no es una expresión llana sino más bien un poco rebuscada, pero que "cositas chocolatosas" es demasiado, cualquiera sea su origen.

    En general, me parece que el libro de Thornton (y los ejemplos de Wittner más arriba lo confirman) está escrito en esa prosa "superada" de cierto periodismo americano que intenta mostrar que el autor tiene las claves del mundillo que describe, pero mira a los protagonistas con ojo condescendiente y produce así en los lectores un efecto de inclusión o pertenencia. Reconozco que no es fácil de traducir (cuál sería una tradición local equivalente, ¿Laura Ramos, Pola Olaixarac, Rodrigo Fresán?) pero tampoco creo que sea necesario capturar ese matiz si se corre el riesgo de perder legibilidad, que es lo que intenté señalar en la nota. Por esa elección inadecuada, la familiaridad que intenta transmitir Thornton con el mundo del arte plástico (de entrada, la palabra "artista" designa un conjunto distinto entre nosotros y entre los americanos y puede que ahí comiencen los problemas) se transforma en extrañeza, sensación con la que colaboran expresiones como la ya demasiado manoseada "ginebra de endrinas".

    Y una última aclaración. Cualquiera sabe que una traducción se descalifica desde la insidia con una frase al pasar como "la traducción de fulana es mediocre" o algo parecido. Cuando uno, en cambio, da media docena de ejemplos está proponiendo un debate, aunque (por eso es un debate) se puedan objetar el tono y los argumentos.

    Buenas tardes.

    ResponderEliminar
  17. Quintín, simplemente descalificaste una traducción entera con seis (creo que son seis, tal vez ocho) ejemplos, de los que sobreviven como probablemente desafortunados, dos. Lo hiciste con sorna, y casi puede decirse que invocaste la condición de "no mala" poeta de Wittner para reforzar el argumento contra la traducción, que ocupa diría un tercio de tu columna. No hacía falta.

    ResponderEliminar
  18. Las categorías "llano", "un poco rebuscado pero no tanto", etc. no se sostienen de ninguna manera. Tampoco el traductor tiene por qué explicar el "criterio" según el cual traduce o no una palabra. De dónde saca Quintin que el significado de "pieles vintage" es "oscuro para casi cualquier hispanoablante"...beats the fuck of me.
    Ya lo dice el refrán:
    When in a hole, stop digging.
    Saludos

    ResponderEliminar
  19. no solo una frase al pasar descalifica una traducción o a un poeta.
    el sentido del texto, a pesar de los muchos intentos de alivianarlo en cada descarga de antín, es 'innecesariamente' agresivo y las excusas que da, son de escasa credibilidad. decir que algo 'no está nada mal' o el comentar que wittner es 'la última de la antología', no resultan ni bien intencionados ni casuales.
    afortunadamente, no somos ni inocentes ni tontos.

    silvia camerotto

    ResponderEliminar
  20. estimados hacedores de este blog:

    tengo escrito un texto sobre este asunto puntual. lo pensé como texto más que comment, no es muy largo pero es largo. no me molestaría subirlo como comment, más lo veo para post (y bueno, no tengo blog). pensé mejor pedirles un mail donde enviarlo, y ustedes deciden si lo suben y dónde lo suben.

    cristian de napoli

    ResponderEliminar
  21. Aulicino. Bueno, se puede discutir hasta el cansancio si sobreviven o no mis argumentos. Pero di nueve ejemplos, tres frases enteras y seis expresiones sueltas. De paso, acabo de reencontrar una de ellas: "cosas sobrevaluables"(?). El tema de la traducción ocupa 806 caracteres sobre 4000, un 20% del total de una nota que habla de varios temas. Pero, es cierto, ambas precisiones son irrelevantes.

    En cuanto al resto, me interesa aclarar dos cuestiones. Es verdad que hay una frase que me salió con sorna: la que habla de la comprensión que, lo reconozco, es altamente irritante. Pero de ningún modo veo que el elogio a Wittner como poeta refuerce el argumento. Más bien es independiente. Me parece que el sentido total es claro: tradujo mal pero es buena poeta y acá hay una prueba.

    ResponderEliminar
  22. "chocolate goodies" es infantil, algo que dirian chicos del primario. no es rebuscado de ninguna manera.

    quintin no tiene por que saberlo, por eso se lo explico.

    ResponderEliminar
  23. Virginia. ¿Serías tan amable de traducir para mí "pieles vintage", ya que es tan evidente?

    Silvia Camerotto. ¿Serías tan amable de no seguir insistiendo en que tuve alguna mala intención contra una persona que no conozco?

    Anónimo. ¿"Cositas chocolatosas" es infantil también? ¿No es ni siquiera un poquito forzado?

    ResponderEliminar
  24. Ya empezaron los ataques de Antín (Eduardo), se acabó la falsa cortesía de ayer. Ha comenzado el desarrollo de su táctica favorita:

    1. Tergiversa lo dicho por otros.

    2. A la versión resultante le agrega toda clase de truculencias, más remisiones a, por ejemplo, el fascismo.

    3. Tal ensalada pasa a ocupar el sitio de lo dicho por los otros.

    4. Se lanza encima de esa cración suya y acusa a los otros de ser autores de tal engendro.

    5. Cuando los otros, o uno de los otros, le responde que las cosas no son así, sino que
    Antín (Eduardo) ha operado una distorsión del original, el Gran Crítico Argentino ganó la partida.

    6. Seguro de que la discusión ya no pasará por
    sus ineptas y dañinas críticas a una traducción, se instala cómodamente y empieza sus ataques personales, que tarde o temprano llegarán con insultos y canalladas varias.

    Por eso sugiero no contestarle. Es un charlatán y un inescrupuloso que no respeta nada de nada. Él quiero armar un escándalo, sea como sea, para beneficio de su pseudónimo.

    No hay que perder el tiempo siguiéndole tal juego. Más productivo, y un respaldo a quienes agravia desde su ignorancia pendenciera (en este caso, Laura Wittner), es mostrar lo que realmente hace, dice y actúa.

    Un solo ejemplo. En el texto de su blog, señaló como erróneo el uso que la traductora hace de la palaba cabina. Ninguna razón técnica respalda tal señalamiento. Está mal porque a él así le parece, y chitón.

    Luego, aquí, dice que "booth" podría haberse traducido de otra manera, distinta a cabina.
    Sugiere, de tal forma, que su juicio se basa en el conocimiento del original, porque de qué otra manera puede asegurar que el texto en inglés dice "booth".

    Después, cuando se le pide que respalde tal afirmación, sostiene algo insólito: "No hace falta el original para saber que la "cabina" de Wittner viene de "booth". Tamaña burrada sobra para dejar en claro qué clase de irresponsable es Antín (Eduardo).

    Sin embargo, a él no le importa, pues la burrada le sirvió para dar una de sus volteretas y llevar la discusión lejos del tema central. El asunto ahora no es si su rechazo de la traducción tiene fundamentos
    técnicos, ¡sino que carece de importancia conocer el original!

    ¿Qué caso tiene discutir con un tipo así?

    ljh

    ResponderEliminar
  25. "cositas chocolatosas" tambien es infantil, y produce la misma sensacion de extranheza en el habla de gente grande, que va a a un seminario de arte de varias horas, que "chocolate goodies".

    El error era calificar a "chocolate goodies" como "rebuscado". Despues, traducciones correctas del termino puede haber varias. (por ejemplo, yo creo que "cositas chocolatosas" es mejor que "cositas de chocolate", porque "cositas de chocolate" pertenece al habla de los adultos en espanhol, pero "cositas chocolatosas" no. pero eso es solo una opinion)

    Quintin, si conoce tan poco la lengua inglesa como para cometer un error tan basico (pensar que "chocolate goodies" es rebuscado) no esta en condiciones de criticar una traduccion ingles-castellano.

    ResponderEliminar
  26. Digo yo, ya que evidentemente Antín es detestado por multitud de personas, ¿por qué no abrimos el blog : "Péguele a Quintín"?

    ResponderEliminar
  27. Quintin,
    Justamente me parece que no hace falta traducir vintage en este contexto porque es un concepto que circula hace bastante tiempo . La ropa vintage es “de otra época”, clásica, retro ; o de segunda mano pero cool . Que para vos sea “oscuro” no quiere decir que a “casi cualquier hispanohablante” le pase lo mismo.
    Saludos

    ResponderEliminar
  28. ¿Qué sé yo para qué discutir con un "tipo así", ljh? Supongo que nos sonó mal la crítica a la traducción de Wittner. Me parece que más allá de ciertas violencias, similares a las que se producen en el blog de Quintín, donde alguien se alegró de que hubieran cagado a palos a Daniel Durand -cosa que no sucedión en realidad-, esta discusión es de las pocas que se producen en un blog. Creo que si Quintín, sin sorna, hubiese expresado sus dudas sobre las cositas chocolatosas, o cualquier otra frase que entiendera como errada o absurda, la discusión hubiese sido sin descargas hormonales. Lamentablemente no se filtran esas descargas ni aquí ni el blog de Quintín, por una idea llamémoslsa ingenua de la democracia informativa. Destaco de todo esto que los blogs tienen entidad informativa -a lo que Quintín se allana, puesto que ha "dado la cara" como aquí se dijo-, y que gracias a esto Wittner ha tenido quien la defendiera. En la entrada posterior a esta, se escribió que hemos dramatizado mucho, que Edhasa no tomará en cuenta la crítica de Quintín para decidir si seguirá dándole trabajo a Laura Wittner o no, y que un columnista de domingo no puede hacer un tratado sobre la traducción en un espacio destinado a "distraer". Ningún tratado: en dos líneas se puede decir poco o mucho. Quintín ha usado más de 800 caracteres, según propia confesión, para descalificar una traducción entera con ejemplos magros. Ningún tratado: tampoco Wittner estaba traduciendo a Shakespeare. Estaba tratando de adaptar un lenguaje cool, frívilo-serio, a un castellano de parecida calañna. Ha sido, en fin, Quintín, quien dio relevancia a la traducción del texto de Thornton. Y esto ha sido una reacción gremial, perfectamente legítima, y la mayor parte del tiempo educada, a una crítica que confiere importancia a la traducción, pero la trata con liviandad. Supongo que porque hay que entretener al lector dominical, cosa que mal que bien hemos hecho todos los que estamos en el oficio periodístico.

    ResponderEliminar
  29. esta discución sobre las galletas de chocolates es en serio??!!? o una broma genial??

    ResponderEliminar
  30. hola... saludos a todos!

    Me cuesta entender un poco por qué tanta saña.
    Lo de Quintin no me parece ofensivo y hasta diría que me da gusto que alguien en los medios, por fin, hable de la calidad de las traducciones.
    Ya que en este debate participa gente de la revista Ñ, debo recordar que dicha publicación suele ignorar toda cuestión de traducción en sus reseñas de libros.

    No puedo juzgar este caso en particular ya que no he leido ni el original ni la traducción, pero traducciones mediocres abundan en el mercado.
    Por otra parte, un original en inglés informal es muy dificil de traducir, ya que está lleno de frases que no tienen paralelo en español.
    En cuanto a los casos citados por Quintin...

    “Hemos tomado nota de cada pedido de reporte de condiciones”. Me parece impecable y respetuosa del original.

    “Cuando no hay nada que decir, eso mismo es la cuestión, lo cual produce una conversación interesante.” No me convence, no es clara ni fluida, pero no tengo el original.

    “Es también una sólida pieza; dentro de ella, Asher se ha ubicado en el calmo ojo de una multivocal tormenta.” No me gusta "multivocal" para nada, no le encuentro el sentido, pero no se cual era el original.

    “cosas sobrevaluables” ni fu ni fa.

    “cositas chocolatosas”... por fin una con la frase original! Goodies se usa mucho en los EEUU para referirse a cosas gratis o regaladas, no es para nada inusual.
    Igual prefiero "cositas de chocolate". "Cositas chocolatosas" no implica necesariamente que sean chocolates, sino que puede referirse a textura.

    “pieles vintage” Quintin, aca (para mi) la pifiaste mucho. El spanglish ya es más que normal y hay montones de ejemplos de palabras que saltan de un idioma a otro en toda la historia de la humanidad. Vintage se usa en muchos campos (para vinos, por ej.) al igual que management y otras.

    “ginebra de endrinas”, ni idea de lo que es esto, pero tampoco en el caso del original.

    “técnicas de marca” no tiene sentido en español, me gustaría conocer el original.

    ...y, cuando va a comer afuera, reserva “una cabina”... Quintin sugiere "reservado" que puede significar muchas cosas, cabina es la correcta y la que se usa. Si no me creen, visiten el restoran Nuevo Hermann en Palermo.

    Resumiendo, si veo falla en lo de Quintin es en no aclarar que lo de las traducciones mediocres es lo "normal" y que sería fantástico que las editoriales se tomaran más en serio este proceso.

    El poema de Wittner me gustó.

    En cuanto a los traductores participando de este debate, apoyo de todo corazón su lucha por tener reconocimiento y respeto, pero me parece que también deberían aceptar las críticas, que las dos cosas van de la mano.

    Dario S. Kajt

    ResponderEliminar
  31. de cositas chocolatosas y "el buen castellano"


    en La tarea del traductor, Walter Benjamin cita a Rudolf Pannwitz, sobre la libertad del movimiento lingüístico:
    “Nuestras versiones, incluso las mejores, parten de un principio falso, pues quieren convertir en alemán lo griego, indio o inglés en vez de dar forma griega, india o inglesa al alemán. Tienen un mayor respeto por los usos de su propia lengua que por el espíritu de la obra extranjera... El error fundamental del traductor es que se aferra al estado fortuito de su lengua, en vez de permitir que la extranjera lo sacuda con violencia. Además, cuando traduce de un idioma distinto del suyo está obligado sobre todo a remontarse a los últimos elementos del lenguaje, donde la palabra, la imagen y el sonido se confunden en una sola cosa; ha de ampliar y profundizar su idioma con el extranjero, y no tenemos la menor idea de la medida en que ello es posible y hasta qué grado un idioma puede transformarse, ya que una lengua apenas se distingue de otra, como un dialecto se distingue poco de otro; pero esto no se advierte cuando se la toma a la ligera, sino cuando se la considera con la debida seriedad”.



    las negritas son mías

    en mi URL está el texto completo del ensayo en inglés por Harry Zohn y en castellano por Héctor A. Murena


    Gabriela Adelstein
    Buenos Aires

    ResponderEliminar
  32. Darío Kajt: la inteligencia entró al debate. Gracias. Mucho, digamos, 'trabajador de la cultura', se cree con derecho a opinar ligera mas intensamente, sobre algo que desconoce en profundidad y que, probablemente y para colmo de males, sí conoce superficialmente: por caso, el idioma inglés. Si fuera tagalog la lengua en cuestión estaríamos más resguardados, pero al ser inglés, se lanzan y no reconocen, al menos, la mayor capacidad de los especialistas en la materia. Zapatero, no más alto que el zapato, creo que le dijo Fidias a su zapatero, que comenzaba a despuntar una crítica a su obra. Pero la discusión es atendible y no hay por qué rasgarse las vestiduras sindicales.

    ResponderEliminar