miércoles, 12 de agosto de 2009

Del administrador


La siguiente explicación viene a cuento por los numerosos mails que le llegan al administrador, con motivo de los más diversos posteos que realiza mensualmente en este blog. Corresponde comenzar señalando que, por una cuestión de respeto y de mutuo interés, sería más apropiado que no se tratara de mails personales –cuya naturaleza misma invalida el posterior posteo–, sino de comentarios que pudieran subirse para mayor provecho de todos. Muchos, por su pertinencia y por lo atinado de sus observaciones servirían para esclarecer algún punto de vista o para polemizar con lo que se publica, y está claro que, si así fuera, todos nos veríamos beneficiados y este blog terminaría cumpliendo el servicio al que aspira.

En segundo lugar, este es un blog que responde a los intereses del Club de Traductores Literarios de Buenos Aires. Por lo tanto, tal como ocurre en las reuniones, debe reflejar un espectro de opiniones lo suficientemente amplio y, claro, puntos de vista a veces encontrados, ya que son usuarios del blog traductores muy experimentados así como traductores incipientes y estudiantes de traducción. Asimismo, los posteos están dirigidos a individuos con perspectivas teóricas muy definidas y a otros quienes sólo se contentan con la práctica, sin considerar teoría alguna. Están también los interesados en los problemas técnicos de la traducción literaria, los que se ocupan de su historia, los que se interesan apenas por sus múltiples manifestaciones en la cultura contemporánea y quienes están insertos en las distintas ramas de la industria editorial. Justamente, éste último punto es el más delicado de todos.

Fuera de los aspectos eminentemente administrativos o legales (condiciones de trabajo, pagos, contratos, etc.), en el mundo editorial existen otras alternativas tan enojosas como las anteriores. Así, las políticas públicas de subsidio a la traducción, el destino de los fondos públicos empleados en ellas y los que deciden el destino del dinero, así como sus criterios de decisión, ocupan un lugar privilegiado en este blog. También la legislación existente –o la que debería existir– para proteger los derechos de los traductores avasallados por las editoriales. Hay también espacio para el juicio de los traducidos respecto de los traductores, para la actitud de los editores respecto de los que traducen, las protestas de los traductores respecto de los correctores y también viceversa. Por último –y esta es la parte más desafortunada– para la pompa y circunstancia de ciertos personajes ocupados de las distintas instancias de intermediación (agentes, scouts, editores supuestamente calificados) que se pasean por el mundo, arrogándose una importancia desmedida en desmedro de otros actores del proceso editorial (sobre todo, los escritores y sus traductores). Todo esto es tema de este blog y hace a las preocupaciones de quienes lo leen. Con lo que volvemos al principio.

Si alguien tiene algo que decir, el administrador preferiría que lo hiciera públicamente en lugar de comentarlo en forma privada por la vía del mail.
Si los protagonistas del blog dicen o hacen cosas con las que no estamos de acuerdo o que, sencillamente, nos caen mal, el comentario es la forma adecuada de manifestar nuestro punto de vista.
La vida de una publicación –y, al fin y al cabo, ésta lo es– depende de lo que vayan a decir sus lectores a propósito de lo que se publica. Entonces, una vez más, el Club de Traductores Literarios de Buenos Aires invita a sus amigos, colegas y a los simples curiosos a manifestarse en las páginas de su blog en los términos de respeto que corresponden.

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