A continuación, haciendo uso de la facultad por este blog concedida, Andrés Ehrenhaus habla al país.
¡Ave fénix, los traductores te saludan!
Compañeros de profesión:
hace casi exactamente dos años anunciábamos en el Club y en este mismo blog (ver
aquí,
y acá)
la estimulante noticia de que el proyecto de Ley de Protección de la Traducción y los
Traductores había echado a rodar en las arenas legislativas. Ese proyecto de
ley, presentado por la
Comisión de Cultura del Congreso, vivió las vicisitudes de su
vida parlamentaria sin lograr la media sanción requerida para prolongarla y,
por consiguiente, perdió su estado y la posibilidad de ser discutido y aprobado
por las Cámaras, pero no su potencialidad. Tal es así que pocos meses después
de este duro revés para las aspiraciones laborales y legales de los traductores
conseguimos sacar fuerzas de flaqueza y elaborar un proyecto nuevo, que no se
diferencia en esencia del anterior pero que ha ganado en precisión, efectividad
y agilidad gracias a la experiencia recogida durante ese año y medio largo de
difusión y a los aportes de todos los sectores profesionales, académicos,
estudiantiles, editoriales, jurídicos y políticos en los que fue expuesto y
tratado con detenimiento e interés, tanto en nuestro país como en el
extranjero.
Haciendo bueno el tópico,
este proyecto salió fortalecido de los avatares sufridos por el anterior. No
sólo ganamos en experiencia sino también en fundamentos y en asesoramiento
político y jurídico. Creemos que la herramienta legal que reclamamos los
traductores para poder ejercer nuestra profesión con dignidad y solvencia está un
poco más cerca de ser efectiva. Su texto puede consultarse en el sitio web de la H. Cámara de Diputados
de la Nación
(ver este link),
y los avatares y vicisitudes del anterior proyecto en el histórico elaborado en
nuestro blog (en este otro).
Sin embargo, para quienes impulsamos la idea y la iniciativa desde el
principio, la lucha sigue siendo la misma. Apenas diremos que se ha abierto una
nueva etapa de algo que ya estaba en marcha antes incluso de que el proyecto
anterior tuviera forma concreta. Es fundamental recalcar que este proceso ni es
nuevo ni está aislado de todos los reclamos, reivindicaciones y avances que se
han llevado a cabo desde que la traducción editorial cobró conciencia de ser en
nuestro país, y que se nutre también de las luchas y logros de los traductores
del mundo entero. No es un hecho aparte. La profesión y su estar-ahí están
cambiando para mejor y este proyecto es parte necesaria de ese todo. Prueba de ello
es la resonancia que cobró, en sus escasos dos años de vida, en un medio como
el de los centros de estudiantes de traducción, que con su interés y compromiso
contribuyeron a dinamizar la relación entre profesión y universidad, a menudo
divorciadas la una de la otra.
El proyecto anterior recogió
casi 1.500 adhesiones, algunas, muchas, de personalidades de todos los ámbitos
de la cultura. Entendemos que esas adhesiones tenían, tienen que ver con el
concepto que subyace a ambos proyectos, pues, de hecho, como decíamos, son en
esencia el mismo. Por eso animamos a quienes aún no hayan adherido a que lean,
piensen y luego actúen en consecuencia; y si la reflexión los lleva a no
acordar, a que no callen y a que expresen sus discrepancias, porque precisamente
de ellas y de las polémicas suscitadas es de donde hemos recogido más material
y argumentos para pulir y formular el proyecto nuevo. Por eso también pedimos
que, si acuerdan con sus fundamentos, nos ayuden a difundirlo y a exponerlo en
todos los espacios en los que la traducción editorial está presente. Es hora de
ponernos alegremente serios, de apoyar los reclamos con la acción efectiva, de
arrimar las preocupaciones a las esperanzas reales. Y, como decíamos en 2013,
de dejar de llorar.
En
nombre del grupo de LDTA, ánimo, gracias y a seguir sumando.
Todo mi apoyo. ¡Vamos todavía!
ResponderEliminarMe sumo a la difusión.
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