Fernando Sorrentino |
El 9 de octubre de 2002, Fernando
Sorrentino publicó en la fallecida página El Trujamán, del Instituto Cervantes,
el siguiente artículo sobre un hipotético error de Jorge Luis Borges, al traducir un poema de Francis Ponge para la revista Sur, comentado por Julio Cortázar.
Borges: acusado y
absuelto
El número 17 de la tercera época de la revista Proa
(Buenos Aires, mayo-junio, 1995) registra un breve texto inédito de Julio
Cortázar titulado «Translate, traduire,tradurre: traducir».
En él, entre otros temas, compara el placer de
traducir con el trabajo de traducir:
"Trujamán silencioso, en mi juventud viví tiempos de
delicia mientras traducía libros como Mémoires d’Adrien, de Marguerite
Yourcenar, o L’immoraliste, de André Gide, y años después los pagué con
jornadas de horror o de letargo frente a los informes de algunos expertos de
las Naciones Unidas en las esferas (ellos lo escriben así) de la sociología /
alfabetización / regadío / medios masivos de comunicación (sic) /
biblioteconomía / reactores atómicos de agua pesada, etcétera, que en general
merecían su denominación de informes pero en segunda acepción."
Hay también algunas bromas sobre errores o
disparates variados que se deslizan en traducciones y no falta —en su estilo de
artificiosa oralidad— la simpática autotomadura de pelo:
"He palidecido al releer fragmentos de mis viejas
versiones literarias, como en el caso del célebre pero olvidado estudio del
abate Brémond sobre plegaria y poesía, donde me equivoqué sobre el esprit
en el sentido de ingenio o agudeza y lo traduje derecho viejo como ‘espíritu’,
estropeándole el pasaje al buen abate."
Pero
enseguida agrega:
"Claro que peor le ocurrió a Borges que en un poema
creo que de Francis Ponge tradujo sol por ‘sol’ en vez de ‘suelo’, pero
ya se sabe que esas cosas pasan en las mejores familias, vide San Jerónimo."
Muy bien. Ocurre que, en toda su vida, Borges
tradujo, del francés, tres poemas (o, mejor dicho, un poema y una suerte de
prosa poemática):
El poema es «Paysage cruel» (constituido por cuatro partes tituladas «Trame», «Moments», «Animale», «Le temps de l’insecte»); esta obra pertenece a Édith Boissonnas (1904-1980).
Las prosas poemáticas pertenecen, en efecto, a Francis Ponge (1899-1988) y se titulan «De l’eau» y «Bords de mer»*.
El poema es «Paysage cruel» (constituido por cuatro partes tituladas «Trame», «Moments», «Animale», «Le temps de l’insecte»); esta obra pertenece a Édith Boissonnas (1904-1980).
Las prosas poemáticas pertenecen, en efecto, a Francis Ponge (1899-1988) y se titulan «De l’eau» y «Bords de mer»*.
La revista Sur, en su entrega dedicada a la
literatura de Francia (Buenos Aires, año 16,n.147-148-149, enero-febrero-marzo,
1947), incluye todos estos textos en versión bilingüe con páginas enfrentadas:
en las pares se halla el original francés; en las impares, la versión española
de Borges.
Por exceso de escrúpulo (Cortázar escribió «creo
que de Francis Ponge») revisé también el texto de Edith Boissonnas: allí no
aparecen los vocablos sol ni soleil.
Tampoco se encuentran en «Bords de mer». Pero sí en
«De l’eau», según este detalle:
El vocablo sol figura cinco veces (a =
Ponge; b = Borges):
a. Comme le sol, comme une partie
du sol, comme une modification du sol
b. Como el suelo, como una parte del
suelo, como una modificación del suelo.
a. (…) se couche à plat ventre sur
le sol (…)
b. (…) se acuesta boca abajo en
el suelo (…).
a. (…) dans son désir d’adhérer au sol (…).
b. (…) en su deseo de adherirse al suelo (…).
En cambio, soleil sólo se halla dos veces:
a. Cependant le soleil et la lune sont jaloux de cette influence exclusive(…)
b. Sin embargo el sol y la luna le envidian esta influencia exclusiva (…).
a.Le soleil alors prélève un plus grand tribut.
b. El sol le arranca entonces mayor tributo.
Como
vemos —y no podía esperarse otra cosa—, no hay ningún error en la traducción de
Borges. Queda, por lo tanto, absuelto de culpa y cargo de la acusación de haber
cometido tan grosero dislate.
En cuanto
a la información suministrada por Cortázar, puede considerarse un ejercicio de
literatura fantástica, a la que tan afecto era el imaginativo y cosmopolita
narrador.
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