Laberinto de idiomas en la traducción de poesía
Mi poesía ha sido traducida a 16 idiomas.
En el proceso de traducción, los traductores de francés y español son los que
han tenido más problemas. He publicado tres libros de poesía en francés. En
cada ocasión, el traductor ha escrito muchas preguntas y comentarios sobre el
borrador de la traducción. La mayoría de las preguntas se centran en la determinación
de los componentes de las palabras.
Por ejemplo: ¿Cuál es el sujeto de esta
oración? ¿La palabra es singular o plural? ¿Es ésta una copa de vino o de
champagne? ¿Es el “humo” (烟雾) humo o niebla? ¿Es el “reloj” (钟表) un reloj o
un reloj de pulsera? ¿Es la palabra “profecía” (预言) un adjetivo
o un sustantivo?
El significado de estas palabras en chino
suele ser ambiguo. El chino a menudo omite el sujeto y no hay una distinción
clara entre el singular y el plural. Intento dar al traductor una respuesta satisfactoria.
Sin embargo, no puedo responderla una por una. Sé que mis respuestas no son
perfectas ni precisas. Algunas de ellas están hechas a modo de preguntas, y
nada tienen que ver con la creación poética.
Cuando el idioma con el que uno se está
familiarizado es traducido a otro idioma, uno se sorprende de descubrir que el
idioma que utiliza es muy extraño y que está lleno de laberintos, y de allí
surge la confusión.
Cuanto más entramos en contacto con la
traducción, más caemos en la paradoja. La poesía necesita ser traducida para
ser entendida por más personas y lograr el propósito de la comunicación.
Depende del trabajo de un traductor que un poeta pueda existir en otro idioma,
y una buena traducción determinará que el trabajo original sea mejor y más
rico, incluso superior al original. Sin embargo, la pérdida en el proceso de
traducción es inevitable. La traducción perfecta resulta imposible.
Mirando hacia atrás en el contexto chino a
partir de las preguntas planteadas por el traductor, veo que la flexibilidad
única, la omisión, el espacio en blanco, la ambigüedad, la polisemia y la
incertidumbre del chino son en realidad muy adecuados para la creación de
poesía. Sin embargo, son éstas las partes más vulnerables en la traducción.
Hace dos años, mi traductora de inglés y
yo pasamos dos semanas en un pueblo de Vermont para realizar un proyecto de
residencia en traducción de poesía. En la discusión acerca de la traducción,
con frecuencia ella me señalaba diversas opciones en inglés para una palabra en
chino. Sólo pudimos elegir la más parecida. El dilema es que no importa tanto
qué palabra en inglés se elija, sino que la polisemia de la palabra china se
pierda en su determinación, en lugar de ser tan rica como la original. Por
querer transmitir el significado original del texto con precisión, se reduce el
significado original.
Robert Frost dijo una vez: “La poesía es
lo que se pierde en la traducción”.
En 1996, Xu Bing, un artista chino,
realizó un experimento sobre la posibilidad de transferencia entre diferentes
idiomas. Su obra Telephone es una traducción en cadena de múltiples idiomas.
Comenzó con un artículo chino y pidió a la
gente que lo tradujera al inglés, luego del inglés al francés, luego del
francés al ruso. De esta forma, lo tradujo al alemán, al español, japonés,
tailandés y finalmente de nuevo al chino. Después de la traducción a varios
idiomas, comparó las dos versiones chinas para ver qué tan diferente era la
última respecto de la original.
Quizás no sea necesario luchar con la
complejidad de la traducción. Con independencia de lo bueno que sea un
traductor, es posible que lea o traduzca mal el texto original. La mala lectura o la mala traducción pueden incluso ser
parte de la extensión y crecimiento de la creación. He estado familiarizado con
la poesía Tang desde que era un niño, pero luego leí la traducción de la poesía
Tang de Ezra Pound y de otros, y súbitamente descubrí que la poesía Tang tenía
un nuevo aspecto y producía una energía asombrosa después de que se tradujera
al inglés. Si no fuera porque Ezra Pound se perdió en el laberinto del lenguaje
no podría tener una nueva comprensión de la poesía Tang.
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