martes, 20 de junio de 2023

Ahora, el British Museum, además de objetos, también les roba a los traductores



Aunque a esta altura de los hechos parezca mentira, son muchísimas las editoriales hispanoamericanas que, cuando anuncian y publicitan sus libros traducidos, omiten el nombre del traductor. Es el caso, por ejemplo, de Adriana Hidalgo, en Argentina, pero también de Salamandra, en España, y la lista podría ser muchísimo más larga. Esa desaprensión ubica al traductor en el rango de “proveedor”, sin considerar que sin traductor no hay traducciones ni libros traducidos.

Una de las consecuencias de este “ninguneo” es que al desinterés de las editoriales sigue el de las instituciones. De hecho, son muchas las bibliotecas que, en sus catálogos, nunca consignan el nombre de los traductores. Pero hay más, como lo que está ocurriendo en este preciso momento con la poeta y traductora del chino al inglés Yilin Wang (@yilinwriter), quien, en un extenso hilo de Twitter –que puede leerse en Yilin (she/they) @ "stolen by the British Museum"– explica cómo el British Museum le ha birlado sus traducciones de la poesía de Qui Jin (1875-1907), para la exposición “China’s Hidden Century”, sin darle crédito alguno y sin pagarle un solo centavo por ellas.

El caso ha desatado una catarata de comentarios a partir de Twitter donde son muchas las personas que reportan el robo descarado de fotografías, artículos e incluso tesis. Previo a eso, habría que pensar en los mármoles de Acrópolis y tantas otras cosas, ¿no?

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