Una de las consecuencias de este “ninguneo” es que al desinterés de las editoriales sigue el de las instituciones. De hecho, son muchas las bibliotecas que, en sus catálogos, nunca consignan el nombre de los traductores. Pero hay más, como lo que está ocurriendo en este preciso momento con la poeta y traductora del chino al inglés Yilin Wang (@yilinwriter), quien, en un extenso hilo de Twitter –que puede leerse en Yilin (she/they) @ "stolen by the British Museum"– explica cómo el British Museum le ha birlado sus traducciones de la poesía de Qui Jin (1875-1907), para la exposición “China’s Hidden Century”, sin darle crédito alguno y sin pagarle un solo centavo por ellas.
El caso ha desatado una catarata de comentarios a partir de Twitter donde son muchas las personas que reportan el robo descarado de fotografías, artículos e incluso tesis. Previo a eso, habría que pensar en los mármoles de Acrópolis y tantas otras cosas, ¿no?
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